Himno a la alegría - RSSB Satsangs & Composiciones

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Himno a la alegría

Tiempo atrás todos los músicos del Reino Unido fueron invitados a unirse a la Orquesta Nacional Juvenil, a tomar su instrumento y compartir una interpretación masiva del “Himno a la Alegría” de Beethoven, como gesto solidario de esa comunidad, dedicado a las personas que pudieran necesitar un estímulo musical. Esta fue una de las innumerables oleadas espontáneas de empatía mundial ante el desafío que enfrenta la humanidad en la actualidad.

¿Acaso no necesitamos todos un “estímulo musical”, un estímulo musical divino? Si la música de este mundo puede elevar nuestros corazones, ¿cuánto más lo podrá hacer la música eterna? Música y alegría. No nos referimos aquí a la alegría pasajera que se puede sentir cuando el guion de nuestras vidas incluye “buenos momentos”, sino la inefable y permanente alegría que llena el corazón que busca lo divino. La “alegría”, según Pierre Teilhard de Chardin, “es el signo infalible de la presencia de Dios”. Para la Madre Teresa, “la alegría es la oración; la alegría es la fuerza; la alegría es el amor”, y nuestros maestros, como todos los místicos, repetidamente nos recuerdan que Dios es amor y por lo tanto Dios es alegría.

El mensaje de los místicos, de los amantes de Dios, es un mensaje de alegría. El sendero espiritual es un sendero de alegría. Hazur Maharaj Ji nos asegura que Sant Mat es un camino “de alegría, éxito y felicidad eterna”1. Estas almas realizadas saben que en cada uno de nosotros hay un tesoro. Este tesoro no se puede describir con palabras, porque ¿cómo se puede describir una luz más radiante que un millón de soles y lunas? ¿Un sonido tan cautivador que nos quita el aliento y nuestro yo? ¿Una intensidad de amor que borra todo sentimiento de separación e impureza? ¿Una presencia tan cautivadora, tan energizante y envolvente que uno se funde en un océano de felicidad más allá del tiempo y del espacio? Estos amantes nos muestran el camino que conduce a ese tesoro, porque aquel que es esa luz, ese sonido, ese amor, esa presencia y esa dicha los ha enviado con ese mismo propósito. Su misión es llevarnos a la realización de que ese tesoro no solo está dentro de nosotros, sino que es lo que somos en realidad. La gota es de la misma esencia que el océano.

El maestro nos dice que esta alegría no se debe buscar en el mundo exterior, sino en la quietud interior de nuestra meditación, cuando estamos en comunión con nuestro Creador. Y tal vez sea esto a lo que se refiere el desconocido salmista de la Biblia cuando se maravilla con gratitud:

Alza sobre nosotros Señor,
la luz de tu rostro.
Tú das a mi corazón un gozo mayor
  que a ellos,
cuando abundan en trigo y vino.2

Para saborear esta alegría espiritual, comparada con la cual todos los proyectos e invenciones de este mundo son insignificantes y superfluos, tenemos que entrenar nuestra mente para que se desprenda de nuestras preocupaciones, de nuestras inquietudes por la familia y los amigos, por el pasado y el futuro, y por los asuntos mundanos. Necesitamos concentrarnos en el centro del ojo, absorbernos en el simran que nuestro maestro nos ha enseñado, impregnarnos de la presencia interior del maestro y sintonizarnos con la voz de Dios en nuestro interior. Necesitamos apegarnos al Verbo y así desprendernos del mundo. A medida que nuestra concentración aumente y nuestra consciencia deje el cuerpo y se eleve a los reinos de la súperconsciencia, obtendremos más paz y mayor alegría, porque nuestra alma se está alimentando y recuperando su libertad original.

En el Diwan-i Shams-i-Tabrizi, Rumi nos asegura:

Si sabes cómo desprenderte
de las preocupaciones del mundo,
...sentirás alegría y placer...
en el jardín de la eternidad 3.

Así es, todos tenemos preocupaciones mundanas de una clase u otra, pero Hazur nos anima:

Tenemos que elevarnos por encima de todas estas cosas… Incluso uno en el estado de salud más débil puede hacer simran y bhajan... Un día todos tendremos que dejar este mundo cuando nuestro tiempo aquí termine, y tendremos que dejar atrás todos los amores y apegos. Por favor, tened en cuenta que este precioso regalo de la vida humana nos lo ha conferido el Señor con el único fin de darnos la oportunidad de volver a nuestro verdadero hogar de paz y felicidad eterna 4.

¿Puede haber mayor consuelo para nosotros que la respuesta que nos brinda en la siguiente carta?

Se te ha dado el pasaporte para volver a tu propio Hogar, donde tu Padre Supremo está esperando para recibirte. ¿Qué mayor alegría, bendición o dicha puede tener uno en este mundo de miseria y sufrimiento? De hecho, ninguna persona debería ser tan feliz en este mundo como un iniciado en este sendero. Debiendo siempre mantener su meta final a la vista, los tesoros, las alegrías y la dicha que le esperan en su verdadero Hogar... Mantén tus pensamientos en el simran y el bhajan y verás la felicidad que encontrarás en tu interior. No te preocupes por nada en esta vida, que no es más que un sueño desagradable 5.

En The Way of Illumination, Hazrat Inayat Khan relata que en una ocasión conoció a un hombre que tenía el hábito de meditar. Mientras disfrutaban las cercanías del fuego y hablaban de cosas, su compañero entró en silencio y él tuvo que permanecer callado hasta que su amigo abrió los ojos. Entonces le preguntó: “Es hermoso, ¿no?”, a lo que este le respondió: “Nunca es suficiente”. Inayat Khan concluye: “Para aquellos que experimentan la alegría de la meditación, no hay nada en este mundo que sea de mayor interés y agrado. Ellos sienten la paz interior y una alegría que no se explica con palabras. Rozan la perfección, o el espíritu de la luz, de la vida y del amor; todo esto está ahí...”6.

En estos momentos, con tantos de nosotros sintiendo el dolor de estar físicamente separados de nuestro maestro, las palabras de Hazur, al explicarnos el pasaje de San Juan donde Jesús prepara a sus discípulos para la siguiente etapa de su desarrollo espiritual, pueden llegar a lo más profundo de nuestros corazones:

Te quiero tanto que mi amor siempre te llevará a mi nivel... Tu felicidad no tendrá límites cuando me encuentres en tu interior. Entonces olvidarás por completo todos tus contratiempos, infortunios y penas. Estarás tan lleno de amor, alegría e indescriptible felicidad, que no habrá lugar para nada más 7.

Si necesitamos un estímulo musical, ¿no somos todos músicos también? Alguien ha escrito que “todo hombre es un instrumento de oro de la orquesta divina de la que surge la melodía del espíritu”. Al darnos esta forma humana el Creador nos ha elegido para ser sus instrumentos. Nos corresponde a nosotros tomar nuestro instrumento, nuestra consciencia, afinarla perfectamente y tocar su música, su Himno a la Alegría.


  1. En busca de la luz, carta 310
  2. Biblia, Salmos 4:7–8
  3. Eva de Vitray-Meyerovitch & M. Mokri, Odes mystiques 959, p. 275
  4. En busca de la luz, carta 106
  5. En busca de la luz, carta 340
  6. Hazrat Inayat Khan, The Inner Life, p. 97, en The Sufi Message: The Way of Illumination. Barrie Books, London, 1960
  7. Luz sobre San Juan, Capítulo 16, p. 225