Conviértete en un ser tan bello que Dios no se te pueda resistir - RSSB Satsangs & Composiciones

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Conviértete en un ser tan bello que Dios no se te pueda resistir

Estamos viviendo tiempos difíciles. Sin embargo, los santos nos recuerdan que las catástrofes naturales, las pandemias como el covid-19, así como el sufrimiento causado por el egoísmo, el orgullo, la explotación y la tiranía de los seres humanos no son una novedad en este mundo. De hecho, nuestra difícil existencia aquí –llena de inestabilidad, incertidumbre, conflictos y tristeza– provoca sufrimiento no solo en esta vida sino también en muchas otras. El santo Farid lo señala al escribir: “Creía que yo era el único que sufría, oh Farid, pero todo el mundo sufre. Cuando llegué a lo más alto, encontré el fuego del sufrimiento en todos los seres”1.

Los místicos destacan que si en este mundo experimentamos 10 000 placeres, siempre les seguirán 10 000 penas. El Buda aconsejó firmemente a quienes se empeñaban en encontrar la felicidad permanente en el mundo, que recordaran cinco verdades: “Perderé mi juventud; no he trascendido la vejez. Perderé mi salud; no he conquistado la enfermedad. Perderé todo (poder, riqueza, posición) y a todos los que valoro; no he superado la pérdida. Y perderé al que llamo yo mismo, este cuerpo; no he trascendido la muerte. Lo único que conservaré son mis acciones; no puedo escapar de sus consecuencias”2.

Afortunadamente, como seres humanos, no estamos limitados a esta penosa vida de dualidad. Tenemos el potencial innato de lograr el autocontrol y de cambiar nuestro planteamiento en la búsqueda de felicidad permanente en este mundo efímero, donde no se puede encontrar, y buscarla en nuestro interior. Los santos dicen que a medida que hagamos esto, maduraremos espiritualmente y experimentaremos estados cada vez mayores de felicidad, asombro y fascinación; hasta que finalmente todas las diferencias entre nosotros y Dios desaparezcan, y nos convirtamos en uno.

El propósito de este sendero es capacitarnos para lograrlo. Hafiz explica el objetivo de la espiritualidad:

Escucha: este mundo es el espacio de los lunáticos,
No siempre estoy de acuerdo en que es real,
Incluso con mis pies sobre él
Y el cartero conociendo mi puerta
Mi dirección está en otro lugar3.

Los santos nos dicen que cada uno de nosotros debe establecer sus propias prioridades. Básicamente existen tres tipos de seres humanos en este mundo. El primero vive solo para servir a su propio ego; el segundo se esfuerza por trascender su ego y convertirse en uno con el Señor; y el tercero oscila entre ambos.

Solo el segundo tipo de persona es un verdadero guerrero espiritual y tiene éxito en este sendero. Esa persona –con valentía, amor, fe, devoción y un gran esfuerzo individual– gana la lucha por someter la mente y contacta con el Nam en el centro del ojo. Solamente ellas conocen la belleza, la paz y la alegría que siempre está disponible independientemente de lo que suceda en este mundo.

Sin embargo, los iniciados, que somos el tercer tipo, seguimos sufriendo en esta ilusión porque titubeamos, prefiriendo a menudo nuestros propios deseos y juicios personales a las enseñanzas de nuestro gurú. ¿Por qué no nos detenemos, nos hacemos un favor a nosotros mismos y cambiamos? Los maestros prometen que si aceptamos, priorizamos y actuamos según su mensaje, superaremos definitivamente los altibajos de este mundo con más facilidad, aunque todavía no dominemos el ir hacia el interior.

Y para aquellos que han convertido este sendero en su prioridad, pero que se sienten desanimados porque no han llegado al centro del ojo y no han ido hacia el interior, tanto Hazur Maharaj Ji como Baba Ji enfatizan que es un gran error intentar evaluar el crecimiento espiritual en términos de lo que pensamos que hemos visto o escuchado “dentro”. No experimentaremos las llamadas experiencias internas si somos demasiado inmaduros y llenos de ego para valorarlas, digerirlas y asimilarlas sin sentirnos orgullosos, desviarnos o caer en la tentación de usarlas para nuestro beneficio personal. De hecho, puede que no sepamos dónde nos encontramos espiritualmente hasta el mismo momento de nuestra muerte física.

Los maestros de Radha Soami enfatizan que el propósito de nuestro gurú no es que nos quedemos como estamos, esclavos de nuestra mente, y aun así tener poderes y experiencias espirituales. Su labor es trabajar con nosotros y guiarnos para que nos transformemos en guerreros espirituales tan bellos que el más bello de todos, el Señor, ya no se nos pueda resistir. Entonces volveremos al estado supremo de unión con Dios sin regresar a nuevos cuerpos físicos ni tener largas e intermitentes escalas en los reinos ilusorios a lo largo del sendero.

Los maestros nos han planteado un reto: hacer todo lo posible para vivir el estilo de vida de Sant Mat, meditar según las indicaciones, aprender de nuestros errores sin repetirlos continuamente y aceptar todas las situaciones como oportunidades para vivir en la voluntad de Dios. Subrayan que la única manera en que podemos valorar nuestro propio crecimiento espiritual es por la forma en que cumplamos asiduamente con lo anterior, y no por cuantas visiones y sonidos experimentamos en nuestro interior.

También nos animan a que nos relajemos, a ser pacientes, a encontrar nuestro propio equilibrio personal basándonos en la comprensión de nuestras propias fortalezas y debilidades, y a aprovechar al máximo nuestro tiempo aquí con la firme convicción de que si hacemos nuestra parte, el Nam y nuestro gurú harán el resto. Lograremos la autorrealización y la realización de Dios y experimentaremos la sabiduría, el amor y la compasión que son nuestro legado espiritual. No hay fracasos en Sant Mat.

Tanto Baba Ji como Hazur resaltan que no debemos sentirnos culpables y caer en la autocompasión. Las dos situaciones son muy perjudiciales. A fin de cuentas, lo único que podemos hacer para alcanzar la liberación es esforzarnos al máximo. No tenemos ni siquiera capacidad para pensar en el Señor y mucho menos para realizarlo por nosotros mismos. Eso ocurre con su gracia. Lo importante es que no tengamos que arrepentirnos en el momento de la muerte. Queremos ser capaces de mirar a nuestro gurú a los ojos y decirle: “Haz conmigo lo que quieras, pero quiero que sepas que le di a Sant Mat lo mejor de mí. No dejé nada por hacer”.


  1. T.R. Shangari, Sheikh Farid, The Great Sufi Mystic, Radha Soami Satsang Beas, p. 207
  2. Upajjhatthana Sutta: Subjects for Contemplation, traducido del Pali por Thanissaro Bhikkhu, 1997
  3. Daniel Ladinsky (translator), “Then Winks,” in The Gift: Poems by Hafiz, Penguin Compass, 1999, p. 229