El arduo juego de amor
Qué significa decir: “Dios, pongo mi vida en tus manos. Dios, decide tú lo que más me conviene”. Hafiz nos recuerda que, debido a nuestra propia confusión entre nuestra mente y nuestro ego, la realidad es muy diferente a como la percibimos:
Desde la perspectiva del hombre, en este arduo juego de amor,
es fácil confundirse y pensar:
yo soy el hacedor.
Pero, desde la infinita certeza de Dios,
él siempre sabe que él es el único.
¿Quién debería ser juzgado, pues?1
La última línea del verso de Hafiz señala a Dios como el Creador, y que si alguien debe ser juzgado, Dios, en su “infinita certeza” sabe que ese es únicamente el Señor Dios. ¿Quiere esto decir que Hafiz nos exime de la responsabilidad de nuestras acciones? A más de uno de nosotros nos gustaría ser inmune a la responsabilidad kármica de nuestras propias acciones, pero puede que Hafiz se refiera a algo mucho más importante que nuestro karma, es decir, al juego del amor y al que verdaderamente es el “hacedor” en este juego.
Maharaj Charan Singh dice:
La gente apenas reza por su gracia, por sus bendiciones… Suplicamos al Señor para que cumpla nuestros deseos… A menos que nos entreguemos a él plenamente, liberando a nuestra mente de todos estos deseos, no podremos alcanzar nuestro destino, porque él siempre nos concederá lo que queremos. Tenemos que entregarnos a él. Cuando lo único que deseemos de él sea él, entonces y solo entonces podremos fundirnos de nuevo en él2.
¿Qué quiere decir entregarse, no tener que hacer sino simplemente estar, soltar las riendas y poner nuestra vida en sus manos? Todos los maestros explican que la entrega es imprescindible en nuestro viaje espiritual. La recompensa de la entrega es la autorrealización y finalmente la realización de Dios. Hazur Maharaj Ji explica:
¿Qué significa someternos a la voluntad del maestro?... Someternos a la voluntad del maestro quiere decir ayudarnos a nosotros mismos a elevarnos por encima de la esfera de la mente y de maya, ayudando así a nuestra alma a abandonar a la mente. Cuando el alma se torna íntegra y pura, entonces nos sometemos a la voluntad del Padre3.
Solo hay un método para ayudar a nuestra alma y ese es la meditación. En el momento de la iniciación se nos explica la técnica de dicha meditación. Después, subraya el Gran Maestro: “El alma es consciente… Solo puede ser verdaderamente feliz cuando se une con la superconsciencia4.
Esta superconsciencia es el Amor, el Shabad. Someterse a la Voluntad del Señor es enamorarse del maestro interior y fundirse en la melodía divina, Verbo o Shabad. El método es la meditación. Pero, mientras permanecemos dominados por el ego, someterse es difícil, tanto en la teoría como en la práctica. Maharaj Charan Singh continúa explicando:
Incluso en el amor físico, cuando sucumbimos a la voluntad de la otra persona, sentimos que nos hemos entregado. Intentamos que la felicidad de la otra persona sea también la nuestra. Intentamos siempre hacer todo aquello que le complace y nunca nos reivindicamos ni intentamos amoldarlas a nosotros… El amor espiritual es igual. Nos tenemos que entregar al maestro. Es decir, tenemos que deshacernos de nuestro ego y fundir nuestro corazón con el suyo completamente… Y esto solo se logra con la meditación5.
Baba Ji, en sus satsangs y sus sesiones de preguntas y respuestas, nos recuerda que tememos a lo desconocido, y hasta que no experimentemos este amor que va más allá de la mente y del ego, la entrega es sólo un concepto. En realidad, la entrega es un estado mucho más profundo de lo que nos podemos imaginar. Maharaj Charan Singh continúa:
Cuando te fundes completamente en el amor de otra persona, te olvidas de ti mismo. Entonces te das cuenta de que tú no eres nada… De la misma manera, con la meditación, tenemos que olvidar que somos alguien y darnos cuenta de que el maestro lo es todo6.
Maharaj Charan Singh nos dice que con esta técnica de meditar comenzamos a entregarnos y a fundirnos en el amor del otro, por ejemplo, en el del Verbo, del Shabad, del Espíritu Santo, de la corriente audible de la vida. En la vida, cuando acudimos de verdad al maestro interior para todo, el proceso de entrega comienza a ser una parte íntegra de nuestra vida diaria. Comenzamos a sentir ese amor divino y nos concienciamos, encaminándonos así a la superconsciencia.
- “The Only One,” in I Heard God Laughing: Renderings of Hafiz, by Daniel Ladinsky, 2006
- Spiritual Perspectives, Vol. II, #481
- Spiritual Perspectives, Vol. III, #276
- Philosophy of the Masters, Vol. 4, 6th ed., 2014, p. 278
- Spiritual Perspectives, Vol. III, #277
- Spiritual Perspectives, Vol. III, #295