De nuevo sanos - RSSB Satsangs & Composiciones

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De nuevo sanos

Hoy en día sentimos que el mundo que nos rodea se rompe en pedazos, y que nuestras vidas se hacen añicos y que se desmoronan totalmente. Los grandes cambios crean nuevas realidades y tenemos que adaptarnos a ellas. Es una historia humana, que nos resulta familiar. Una enfermedad incapacitante, la pérdida de estabilidad financiera, la pérdida de estatus social: todos esos cambios crean la impresión de que todo se desmorona porque nos sentimos destrozados, zarandeados, traumatizados. El sufrimiento siempre ha acompañado al ser humano, y el ser humano siempre ha buscado la curación y la salud. Después de curar a una persona de una enfermedad incapacitante, Jesús dijo: “Mira, has sido curado; no peques más, para que no te suceda algo peor”1.

Esta simple afirmación contiene un mensaje profundo. Hazur Maharaj Charan Singh nos explica que curarse implica recoger la atención dispersa y concentrarla en un solo punto en nuestro interior. Nos derrumbamos en el más amplio sentido de la palabra cuando perdemos nuestro enfoque, nuestra concentración. La plenitud describe el estado más conveniente de nuestra atención: concentrada y dirigida hacia el interior. Cuando se dispersa en el exterior, estamos rotos, fragmentados. Hazur explica:

Ahora estás en proceso de curarte, siempre y cuando “no peques más”. No debes comprometer los cuatro principios de Sant Mat. Debes construir tu tesoro en el cielo basándote en estos principios2.

Los principios, los votos que hacemos en la iniciación, pretenden curarnos; es decir, que mantengamos íntegramente nuestro foco de atención en un único punto en lugar de dispersarla. La comida vegetariana tiene un efecto calmante en la mente y la hace menos reactiva. Esto ayuda en nuestro objetivo de volver a estar sanos. Abstenerse de sustancias que alteran la mente nos ayuda a mantener la concentración. Llevar una vida moralmente pura también nos impide dispersar nuestras energías y cosechar las consecuencias vinculantes que conllevan las acciones antisociales y desagradables. Y sin duda la meditación, construida sobre estos tres pilares, tiene como objetivo estabilizar nuestra concentración de modo que nos proteja de las incontables tendencias negativas que nos bombardean interna y externamente.

La falta de concentración nos convierte en presa fácil para los sentidos. Los sentidos nos impulsan a actuar en contra de nuestros intereses, y continuamos presos entre las cuatro paredes de nuestra propia voluntad y nuestros deseos erróneos. Un esclavo, un prisionero, se encuentra recluido constantemente y no puede salir cuando quiere: “Entonces los pecados se convierten en nuestros amos y nosotros nos convertimos en esclavos… víctimas del nacimiento y la muerte, lo cual es ‘aún peor”3.

El verdadero significado de las palabras que Jesús le dijo al hombre que había sanado no se refieren al alivio momentáneo de una dolencia física. Como Hazur explica:

Si Jesús y otros maestros solo hubieran curado enfermedades físicas, no serían más que grandes médicos, porque el cuerpo físico es perecedero... El cuerpo físico nunca fue concebido para que durara eternamente. Pero el alma es inmortal, y nunca puede ser feliz hasta que retorne a su origen, el Padre en los cielos. Esto es lo que los maestros hacen por nosotros, y en ello estriba su grandeza4.

Jesús animó a la persona que había curado a que buscara la salud verdadera la que no puede volverse a perder. Es fácil sentirse sano y bien cuando todo en nuestras vidas funciona sin problemas, cuando nuestras incomodidades o sufrimientos desaparecen por arte de magia. Sin embargo, los cambios suceden. Ocurre un cambio inesperado e impactante, como una pandemia, y nuestro pequeño mundo se desmorona de nuevo. Pensamos que nunca lograremos reconstruirlo.

Tal vez no podamos porque no hemos sido los creadores de la denominada “vida normal” a la que ahora deseamos volver. Nosotros no hemos organizado las circunstancias que nos trajeron a este cuerpo físico, junto a las personas y acontecimientos con los que estamos destinados a interactuar. Participamos muy poco o nada en nuestra creación, y ciertamente no seremos consultados en el proceso de nuestra disolución. ¿Por qué el ego se atribuye el mérito de las cosas buenas y culpa a Dios, al azar o a la suerte, de todo lo que no le gusta?

Se debe a que las circunstancias favorables fortalecen el ego, y las circunstancias desfavorables lo destruyen. Este gimnasio de musculación de fortalecimiento del ego, nuestro mundo físico, siempre ha funcionado así. Crear y destruir cuerpos, egos, edificios, ciudades, imperios, etc., es algo que ha sucedido siempre. Contemplamos las ruinas antiguas con curiosidad, pero ¿percibimos el sufrimiento de las vidas destrozadas que esos edificios, ahora desmoronados, albergaron en su día?

Los maestros espirituales vienen a sacarnos de este ciclo infinito de creación y destrucción. No vienen a recomponernos físicamente. Están interesados en soluciones permanentes, no temporales, en la curación y en la plenitud.

Cuando nos prometen que van a volver a sanarnos, que van a curarnos, no se refieren tipo de salud o bienestar que nos lleva a rompernos y desmoronarnos de nuevo. El verdadero significado de la salud o plenitud no puede explicarse, sino que tiene que experimentarse. Hazur explica que el alma está cubierta de emociones negativas, pensamientos e impresiones negativas llamadas “mente”, que son la causa de la falta de salud y bienestar del alma. A continuación explica:

“Volverse sano” es lo mismo que “conocerse a sí mismo” porque el ser verdadero es el alma. Mientras la mente domine al alma, no conoceremos nuestro “ser”. Volverse perfecto, puro o sano todo significa lo mismo5.

También explica que volver a estar sano significa separar el alma de la mente, para desatar el nudo que actualmente las ata. Confundimos nuestro cuerpo y mente con nuestra alma, considerándolos una unidad inseparable. Pero el cuerpo, la mente y el alma, que aparentan ser un conjunto unificado en el exterior, son una casa dividida contra sí misma internamente. Rara vez conviven en armonía. Se mueven en direcciones diferentes. Conocernos a nosotros mismos significa desatar el nudo que las ata, lo que nos permite ser conscientes de que el alma que hay en nosotros tiene una vida y un destino diferente.

Conocerse a sí mismo
“Conócete a ti mismo” es una frase que hizo famosa el filósofo ateniense Sócrates en el siglo V a. C. Utilizó una expresión cordial y viva para el proceso de retirar el alma del cuerpo-mente. Habla de un estado en el que el alma se encuentra “por sí misma”; completamente separada de los impulsos, necesidades, pensamientos, deseos y obsesiones del cuerpo de los que la mente reactiva es esclava. Para Sócrates la verdadera pureza consistía en ser consciente del alma como una entidad separada de las fuerzas que la distraen y esclavizan. Llamó a este proceso “la práctica de morir”:

La gente no es consciente de cómo los verdaderos filósofos practican la muerte. ...Porque la muerte no es otra cosa que la separación del alma del cuerpo, y esto es morir, es decir, que el cuerpo, separado del alma, se convierta en sí mismo por sí mismo , y que el alma, separada del cuerpo, se convierta en sí misma por sí misma6.

Controlada por la negatividad, la mente ignora que el destino de nuestra alma es ser libre, e ir más allá de la mente y la red ilusoria que la aprisiona y que teje constantemente a su alrededor. Los maestros de todas las épocas hablan insistentemente del olvido que nos atormenta y nos mantiene enredados en asuntos de poca importancia.

En tiempos de Sócrates, poco antes de la caída de Atenas, sus ciudadanos se consideraban los más grandes y los mejores de toda la humanidad. Sócrates les insistía en que reorientaran sus prioridades, que cambiaran la grandeza temporal por la verdadera y eterna:

Sois ciudadanos del estado más grande, el más famoso por su sabiduría y poder, pero, no os avergonzáis de dedicaros exclusivamente a perseguir la riqueza, la reputación y el honor mientras no os preocupáis ni valoráis la conciencia, la verdad y la consecución del mejor estado posible para vuestras almas7.

Un campesino vagabundo e inculto de la Rusia de mediados del siglo XIX, dice algo parecido a Sócrates y a Hazur:

El hecho es que estamos alejados de nosotros mismos y tenemos muy poco interés en conocernos realmente; huimos para no encontrarnos con nosotros mismos y cambiamos la verdad por baratijas mientras decimos: “Me gustaría tener tiempo para la oración y la vida espiritual pero las preocupaciones y las dificultades de esta vida exigen todo mi tiempo y energía”. ¿Y qué es más importante y necesario, la vida eterna del alma o la vida temporal del cuerpo por la que el hombre se preocupa tanto? Esta es la elección que hace el hombre, entre lo que lo lleva a la sabiduría o lo mantiene en la ignorancia8.

Este campesino sencillo que cuenta sus inspiradoras experiencias con la “oración continua” (una forma de simran) quiso permanecer en el anonimato. Y fue un acierto, porque la sabiduría que consiguió supera las palabras y el tiempo. Forma parte de una tradición que existe desde que empezó la humanidad. Esta tradición plantea la cuestión básica a la que debe enfrentarse cualquier ser humano que busque el verdadero sentido de la vida humana: ¿Valoramos más el bienestar temporal del cuerpo, o el bienestar eterno y la liberación de nuestra energía vital, el alma? Todos los maestros espirituales insisten en que le demos prioridad al bienestar eterno. Sócrates dice:

Si el alma es inmortal, requiere ser cuidada diligentemente no solo durante este período de tiempo que llamamos vida, sino durante todo el tiempo venidero. Y al parecer el riesgo, incluso en el presente, es enorme si descuidamos el cuidado de nuestra alma9.

¿Cómo curar la oscuridad?
La oscuridad de la ignorancia que nos obliga a centrarnos principalmente en la supervivencia física y en las preocupaciones del cuerpo es un tema eterno en el mensaje de los místicos. Soami Ji habla de la difícil situación del alma, sumergida en la oscuridad, inconsciente de lo que ocurre, y de lo desviadas que están sus prioridades:

Una densa e intensa oscuridad predomina en el mundo,
  y el cuerpo es un almacén de penumbras.
Ya despiertos o dormidos, veo a los hombres
  irremediablemente atrapados en el laberinto
  de la creación.
Ignorante de su verdadero hogar,
  el alma vive aquí como un vagabundo,
  afrontando diferentes formas de vida,
  dentro de los vaivenes del ciclo de nacimientos y muertes10.

¿Cómo curar la oscuridad de nuestra propia ignorancia? Eso es lo que explican todos los maestros espirituales a través del tiempo y del espacio. Ni siquiera sabemos lo que ignoramos; esto es lo que Sócrates llamaba la mayor dificultad y el sufrimiento del alma. Pero hay una forma de escapar de nuestra oscuridad. Cuando le preguntaron al campesino ruso del siglo XIX, cuya sabiduría se relata en el libro “El peregrino ruso”, cómo había llegado a tener un conocimiento profundo y una alegría inagotable, respondió: “La mayor parte de mi ignorancia ha sido iluminada por la oración interior, que es el resultado de la gracia de Dios y las enseñanzas de mi difunto predecesor...”11.

La oración continua, la atención continua dirigida a lo divino bajo la guía de un maestro espiritual, es el secreto para romper el antiguo hechizo que ha bloqueado nuestra evolución espiritual y nos ha atado a la materia que nunca puede satisfacer el anhelo del alma por la libertad y el intenso amor divino. El simran continuo y la meditación bajo la guía de un maestro es un método probado en el tiempo que les ha funcionado a numerosos amantes de la luz en su lucha contra su propia oscuridad interior. La oración del corazón es el resultado de la práctica continua y la gracia divina.

Esta oración interior del corazón ha sido practicada en todos los tiempos por personas de todos los continentes y países. El místico sufí del siglo XVII, Sultán Bahu, canta las alabanzas de esta oración del corazón:

Todo el mundo recita el Kalma con sus labios;
  rara es la persona que lo recita con el corazón.
Cuando el Kalma viene del corazón
  la palabra hablada no tiene valor.
Solo los místicos conocen este Kalma del corazón12.

El Kalma del corazón también se conoce como la melodía que resuena sin cesar en el interior de cada ser humano. Esta melodía continua puede hacer que los seres humanos rotos y afligidos vuelvan a estar sanos y curados. Solo ella puede disipar nuestra oscuridad interior. En Sant Mat, se le llama Shabad.

Hazur usó el verso de Mateo: “pero el que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este mundo, ni en el otro”13; para enfatizar que “pecar contra el Espíritu Santo no puede ser perdonado”14. Esto significa que no podemos saltarnos la meditación, la forma de oración continua de Sant Mat. Se pueden hacer otros tipos de seva, pero al final debemos hacer nuestra meditación.

La meditación es el medio por el que el alma se hace consciente de su conexión natural con el Shabad. Este despertar espiritual cura nuestra ignorancia y olvido. Es la única forma de reparar lo que ha estado roto durante años y de que el alma recupere la memoria de su verdadera realidad. Hazur dice:

Si le das la espalda a la meditación, nunca podrás ser perdonado: perdonado por lo que se interpone entre tú y el Padre. ...Si no se nos perdonan los karmas que hemos realizado en vidas pasadas, el alma nunca podrá volver al Padre. ...Si tienes medicinas, pero no te las tomas, ¿cómo puede curarse tu enfermedad? La amistad con el médico no eliminará tu enfermedad; tienes que tomarte las medicinas, por muy amargas que sean15.

Por lo tanto, para volver a estar sanos, primero hay que darse cuenta plenamente de nuestro estado de deterioro y luego arrepentirse de la oscuridad que se interpone entre nosotros y la luz a través de la meditación.

Este arrepentimiento es diferente del autoanálisis y la culpa. Es el acto de entregarle nuestra fragilidad y oscuridad a la luz –exponiéndolos a la luz– para que la luz pueda penetrar en nuestra oscuridad y curar los profundos traumas de innumerables nacimientos. Este acto de entregar nuestra debilidad, impotencia y enfermedad requiere determinación, porque nos obliga a entrar en el espacio de la vulnerabilidad y la incertidumbre, exponiéndonos completamente ante el infinito, que de todos modos ya conoce nuestros secretos. Significa renunciar a la sensación de control que es la columna vertebral del ego. Cuando leemos los himnos de los místicos y de los santos, vemos que son totalmente conscientes de su propia impotencia, siendo un ejemplo a seguir. Exponen valientemente la debilidad y la oscuridad para que todos las vean:

Mi malvada mente no siente la separación;
  te ruego le concedas el regalo del amor.
No cree en lo que es verdadero y permanente,
  sino que ansía los placeres efímeros.
Desea la satisfacción de la pasión carnal
  y no saborea el néctar del Surat Shabad16.

Los místicos afrontan sus propios defectos y debilidades de forma consciente y amorosa sin diseccionarlos ni caer en la culpabilidad y el remordimiento. En cambio, reconducen su arrepentimiento hacia el amor por aquel que nunca juzga ni encuentra defectos. Su impotencia no es pasiva, sino receptiva. Está basada en el conocimiento de dónde buscar ayuda y desde dónde llega. Los místicos saben que la ayuda más fiable viene del interior. Por lo tanto, avanzan con madurez espiritual; buscando la luz mientras miran valientemente, sin miedo y sin juzgar, su propia oscuridad y la que les rodea. Los santos y los místicos no rechazan la oscuridad; se mueven a través de ella. Todos tenemos que atravesarla. El amor por la luz nos sostiene mientras tropezamos y caemos a tientas en la oscuridad.

Los místicos también evitan la trampa de lo que algunos psicólogos llaman “evasión espiritual”: ocultar los problemas psicológicos no resueltos (por ejemplo, la inseguridad y la inmadurez) con una falsa devoción, arrogancia y juzgando a los demás. Los santos y maestros iluminados parecen normales y corrientes, pero son excepcionales porque no tienen miedo de su propia oscuridad ni de la que ven en los demás. A veces incluso ocultan las debilidades de los demás asumiéndolas como propias. Pueden hacerlo porque tienen confianza en el poder que disipará esa oscuridad. No tienen un ego que pretenda esconder su oscuridad detrás de una apariencia resplandeciente.

Los místicos conocen la impotencia del alma; saben lo difícil que es y cuánto tiempo se tarda en eliminar la oscuridad, por lo que son pacientes y no juzgan. Saben que todo sucede según la voluntad de aquel que ha desplegado la película de la creación y la sigue desplegando. Eso es lo que permite a los seres humanos, que ahora están sanos, apoyarse totalmente en el único pilar de fortaleza verdadera, el Shabad, la fuente de la libertad, la plenitud y el amor divino:

Si practicas la meditación, y no pecas contra el Espíritu Santo, el amor y la devoción se desarrollan y se fortalecen17. ...El propósito de la meditación es estar siempre con el maestro18.

Cuanto más nos concentramos, más se expande nuestra conciencia, más conscientes somos de que incluso una pandemia de magnitud mundial es un destello en la pantalla del tiempo infinito. Comprendemos la necesidad del alma de permanecer en la medida de lo posible “en sí misma por sí misma”, absorta en el resplandor y la pureza de su verdadero ser, el Shabad.

La pandemia, o cualquier otra crisis, puede intensificar nuestros esfuerzos para mantenernos centrados en lo que realmente importa, tanto en la vida como en la muerte. A través de la concentración espiritual, seremos capaces de tomar mejores decisiones a medida que se presenten nuevos desafíos. Actuaremos con una perspectiva general en lugar de reaccionar a las provocaciones caóticas y aleatorias que nos dispersan y desestabilizan. Seremos capaces de permanecer enteros mientras todo a nuestro alrededor parece desmoronarse.

Esa plenitud, ese bienestar, llegará de la concentración que practicamos meditando. Todo está bien, estamos completos; esta sensación solo llega con el esfuerzo constante y puntual en la meditación, que nos conecta con la fuente del bienestar, el espíritu interior. Solo esto puede conducirnos a través del caos y los acontecimientos que provocan ansiedad y distracción en nuestras efímeras vidas.


  1. Biblia, Juan 5:14
  2. Maharaj Charan Singh, Luz sobre San Juan, p. 70
  3. Ibíd., pp. 69-70
  4. Ibíd., p. 72
  5. Ibíd., p. 70
  6. Iamblichus, Protr., Chapter 13, p. 90, ed. Edouard des Places, 1989; cf. Plato, Phaedo 64
  7. Plato, Apology 29E
  8. The Way of a Pilgrim and the Pilgrim Continues His Way, Doubleday: 1992, p. 74
  9. Iamblichus, Protr. 99; Plato, Phaedo 107C
  10. Soami Ji, Sar Bachan Poesía, p. 68
  11. The Way of the Pilgrim, p. 74
  12. J.R. Puri & K.S Khak, Sultan Bahu, 1997; Bait 101, p. 312
  13. Bible (King James Version) Matthew 12:32
  14. Maharaj Charan Singh, Muere para vivir, 1994, p. 54
  15. Maharaj Charan Singh, Muere para vivir, 1994, pp. 54-55
  16. Soami Ji, Sar Bachan Poesía, p. 173
  17. Muere para vivir, 1994, p. 57
  18. Ibíd., pp. 60-61