Seguir las instrucciones
Si retirásemos la mente de los placeres sensuales y nos conectáramos con la corriente del sonido, regresaríamos a sach khand. Entonces ya no habría más idas y venidas. Todo se halla dentro del propio ser y todo el que “entra”, siguiendo las instrucciones de un maestro, llega a su hogar1.
No hay lugar para malinterpretar la clara declaración de consecuencias de Maharaj Jagat Singh. Sin embargo, a pesar de que los santos transmiten este mensaje continuamente a lo largo del tiempo: que “si” se sigue un plan de acción, “entonces” la consecuencia será segura, no lo seguimos. Y luego nos preguntamos por qué no nos hemos concienciado de la existencia de sach khand en nuestro interior.
No es que “las instrucciones de un maestro” sean difíciles de seguir. Son más fáciles de entender y efectuar que atar el cordón de un zapato. Aunque se sugiere una postura ideal, un iniciado solo necesita sentarse completamente quieto en cualquier posición cómoda y repetir cinco nombres durante dos horas, seguidas de media hora de receptividad a la corriente del sonido. Se llama simran y bhajan.
Si atamos un cordón del zapato demasiado flojo, se puede suponer que se desatará en poco tiempo. Ya no estará atado. Del mismo modo, si no repetimos nuestro simran con la concentración precisa o escatimamos la duración especificada, esa corriente sonora será escurridiza. Es así de sencillo.
Hoy en día podemos ver videos de YouTube en Internet sobre cualquier tarea imaginable, incluyendo cómo atar un cordón de zapato. Imaginemos un vídeo explicativo mostrando paso a paso las instrucciones que explican cómo hacer realidad al Señor en nuestro interior. Simplemente mostraría a una persona sentada en una posición cómoda, con los ojos cerrados, repitiendo en silencio cinco nombres durante dos horas. Eso es todo.
Podemos seguir haciendo preguntas sobre las técnicas o tratando de hacer cálculos sobre esto o aquello, profundizando en por qué ciertos acontecimientos podrían, o no, estar sucediendo en nuestras vidas. Podemos hacer todo lo posible para evitar la simplicidad de la situación en la que estamos. Pero en última instancia, la única manera de lograr nuestro objetivo es sentarse y hacer todo lo posible para concentrarnos en nuestro simran, con todo el esfuerzo que seamos capaces de reunir.
Cuando expresamos nuestras frustraciones, un examen breve de las explicaciones dadas por los santos nos recuerda que la naturaleza de la mente es resistirse a seguir las instrucciones. Durante incontables vidas la mente ha disfrutado vagando con sus pensamientos por todas partes. No podemos esperar que de repente se aleje de estos hábitos y que disfrute y acepte la idea de lo que parece ser la árida repetición de cinco nombres una y otra vez.
Pero cualquier persona experta en su campo de especialización, por ejemplo, un deportista de renombre mundial o un músico consumado, relatará que su logro proviene de la práctica constante de la técnica, siguiendo una rutina regular día tras día, realizando la misma tarea una y otra vez hasta que se alcance la perfección en la concentración.
De manera similar, los santos explican que el único antídoto para la tendencia natural de una mente errante durante el simran es esforzarse y practicar la repetición de manera constante e incesante.
Maharaj Jagat Singh lo dice rotundamente:
Mantened siempre a vuestra mente ocupada en el simran. ¿Es que cuesta algo? Repetid simplemente los nombres sagrados como los niños pequeños repiten: “uno, dos, tres, cuatro”. El simran es muy poderoso. Solo con el simran desarrolláis una considerable fuerza de voluntad. El simran debe hacerse paciente y vigorosamente, sin interrupción. Debe ser incesante, ininterrumpido, continuo y constante2.
Mantener siempre la mente en simran no solo es para realizarlo en el momento de la meditación. Los santos nos animan a aprovechar cualquier momento libre cuando no estamos concentrados en nuestro trabajo u otras actividades para dedicarnos a la repetición, por lo que ocupar en él nuestra mente, acaba convirtiéndose en un hábito profundamente arraigado.
Los móviles inteligentes ya pueden registrar cuánto tiempo pasamos en la pantalla. Una notificación semanal avisa del tiempo medio diario que hemos estado mirando el dispositivo. Imagina si hubiera una aplicación que pudiera registrar cuánto tiempo pasamos en la repetición de los cinco santos nombres cada día, si un reloj de pulsera Fitbit pudiera decirnos la cantidad de concentración durante nuestra meditación igual que hace con nuestros patrones de sueño nocturno. Pero esto sería simplemente una distracción. Como Baba Ji nos dice a menudo, no deberíamos calcular o analizar estas cosas. Ya sabemos si estamos poniendo todo el esfuerzo que podemos dedicarle a algo. En realidad, no necesitamos más distracciones o entretenimientos. Solo necesitamos sentarnos y realizarlo.
Uno de los lemas en tres partes que un gobierno ha puesto para alentar a su población a ser consciente del covid incluía la frase: “Manténgase alerta”. “Controle el virus”. “Salve Vidas”. Como buscadores del Señor, necesitamos “Mantenernos alerta. Controlar la mente. Darnos cuenta del Señor”. Mantenerse alerta significa ser consciente de los trucos de la mente. Controlar la mente significa practicar constantemente el simran. Darse cuenta del Señor significa emplear tiempo para el bhajan, estar receptivos a la corriente de sonido.
Maharaj Jagat Singh, respondiendo a un aspecto planteado por un satsangui que decía que “mi mente no me permite sentarme en bhajan, y cuando me siento me hace olvidar el simran”, explicó:
Bueno, ¿qué otra cosa habría de hacer? Está cumpliendo fidelísimamente con su deber. ¿Por qué no habrías de cumplir tú el tuyo? Atácala enérgicamente. En esta fase es feroz la batalla entre la mente y el alma. Nunca le des cuartel a la mente3.
- La ciencia del alma, p. 79
- La ciencia del alma, p. 224
- La ciencia del alma, p. 224