La importancia de la fe durante la pandemia del covid-19 - RSSB Satsangs & Composiciones

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La importancia de la fe durante la pandemia del covid-19

En la época de la analítica, el aprendizaje automático, los algoritmos, y el uso de la tecnología para precisar con una exactitud como nunca antes se había hecho, el covid-19 ha provocado la incertidumbre, el caos y la alteración de una manera sin precedentes, en su devastación de la vida y los medios de subsistencia.

Aunque con el paso del tiempo los investigadores han descubierto cuál es la causa del virus y cómo se propaga, durante mucho tiempo fue el "acosador silencioso" absoluto, del mismo modo que pensamos en el "karma malo". De dónde venía, cómo evolucionaba y a quién iba a golpear era una incógnita tan grande como los mismos dioses.

Las cifras son escalofriantes. Personas afectadas: 60 millones y en aumento. Muertes: 1.4 millones y aumentando cada día. Países y continentes cerrados. Los confinamientos son como toques de queda en tiempos de guerra. No se permite ningún movimiento, excepto para los servicios esenciales. Aunque esperábamos que esto fuera de corta duración, como el SARS y el Zika, los meses pasaron, y los confinamientos y el aislamiento han seguido siendo la norma.

El creciente sentimiento de soledad y aislamiento por la pérdida de interacción social –no poder reunirse con la familia, los amigos y los compañeros de trabajo–, por el miedo a contraer el virus, incluso con las mejores precauciones, así como por la grave incertidumbre financiera, han provocado un enorme estrés psicológico y mental. ¿Estamos preparados para afrontar lo desconocido? La respuesta a esta pregunta nos lleva a los fundamentos de la fe.

¿Tenemos fe? ¿Creemos en el Todopoderoso? Como dice la Biblia: "Hágase tu voluntad"1. ¿Creemos que se hará su voluntad, y tenemos fe para creer y aceptar su constante atención y amor?

Se dice que la fe puede mover montañas. ¿Es esta pandemia la montaña? Creer en la fe es la mejor de nuestras armas para ayudarnos a superar estos tiempos. La fe que debemos tener es una fe inquebrantable en el Todopoderoso, que nos ayuda a afrontar todas las dificultades y problemas con una fuerza espiritual más profunda. La definición de fe del diccionario es: "Una fuerte creencia o confianza en alguien o algo; creencia en la existencia de Dios; fuertes sentimientos o creencias religiosas". Como dijo una vez F. F. Bosworth, un evangelista estadounidense de principios del siglo XX: "La fe comienza donde se conoce la voluntad de Dios"2.

O estamos al tanto del pensamiento de Dios o, por su gracia, evolucionamos a un nivel espiritual donde su mente y la nuestra se fusionan y nos hemos convertido en uno con él. Este es el propósito de la meditación. Quienes han alcanzado esta etapa de evolución espiritual, por medio de la meditación y de su gracia, serán difícilmente afectados por el covid o por otros dramas mundanos.

Como dijo Maharaj Charan Singh en respuesta a una pregunta sobre la fe:

Verás, la fe en realidad se desarrolla con la meditación, la fe llega con la meditación, la fe llega con la experiencia. De lo contrario, la mente siempre permanece inestable. La meditación es capaz de crear esa fe. Genera la fe, crea la fe, fortalece la fe. La fe crece por medio de la meditación3.

Al examinar el concepto de fe, se pueden observar tres grupos diferentes de personas. Las primeras podrían no haber pasado por una profunda evolución espiritual, pero podrían tener una fe sólida en el designio divino del destino. Simplemente, creen que todo lo que sucede refleja la voluntad del Creador y que nadie puede alterarlo. Aceptan que todo lo que ocurre sucede de acuerdo con el alcance más profundo del destino, para su bien, y sucede por la voluntad de Dios. Puede que estas personas no sean tan imperturbables como las que comprenden directamente la voluntad del Señor, pero consiguen capear las tormentas con ecuanimidad.

Luego están las personas que no tienen concepto, ni convicción del designio divino, o de la voluntad de Dios. Piensan en Dios solo cuando están en apuros y cuestionan su sabiduría e intención cuando les acecha cualquier tipo de adversidad. Le rezan para que les alivie inmediatamente. Nunca consideran la posibilidad de que ellas mismas forjan su propio destino con sus acciones. Tienen poco interés en cambiarse a sí mismas, ya que siempre perciben el problema como creado fuera de ellas.

Por último, un tercer grupo son las personas que no tienen ningún concepto de la divinidad o de un Creador. Ven los problemas únicamente desde un punto de vista físico o material. Responsabilizan a los demás de sus dificultades, ya sean científicos, médicos o el gobierno; y acusan a los demás de incompetencia. Como esperan soluciones rápidas a todos los problemas, este grupo es el más vulnerable cuando se enfrenta a cualquier incertidumbre o incógnita. Si la situación no cambia o mejora, estas personas se sienten frustradas e indefensas y pueden caer en depresión.

El siguiente factor de influencia y, posiblemente, en muchos la causa de la actividad y de la ansiedad aguda son las redes sociales omnipresentes y el acceso a la información disponible a través de Internet. Basándose en algoritmos, las empresas tecnológicas tratan de dar forma a lo que se ve, lo que se oye, y a las decisiones que se toman, extrayendo constantemente datos que están disponibles a un ritmo estimado de 1.7 MB por persona y día. Aunque gran parte de estos datos contribuyen a nuestro conocimiento y crecimiento, en muchas personas pueden constituir una fuente de confusión y caos: hechos frente a fe; conocimiento frente a intuición; y la batalla se libra. Sin embargo, es una batalla perdida para la tecnología. La fluidez de la naturaleza no es una ciencia exacta, no es binaria y rápidamente se da cuenta de lo ilimitado del Infinito. Y se concluye que, por el contrario, el mundo y la generosidad, la piedad y la voluntad de Dios son infinitas; e incluso con todo el conocimiento, los horizontes siguen siendo lo que realmente son y lo que siempre serán: solo horizontes.

Es la fe la que pone fin a estas preguntas que atormentan a nuestra mente. El triunfo del alma sobre la mente es una batalla constante, y esa guerra es la única que debemos ganar. Hazur Maharaj Ji respondió a una pregunta sobre la importancia de la fe:

La fe verdadera viene de la experiencia, y viene del interior, no viene del exterior, en absoluto. La fe que desarrollamos viendo a otras personas no tiene mucha profundidad, es muy inestable. La fe que viene del interior por medio de la meditación –que fortalece nuestra fe, más bien la crea– es una fe inquebrantable. La fe es muy necesaria antes de que podamos hacer un esfuerzo serio por practicar4.

Y en Búsqueda de la luz, le escribió a un discípulo:

La fe es el cimiento sobre el que descansa toda la superestructura de la religión y del progreso espiritual. Es la raíz del árbol de la santidad. Sin fe no puede haber éxito en ningún arte profano, ni materia espiritual. La fe es el más precioso de los dones que el Señor puede otorgar a un devoto. Si uno tiene poca meditación en su haber, pero tiene profunda fe y ardiente amor, su futuro está asegurado5.

Sin embargo, la fe no es tan fácil. La naturaleza analítica de la mente nos anima a cuestionar, a tener fe solo en lo que se puede probar. De hecho, Sant Mat y el modo de vida de RSSB nos piden que exploremos las enseñanzas, para que podamos experimentar la verdad en nuestro interior. La verdadera fe, por tanto, no es ciega. La fe se basa en nuestra experiencia, que recibimos a través de la verdadera práctica. Tenemos fe, por tanto, cuando nos dedicamos con valentía a comprobar las verdades que están más allá de nuestro alcance, siguiendo la guía de nuestro maestro.

Citando a San Agustín: "La fe es creer lo que no se ve; la recompensa de esta fe es ver lo que se cree"6. Es nuestra profunda fe la que nos mantendrá firmes y sólidos en la convicción de que superaremos esta y todas las pandemias futuras.


  1. Biblia, Mateo 6:10
  2. https://www.quotes.net/quote/64759
  3. Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, Vol. II, Beas: Radha Soami Satsang Beas, Punjab, 2011, P 173
  4. Ibíd, P 174
  5. Maharaj Charan Singh, En Busca de la luz, Beas: Radha Soami Satsang Beas, Punjab, 2002, Carta #12
  6. Saint Augustine, Creeds of Faith and Inspiration, citado en Spiritual Link Magazine, RSSB, febrero 2011, “Having Faith” (https://rssb.org/2011-02-09.html)