Necesidad espiritual - RSSB Satsangs & Composiciones

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Necesidad espiritual

En el libro Shams-e-Tabrizi, Rumi’s Perfect Teacher de Rumi, Shams habla frecuentemente de la necesidad espiritual, que puede tener varios significados para él. En primer lugar es un deseo profundo de experimentar el amor de Dios. Es también lo que el traductor llama:

…un grado suficiente de conciencia de uno mismo para comprender nuestra incompetencia e impotencia en esta búsqueda; y anhelo, desasosiego, esa sensación de que algo nos falta y de no pertenencia. Esto distingue a los que están buscando a Dios de los que están contentos con el mundo. Sobre todo, la necesidad hace referencia a una humildad sentida profundamente y disposición a la oración- rogando al jeque y a Dios por ayuda y orientación1.

Shams usa la palabra “necesidad” para describir un intenso anhelo y añoranza por la espiritualidad, por una constante y amorosa conexión con el espíritu divino interior, que nos haga completos. Una necesidad es un deseo tan fuerte que no podemos sobrevivir sin eso, tal como nuestras necesidades básicas de agua, aire, comida, techo y vestimenta. Shams considera la necesidad espiritual así de esencial para los buscadores de Dios.

Muy importante, integrada en esta necesidad está la consciencia de nuestra incapacidad para satisfacer esa necesidad por nosotros mismos. En nuestra condición humana, somos tan ilusos e ignorantes que no podemos ver más allá de nuestras necesidades físicas y mentales más inmediatas sujetas a la supervivencia de nuestro ego. Los maestros espirituales nos indican que ignoramos la vida del espíritu, la vida interna de nuestra alma. Puede ser que tengamos la mejor educación que el dinero pueda comprar, o el mejor trabajo, o la familia y amigos mas adorables, pero si no sabemos nada de la esencia de nuestro ser y de la fuerza vital espiritual que nos sostiene, ¿de qué nos vale nuestro conocimiento aprendido? Verdadera sabiduría, inspiración y comprensión solo pueden venir de contactar con la fuente interior de la verdad.

Es el propio paso de reconocer y apreciar que hay alguien en la creación que tiene el conocimiento sobre espiritualidad que nos permite empezar a alejarnos de una perspectiva centrada en uno mismo para pasar a una perspectiva mas amplia de empezar a comprender el plan de Dios y la voluntad de Dios. Empezamos a apreciar la grandeza del Señor y su agente, el maestro espiritual.

Shams dice (hablando por boca del maestro):

Busco la necesidad del necesitado, pero solo necesidad verdadera, no solo su apariencia.

Cuando vienes a mí con una actitud de necesidad, entonces esto, en esencia, es pedirme que te indique el camino a Dios2.

Nos está diciendo que el maestro busca una necesidad verdadera en nosotros, no solo una apariencia de necesidad superficial y calculada. Cuando venimos con una necesidad sincera y sentida de corazón, estamos dejando claro que necesitamos ayuda y que reconocemos que el maestro es alguien que nos puede ayudar. El maestro se complace cuando humildemente admitimos que necesitamos su ayuda.

En otro lugar Shams dice (otra vez hablando por boca del maestro):

Si alguien quiere escucharme utilizando el debate, las palabras o los argumentos de otros jeques, o historias del Corán, ni oirá mis palabras, ni tampoco ganará nada de mí. Pero si viene con humildad, con un espíritu de necesidad de escuchar mis palabras –siendo para él su único capital la necesidad–, entonces podrá beneficiarse. En caso contrario, si continúa su discusión y debate no solo por un día o diez días, sino incluso durante cien años, a pesar de todo solo apoyaría la barbilla en la mano y le escucharía3.

Nuestro único capital es la necesidad. Esto es en lo que tenemos que invertir para nuestra relación con el maestro. Esto es lo que nosotros aportamos a la relación. El maestro se quedará sentado a escucharnos durante cien años, pero no obtendremos el beneficio espiritual a no ser que le traigamos nuestra necesidad y confiemos en él para satisfacerla. Es a través de nuestra confianza en el maestro para que nos guíe en todo momento de nuestras vidas como construimos nuestra relación con él. El maestro trabaja a través de las personas y las situaciones en nuestra vida diaria de forma que nos hace ver cómo él dirige todo desde el interior para nuestro beneficio espiritual. Él sabe qué es lo que necesitamos para hacernos verdaderamente humildes, para que nos demos cuenta de nuestra necesidad, y para hacernos receptivos y abiertos a que nos guíe.

En otro lugar, Shams dice:

Un humano tiene dos cualidades: una es la necesidad. Debes tener presente esta cualidad, construye tu esperanza sobre ella… La otra cualidad es la falta de necesidad. ¿Qué esperanza podrías construir sobre la falta de necesidad? … De todos modos, ¿cuál es la meta última de la necesidad? Encontrar a alguien sin necesidad.

Y ¿quién no tiene necesidad? Nos responde a esta pregunta diciendo…

…El Rey (Dios) no tiene absolutamente ninguna necesidad, y el camino (hasta él) es a través de la necesidad, la humildad, y la súplica4.

Nosotros somos los que tenemos necesidad, y el Señor es el que carece de necesidad, al igual que los maestros espirituales que son uno con el Señor. Han fundido su alma en la del Señor y viven permanentemente en su presencia divina. No tienen ninguna inquietud; viven en un estado de equilibrio. Son los reyes de la espiritualidad debido a que poseen esa riqueza interior del Shabad consigo todo el tiempo. Hazur dijo en Spiritual Perspectives:

Nuestro verdadero maestro es el Shabad, el Espíritu Santo, aquel espíritu, Logos, o Palabra que está en el interior de todos. Ese es nuestro verdadero maestro, ese poder creativo que ha hecho la creación. Pero si no encontramos a alguien en quién la palabra ha tomado morada y que conecte nuestra alma con la Palabra, no podremos tomar contacto con esa Palabra en nuestro interior5.

Nosotros somos los que tenemos necesidad. Necesitamos el amor del Shabad interior para hacernos completos. Nuestra alma esta deseando perderse a sí misma en el Shabad. Nuestro papel es suplicar al maestro para que haga lo necesario para cubrir nuestra necesidad. Suplicamos por medio de la repetición de nuestro simran, por medio de hacer nuestra meditación, por medio de llevar con nosotros la presencia del maestro. Suplicamos con la comprensión de lo insignificantes que somos en comparación con la grandeza del Señor y del maestro. Hazur dice:

Así que el Padre crea en nosotros amor hacia sí a través de sus hijos, a través de sus místicos. Y los místicos nos unen al Shabad y al Nam interior, por lo cual nos desapegan de la creación entera y nos unen al Padre. Ellos no necesitan en absoluto nuestro amor. Solamente generan en nosotros una cantidad de fe y amor para que podamos unirnos al Shabad y Nam interiores6.

Shams hace referencia a pasajes del Corán (indicados con los números K entre paréntesis, incrustados en la siguiente cita, para describir esta relación:

Dado que existe esta corte magnánima y él carece tanto de necesidad, puedes ofrecerle tu necesidad a él, ya que los que carecen de necesidad aprecian que los que la tienen se acerquen.

De este modo de repente sales fuera de estar en medio de estos ambientes inferiores (creación) por medio de tu necesidad. Algo desde más allá de esta creación te va a alcanzar, y eso es el amor. El lazo del amor llega y te envuelve, ya que “Ellos le aman (K5/54)” es el efecto de que “Él los ama a ellos (K5/54)”. Verás aquello que es de más allá de esta creación, a través de sí mismo. “Y él impregna la mirada (K6/103)”7.

Está diciendo que es nuestra necesidad la que atrae al Señor a nuestro auxilio, y viene desde mas allá de esta creación y envolviéndonos en su esencia, que es el amor. De este modo el amor que pudiéramos sentir por el Señor es gracias al Señor amándose a sí mismo a través de nosotros. A él le gusta que vengamos a él con nuestra necesidad, y nos lo hace saber, porque esta es la obra del Señor. Somos bastante desvalidos en toda esta relación, excepto en poder poner nuestro esfuerzo en la meditación. A través de la meditación, empezamos a sentir la presencia del maestro interior, quien es nuestra conexión con el Señor y con el sonido y la luz, el Shabad. Nos convertimos en una parte del círculo de amor entre el Señor y su creación. Comenzamos a ver el mundo desde su perspectiva; él impregna nuestra visión.

En Spiritual Perspectives, Hazur dice lo mismo:

Todo está en manos del Señor. Él crea amor por sí mismo en nosotros. Entonces es cuando sentimos que lo amamos o que estamos separados y queremos hacernos uno con él. Él es quién tira de nosotros desde el interior. Esto está completamente en sus manos. Si no nos proporciona los medios, nunca seremos capaces de generar ese amor por nosotros mismos. La meditación genera amor. La meditación te da esa punzada, ese deseo en ti de ser uno con el Padre. La meditación hace que nos demos cuenta de que la vida no tiene valor sin él. La meditación hace que nos demos cuenta de nuestras equivocadas búsquedas en este mundo. Todo esto es su gracia. Todo esto es efecto de la meditación8.

La meditación es nuestra súplica diaria al maestro. Nos sentamos quietos y repetimos los nombres con sinceridad, anhelo y lo que Hazur llama “la punzada… para convertirnos en uno con el Padre”. De este modo, podemos emplear toda nuestra mente en repetir el simran, lo que nos ocupa hasta el punto de que podremos olvidarnos de otras distracciones. Una vez que la mente se haya aquietado, el alma puede ejercitar su cualidad natural, que es el amor. Necesitamos la meditación por que necesitamos amor.

Shams dice:

Puedo hablar conmigo mismo, o con alguien en quien me pueda ver a mí mismo. El “tú” que expresa necesidad es el auténtico tú, no aquel “tú” que se muestra como alguien que no necesita nada, y actúa como un extraño; aquel era tu enemigo. Le hacía daño porque aquel no eras tú. ¿Cómo podría hacerte daño a ti? Porque aun en el caso de que te besara los pies, temería que mis pestañas los pudieran pinchar y hacer daño9.

Nos está diciendo que la parte de nosotros que siente verdadera necesidad es nuestra alma, nuestro yo verdadero. Es la mente, la parte de nosotros que trata con lo externo, el mundo físico, la que actúa como un extraño para el maestro y se muestra a sí mismo como si no necesitara ninguna ayuda. Esto es nuestro ego. Somos orgullosos y pensamos que podemos cuidarnos y lograr todo por nuestros propios medios. Mientras sigamos sintiendo así, el maestro podrá ignorarnos o incluso ser duro con nosotros, solo para hacernos entrar en razón. Pero el maestro es muy dulce cuando se relaciona con nuestra alma y corrigiendo al discípulo. Si nos dirigimos a él con sinceridad, con el corazón abierto lleno de necesidad, y humildes al darnos cuenta de que no podemos hacer nada por nosotros mismos y dependemos enteramente del maestro, entonces él es muy amable, amoroso y compasivo.

Esta es la razón por la que sentimos tanta gratitud y reconocimiento por el maestro y el papel que juega en nuestra vida. A más tiempo en el sendero, más nos damos cuenta de que él lo esta haciendo todo, y nosotros únicamente necesitamos apreciarlo y estar con él. En Spiritual Perspectives, Hazur dice:

Cuanto más viajemos por el sendero, más humildes nos haremos. Cuanto más recibimos la devoción y amor del Señor en nuestro interior, más humildes nos haremos. Cuanto más amemos al Señor, más nos daremos cuenta de su grandeza, y más insignificantes nos sentiremos en nuestra vida diaria, más humildes nos haremos. Cuanto más nos alejemos de él, más crecerá el ego y pensaremos: “Yo lo estoy haciendo, yo soy supremo”. Cuando nos encontremos con el verdadero y único Supremo, sabremos lo humildes que somos a sus pies. Entonces llega la verdadera humildad10.

A través del reconocimiento de nuestra necesidad espiritual podremos pedir constantemente al maestro su ayuda y orientación. Esta es nuestra oración. En Spiritual Perspectives, Hazur dice:

De hecho, toda nuestra meditación no es más que una oración ante el Señor, nada más que una oración desde el corazón, el alma, para volver a fusionarnos con el Señor. Oración verdadera es solo rezar al Señor para que tenga piedad de nosotros, para que nos dé su gracia y nos guíe para vivir en su voluntad, que nos proporcione las circunstancias para que podamos meditar en su nombre… La oración verdadera es desde el corazón; es la sumisión al Señor11.

El propósito de seguir un sendero espiritual es llegar al punto donde podamos sentir el amor de Dios. Y no podemos hacerlo cuando estamos tan llenos de nosotros mismos. Tenemos que tener tanta necesidad del amor de Dios que estemos dispuestos a hacer lo que el maestro nos pida hacer, y nos sometamos a lo que nos pida, ya que sabemos –con un corazón agradecido– que solo nos va a dar lo que sea necesario hacer para apartar cualquier barrera que haya entre nosotros y el Señor.

Shams también usó historias para transmitir sus mensajes, y en una ocasión contó esta historia sobre el profeta Mohamed:

Después de relatar la historia de uno de sus discípulos que había alcanzado un determinado estado interior por haber rezado durante cuarenta días, dijo el profeta: “Si alguien venera a Dios, puramente por Dios, durante cuarenta días, ricas minas de conocimiento del corazón se revelarán a través de su lengua. Por lo tanto, uno de sus seguidores se puso a rezar y a suplicar a Dios durante cuarenta días, pero no notó ningún avance interior. Así que fue al Profeta y dijo: “Oh mensajero de Dios, intenté lo mejor que pude durante cuarenta días, pero nada me pasó que se asemejara al estado de la persona del relato que nos contó, y sé que no hay ningún error en tus palabras”.

¿No suena esto familiar? Suena como cuando uno de nosotros se levanta a hacerle a Baba Ji una pregunta sobre por qué no hemos tenido ninguna experiencia interior, ¡después de haber meditado durante tantos años! La historia continúa:

El profeta respondió: “Yo dije `puramente por Dios´. Pureza y sinceridad del deseo por Dios, sin ningún otro deseo o intención, es la condición necesaria para el éxito. Al escuchar las insólitas palabras y forma de hablar del otro hombre, te volviste ávido de deseo de lograr ese estado, pero no por Dios”12.

Así que los maestros no se dejan engañar por nuestra falta de sinceridad, nuestra indiferencia, nuestros cálculos y nuestra falta de necesidad real. Cuando calculamos, no conseguimos nada. Esta historia nos indica que se precisa una necesidad de Dios sentida de corazón, para poder estar con él en el interior. No podemos imitar la experiencia de otra persona, ya que no tendrá ningún sentido para nosotros. En Philosophy of the Masters, Maharaj Sawan Singh dice:

Los resultados de la repetición serán directamente proporcionales al amor y fe que se le ha aplicado. Realiza el simran del Señor con amor y fe. Sus nombres tienen un gran poder. Cuando se repiten con fe se siente uno intoxicado de felicidad, con el resultado de que uno olvida su cuerpo y a sí mismo y se da cuenta de la presencia del Señor. ¡Qué potente y dichoso es el Nombre de Dios! Crea en el devoto una corriente potente de felicidad, paz y fuerza de ánimo, y se siente realmente bendecido13.

Esto es lo que pasa cuando hacemos nuestra práctica de simran porque lo necesitamos. No podemos vivir sin ella. La necesidad nos ayuda a priorizar lo que es importante en la vida. La necesidad nos ayuda a enfocarnos, a concentrarnos.

En el libro El camino de un peregrino, un campesino ruso del siglo XIX habla de cómo hizo una intensa repetición de la Oración a Jesús que es una oración cristiana que dice así: “Señor Jesucristo, ten piedad de mí”. Es la oración que los cristianos repiten cuando van pasando las cuentas de sus rosarios para ayudarse a contar el número de veces que lo repiten.

Durante una semana entera me quedé solo en mi cabaña y recité la Oración a Jesús seis mil veces cada día, sin preocuparme de nada y sin prestar atención a los pensamientos de distracción, sin importarme lo fuertes que se iban haciendo. Mi preocupación principal era llevar a cabo el consejo de mi director (consejero espiritual) del modo más preciso posible. ¿Y sabéis qué pasó? Me acostumbré tanto a la oración que si paraba por un periodo corto de recitarla sentía que me estaba perdiendo algo, como si hubiera perdido algo. Cuando empezaba otra vez a recitar la oración, inmediatamente me hacía sentir una gran alegría y deleite14.

Nuestro maestro no nos pide contar y repetir el simran seis mil veces al día, pero sí que lo hagamos durante un par de horas en nuestra práctica de meditación. También es de gran ayuda si desarrollamos el hábito de hacerlo en el fondo de nuestra mente a lo largo del día. Eso nos lleva a un estado constante de estar en su presencia, que lo hace más fácil cuando nos sentamos realmente a hacer la práctica. Necesitamos necesitar el simran; necesitamos necesitar escuchar el Shabad. Necesitamos necesitar la meditación, y necesitamos necesitar “estar con él”.

En Philosophy of the Masters, Maharaj Sawan Singh dice:

Bireh (anhelo intenso) tiene varias etapas. La primera es el recuerdo del Amado, acompañado de anhelo y contemplación. Esta condición de recuerdo y contemplación se hace tan fuerte que la atención del devoto se desvía completamente hacia la forma de su Amado, la cual permanece fija en el ojo de su mente. El Amado se convierte en el sostenedor de su vida y no le abandonará.

Este es el estado mental que se necesita en el sendero espiritual. Anhelo intenso significa que necesitamos estar con el Señor tanto que no podemos estar sin él. Esto es necesidad espiritual sincera.


  1. Shams-e Tabrizi, Rumi’s Perfect Teacher, Tr. Farida Maleki, Beas: RSSB, 2011, p. 17
  2. Ibíd.
  3. Ibíd., pp. 246-7
  4. Ibíd., p. 18
  5. Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, Vol. 1, Beas: RSSB, 2010, p. 441
  6. Ibíd., p. 462
  7. Shams-e Tabrizi, pp. 61-62
  8. Spiritual Perspectives, Vol. 2, p. 100
  9. Shams-e Tabrizi, p. 226
  10. Spiritual Perspectives, Vol. 2, p. 233
  11. Ibíd., pp. 137-138
  12. Shams-e Tabrizi, p. 202
  13. Maharaj Sawan Singh, Philosophy of the Masters, Vol. 1, Beas: RSSB, 2002, pp. 62-63
  14. Anonymous, The Way of a Pilgrim and The Pilgrim Continues His Way, Magdalene Press, 2017, p. 131