Un sol brillante se ha puesto
Cuando responde a nuestras preguntas, Baba Ji nos repite una y otra vez que el Señor nos ama a todos, reparte amor por igual, y no quita de uno para dárselo a otro. Santos y místicos de todos los tiempos, de todas las religiones y fes, vienen a recordarnos sobre la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres: un padre, y nosotros somos todos sus hijos, con independencia de nuestra raza, género, nacionalidad, religión o estatus social; una familia espiritual.
Como buscadores que anhelan el amor de Dios, podríamos preguntarnos: ¿por qué en nuestra experiencia el amor divino sigue siendo una cualidad más bien abstracta, un objetivo esquivo? ¿Por qué no es una presencia constante y tangible en nuestras vidas? ¿Nos estamos aplicando de forma correcta en nuestra búsqueda?
En la carta a un discípulo, el Gran Maestro explica:
Tienes razón cuando dices que un atributo o cualidad abstracta, como el amor, es algo demasiado intangible para concentrarte. Deja que tu amigo busque la esencia de la cual el amor es un atributo. El atributo no existe sin la esencia. La esencia se esconde detrás del atributo. La corriente del sonido es la esencia y el amor es su atributo. Esta corriente está presente en todos nosotros. Cuando uno se conecta con esta corriente, el atributo –amor– viene con ella.
Tu pesar por tu incapacidad de venir aquí también es bhajan. No importa la distancia. Cuando el deseo de venir está en ti, estás aquí conmigo. El satgurú está siempre presente contigo en la forma de Shabad. Él ve, sabe y responde1.
De los maestros del Shabad o satgurús del Surat Shabad Yoga aprendemos que el Shabad o corriente del sonido es la emanación del Señor en esta creación. Toda la creación y todos los seres que hay en ella resuenan con sonido divino. Esta resonancia sublime es la que origina toda la vida que hay en este mundo. Seamos o no conscientes de ello, somos constantemente guiados por el amor de Dios a través de esa energía luminosa que resuena en el interior. Nos sostiene, y sin él no estaríamos vivos. Los maestros dicen que a través del Shabad, el Señor se proyecta a sí mismo en la creación y está constantemente llamando a sus queridas almas para que vuelvan con él.
El Nam de Dios al igual que el amor no puede separarse de él, no puede dividirse; así que los maestros del Shabad, han realizado a Dios, entregando y fundiendo su ser en el amor de Dios a través de la práctica del Nombre. Nacen y viven entre nosotros como el verdadero amigo, tangible y corpóreo con el que podemos relacionarnos. Vienen como un fiable y amado guía para mostrarnos con su ejemplo que disponemos del potencial para desarrollar el poder de nuestras almas por medio del cual, también nosotros podemos aspirar a la realización de Dios sintonizándonos con el Shabad y despertando el amor a Dios interiormente.
Ilimitado e infinito es el poder del alma. ¿No es una gota del ilimitado e infinito océano de Dios todopoderoso?2.
Para cubrir un vacío interior o un periodo de sequía en nuestra meditación, puede ser que busquemos entretenimiento y nuevas experiencias que nos proporcionen diversión y satisfacción para la mente. Pero en poco tiempo, la última novedad, descubrimiento o noticia impactante vuelve a atraer de nuevo nuestra atención y nunca encontramos una paz mental duradera. Baba Ji ha dicho a menudo que el infierno es un corazón agitado, mientras que el cielo es un corazón satisfecho.
Como buscadores del sendero espiritual, tenemos la oportunidad de poder aprovecharnos de un guía experto que no solo nos traza el sendero, sino que también está siempre a nuestro lado para protegernos de los obstáculos que hay en él. Si elegimos seguir los consejos de nuestro maestro y aprender de él, no tendremos que pasar por lecciones obsoletas y experiencias que no benefician nuestra vida espiritual. ¿Para qué reinventar la rueda? Como dice Hazur Maharaj Ji: “O bien queremos experimentar para aprender la lección, o nos podemos aprovechar de las enseñanzas de los místicos”3.
Una traducción de uno de los poemas de Kabir es la siguiente:
Me adentré en el mundo
y me asombré de lo que vi,
pues contemplé a toda la humanidad ardiendo
cada uno envuelto en la llama de sus pasiones.
Pero no pude encontrar al único
que me diera refugio, al único
que me pudiera alejar de este infierno
hasta un lugar seguro…
Oh Señor tan misericordioso, ruego con las manos unidas
que me concedas la dicha
de la compañía de tus siervos;
que por tu ilimitada misericordia
me guíes en humildad a sus sagrados pies4.
En su libro Adventure of Faith, la autora describe el dolor de anhelar una experiencia personal del Señor.
Quien lea las palabras de los místicos acerca de su anhelo intenso, posiblemente den un profundo suspiro y tengan que confesar que ellos no sienten un deseo tan fuerte de Dios. Pero las palabras conmovedoras e inspiradoras de los místicos quizá creen en nosotros la dolorosa conciencia de que nos falta este deseo. Este dolor profundo es precisamente la condición previa para pisar el sendero espiritual, ya que crea en el corazón del buscador ese espacio vacío en el cual el Señor puede encender la chispa del verdadero anhelo por él. Alimentar este deseo por el anhelo de Dios en el interior y dejar de buscar consuelo en las cosas mundanas es esencial para andar el sendero espiritual. Los buscadores de Dios pueden confiar que el Señor encenderá una chispa de amor por él en sus corazones y que, si se alimenta, esa chispa se convertirá en un fuego ardiente5.
Para empezar, el sendero espiritual es un modo de pasar la vida con un corazón satisfecho y nos hace conscientes de nuestro papel y responsabilidad en el sendero espiritual. Aquí, nos recuerdan que por cada esfuerzo que hacemos, el maestro nos apoya con abundancia de bondad, consideración y amor. Constantemente nos ayuda y nos asegura que tiene plena confianza en nosotros, que no hay ninguna razón por la que no deberíamos tener éxito en lograr nuestro objetivo espiritual. Todos nuestros esfuerzos al intentar vivir como buenos seres humanos, vivir según el modo de vida de Sant Mat, junto a nuestros esfuerzos sinceros en la meditación tal como nos enseñó el maestro, sirven para facilitar el ascenso de la mente y el alma a los planos espirituales.
Atender la práctica de la meditación tal y como nos enseña el maestro dará lugar a que se calmen las inquietas olas de la mente. Los santos subrayan la importancia del momento, aunque solo sea un instante, cuando seamos capaces de estar verdaderamente quietos en nuestro interior. Soami Ji escribió:
Nadie puede describir la gloria del momento en que la mente se aquieta y el alma se encuentra en un estado de completa absorción6.
Y Shams-e Tabrizi escribió también acerca de este momento de exaltación:
Sí, un momento es poco tiempo, pero un momento acompañado de Dios es un momento eterno7.
Se dice que la humildad es el “adorno de los santos”, quienes hablan por experiencia personal cuando nos recomiendan que hagamos nuestra meditación con un enfoque de reverencia y humildad. Dicen que la gloria del Shabad en toda su extensión solo el alma la puede percibir. Por la gracia del maestro, el alma redescubre su poder y con devoción amorosa somete su humilde súplica ante el Ser supremo. Es nuestra responsabilidad nutrir este anhelo y ser receptivos al amor de nuestro maestro en el interior de nuestro corazón. Alejándonos gradualmente de actividades externas innecesarias, hacia la quietud de la meditación, aprendemos a esperar pacientemente su gracia. El profeta bíblico Jeremías cantó sobre esperar con fe a la bendición de la presencia del Señor:
La gracia del Señor no ha cesado,
y su compasión no falta.
Se renuevan cada mañana;
grande es tu lealtad.
El Señor es mi parte, dice mi alma;
por ello deposito mi fe en él.
El Señor es bondadoso con aquel que le espera,
con el alma que le busca.
Es bueno que un ser humano aguarde tranquilamente
la salvación del Señor8.
Cuando nos enfrentamos a un desafío o una difícil situación en el mundo, creemos y confiamos en nuestros conocimientos y habilidades adquiridas para poder sortear el problema y lograr un desenlace positivo. Teniendo un maestro espiritual a nuestro lado, podemos recurrir a nuestra devoción y fe en él para preservar nuestra práctica de meditación o, cuando nos falta la fuerza, para superar una debilidad en el sendero espiritual. Hazur explica cómo preservar y fortalecer nuestra fe:
¿Cómo podemos intensificar nuestra fe? Con meditación. La meditación fortalece tu amor, fortalece tu fe, fortalece tu devoción. Tus raíces se harán muy profundas y entonces nadie podrá apartarte del sendero9.
El Gran Maestro nos consuela diciendo:
Cuando estamos alejados del maestro y del satsang, el mundo, imperceptiblemente, se apodera tan imperceptiblemente de nosotros que a pesar de dedicar regularmente tiempo al simran y al Nam, a menudo empezamos a sentirnos desanimados, secos, y desolados. En este estado la fe y amor son nuestro apoyo; y si la fe es firme, el maestro responde. Él siempre está con nosotros, en nuestro interior, vigilándonos como una madre vigila a sus hijos. Mientras estemos de este lado del foco, no le veremos trabajar. Pero él está cumpliendo con su deber.
Tus problemas y preocupaciones son los problemas y preocupaciones del maestro. Déjaselos a él para que se ocupe de ellos. Estando sin preocupaciones, tú solo tienes que dedicarte a cultivar su amor. Él no va a dejarte a la deriva10.
Las instrucciones escritas y orales del maestro nos motivan a la acción. Al practicar la meditación atenta y devota tal y como él enseña con todo nuestro corazón, empezamos a disfrutar de la dulzura de la serenidad y tranquilidad interior. Como un viajero fatigado que encuentra descanso en un refugio que le da la bienvenida después de atravesar terrenos extraños y traicioneros, la mente encuentra el equilibrio y ecuanimidad durante su retiro en silenciosa remembranza o repetición del Nombre. Aquí de nuevo el papel del maestro es esencial al guiar y apoyar a cada discípulo a lo largo del viaje interior. Hasta el punto de que la mente se establece firmemente en la concentración interior, deja en libertad al alma, permitiendo que entre en contacto con el ‘néctar-Nombre’.
Suavemente cae la lluvia del ‘néctar-Nombre’,
y por la gracia del maestro
puedo ver a mi amado Señor11.
Todo se logra por la gracia de nuestro satgurú quien nos protege con compasión y paciencia y nos sustenta con su amor. Nos guía y nos alienta para que nunca dejemos la práctica de nuestra meditación. Puede que veamos nuestra práctica de meditación con cierta reticencia, como una tarea tediosa que requiere gran esfuerzo o con un corazón satisfecho como el “salvavidas” que es, y una valiosa oportunidad para valorarla con profunda gratitud. Como Maharaj Sawan Singh Ji le escribió a un discípulo:
Cuando tu amor por el maestro sobrepasa tu amor por ti mismo y el yo ha sido remplazado por el “tú”, la forma del gurú se hará visible en el interior12.
Y Soami Ji expresó la gloria de la realización interior:
Tu rostro radiante ha traído tanta luz
a la oscuridad de mi corazón
que pondría en evidencia a
miles de soles y lunas en el cielo13.
En One Being One el autor escribe:
Así que, encontrarle (al divino amado) es la eterna búsqueda, el único viaje que merece hacerse con todo nuestro corazón y alma. Seguir siendo buscadores hasta que acabe el viaje. Nunca desfallecer, seguir positivos, dejar de lado el desánimo y la negatividad, y hacernos conscientes del único… Él nunca se aleja de su creación. Siempre está ahí dentro de cada ser diminuto, de cada alma. Nunca se puede decir lo suficiente, nunca se vive lo suficiente. Él está en el momento presente, justo ahora. Está en el interior. Está en el exterior. Cuando la mente esté quieta, lo encontraremos en nuestro ser. Él es el “viento bajo nuestras alas”. Él no es lo que creemos; él es lo que somos14.
Solo haciendo nuestro simran y bhajan podemos lograr la experiencia personal del amor de Dios en el interior de nuestro propio ser. La unión con lo divino se obtiene por la devoción al Nombre con la ayuda de un maestro, un alma que ha realizado a Dios. Este es el ancestral y eterno mensaje de todos los santos y místicos: Hasta el día de hoy el maestro Shabad vivo de la época nos anima a entender y practicar esta forma de devoción verdadera al Señor y a dedicarnos de todo corazón a ello.
Despertando a los acordes estruendosos del Anahad Shabad dentro, he complacido a mi maestro, mi gurú supremo. Un sol brillante se ha puesto y la llama de la luna alumbra mi interior15.
- Maharaj Sawan Singh, Joyas espirituales, carta 189
- Maharaj Jagat Singh, La ciencia del alma, 9ª ed., 1994; “Bouquet espiritual” #50
- Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, Vol. I, # 61
- Isaac Ezekiel, Kabir, The Great Mystic, “The Quest,” pp. 171 & 175
- Shraddha Liertz, Adventure of Faith, p. 481
- Soami Ji, Sar Bachan Poesía bachan 20, shabad 14
- Farida Maleki, Shams-e-Tabrizi, Rumi’s Perfect Teacher, p. 119
- Biblia, Lamentaciones 3:22–26, como se cita en The Mystic Heart of Judaism, p. 97
- Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, Vol. II, # 182
- Maharaj Sawan Singh, Joyas espirituales, carta 117
- Gurú Ram Das, en Adi Granth, p. 442, citado en Philosophy of the Masters, Vol. IV, p. 396.
- Maharaj Sawan Singh, Joyas espirituales, carta 47
- Soami Ji, Sar Bachan Poesía, bachan 21, ghazal 1
- John Davidson, One Being One, pp. 177-178
- Soami Ji, Sar Bachan Poesía, p. 233