Buscando presencia divina
Durante estos tiempos de covid-19 se nos pide que guardemos distancia social, llevar mascarilla, lavarnos las manos, y autoaislarnos lo más que podamos. Muchos de nosotros sentimos miedo, soledad, incertidumbre y confusión. Y echamos de menos tener el darshan del maestro, bien por no poder visitar Dera, o bien por no recibir la visita del maestro. Así que veamos esto desde una perspectiva diferente, a ver si podemos tener un entendimiento más profundo de nuestra situación real.
¿No estamos ya alejados de todo el mundo? ¿De cuántas maneras estamos separados, y qué nos separa? ¿No son nuestros propios pensamientos una separación? Lo dividimos todo. Bueno y malo, correcto e incorrecto, bonito y feo, listo y torpe. ¿No hemos llevado siempre una máscara? ¿No aparentamos ser quienes no somos? ¿No son nuestra personalidad, deseos, y opiniones una máscara? ¿Vivimos una vida honesta y pura? ¿O escondemos muchas cosas a los demás? ¿Sentiríamos vergüenza si los demás pudieran ver nuestros pensamientos? ¿No somos un disfraz personificado? Nos dicen que debemos lavarnos las manos para prevenir infecciones. ¿Pero hemos lavado nuestras mentes para purificar lo que ya está infectado? Tenemos el virus más mortífero ya dentro de nosotros: el ego. ¿Hay alguna manera de lavar la mente? Ahora nos sentimos solos; ¿no hemos estado ya aislados durante toda nuestra vida? La separación ha sido nuestra condición desde nuestro primer aliento. ¡Estamos alejados de nuestro verdadero yo! No sabemos quienes somos. ¿Cómo se puede estar más aislado?
Todos los velos no son más que uno. No hay ninguno aparte de ese, y ese velo es esta existencia1.
Los santos nos dicen que desde la perspectiva más elevada, desde la perspectiva del Señor, todo está bien. Cualquier cosa que haga el Señor es para nuestro bien. El maestro nos ha dicho que nosotros los humanos somos las criaturas más destructivas del planeta. El mundo necesita un reinicio, una ralentización, una pausa. Estamos obligados a volvernos hacia dentro, a examinarnos, y con suerte restablecer nuestros valores, nuestras perspectivas, y nuestro propósito.
Goethe dijo: “Noble es el hombre, servicial y bueno”2. Baba Ji ha dicho: Sé un buen ser humano y la espiritualidad vendrá de forma natural. Esto se refiere no solo a nuestra relación con los demás, sino a nuestras interacciones con la creación entera a todos los niveles; desde la superficie de la tierra hasta lo más alto del cielo, y todo y todos entre ellos. ¿Cuál es la causa de nuestra condición actual? Quizá se pueda resumir de la siguiente forma: buscamos nuestra felicidad donde nunca puede hallarse.
Oh, mientras buscas la solución
A tus problemas, te mueres.
Oh, has nacido acompañado,
Pero, separado, te mueres.
Oh, estás sentado en el borde del mar,
Pero sediento, te quedas dormido.
Oh, estás sentado sobre un tesoro,
¡Pero en la pobreza, mueres!3.
Nuestra atención, nuestra búsqueda, nuestro amor están afuera. ¿Por qué? Porque creemos que nuestra felicidad la encontraremos en el exterior. También buscamos la espiritualidad fuera de nosotros mismos. Estamos sordos y ciegos por el velo del amor mundano. Echamos de menos el mundo tal y como era antes del covid. ¿Pero echamos de menos al amado? ¿Para un amante, no es la separación lo que aumenta el anhelo? ¿Y con el anhelo no se debilita todo lo demás?
Solo pensar en el amado seduce al corazón de tal forma que el mundo se percibe frágil e insípido4.
¡Si creemos que la felicidad se halla en nuestras relaciones, nuestros trabajos, nuestro país, entonces estamos poniendo nuestras esperanzas en ilusiones creadas por nosotros mismos! Nuestros amores y deseos no nacen de nuestro intelecto. Han sido creados durante siglos de innumerables formas de vida y vidas. En esta misma existencia ya hemos sido influenciados por los padres que nos dieron la vida, el país en que nacimos, los colegios a los que fuimos, los amigos con quienes nos relacionamos, y tantos otros factores. Y añade a esto las impresiones dejadas en la mente de tantas vidas pasadas; estamos buscando lo falso desde lo falso. Es como pensar que el espejismo del desierto nos va a saciar la sed, perseguimos la ilusión, pensando que nos va a dar felicidad. Estando cautivados por el mundo y todos sus encantos, hemos perdido la noción de quiénes somos realmente. ¡Nos hemos convertido en el velo! Somos el obstáculo. Vivimos en maya y somos sirvientes esclavizados de la mente. ¿Cómo podemos liberarnos de semejante ignorancia y esclavitud al mundo por nosotros mismos?
Hasta que alguien que conozca el camino de vuelta a casa, entienda los entresijos del mundo y sus ilusiones, y tenga el poder de transcender este plano físico venga a rescatarnos, no hay salida. Solo el satgurú tiene el poder para salvarnos. Gurú Nanak dice:
De los millones de aspectos de tu sabiduría,
Ninguno te acompañará en lo sucesivo.
¿Cómo entonces llegar a ser verdadero?
¿Cómo entonces romper el velo de la falsedad?
Caminando en su voluntad, oh Nanak,
En los pasos de lo escrito por el destino5.
El velo al que se refieren los santos es un muro de ilusión que nos separa del alma. ¿Si hemos nacido en la ilusión, vivimos en la ilusión, y estamos separados de la verdad, cómo vamos a saber con qué y cómo derribar este muro? Nuestro propio modo de pensar es todo ilusión. Estamos total y completamente sumergidos en la ilusión. Así, Gurú Nanak hace esta importante pregunta: “¿Cómo convertirnos entonces en verdaderos? ¿Cómo desgarrar el velo de la falsedad?”. La única manera de que un seguidor de la mentira pueda apartar el muro de la ilusión es la de seguir al único que es verdadero. En otras palabras, cambiar tu lealtad a la mente por la lealtad al Señor. Pero no conocemos al Señor. Él está detrás del velo.
¿Cómo se convierte uno en devoto del Señor? Por su gracia, él se ha encarnado en forma de gurú y ha venido a nosotros a representar las cualidades del Señor a un nivel humano, para ofrecernos el método por medio del cual podemos rasgar el velo de la falsedad. El mandato y la respuesta a la cuestión de cómo rasgar el velo es “Caminando en su voluntad… al compás de lo que está escrito por el destino”.
La palabra que usa Nanak para referirse a la voluntad es hukam. Esta palabra hukam en primer lugar significa voluntad. Es la ley del Señor, procedimiento, plan y método. Es su mandato. En segundo lugar, significa el poder dinámico de Dios que crea, da vida y sostiene la creación. Es el poder por el cual el alma vuelve al Creador. En tercer lugar, los santos usan la palabra hukam, Shabad, Nam, Nombre y Dios como sinónimos. De este modo el buscador –sucio, ignorante, perdido, ciego y sordo a la voluntad del Señor o al hukam directamente– sigue el mandato o voluntad del gurú, aquel que es uno con el Shabad o hukam. Es la voluntad del gurú que el devoto vaya “al compás de lo que está escrito por el destino”. Mientras uno atraviesa su destino, realizando todas sus obligaciones como devoto, deberes, débitos y créditos, camina por el sendero de su vida según el mandato del maestro. Siguiendo las instrucciones, apartando su mente del mundo y absorbiéndola en el gurú y finalmente en el Shabad, o corriente del sonido, poco a poco va despertando, y lo que ya se encontraba en su interior, empieza a realizarlo dentro de sí mismo.
¿Cómo podemos lograr nuestro objetivo? Venimos al maestro con muchos conceptos sobre las enseñanzas. Todos estamos en diferentes etapas del camino. Tenemos historias diferentes y todos traemos nuestro propio equipaje. Quizás uno de los mayores errores es ajustar las enseñanzas a nuestro modo de pensar. Como dijo un santo, intentando tomar un atajo, nos desviamos de nuestra meta, aun habiéndola tenido a la vista, por más de mil kilómetros.
¡Debido a que nos hemos acostumbrado al mundo, y acomodado a nuestro sufrimiento, somos como una rana metida en agua que se va calentando poco a poco, la rana no es consciente de que se va a morir debido a la alta temperatura del agua; nosotros tampoco nos damos cuenta de lo corta que es la vida y del tesoro que tenemos a nuestro alcance! Para que un pájaro pueda volar, necesita dos alas. En este sendero las dos alas son el maestro y el discípulo. El maestro hará su parte. Pero la segunda ala es el esfuerzo del discípulo. Nos piden que nos sentemos tranquilamente, repitamos los nombres, escuchemos el sonido, y mantengamos la atención en el centro del ojo. Durante siglos y siglos hemos hecho lo contrario. Nuestra atención ha descendido y se ha dispersado por el mundo.
Al principio puede parecer difícil cambiar el rumbo. Y puede que sea duro. Queremos confiar enteramente en el maestro. Pero esto significa que no queremos hacer nada y a su vez esperar que el maestro lo haga todo. Su mandato, nuestro seva, es hacer lo que el maestro nos pide. Debemos seguir sus instrucciones como la tarea más importante de la vida. ¡No sigas a la mente! Sigue al maestro. Es así de simple, sin importar lo demás. Si la mente se rebela, contraataca. Seguimos al gurú, no a la mente. Como dijo el santo Tulsi Sahib de Hathras en el Ratan Sagar:
Entra en este campo de batalla con la gracia del satgurú.
Con esa gracia que desciende de tu morada original,
Ve hacia delante y ataca, oh amigo.
No retrocedas o te vayas hasta haber logrado
la victoria en el campo de batalla, ¡oh amigo!6.
Como dice Tulsi: Captura a tu mente y a todos sus acompañantes –en otras palabras– controla tus pensamientos y tus sentidos. En la iniciación, a cada satsangui se le enseña precisamente eso. El resultado será que una mente llena de vicios y pasiones se transforme en una mente llena de virtudes tales como la discriminación selectiva, disciplina, verdad, y contento. Sigue las órdenes del gurú y te liberarás de todo lo asociado al cuerpo y a la mente. Entonces estarás conectado con el cielo interior y empezarás a oír la melodía del Shabad. Tulsi lo dice de forma muy bella en otro shabad:
Cuando esta majestuosa mente esté absorta en lo divino,
el alma se unirá al Señor.Cuando la atención está fijada en el sonido
que emana del cielo interior,
el alma llegará a la puerta de satlok,
adornada con galas nupciales.Tulsi dice: Con gran fervor hice este viaje.
Mi alma se fusionó en el Shabad7.
Hemos visto el sufrimiento del mundo. El maestro dice que la panacea de todos los males es Nam-bhakti. No hay ningún placer igual a la devoción y amor por el Señor. Solo en el rostro del gurú veremos un destello de lo divino en este mundo. Hasta que no despertemos la espiritualidad dentro de nosotros, no la encontraremos fuera. Cuando nos esforzamos, experimentamos la cercanía de lo divino.
El maestro nunca cambia su mensaje. Siempre dice que por medio de la meditación lograremos alcanzar el propósito de nuestra vida. Como Baba Jaimal Singh escribió a su futuro sucesor, el Gran Maestro, Sawan Singh Ji:
Ya sea trabajando, moviéndote o sentado, mantén tus pensamientos fijos en el simran todo el tiempo. Tu simran, y el de cualquier persona, se aceptan en todo momento en la corte de Hazur. Escucha el Shabad-dhun y recuerda que tanto si tu mente lo escucha como si no, o si apenas lo percibe, tu esfuerzo siempre es aceptado8.
Siempre habrá problemas en el mundo. Ya sea en la actualidad o en épocas anteriores, aunque el mundo cambie físicamente, la mente siempre es la misma. Hasta que no aceptemos las enseñanzas del gurú, entreguemos nuestro cuerpo y nuestra mente al maestro, y hagamos un esfuerzo para ser buenos discípulos en la medida de nuestra habilidad y circunstancias, no lograremos alcanzar la felicidad, que es nuestra meta. No importa si lo llamamos felicidad, paz o satisfacción, porque solo lo encontraremos en el interior de nosotros mismos con la gracia del Señor. No te pierdas en el caos o falsedad del mundo. Mirdad dijo: “Hablar es en el mejor de los casos una mentira honesta”9. Cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer, nunca nos dará lo que realmente buscamos.
Hay dos senderos frente a nosotros: el sendero de la mente y el sendero del amor, que es el sendero de los maestros. No hay ninguna alegría comparable a rendirse y seguir sinceramente con todo nuestro corazón el sendero del maestro. No importa lo débiles que nos sintamos, o lo poco que hayamos hecho en el pasado, o lo mucho que nos hayamos desviado, o que fracasemos, siempre recuerda, puede que seamos un cero, pero con el maestro siendo un uno, ¡siempre seremos un diez ya que él está siempre con nosotros!
Inténtalo. Intenta estar con él mientras caminas, mientras trabajas, mientras cocinas. Estar con él cuando estás alegre, cuando estás triste, cuando te sientes solo, y cuando te sientes inspirado. Él nunca está ausente. Somos nosotros los que nos ausentamos. Haz tu trabajo como si el maestro estuviera justo a tu lado, viéndote hacer tu simran o escuchando el sonido. Vigila la mente como un observador y no como un participante. observa cómo reacciona, cómo se comporta, cómo la atrae el mundo o el maestro. Observa cómo se siente cuando eres amable, cuando estás enfadado, cuando estás asustado. Vigila la mente sabiendo que el maestro también la está vigilando. Él no juzga. Solo quiere lo mejor para ti. Son tus acciones las que te traen más y más bendiciones.
No puedes imaginar cómo cambia tu mundo cuando cambia tu mente. Tú eres el comandante. Tú controlas la mente. Nunca digas “No puedo”. Puedes por una simple razón: el maestro está en tu interior. Eso significa fuerza ilimitada para seguirle a él y no a la mente. Solo se necesita un poco de práctica para lograr algunos resultados. Entonces tendrás experiencia, paso a paso. Este es el sendero más agradecido que se pueda seguir. Haz que tu vida sea digna de la gracia que has recibido por conseguir la forma más elevada de la creación, la forma humana. Todo es posible ahora. El gurú ha venido de la región mas elevada y te ha concedido el Nam. Te está protegiendo, está tirando de ti, te está enseñando, y te está amando. Permanece quieto y receptivo. Sentirás su presencia. Baba Ji ha dicho en numerosas ocasiones:
La espiritualidad es la percepción de la constante presencia de lo divino.
Este es nuestro tesoro. Reclámalo ahora. Él nos ha dado el mayor regalo y todos tenemos la capacidad de lograr nuestras mayores aspiraciones. No dejes que la mente se interponga en el camino.
Shams-e Tabrizi dijo:
Tienes que ser tan celoso y tan ardiente en tu búsqueda que, si tu ardor alcanza a alguien, él también te acompañe…10.
El sendero en el que estamos es simple. Mantenlo simple. No te pierdas en las maquinaciones de la mente. ¡El maestro dice que el sendero se puede seguir tanto por alguien de cinco años como por alguien de ochenta! Esto significa que es muy sencillo. Nuestras preguntas, nuestros análisis no nos llevarán lejos. ¿Qué se puede entender con cinco años? ¡Sin embargo con cinco años se pueden poner en práctica las instrucciones del maestro! Podemos repetir las palabras sagradas. Podemos escuchar o tratar de escuchar el sonido. ¡Qué es lo que lo hace difícil? ¡Nuestros hábitos, nuestros apegos, nuestros deseos, nuestra mente! Un niño no juzga cómo lo hacemos nosotros. El maestro dice: dale a un niño un diamante o un vulgar trozo de cristal y lo aceptará por igual. El regalo es precioso por quien lo está regalando, no por su composición. Saca tu “yo” del camino, dice el maestro. Tulsi Sahib dice:
En satsang el secreto insondable se revela;
el alma limpia sus prismáticos preparándose
para su viaje.Renunciando a las tendencias de la mente observa en el interior;
cuando esta práctica madura,
el alma es elevada a la orilla (interior), el tercer ojo.Añora subir alto en el cielo
y anhela contemplarle noche y día;
de este modo el alma queda conectada interiormente,
atesorando la riqueza necesaria para alcanzar
la morada del amado.Tulsi dice: Solo a través de la experiencia personal
he logrado este entendimiento: el alma
que verdaderamente ama a su querido esposo
alcanza su meta11.
Este poema nos revela la esencia de nuestra asociación con el maestro y nuestro desapegado esfuerzo en la meditación. Meditamos de acuerdo con las instrucciones del maestro. Pero no debemos suponer que estamos teniendo éxito o fracasando, basándonos en nuestros esfuerzos (por ejemplo, sentándome cinco horas debería ver resultados). No existe ninguna escala que podamos utilizar para determinar nuestro progreso. Eso está enteramente en manos del maestro. Y Tulsi está diciendo que la meditación crea un intenso anhelo, una añoranza que se va convirtiendo en amor. Nuestra práctica crea la conexión en el interior, que se convierte en experiencia. Cualquier cosa que hagamos para recordar al maestro y al Señor –ya sea meditación, seva, lectura que hagamos o satsangs a los que asistamos– están atesorando la riqueza necesaria para alcanzar la morada del amado.
Maharaj Charan Singh solía decir que todo ocurre automáticamente. Haz el esfuerzo, haz el trabajo, y todo ocurre automáticamente. Deja ir todos tus pensamientos, todos tus planes, y confía en el Señor y en el maestro. Si fracasas en cada paso, significa que lo estás intentando, haciendo el esfuerzo. Confía en él. Él sabe lo que está haciendo. Conviértete en un niño en lo que se refiere al sendero.
Acudamos otra vez a Tulsi.
Cuando el alma trabaja duro para sintonizarse con el Shabad,
el surat y nirat se van despertando,
y se manifiesta el verdadero Shabad12.
Escucha su mensaje. Dice lo mismo que Baba Ji dice hoy en día. Es nuestro esfuerzo lo que está en nuestras manos. Es nuestro esfuerzo lo que cuenta. Es nuestro esfuerzo lo que hace volar al pájaro con dos alas. Nosotros no podemos despertar la capacidad de ver y oír la luz y el sonido. Pero con nuestro esfuerzo, nuestra práctica, algo sucede más allá de nuestro entendimiento. Automáticamente, en el momento propicio, el poder del alma de ver y oír se despierta. Sin el esfuerzo, nada madura, nada despierta. Por ello, nuestro esfuerzo es una llave que nunca debemos descuidar.
Vayamos a Tulsi una vez más:
Cuando la mente, esta abeja inquieta, atiende al satsang,
todos sus vicios y pasiones se eliminan.Cuando un pastelero hace jalebi (un dulce), lo baña en sirope;
Se absorbe y empapa de sirope.
Así mismo cuando el néctar de la compañía de los santos
lo absorbe la mente,
sus tendencias negativas se disipan13.
En estos tiempos de covid, cuando echamos de menos la compañía física del maestro, recuerda siempre que Soami Ji dijo que no había diferencia entre el maestro interior y el exterior. Siempre estamos en compañía del maestro durante la meditación, le veamos o no le veamos. Como dijo escuetamente un comentarista de Tulsi Sahib: “El conocimiento espiritual empieza a través del satsang externo, y uno logra la verdadera realización de ese conocimiento a través del satsang interno”.
Nunca estás solo, y estando iniciado, está a tu alcance. Repetimos la afirmación de Baba Ji:
La espiritualidad es la percepción de la constante presencia de lo divino.
- Shams-e Tabrizi, p. 142
- Johann Wolfgang von Goethe, Das Göttliche (The Divine)
- Shams-e Tabrizi, p. 130 (citando a Attar)
- Shams-e Tabrizi, p. 131
- Jap Ji: A Perspective, pp. 99–100
- Tulsi Sahib, p. 163
- Ibíd
- Maharaj Jaimal Singh, Cartas espirituales, #20
- El libro de Mirdad, cabecera del cap. 12
- Shams-e Tabrizi, p. 303
- Tulsi Sahib, p. 120
- Ibíd, p. 121
- Ibíd, p. 121