El desánimo en la meditación - RSSB Satsangs & Composiciones

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El desánimo en la meditación

En una de sus cartas, el Gran Maestro escribió:

¿Cuál es el propósito de nuestra vida? El ser humano ha nacido para fundir su alma con su fuente y no tener que nacer otra vez en este mundo. El mayor servicio que se puede rendir es fundir el alma (liberándola de los apegos de la mente y la materia) en este océano de paz y felicidad del que es parte integrante, una gota1.

El sendero que seguimos consiste en explorar la espiritualidad a través de una práctica de meditación diseñada para ayudarnos a comprender la naturaleza de la existencia humana y experimentar niveles superiores de conciencia para fundir nuestra alma en el océano de paz y dicha.

Somos principiantes en un largo viaje. En el proceso de nuestra búsqueda, y por inmensa gracia y después de muchas vidas, hemos llegado a los pies de un maestro espiritual. Él nos ha dado una técnica para evolucionar espiritualmente con su guía y apoyo.

Nuestra verdadera identidad es el alma, y el alma, que es una gota del océano de conciencia o Dios, anhela regresar a su hogar verdadero y hacerse uno con el Padre supremo. La técnica de meditación que se nos enseña consiste en la repetición o simran de los cinco nombres sagrados, con el fin de aquietar, calmar y purificar la mente, seguido del bhajan o la audición del sonido espiritual interno. Los maestros enseñan que este sonido, al que los santos se refieren como Shabad o Nam, es una manifestación de Dios que crea y sostiene toda la creación. Es la Palabra de la Biblia y el Logos de la filosofía griega.

Esta práctica de meditación se apoya en un modo de vida específico, que incluye una dieta lactovegetariana, la abstención de drogas que alteran la mente, bebidas alcohólicas y productos derivados del tabaco, y llevar una vida moral limpia.

La meditación diaria forma parte del estilo de vida del discípulo. Es una disciplina espiritual. No es tan fácil conquistar la mente y el ego, que están acostumbrados a correr tras el mundo durante eones. Puede parecer un reto insuperable. Tendremos altibajos y a veces podremos sentirnos secos y desanimados en nuestros esfuerzos en la meditación. Sin embargo, es algo que nos hemos comprometido a realizar, así que tenemos que seguir haciéndolo.

Hay una historia que cuenta que el diablo coloca todas sus herramientas sobre una mesa. Alguien se acerca y ve una herramienta inusualmente grande y reluciente. “¿Qué es esta herramienta?”. “Oh”, dice el diablo, “¡esta es mi mejor herramienta! Es el desánimo”.

Aunque los maestros afirman que no hay fracasos en Sant Mat, a veces podemos sentir que estamos fracasando o que no estamos progresando.

Después de subir a la cumbre de una montaña, el alpinista se para en la cima con asombro y una gran sensación de satisfacción y maravilla. Al mirar hacia abajo ve que su ascenso, su viaje, tiene un significado real. Pero si hubiera volado hasta la cima de la montaña en un helicóptero, no sentiría tanto ese significado, comprensión y asombro. Es el viaje el que hace que el destino sea más significativo. La lucha y el esfuerzo parecen contribuir a que nos convirtamos en mejores personas y, tal vez, a que seamos discípulos más merecedores.

En cuanto a tu bhajan y simran, en el sendero el progreso no se realiza con la misma velocidad para todos; sin embargo, siempre hay progreso, incluso cuando no lo notemos. Ningún esfuerzo es en vano. Uno debe seguir trabajando amorosa y regularmente sin ponerse a evaluar cada semana o cada mes el progreso que haya alcanzado. Esto solo llega a conocerlo uno automáticamente cuando la senda está bastante clara y uno se está aproximando al centro del ojo o ha mejorado apreciablemente la concentración2.

Siempre hay progreso aunque no seamos conscientes de él. Tal vez, cuando intentamos evaluar nuestros esfuerzos, tengamos una sensación de desánimo. Tal vez, tratar de evaluar nuestros propios esfuerzos es una jugada equivocada porque no podemos ver el panorama completo.

Descorazonar o desanimar a alguien es privarlo de su coraje, esperanza o confianza. El prefijo des en descorazonar significa “quitar”, por lo que descorazonar significa quitarle a uno el coraje. La raíz de la palabra “coraje” viene del francés coeur, que significa “corazón”. “Descorazonar" es quitar el corazón o, como dice la definición, desanimar.

Pero, ¿cómo definimos el coraje?; ¿qué es lo que se quita? El coraje se define como: valor, espíritu, resolución, tenacidad; fuerza mental o moral para resistir la oposición o las dificultades. El coraje implica firmeza de ánimo y fuerza de voluntad ante el peligro o la dificultad extrema. Por lo tanto, como coraje se aplica a nuestro camino espiritual, necesitamos tenacidad y fuerza moral para resistir la oposición y las dificultades: firmeza de ánimo y fuerza de voluntad ante la dificultad.

Ser un buscador espiritual significa tener la valentía de enfrentarse a la propia mortalidad y sentirse atraído hacia la búsqueda de respuestas a los misterios de la vida. Mirar nuestra propia vida con honestidad requiere valor. Buscar los misterios de la vida requiere valor.

Cuando tenemos un largo camino que recorrer y estamos cansados, y parece que el final está lejos, podemos sentirnos desanimados o descorazonados. Es humano y normal que el camino y la distancia que tenemos que recorrer nos parezcan largos. Pero siempre que el camino parece demasiado largo, viene el maestro y nos recuerda que debemos animarnos.

Dar un paso atrás y ver nuestras circunstancias desde un nivel superior puede darnos una nueva perspectiva. Como escribe el Gran Maestro:

Por favor no te sientas decepcionado ante lo que tú llamas “retroceso”. En el sendero no existe tal retroceso, aunque estas rachas de sequedad y falta de devoción se den en la vida del devoto. En realidad, esos períodos de depresión van destinados a espolearnos a realizar mayores esfuerzos. De otro modo estaríamos expuestos a quedar estáticos y sentirnos satisfechos.

En este sendero no hay motivos para el desaliento. Sigue atendiendo diariamente a tu meditación con amor y devoción, dejando el resto en sus manos. Él ya conoce su deber, y no dejará de pagar los jornales devengados. Mientras estemos aquí siempre tendremos preocupaciones mundanas de una u otra clase. Procura elevarte por encima de ellas y mantener tus pensamientos en la meditación3.

En este viaje habrá altibajos. Habrá momentos de aridez, pero incluso estos tienen un propósito. Nos impulsan a un mayor esfuerzo.

La aceptación y comprensión de nuestras dificultades nos ayudan a tener una visión más amplia. Es posible que el hecho de que Dios nos haya iniciado en este largo y aparentemente difícil viaje tenga algún significado. Nos vemos obligados a recordar que la vida es difícil y que es una batalla ardua. No hay circunstancias idóneas y todos tenemos dificultades.

Los maestros nos animan a seguir adelante. Dicen que saben que tenemos retos y dificultades, pero que estas cosas nos enseñan y nos hacen fuertes. Así aprendemos a ser mejores personas, más amorosas y flexibles. Trabajamos por un ideal, nos esforzamos por un ideal. El maestro suele decir que si fuéramos perfectos, no estaríamos aquí. Los maestros lo aceptan y nos animan en este esfuerzo por mejorar. Todos somos almas que luchan por mejorar. Ninguno de nosotros es perfecto todavía.

Los maestros nos dicen que siempre estamos progresando, aunque no nos demos cuenta. Intentar evaluarnos a nosotros mismos es una mala idea porque no podemos hacerlo con precisión. Él tiene sus propios plazos y sabe cuándo es seguro incrementar nuestro amor. En Wake-Up Call leemos:

Lo único que podemos decir con certeza es que todos hemos recibido las circunstancias precisas más convenientes para poder saldar mejor nuestros karmas, vivir nuestro destino y cumplir nuestros deberes en esta vida, y al mismo tiempo, poder ser conscientes de nuestro potencial espiritual4.

Tal vez hayamos leído la historia del rey de Bujara, que pidió al santo Kabir iniciarse y este le dijo: “No, no estás preparado”. Entonces Kabir le pidió a su esposa Mai Loi que arrojara la basura de la casa sobre la cabeza del rey, que estaba en el patio. El rey reaccionó violenta y arrogantemente. Pasados algunos años el rey reiteró su petición y cuando Kabir volvió a pedirle a su esposa que arrojara la basura sobre la cabeza del rey, esta vez él respondió humildemente: “¡Ojalá que tú, el hacedor de esto, vivas muchos años!”. La primera vez la mente del rey estaba aún llena de ego. Tenía que ser tratada de esa forma”5.

Esta historia es representativa de lo que tenemos que pasar en la vida. Estamos pagando los resultados de nuestras propias acciones. El rey finalmente se volvió humilde a través de su servicio a Kabir y aceptó de buen grado que le echaran la basura sobre su cabeza. De este modo, nosotros nos volvemos humildes cuando aceptamos los acontecimientos de nuestra vida comprensivamente. El maestro nos aconseja que pasemos por todo y nos mantengamos alegres. Seguir adelante. Y seguir optimistas. ¡Tener ánimo! ¡Tener valentía!

El maestro siempre nos aconseja que tengamos una actitud positiva. Aunque tengamos obstáculos, luchas y dificultades que superar, se nos otorgará la fuerza y la sabiduría necesarias para superar esos obstáculos. Se nos dará la comprensión de que estas experiencias son el resultado de nuestras propias acciones, y adquiriremos la capacidad de aprender de estas experiencias. Nos convertiremos en personas mejores y más fuertes.

Tenemos que ser pacientes y seguir trabajando. Todo está en sus manos. Él no arrancará el fruto del árbol hasta que esté maduro. Los maestros nos recuerdan con frecuencia que saben cuándo es el momento adecuado para aumentar su amor en nuestros corazones.

Este sendero se describe como una “escuela de misticismo práctico”. Es una escuela. Nos matriculamos. Asistimos a clases (meditación, satsang). Es un proceso paso a paso. Un niño de jardín de infancia no puede obtener un título de doctorado de un día para otro. Pero asistimos a la escuela todos los días, y poco a poco crecemos y aprendemos.

Por mucho que sintamos que estamos fallando en nuestra meditación, lo único que importa es el esfuerzo: nuestra intención, nuestro deseo de esforzarnos. Si tenemos expectativas sobre los resultados, perderemos la visión general. El maestro es consciente de nuestros esfuerzos y nos dará resultados cuando sepa que estamos preparados para experimentarlos y digerirlos. También quiere que pasemos por nuestros karmas y cumplamos con nuestras responsabilidades. Nuestro esfuerzo en sí es algo maravilloso. Juega un papel importante en este gran proceso evolutivo que estamos atravesando. Hazur Maharaj Ji escribió en una carta a un discípulo:

Incluso ante el aparente fracaso uno debe continuar la práctica con fe y devoción. La mente ha estado saliendo afuera por incontables edades, y cada vez se ha dispersado más. El objetivo es recoger la mente en el punto de concentración, establecer contacto con el Shabad y comenzar el viaje de regreso al hogar. La primera etapa es la más difícil y lleva mucho tiempo, su duración depende de los resultados de nuestras pasadas acciones más la sinceridad y cantidad de constante esfuerzo que pongamos en seguir las instrucciones. El esfuerzo y la gracia van de la mano. Cuanto más esfuerzo, más gracia recibiremos para poder esforzarnos más hasta que lleguemos a la meta6.

A un padre le encanta ver cómo su hijo pequeño intenta hacer algo que está por encima de sus posibilidades: tal vez levantar una piedra pesada o subir una escalera. No es posible que el niño lo haga solo. Pero la madre sonríe con cariño mientras su hijo lo intenta. Extiende sus brazos protectores para sostener a su hijo en caso de que se caiga. Así pues, el Padre supremo se alegra de nuestros esfuerzos. Y el maestro nos dice que el progreso siempre está presente, aunque no podamos percibirlo.

Es la gracia del maestro la que nos ha atraído al sendero y la que nos da esta práctica de meditación. Sin su gracia ni siquiera estaríamos interesados en la espiritualidad. No estaríamos desanimados por nuestra práctica de meditación porque ni siquiera intentaríamos meditar. Todo es por gracia del Señor. Todo ha sido iniciado por el Señor. Como dice Hazur Maharaj Ji en Muere para vivir:

¿Quién nos hace anhelar? No es nuestra meditación. Es el Padre mismo. Él nos desarraiga de aquí y nos lleva a su propio nivel. Prácticamente no hacemos nada. Puedes atribuirte el mérito de haberte sentado durante dos o tres horas, pero hay algo que te hace sentarte. No eres tú. Por ti mismo, nunca te sentarías, ni siquiera durante cinco minutos. Así que si ves esto desde una perspectiva más elevada, es definitivamente el Padre quien nos lleva a su propio nivel. No son nuestros esfuerzos en absoluto7.

Por eso, aunque todos tengamos batallas, su gracia está detrás de todos nuestros esfuerzos y nuestros altibajos. La batalla tiene sentido cuando llegamos a la cima de la montaña. Thomas Merton, un monje católico trapense, habla de nuestras profundas carencias cuando intentamos realizar a Dios en los momentos de desánimo. Dice:

La oración y el amor se aprenden realmente en la hora en que la oración se hace imposible y tu corazón se convierte en piedra... Te beneficiaría mucho resistir pacientemente las distracciones y aprender algo de tu propia impotencia e incapacidad. Por muy distraído que estés, reza con esfuerzos pacíficos, incluso quizás inarticulados, para centrar tu corazón en Dios, que está presente para ti a pesar de todo lo que pase por tu mente. Su presencia no depende de tus pensamientos sobre él. Él siempre está presente. Si no estuviera, no podrías existir. El recuerdo de su presencia constante es el ancla más segura para nuestras mentes y corazones en las tormentas de distracción y tentación por las que somos purificados8.

Ahora que hemos comprobado que todo esto se debe a la gracia del Señor, podemos dedicar nuestra atención a seguir sus instrucciones sin expectativas ni juicios.

Sí, tenemos obstáculos y dificultades. Pero, al mismo tiempo, tenemos esa sensación de asombro y gracia a medida que avanzamos en nuestra vida. Nos esforzamos por acercarnos a Dios. En nuestra vida cotidiana, la presencia divina está siempre disponible. El río de amor y paz fluye por nuestras vidas si dedicamos tiempo a buscarlo, escucharlo y experimentarlo. Podemos tener dificultades, pero al mismo tiempo tenemos la sensación de una presencia espiritual, el Shabad, la gracia del maestro. Mientras nos esforzamos por seguir el sendero, es su gracia la que nos da el coraje y la inspiración para seguir adelante.


  1. Joyas espirituales, carta 150
  2. Luz sobre Sant Mat, carta 338
  3. En busca de la luz, carta 365
  4. Wake-Up Call, p. 66
  5. Cuentos del oriente místico, “El rey de Bujara”, p. 17
  6. Luz sobre Sant Mat, carta 260
  7. Muere para vivir, p. 332
  8. Thomas Merton, New Seeds Of Contemplation, NY: New Directions, 2007; pp. 221, 222, 224