La razón de vivir - RSSB Satsangs & Composiciones

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La razón de vivir

Shakespeare escribió muchos sonetos románticos, poemas, obras dramáticas y tragedias. En una de esas tragedias, El rey Lear, el rey le dice a su mano derecha, el conde de Gloucester: "Cuando nacemos, lloramos por haber llegado (de nuevo) a esta etapa de tontos"1.

Una perspectiva diferente sobre el nacimiento, quizás ¡un poco cínica pero verdadera! Porque, en efecto, somos necios, ya que la mayoría de nosotros no utilizamos esta vida para el propósito que se nos dio; no nos damos cuenta de que todas estas alegrías, apegos y experiencias –este dolor y su consiguiente influencia en nuestras variadas vidas– no es el propósito principal de la vida. Los santos siempre nos han dicho que la razón principal de la vida es volver a nuestro hogar original –volver a Dios–, que Dios reside dentro de este cuerpo, y el camino hacia él también está dentro de este cuerpo. El hecho de que él no pueda ser visto, sentido o saboreado, o que la técnica correcta para ser consciente de su existencia sea desconocida para nosotros, no significa que él no esté ahí.

Gurú Amar Das dice:

El Señor mismo habita dentro del cuerpo;
  él es invisible y no puede ser visto.
El insensato y obstinado no lo entiende;
  sale a buscarlo.
AG, Rag Suhi, M3, p. 7542.

Los santos nos han explicado continuamente que él se encuentra dentro del cuerpo. Los científicos suelen afirmar que él no existe en absoluto, que Dios es solo un producto de nuestra imaginación, que es solo una muleta para sostener un carácter débil e inepto. Pero los científicos no pueden explicar lo de la fuerza vital; no pueden decirnos qué "se va" cuando un cuerpo muere.

Los místicos nos dicen que Dios es esa fuerza vital en todos, que se manifiesta como luz y sonido, y que todo lo que tenemos que hacer para contactar con Dios es, en primer lugar, ser conscientes de su existencia, y luego controlar nuestra mente y cambiar el foco de nuestra atención para ser conscientes de su compañía. Nos recuerdan que todos tenemos ese potencial y que estamos aquí únicamente para cumplir ese destino.

Pero ¿cuántos de nosotros lo hacemos? La mayoría de nosotros estamos demasiado absortos en los aspectos físicos de la vida: intentamos disfrutar de la vida al máximo: jugamos demasiado tiempo, trabajamos demasiado, gastamos demasiado, nos damos demasiados caprichos. Desperdiciamos nuestro tiempo, ignoramos las señales de alarma y morimos demasiado jóvenes y rápidamente. Este uso de la vida, el destino, y una observación sobre el modo en que desperdiciamos esta preciosa oportunidad están exquisitamente expuestos en un poema de James Rhoades (1841-1923), citado en el libro Sarmad, Martyr to Love Divine:

Lo que eres no lo sueñas; es tan inmenso que, ¡he aquí,
  el tiempo presente, el tiempo futuro y el tiempo pasado
  no son más que los sépalos (pétalos) de tu alma que se abre,
  cuya flor llenará al fin el universo.
Reflexionas sobre la luna, las estrellas, el cielo,
  por qué se arremolinan los vientos, cómo corren las aguas,
  pero consideras con demasiada ligereza a tu ser
  que es mil milagros en uno
3.

¿Quiénes somos nosotros? ¿Quién eres tú?
Ni siquiera soñamos con lo que somos, con lo que somos capaces de hacer, con que somos "tan inmensos, tan inmensos, que nuestro potencial es ilimitado". "Tiempo presente, tiempo futuro, tiempo pasado”; este es un tiempo de comprensión creciente, un tiempo de aprendizaje de quiénes somos realmente, bellamente explicado como “los sépalos (pétalos) de tu alma que se abre, cuya flor llenará al fin el universo”. Piensa: ¿Quiénes somos? ¿Quién es el yo verdadero? Los místicos nos han dicho repetidamente que no somos solo este cuerpo, al que llamamos yo o , que somos mucho más que eso. Somos alma, una entidad que no muere, no envejece, que ha existido en diferentes formas y cuerpos desde que esta creación llegó a existir. Soami Ji nos dice: "Después de estar a la deriva durante millones de nacimientos, has obtenido esta preciosa forma humana"4.

Pasamos esta vida enorgulleciéndonos de nuestra capacidad de aumentar nuestros logros, riquezas y posesiones, de mejorar nuestro cuerpo, de cuidar a nuestra familia, de desarrollar nuestra posición, pero aun así siempre queremos más, y son estos deseos insatisfechos los que nos mantienen aquí, volviendo vida tras vida a esta creación física. Sin embargo, ¿de qué podemos estar orgullosos? Nuestra juventud y belleza, nuestra fuerza e intelecto, nuestra riqueza y salud, nuestra autoridad o estatus en la vida; si es así, tenemos que preguntarnos ¿por qué? ¿Conservaremos todas estas cosas? Todos estos atributos nos acompañan solo unos años, y luego se desvanecen en la vejez, en el vacío, en la historia. Se convierten en simples recuerdos personales, sin significado para nadie más, como fotografías en un álbum, y sin embargo estamos muy orgullosos de ellos durante el corto tiempo que existen.

Lo que eres, no lo sueñas; es tan inmenso...

Y aun así los místicos nos recuerdan constantemente que merecemos y debemos esperar más que estos atributos y logros físicos. En todas las épocas, países y lenguas, los santos nos han dicho a través de sus escritos que esta forma humana es la "cima de la creación", que estamos hechos a "imagen de Dios", que el tiempo –pasado, presente y futuro– es solo un sueño pasajero, una ilusión. Pero para el verdadero nosotros, nuestra alma, el tiempo no es nada –somos el universo entero, tan vasto– y sin embargo perdemos el tiempo y nos preocupamos por todas las cosas insignificantes, como las estrellas, el cielo y los fenómenos físicos. (¿Saldrá el sol mañana? ¿Se perderán las cosechas? ¿Habrá guerra? ¿Serán felices mis hijos? ¿Se desplomará la bolsa? ¿Nos enfermaremos de covid? Son cosas sobre las que poco o nada podemos hacer). Pero aun así nunca pensamos en nuestro yo, el verdadero nosotros que es mil milagros en uno. Tenemos todo a nuestra disposición; el tiempo que pasa es para aprender y crecer, y ni siquiera nos planteamos utilizarlo correctamente. Como nos recordaba Gurú Amar Das sobre la inutilidad de buscar al Señor fuera:

El Señor mismo habita dentro del cuerpo;
  él es invisible y no puede ser visto.

Cada pensamiento y acción, cada experiencia por la que pasa el alma en interminables épocas, está grabada en este cuerpo; todo el conocimiento, la riqueza, la sabiduría, la felicidad y la paz están almacenados en él, y aun así salimos fuera en busca de estas cosas: ¿Por qué? Desgraciadamente nuestra mente entra en juego, se involucra en todas las experiencias atractivas que el mundo ofrece, así que vamos a buscar allí la felicidad y la plenitud. Pero a menos que tengamos la gran suerte de conocer a alguien que pueda guiarnos hacia el camino interno donde el verdadero milagro de la vida puede tener lugar, donde podemos encontrar la verdadera paz y felicidad, no tenemos idea de las posibilidades. En palabras de Gurú Amar Das:

En este cuerpo hay miríadas de cosas,
  pero solo se ven si se realiza la verdad
  a través del gurú.
Y cerrando las nueve puertas,
  se entra en la décima puerta (del ser).
Él así se libera
  y escucha la música incesante de la Palabra5.

Y Hazur Maharaj Ji comentó de manera similar:

Este cuerpo no es simplemente un muñeco de casi dos metros de altura, ni consta solamente de sangre, carne y huesos. Dios ha ocultado incontables tesoros en él. Incluso el mismo Dios habita en él. Pero en tanto no hallemos a un maestro verdadero no estaremos en condiciones de realizar investigaciones en el cuerpo, ni de encontrar al Señor6.

Una de las tragedias es que rara vez nos damos cuenta de lo corta que es nuestra vida y de su verdadero propósito. Tenemos que apreciar lo que podemos lograr –si tan solo investigáramos nuestro potencial ilimitado– antes de descubrir lo rápido que desaparecerá nuestro tiempo aquí. Como nos dijo Maharaj Sawan Singh en Philosophy of the Masters, Vol. II:

Pero la mejor característica del cuerpo es que es el templo del alma, y cualquier respeto u honor que se le deba es merecido solo mientras el alma resida en el cuerpo. Por lo tanto, deberíamos dedicar algo de tiempo al desarrollo de nuestra alma, cuando perdemos tanto tiempo en nutrir el cuerpo día y noche7.

A menudo, incluso cuando una persona está dotada de una salud y una riqueza perfectas, de inteligencia, de amigos y relaciones fieles, y de la parafernalia moderna de la felicidad, sigue sintiéndose insatisfecha, especialmente cuando se sienta tranquilamente a solas, tratando de comprender el porqué y el para qué de todo ello.

Distracciones
En el período que se recuerda, puede haber pocas personas en el mundo cuyas vidas no hayan sido fragmentadas y afectadas por guerras, revoluciones, trastornos económicos y epidemias que parecen ser caóticas y no conducen a ninguna parte. Una cita de un autor no identificado dice: "La vida es como un rompecabezas al que le faltan la mayoría de las piezas".

Es difícil, al pasar por esta vida, no considerar nuestro paso de los años como incidentes aleatorios intercalados con buena y mala suerte. Es como el rompecabezas: desgraciadamente, la mayoría de la gente piensa que lo ha diseñado, que ha hecho las piezas y que las ha montado ella sola. Al no conocer el cuadro completo, lo que la vida nos depara, ¿es de extrañar que algunos pensemos que nos falta la mitad de las piezas? ¿Cómo podemos pensar que tenemos el control de nuestras vidas cuando no podemos planificar y ejecutar con éxito los acontecimientos de un día? ¿Cómo podemos pensar que no nos vamos a decepcionar hoy? ¡Observa la perfecta integración de toda la vida que nos rodea! ¿Cómo podemos entonces negar que todo está ocurriendo de acuerdo con un plan maestro?; ¿cómo podríamos pensar que todo lo que vemos a nuestro alrededor es un accidente, una serie de eventos que ocurren por selección aleatoria?

El maestro nos dice que todos los acontecimientos de la vida ocurren según un plan predestinado, que nada en nuestra vida es irrelevante, que nada es un acontecimiento demasiado pequeño; vemos una y otra vez que dos piezas de este rompecabezas, si solo se ven desde una perspectiva física o intelectual, no encajan. Pero tenemos que mantener la mente abierta, utilizar un poco de pensamiento lateral y pasar a un concepto diferente –el espiritual– que da mucho más sentido al significado de la vida y a un propósito que se va desarrollando.

Esto nos lleva a la pregunta más seria y profunda que puede hacerse la gente: ¿cuál y por qué es el verdadero sentido de la vida? Y cuando empecemos a investigar con una mente abierta, necesitaremos valor y fe. Inmediatamente cuestionamos los valores y las respuestas normalmente aceptadas. Se nos dice que una de las cosas más urgentes en este mundo es el "autodescubrimiento".

Que, ¡he aquí!, el tiempo presente, el tiempo futuro y el tiempo pasado,
no son más que los pétalos (sépalos) de tu alma que se abre,
cuya flor llenará al fin el universo...

El tiempo: utilízalo con sabiduría
En La nube del no-saber, escrita por un monje inglés del siglo XIV, se nos advierte de la importancia de emplear nuestro tiempo sabiamente:

Así que ten mucho cuidado con el uso de tu tiempo. No hay nada más valioso. En un abrir y cerrar de ojos se puede ganar o perder el cielo. Dios muestra que el tiempo es precioso, pues nunca da dos momentos de tiempo uno al lado del otro, sino siempre en sucesión… El tiempo está hecho para el ser humano, no el ser humano para el tiempo.... El ser humano no tendrá excusa ante Dios en el día del juicio, cuando dé cuenta de cómo ha empleado su tiempo8.

El tiempo y el cambio se explican en el Libro de Mirdad. Mirdad utiliza la metáfora del tiempo como una rueda, e ilustra que el cambio es una ilusión.

Sientes el asombroso cambio de las estaciones y crees, por tanto, que todo está en las garras del cambio. Pero también se admite que el poder que pliega y despliega las estaciones es eternamente uno y el mismo...

¡Qué crédulos sois! ¡Cómo os dejáis engañar con los ardides que vuestros propios sentidos os juegan! ¿Dónde está vuestra imaginación? Solamente con ella podréis ver que todas las transformaciones que os dejan atónitos, no son más que trucos de prestidigitación9.

Continúa diciéndonos que todo es humo y espejos, un truco de ilusionista:

Solo uno es el camino de la vida y de la muerte, ¡oh, monjes!, sobre la llanta de la rueda del tiempo, pues el movimiento en círculo jamás puede alcanzar el fin. Y jamás se agota. Y todo movimiento en el mundo es un movimiento circular. ¿Acaso el ser humano se podrá liberar algún día del círculo vicioso del tiempo? Sí, el ser humano se liberará, pues es el heredero de la libertad sagrada de Dios.

La rueda del tiempo gira, pero su eje está siempre en reposo. Dios es el eje de la rueda del tiempo. Aunque todo gira alrededor de él en el tiempo y en el espacio, él está siempre fuera del tiempo y del espacio. Aunque todo proceda de su Palabra, su Palabra está tan desprovista del tiempo y del espacio como él.

En el eje, todo es paz. En la llanta todo es agitación. ¿Dónde preferís estar vosotros?10.

Imaginemos la rueda de una bicicleta: si observamos la llanta de la rueda mientras la bicicleta se desplaza, rebota a lo largo de la carretera, golpeando todos los baches y las piedras. Pero el eje, el centro de la rueda, fluye suavemente, ni siquiera parece girar. Así que Mirdad pregunta: "¿Dónde preferís estar vosotros?". ¿En la llanta, haciéndote daño, rebotando, pillando todos los agujeros y baches, o en el centro (el eje), en paz, teniendo un viaje suave?

En verdad os digo, deslizaos desde la llanta del tiempo hacia el eje, y os libraréis de las náuseas del movimiento. Dejad que el tiempo gire alrededor de vosotros, pero vosotros no giréis con el tiempo11.

Y para localizar el eje, todo lo que tenemos que hacer es "deslizar" nuestra atención desde este mundo físico (la llanta) hacia el espiritual (el eje), tal y como nos instruyó el maestro, mediante la meditación en el centro del ojo. Y a través de nuestra meditación –simran, dhyan y bhajan– entrar en contacto con esa luz y sonido interior, para encontrar esa dicha.

En Luz sobre Sant Mat, Hazur Maharaj Ji escribió acerca del uso más efectivo del tiempo que se nos ha dado:

Incluso si uno tuviera que pasar toda su vida exclusivamente buscando, ése no sería tiempo perdido, sino ganado y bien ganado, pues un cimiento firme nos dará una estructura sólida. Por consiguiente, es fundamental que antes de aceptar los principios de Sant Mat, se reflexione y se investigue completa y meticulosamente.

Cuando uno ya se haya decidido, debe ser abandonada la búsqueda, y el conocimiento ha de ser aplicado a las experiencias prácticas. Este cuerpo físico es un raro privilegio y una singular oportunidad, porque el principal objetivo de la vida, la autorrealización, únicamente puede alcanzarse en el cuerpo humano. Tenemos que cumplir nuestros deberes de la vida mundana actuando como seres humanos normales, pero no debemos olvidar la meta y destino12.

El viaje
Esta meta, este destino, es para abrir la flor de nuestra alma. Recorrer el camino de la autorrealización, el objeto principal de la vida, para conocer nuestro ser verdadero. Nuestro viaje espiritual comienza en la planta de los pies y llega hasta la cima de la cabeza. En este cuerpo el viaje espiritual tiene dos etapas. La primera es hasta el centro del ojo, la segunda desde el centro del ojo hasta la parte superior de la cabeza.

En nuestro cuerpo, el alma y la mente están anudadas en el centro del ojo espiritual, en el estado de vigilia. Desde aquí nuestra conciencia se extiende a todo el mundo. Incluso cuando cerramos los ojos, no estamos aquí (en el centro del ojo). Nosotros (nuestras mentes) nunca estamos quietos; más bien, nos encontramos en la llanta de esa rueda, pensando en las ambiciones mundanas, en los asuntos cotidianos, en nuestras relaciones, en la familia y en el trabajo. Nuestras actividades diarias ocupan todos nuestros pensamientos. Todo lo que pensamos ocupa nuestra atención; nos imaginamos estas cosas en el ojo de nuestra mente y nos apegamos a ellas. Ocupan todo nuestro tiempo, soñamos con ellas, y así es como nuestra mente y nuestra atención se han extendido en esta creación, en este mundo de ilusión. Los santos nos recuerdan que todo lo que tenemos que hacer para deslizarnos hacia el eje es invertir esta tendencia, llevar nuestra atención de vuelta, a su punto central de concentración en el centro del ojo, el hogar del alma y la mente en el cuerpo humano. Gurú Ram Das describe nuestro estado actual:

Cada momento, mi mente vaga
  y divaga y corre por todas partes.
No permanece en su propia casa,
  ni siquiera por un instante13.

Si no retiramos nuestra atención al centro del ojo, no podemos concentrarnos en el interior. Ni siquiera podemos dar el primer paso en nuestro viaje espiritual a casa, para que nuestra alma "llene al fin el universo".

Dice Hazur Maharaj Ji:

Incluso el poder de volverse divino es dado al ser humano. Esta alma individual limitada tiene capacidades ilimitadas y no se eleva a regiones superiores simplemente porque no hace uso de esas facultades. Por supuesto que si uno no utiliza debidamente su capacidad de subir a regiones más altas, sino que permanece atado a los placeres sensuales de este mundo, enviado a alguna de las especies inferiores, donde podrá saciarse de estos placeres a su gusto14.

Solo quien ya ha realizado este viaje interior puede guiarnos a esas regiones superiores. Pero debido a que nuestra mente está inmersa en este mundo de los fenómenos, no tenemos ningún concepto de esas regiones espirituales ni de nuestra capacidad para volvernos divinos. Luego Hazur continúa en la misma carta:

Pocos seres humanos saben qué gran mina de paz y dicha se puede hallar dentro de uno mismo. En su ignorancia, el ser humano intenta encontrar estas cosas en los bienes mundanos, en las mujeres y en el vino. Pero la verdadera felicidad no está en el mundo de los sentidos. Para obtener esa paz y felicidad hay que dirigirse a Dios.

La vida no empieza con el nacimiento ni termina con la muerte. Somos una expresión de la vida infinita, que no tuvo principio y ni tendrá nunca fin.

Y ese conocimiento de la "vida infinita" es, en pocas palabras, la razón por la que necesitamos un maestro verdadero que nos muestre el camino para volvernos hacia Dios. Luego, lo que se requiere es la acción: salir de este aprieto en el que nos encontramos. Y subraya la importancia de hacerlo ahora.

Cómo viajar
Debemos llevar un estilo de vida que conduzca a nuestros objetivos espirituales. Para ello,

  • debemos llevar una vida de alta moral, de verdad, honestidad y compasión, viviendo en armonía con nuestros vecinos y el medio ambiente,
  • debemos ser vegetarianos –sin matar – viviendo una vida compasiva,
  • debemos controlar nuestra mente en la medida de lo posible, absteniéndonos del alcohol y de las drogas que afectan a la mente, incluyendo la marihuana y los productos del cáñamo, así como los productos del tabaco.

Estos tres votos son fundamentales para la filosofía y no hay argumentos, ni exclusiones, ni posibles excepciones, ni absolutamente ningún compromiso. Todo lo que él da es completamente gratis, sin ningún cargo en términos de dinero, solo en nuestro compromiso, que nos permite dar nuestro diezmo: una décima parte de nuestro tiempo, 2 horas y media cada día en la meditación como se instruyó en el momento de la iniciación.

El maestro no quiere nada de nosotros, excepto nuestro esfuerzo. No es bueno encontrar una cura para una dolencia y luego no tomar la cura. No podemos dejar nuestros primeros pasos en el camino espiritual hasta que seamos viejos, cuando nuestras responsabilidades mundanas estén completas, cuando nuestros hijos hayan crecido, cuando tengamos suficiente dinero y hayamos comprado todas las cosas de la vida que creemos necesarias, porque si hacemos eso, nunca llegará el día en que comencemos.

Nunca tendremos suficiente tiempo y nuestra mente nunca estará tan satisfecha como para pensar que es suficiente. Si no conocemos nuestro potencial, ¿qué podemos esperar ganar? ¿Cómo puede un niño en el jardín de infancia entender un título universitario y sus beneficios, el amplio espectro de comprensión y realización que puede obtenerse de la educación superior? La función del profesor es guiar al alumno para que alcance ese nivel superior de educación, lentamente, a lo largo de muchos años. No ocurre de la noche a la mañana.

El maestro primero nos muestra la meta; luego nos enseña cómo podemos alcanzar ese objetivo, y nos proporciona estímulo y guía continuos. De hecho, él promete que, una vez que iniciemos este camino, nos hará alcanzar nuestra meta.

Pero ¡qué desperdicio de vida si no aprovechamos al máximo ese momento en que se puede ganar o perder el cielo, si no obtenemos el beneficio para el que fuimos puestos aquí en este mundo material! La única manera de saber cuál es ese verdadero significado, y la única manera de aprender la forma de hacer realidad ese significado, es encontrar un maestro perfecto. Es a partir de él que se nos puede mostrar el método del amor que nos permite elevarnos por encima de esta existencia.

Reflexionas sobre la luna, las estrellas, el cielo,
  por qué se arremolinan los vientos, cómo corren las aguas.
Pero consideras con demasiada ligereza tu ser,
  que es mil milagros en uno.

Miramos el panorama general y nos sentimos abrumados. Si nos preocupáramos solo de lo que podemos hacer, estaríamos mucho mejor: ocuparnos solo de lo que podemos hacer, por pequeño que sea, por personal. Hay una historia del niño pequeño en la playa. Las olas arrastraban pequeñas estrellas de mar. El niño las tiraba de una en una. Un transeúnte lo observó durante un rato y le preguntó al niño qué pensaba que estaba haciendo. Salvando estas estrellas de mar, dijo el niño. El espectador sonrió y le dijo al chico que estaba perdiendo el tiempo, que nunca salvaría todas las estrellas de mar, que para qué molestarse, que no importaba tanto. Bueno, dijo el niño, recogiendo otra estrella de mar y lanzándola de nuevo a las olas, a esa sí le importa.

A la Madre Teresa, cuando le dieron su Premio Nobel, los periodistas le preguntaron: "¿Qué podemos hacer para promover la paz mundial?". Se trata de un ideal de gran alcance, de alto nivel y noble, que los gobiernos, los primeros ministros y los estadistas de alto nivel no pueden contemplar porque piensan en términos de presupuestos y dinero, pero ella lo dividió en una unidad manejable para que cualquiera y todos puedan actuar. Ella respondió: "Hay tanto sufrimiento, tanto odio, tanta miseria, y nosotros con nuestra oración, con nuestro sacrificio, estamos empezando en casa. El amor empieza en casa, y no se trata de cuánto hacemos, sino de cuánto amor ponemos en la acción que hacemos", dijo.

Si podemos ser eficaces con las cosas que podemos hacer, entonces ¿de qué más tenemos que preocuparnos? El problema es que nuestra mente siempre quiere tomar el camino más fácil, pone excusas para no hacer lo que es correcto y a veces difícil. Siempre que tenemos que tomar una decisión, buscamos las respuestas en los sentidos, porque en este mundo físico lo percibimos todo a través de los sentidos; solo conocemos lo que podemos tocar, oír, sentir, saborear y ver, y por eso acudimos automáticamente a esas facultades en busca de respuestas. Pero tenemos que dedicarnos a nuestro verdadero trabajo, nuestro trabajo espiritual, de forma controlada y dedicada. No será rápido, no será fácil, pero el maestro nos asegura que será efectivo.

Maharaj Sawan Singh escribió a un discípulo en El amanecer de la luz:

Una palabra sobre el comportamiento general: La mayor parte de nuestro tiempo lo dedicamos a fines mundanos, por lo que al sentarnos en contemplación solo unas horas, nuestra alma no puede disfrutar adecuadamente del sonido sagrado. Una y otra vez la mente sale y se queda pensando en asuntos mundanos. Por lo tanto, vigila su funcionamiento durante todo el día y procura que no te arrastre. Trata de resistir sus antojos mezquinos y controla su manifestación externa a través de los sentidos...

Nuestro Padre es amor y nosotros somos pequeñas gotas de ese océano de amor. Esta colosal maquinaria del universo funciona con ese principio eterno del amor. Así que trata de ponerte en armonía con este principio de amor. Cuanto más profundamente arraigue en ti el amor del maestro, más débil será el amor mundano en ti. Su amor desplazará el amor de las cosas terrenales. Entonces la mente y el espíritu trascenderán la carne y las cortinas se levantarán ante ti una a una. Los oscuros misterios del universo se te revelarán, y te encontrarás en el regazo amoroso del Padre santo; más aún, serás uno con él...

Luego subraya la suerte que tenemos de estar en esta envidiable posición de saber lo que podemos hacer y tener la oportunidad de hacerlo. Continúa:

Él, por su misericordia, te ha otorgado un don tan noble que todos los tesoros del mundo no tienen comparación con él. Pero no mejorará tu condición si no lo usas. Una persona hambrienta nunca queda satisfecha simplemente citando los nombres de los distintos platos que tiene delante. Aunque las enseñanzas que has recibido son inestimables, no pueden ser de ninguna utilidad a menos que las utilices y te dediques diariamente a los ejercicios espirituales durante todo el tiempo que puedas prescindir de tus compromisos mundanos15.

Como aconsejaba el escritor inglés del siglo XIX Samuel Johnson:

Reflexiona que la vida, como cualquier otra bendición
  obtiene su valor solo por su uso:
No por sí misma, sino por un fin más noble
  el eterno la dio, y ese fin es la virtud16.

Aquí está la clave: cada día, durante todo el tiempo que podamos, dedicarnos a los ejercicios sagrados, nuestra meditación –simran, dhyan y bhajan– para ponernos en armonía con ese principio eterno del amor. "Deslizarse hacia el eje" para apreciar que todos somos "mil milagros en uno".


  1. William Shakespeare, King Lear, Act IV, scene 6
  2. AG, Rag Suhi, M3, p. 754
  3. I. A. Ezekiel, Sarmad, Martyr to Love Divine, pp. 151–152
  4. Soami Ji Maharaj, Sar Bachan 14:12:7 (Hindi)
  5. AG, M3, p. 110
  6. Luz divina, p. 71
  7. Maharaj Sawan Singh, Philosophy of the Masters, Vol. II (6th ed.,1996); “My Submission”, p. 12
  8. Anónimo, La nube del no-saber, parte IV
  9. Mikhail Naimy, El libro de Mirdad (Ediciones del Lectorium Rosicrucianum, 1993), p. 122
  10. Ibíd, p. 124
  11. Ibíd, p. 124
  12. Luz sobre Sant Mat, carta 217
  13. AG, Rag Basant, M4, p. 1179
  14. En busca de la luz, carta 71
  15. El amanecer de la luz, carta 4
  16. The Beauties of Samuel Johnson (1828), p. 161