Se trata de dar un paso hacia arriba
Había un granjero que tenía una pequeña mula. Un día la mula se cayó en el pozo del granjero y él la escuchó rebuznar por su vida. Después de analizar la situación, el granjero, apiadándose de la mula, ideó una manera de sacarla del pozo y salvar su vida. Así que, convocó a sus vecinos y les rogó que le ayudaran a recoger arena para rellenar el pozo y elevar lentamente a la mula.
La mula no comprendió lo que estaba pasando y pensó que esas personas intentaban enterrarla echando arena dentro del pozo. Pero mientras los vecinos continuaban paleando y la arena golpeaba sobre su espalda, un pensamiento le vino de repente. Se dio cuenta de que cada vez que una palada de arena caía sobre su espalda, podía sacudírsela e ir dando un paso hacía arriba.
Y esto es lo que hizo. Pala tras pala de arena, se repitió a sí misma: “Sacúdela y da un paso hacia arriba, sacúdela y da un paso hacia arriba”. Continuó diciéndose esto repetidas veces, y sin importar lo angustiosa que parecía la situación, la vieja mula luchó contra “el pánico y el miedo” sencillamente ¡siendo firme en sacudirla y dar un paso hacia arriba!
No pasó mucho tiempo antes de que la vieja mula, maltrecha y agotada, saltara triunfante la pared de aquel pozo. Lo que a primera vista parecía que la iba a enterrar, al final acabó salvándole la vida, todo gracias a la manera en que manejó su aparente adversidad. ¡Simplemente fue subiendo!
Esta pequeña historia es un recordatorio para todos los que recorremos este sendero espiritual, una especie de disciplina mental que necesitamos adoptar para alcanzar nuestro objetivo de la realización de Dios.
En el momento de la iniciación, prometemos meditar dos horas y media cada día, durante el resto de nuestras vidas porque nuestro objetivo es la liberación del alma y el deseo de regresar al Creador para fundirnos en él. Y el maestro nos enseña que por medio del simran y el bhajan finalmente dominaremos nuestra mente y lograremos esto, porque el simran y el bhajan son el combustible que alimenta el desarrollo interior.
No obstante, esto no es tan fácil como suena debido a que nuestra mente está fuertemente apegada a este mundo y todo lo relacionado con él. Nuestros débiles intentos por subyugar a la mente parecen a veces inútiles.
Puede incluso que pensemos que el compromiso que conlleva dominar a nuestra mente es demasiado grande y abandonemos la lucha. Maharaj Charan Singh Ji nos explica por qué:
Ahora mismo la mente baila al son de los sentidos. Estos la han esclavizado completamente. Pero cuando la mente queda por entero absorta en la luz interior, escucha constantemente el sonido de la música divina y por ella regresa a su lugar de origen, llamado trikuti, entonces nuestra alma queda libre de su perniciosa garra1.
Guru Nanak dijo:
Si deseas jugar al juego del amor,
entra en mi sendero con tu cabeza sobre tu palma.
Una vez que emprendas este sendero,
ofrece tu cabeza y no tengas miedo2.
En otras palabras, si esto es algo que verdaderamente deseamos para nosotros, no nos daremos por vencidos cuando las circunstancias se tuerzan, sino que seguiremos avanzando de la forma más decidida, ya que dominar la mente no es tarea fácil.
Tal vez un incidente que tuvo lugar hace unos años con unos tigres bengalíes en una actuación de circo televisado, que fue emitido en vivo, nos ilustre con aun más claridad el poder de la mente y cómo controlarla. Un domador de tigres entró en una jaula con algunos tigres para realizar un espectáculo habitual. La puerta se cerró tras de él, los focos iluminaron la jaula, las cámaras se acercaron, y los espectadores observaron con intriga cómo el domador lograba que los tigres realizaran su actuación.
Sin embargo, en medio de la actuación, ¡de repente se fueron las luces! Durante unos veinte o treinta segundos el hombre se quedó encerrado en la oscura jaula con los tigres bengalíes y únicamente un látigo y una silla. Los tigres podían ver al domador, ¡pero él no era capaz de verlos!
Después de que las luces volvieran, se pudo observar que el domador seguía a salvo. Más tarde se le preguntó en una entrevista cómo se sintió al verse en esta situación dentro de la jaula. Él confesó que al principio sintió un escalofriante temor, pero luego se dio cuenta de que los tigres no eran conscientes del hecho de que él no podía verlos. Él respondió: “Simplemente continué golpeando mi látigo y hablando con ellos mientras las luces volvían”.
Así que, ¿cómo puede relacionarse este incidente con Sant Mat y el dominio de la mente? En primer lugar, un domador inteligente conoce las herramientas que necesita para evitar un ataque y hacer que los tigres le obedezcan, en este caso su látigo y su silla. Del mismo modo, el maestro nos ha equipado con el simran y el dhyan para defendernos de los ataques de la mente mientras nos sentamos silenciosamente en la oscuridad.
Por lo tanto, igual que los grandes domadores felinos usan su conocimiento del comportamiento felino para inducir ciertas reacciones en ellos y finalmente domarles, los maestros verdaderos entienden lo que se requiere para evitar un ataque de la mente y para que los discípulos ganen la “batalla” con sus mentes. No es una lucha literal, sino un tipo de “contraataque” que permite al discípulo enfrentarse al reto espiritual y dominar la mente y su asalto con pensamientos de lujuria, ira, avaricia, apego y ego, que arrastran hacia abajo, esos cinco tigres destructivos de nuestra mente.
Nuestro simran, nuestra repetición, es nuestro “contraataque” más potente contra la embestida de nuestra mente. Entonces, a medida que nuestra mente se va neutralizando por el empuje del simran, el Shabad –por medio de la práctica del bhajan– lentamente se manifiesta como sonido y luz embelesadora, que atrae a nuestra mente automáticamente hacia dentro y hacia arriba, hacia la forma radiante de nuestro maestro.
Nuestro maestro interior en la forma de Shabad irradia tanto amor que nuestra mente se encuentra bastante impotente y atada por este amor, y es esta clase de amor al que nos referimos en el misticismo como amor divino. Este amor, entonces, une al maestro y al discípulo de la manera más profunda e íntima.
No obstante, se requiere determinación y disciplina para obtener dicho resultado. No tenemos otra opción que seguir sacudiendo nuestro látigo contra esos tigres de nuestra mente, centrarnos profundamente en nuestro simran y bhajan y continuar “dando un paso arriba y sacudiéndola”.
A través de la gracia del gurú, se genera el temor de Dios,
y con gran fortuna
Dios viene y mora en la mente.
Cuando se desarrolla el miedo al Señor,
la mente es dominada, y
por medio del Nam, el ego es aniquilado3.
- Luz divina, p. 75-76
- Adi Granth, p. 1412
- Ibíd, p. 645