El valor de las lágrimas - RSSB Satsangs & Essays

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El valor de las lágrimas

Una vez iniciado por un maestro verdadero en el sendero que conduce a la realización de Dios, la vida de un discípulo se convierte en un constante tira y afloja: a veces estando delante de la presencia física del maestro y en otras ocasiones –¡en realidad, la mayor parte del tiempo para la mayoría de nosotros!– estando lejos de él físicamente. En el día y la noche, en el verano y el invierno, en la alegría y la tristeza, en la presencia y la separación…

Todos los místicos nos explican que la separación es esencial para quemar las impurezas del corazón del discípulo y así prepararle para la unión con el Señor. El corazón debe ser absolutamente puro para poder contemplar el rostro del amado. Ahora, hay momentos, donde esta separación física del maestro no afecta demasiado a nuestras vidas cotidianas. Seguimos con nuestra rutina diaria y nos sentimos bastante contentos. O nuestra conexión interna es tan sólida que nos sentimos en paz.

Pero hay otras ocasiones, que surgen repentinamente, por así decirlo, cuando se despierta en nosotros un intenso anhelo por el darshan exterior del maestro. El corazón se llena de nostalgia, las lágrimas comienzan a derramarse y nada en este mundo parece aliviar ese dolor. Este es el anhelo que nos obliga a buscarlo dentro, a buscar el darshan interior. En Philosophy of the Masters, el Gran Maestro explica que “esta añoranza se genera debido a que nuestra alma no ha sido capaz de obtener lo que realmente desea, y que al igual que un pez sufre fuera del agua, nuestra alma se inquieta intensamente a causa de su separación del Señor. Este anhelo es un requisito previo para unirse con el Señor”1.

Durante estos tiempos de angustia, observamos con más claridad la naturaleza ilusoria de nuestro pequeño ser; nos concienciamos más sobre nuestros apegos y deseos, de la carga kármica que llevamos: todos los velos que ocultan la realidad.

Ya que cada discípulo tiene que pasar por este proceso necesario de limpieza, gran parte de lo que ha escrito Baba Jaimal Singh al Gran Maestro nos puede servir de consuelo:

Escribes que te retuerces como un pez fuera del agua deseando el darshan. Esa es su voluntad. Solo cuando se siente interiormente verdadero amor por el satgurú, se manifiesta el verdadero anhelo por el darshan. Por favor, comprende que incluso con cientos de años de bhajan una persona no se purifica tanto como lo hace con el verdadero anhelo por el darshan del satgurú. Por eso se separa al discípulo de la forma física del satgurú: porque no se purifica tan rápidamente con el bhajan, como lo hace a través del verdadero amor por el satgurú y el verdadero anhelo de su darshan. […]

El verdadero anhelo por el darshan es la clave para reunirse con el Señor. La suciedad mental solo se elimina cuando estos recursos se arraigan completamente en la mente. Solo entonces puede el discípulo percibir la forma Shabad-dhun del satgurú. Así que, por favor, escucha el Shabad-dhun; entonces, el mismo Dhun te llevará a tu casa. Quien siente mentalmente verdadero anhelo por el satgurú lo ha conseguido todo2.

También explica que todo lo que ocurre es debido a la corriente del Shabad, si nuestro beneficio está en el placer, el maestro nos concederá placer, y si se encuentra en el dolor, él nos dará aflicción. Por lo tanto, “considera el dolor y el placer como si fueran lo mismo”, nos aconseja.

En The Book of Wisdom, el místico sufí Ibn ‘Ata’ Illah transmite el mismo mensaje:

A veces, él te hace aprender en la noche de la contracción lo que no has aprendido en el fulgor del día de la expansión. No sabes cuál de ellos te beneficia más... en ocasiones las penumbras se apoderan de ti para que valores las bendiciones que él derrama sobre ti3.

Cuando fue preguntado, si el deseo y el anhelo por el maestro es lo mismo que el darshan, Hazur Maharaj Ji respondió:

Sí. Incluso si no consigues la oportunidad de ver al maestro pero el verdadero anhelo y deseo es palpable, obtendrás el mismo efecto… Al final, lo que cuenta es el amor. Posiblemente no experimentes esa añoranza incluso en la presencia del maestro –el darshan se convierte en mecánico, sin sentido. Y puede que sientas un ferviente anhelo y deseo por estar con él incluso cuando estás a mil kilómetros de distancia–, eso probablemente tenga más valor4.

Repetidas veces, el maestro nos ha recordado que el propósito de la presencia física es inculcar amor y devoción en nosotros; y finalmente transformarlo en el verdadero darshan interno, que es el amor y la devoción sincera. Hazur con frecuencia cita las bienaventuranzas de la Biblia: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”.

Al final, lo que se requiere de nosotros en el sendero espiritual es sumisión completa al maestro Shabad, en otras palabras a la voluntad divina. Sultán Bahu dice: Mi maestro ha sembrado en mi corazón el jazmín del nombre de Dios [...] Él me da forma conforme a su propio ser verdadero5. Pero transformarnos de seres que están inmersos en el mundo a verdaderos amantes de Dios no es ‘tomar té en la casa de tu tía’. En uno de sus poemas, Sultán Bahu gráficamente describe lo que supone este proceso:

Como el trozo de hierro que se forja en una bonita espada,
  debes soportar los implacables golpes
  del martillo del herrero.
Como el peine debes estar finamente serrado
  antes de que puedas acariciar los cabellos del amado.
Como las hojas de henna debes molerte y convertirte en polvo
  antes de que puedas adornar las palmas del amado.
Como el algodón debes soportar que te carden
  antes de ser tejido en turbante para su cabeza.
Solo saborearás el néctar del amor divino
  cuando te conviertas en amante verdadero de Dios, oh Bahu6.

Así que la prueba de fuego de nuestra madurez espiritual es nuestra estabilidad de corazón, nuestra absoluta aceptación de lo que él nos otorga, nuestro aprecio de su gracia por todo lo que nos ocurre. En las palabras de Ibn ‘Ata’ Illah: “Si cuando te dan algo, el dar te expande, y cuando te privan de algo, la privación te contrae, entonces tómalo como una prueba de tu inmadurez y la inseguridad de tu servicialidad”7.


  1. Philosophy of the Masters, Vol. 2, pp. 75-76
  2. Cartas espirituales, #16
  3. The Book of Wisdom (Paulist Press, tr. Danner, 1978), Aphorisms #150 y 198
  4. Spiritual Perspectives, Vol. III, P #94
  5. J.R. Puri & K.S. Khak, Sultán Bahu, poema #20, p. 250
  6. Ibíd, poema #162, p. 356
  7. The Book of Wisdom, Aphorism #147