Nuestra relación con lo divino - RSSB Satsangs & Composiciones

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Nuestra relación con lo divino

Elige el pir y considéralo como la esencia del Camino.
El pir es el verano, los demás son meses de otoño;
Son como la noche, el pir es la luna.
He confiado a la joven fortuna (Husam-al-Din)
  el nombre de pir (viejo),
Porque es antiguo en la Verdad, no antiguo en el tiempo.
Él es tan viejo que no tiene comienzo:
No hay rival para una perla tan especial.
En verdad el vino viejo es más potente;
En verdad el oro viejo es más apreciado1.
Rumi, Masnavi

Pir es lo equivalente a un maestro vivo, una referencia viva de la forma interna, la forma Shabad del maestro. Porque sin el poder creativo del Shabad, la vida no es posible. Es la fuerza que impregna toda la creación de energía espiritual, y la encarnación consciente del Shabad, el maestro vivo. Él es el referente en quien giran las enseñanzas de la eterna sabiduría. Es gracias al contacto de los primeros pasos con un maestro espiritual, como se inicia el viaje de regreso al origen de lo divino. Se debe considerar a pir como: "la esencia del Camino". Él nos coloca en la senda de la autorrealización y de la realización de Dios. Él nos guía por el camino de la comprensión de que somos seres espirituales que anhelamos unirnos a la verdadera esencia de nuestra espiritualidad innata.

El encuentro con el pir es el momento en que inicia una relación cósmica decisiva que pone fin al descenso del alma por la creación e inicia el ascenso en su viaje de regreso al origen de la misma. El pir es principio y fin de la guía espiritual, que lentamente nos revela las esencias de las enseñanzas espirituales. Paso a paso, el discípulo de un maestro vivo progresa en el camino, asimilando paulatinamente el alimento espiritual. En su meditación disfruta de este alimento, en su forma más pura. La meditación es parte de la vida del discípulo y este no deberá jamás aflojar la sujeción a ella.

La posición del pir es única. Rumi lo llama "verano", un todo de luz y felicidad, que no debe compararse con otros que son "meses otoñales". Las metáforas que utiliza son imágenes que están llenas de luz, en contraste con las de la oscuridad. Tras esto hace un maravilloso cambio y dirige toda su atención hacia su amado discípulo y sucesor Husam-al-Din, al que llama "joven fortuna". Husam-al-Din es quien transcribe las enseñanzas de su maestro en el Masnavi, unas inspiraciones que provienen directamente de la divinidad.

Cumplir el hukum (la voluntad y los preceptos) de Maharaj Ji es el propósito de la vida de un discípulo del Shabad, objetivo que siempre deberá estar presente. La relación entre un maestro y su sucesor es el ejemplo supremo de lo que significa tener una relación con la divinidad. Individualmente estamos forjando la relación con el maestro del Shabad interno, por medio de nuestra sumisión al proceso de la meditación. Es un proceso que dura toda la vida, y que se sostiene gracias al esfuerzo diario. Nuestro progreso puede medirse por la percepción de una creciente madurez y del grado que sentimos de paz mental. En el discípulo está presente una predisposición hacia la espiritualidad a la que puede recurrir en cualquier momento.

Porque es antiguo en la Verdad, no antiguo en el tiempo.
Él es tan viejo que no tiene comienzo:
No hay rival para una perla tan especial.
En verdad el vino viejo es más potente;
En verdad el oro viejo es más preciado.

Los maestros del Shabad evidencian la verdad, y nos hacen vislumbrar esta verdad por medio de sus enseñanzas. Las enseñanzas no solo se imparten de forma oral, sino también sin el uso de palabra alguna. Los practicantes del Shabad llegan a embeber la fragancia espiritual que emana del maestro vivo, percibiéndola llena de luz y de amor. Nuestras conciencias se expanden más de forma sutil que de forma drástica. Una más profunda intuición comprensiva del significado de la vida y de la interconexión de todo se desarrolla en el interior de cada uno.

Las enseñanzas de los maestros no tienen limite en el tiempo, al igual que quienes las difunden. Los guías espirituales no tienen limitaciones y están por encima del tiempo y del espacio. Hay vitalidad en su enfoque sobre la vida, vida que es inspiradora y llena de vigor. Cada día es una ocasión llena de oportunidades y depende de nosotros el adoptar una actitud positiva, con un sentimiento de gratitud latente, pues como Baba Ji enfatiza a menudo, "tenemos mucho más de lo que merecemos".

El juego de palabras de Rumi sobre "viejo" es interesante y revelador. Algunos de nosotros hemos envejecido literalmente con nuestro maestro y hemos observado cómo el sucesor se transforma en el predecesor. La trascendencia del mensaje del gurú se hace más profunda en el devenir de la vida. Sus palabras, sus imágenes, sus dichos, constituidos por una sola frase, por muy inspiradores y alentadores que sean cuando se escuchan por primera vez, solo alcanzan significado y profundidad a medida que progresamos en el sendero. En la Biblia, el Padre y Jesús se refieren en un par de ocasiones al "Anciano de los días", como el que no tiene principio ni fin. Esto se refiere también a los maestros del Shabad, porque son personas que están más allá del tiempo y que hablan con la propia voz de Dios. El poeta y filósofo Hazrat Inayat Khan, citado en A Treasury of Mystic Terms (Un tesoro de terminología mística), lo ilustra bellamente:

Aunque la palabra de Dios se escuche a través de todas las cosas, aun así, para poder hablarle al sordo que somos muchos de nosotros, es necesario que él se exprese a través de los labios del ser humano. Él lo ha hecho a lo largo de la historia, por medio de los grandes maestros del pasado, que han sido ese Espíritu Guía que vive la vida de Dios en forma humana. (Son) conocidos o desconocidos en cada tiempo, siendo siempre una y la misma persona2.

Desde el principio de los tiempos, ha habido una ininterrumpida línea de "hijos del Hombre" o "hijos de Dios" que han llevado a las almas asignadas a ellos, a la morada del Padre. Como consecuencia del karma, de las decisiones que hemos tomado en el pasado, hemos perdido esa oportunidad de oro. Ahora es el momento de aprovechar la oportunidad de darnos cuenta de que nuestra edad de oro ha llegado por fin. En palabras de Hazur Maharaj Charan Singh:

“Hermana, ¿no crees que esta es una edad de oro, cuando estamos en el sendero meditando y haciendo lo posible por volver al Padre y perder nuestra propia identidad? ¿No es esta una edad de oro?3.

  1. Rumi, Masnavi I: 2938-42 en A Treasury of Mystic Terms, Vol. 8, p. 365
  2. Hazrat Inayat Khan, The Sufi Message, Vol. 1, p. 14, en A Treasury of Mystic Terms, Vol. 8, pp. 394-395
  3. Muere para vivir, p. 333