Sigue remando
Cuando nos encontramos en tiempos turbulentos y problemáticos, a menudo nos sentimos perdidos. Nuestros amigos y familiares, con quienes nos sentimos conectados, pueden sentirse distantes y separados. Queremos encontrar ayuda, pero no sabemos dónde buscar.
Hazur Maharaj Ji a veces nos comparaba con troncos que flotan río abajo. La corriente nos pone en contacto unos con otros por un tiempo; después nos separa. Él nos recuerda:
Si miramos nuestras propias vidas, vemos que algunos miembros de la familia ya nos han dejado y se han ido, mientras que nosotros nos estamos preparando para dejar a otros atrás. Cualquiera que haya visto pedazos de madera flotando río abajo habrá notado cómo una corriente los junta a todos y luego otra los dispersa. Es lo mismo con las relaciones mundanas.
Imagina las corrientes en un río. El movimiento de una junta varios troncos de madera, mientras que el movimiento de otra los dispersa. De igual modo, surge una ola de karma, y en unos instantes se establecen todas nuestras relaciones: hermanos, hermanas, hijos, hijas, amigos y conocidos. Viene otra ola de karma y todos se dispersan, cada uno en su propia dirección particular1.
Hazur solía citar a Gurú Nanak Sahib:
Madre, padre son relaciones transitorias,
un pesar para el cuerpo;
afligida está toda la familia2.
En el curso de nuestra propia vida, podemos sentir que estamos en un río. Algunos días fluye suavemente, tranquilo y sereno. Otros días son más como una carrera de rápidos de aguas bravas, rompiendo rocas y cayendo a través de cañones. Hacemos todo lo posible para mantenernos a flote, pero sentimos que apenas podemos mantener la cabeza fuera del agua.
Hay algunas personas aventureras a las que les gusta ir a ríos salvajes por diversión, flotando en balsas infladas, remando a mano, bajo la dirección de un guía. Ellos conducen a la gente río abajo, atravesando tanto 'rápidos' revueltos, como corrientes suaves como estanques. Esas personas lo hacen por aventura, aunque hay riesgos involucrados. Viajan en bote, y cada bote tiene un guía que lo dirige y da instrucciones a los pasajeros.
El guía se sienta en la parte trasera del bote y da instrucciones en voz alta a los pasajeros: “¡Lado derecho hacia adelante! ¡Remar hacia atrás!”. Cada pasajero tiene un remo, para mover el bote a través de las partes tranquilas del río y para dirigir y controlar el bote en aguas agitadas.
Lo más importante para los pasajeros es escuchar al guía y seguir sus instrucciones. Esto es lo que puede mantener la embarcación y los pasajeros a salvo y que avancen hacia su objetivo. Mientras dirigimos nuestras vidas por ese sendero, podemos tener una experiencia similar, y puede ser útil saber lo que tienen que decir los guías del río. Sus instrucciones son simples:
Primero – Quédate en el bote.
Cuando estamos en el río en un tramo turbulento, nuestro bote puede estar dando botes de un lado a otro, desde aguas tranquilas a remolinos, y no sabemos qué hacer. Al principio podemos pensar que nos irá mejor si saltamos del bote y comenzamos a nadar. El barco parece tan limitado y nosotros estamos convencidos de que podemos hacerlo mejor por nuestra cuenta.
De manera similar, cuando los periodos difíciles irrumpen en nuestras propias vidas, podemos sentir que la forma de vida que el maestro nos ha dado es demasiado restrictiva. Queremos más libertad y flexibilidad. Las “cuatro paredes de sus mandamientos” pueden parecer las paredes de una celda de prisión en lugar de una fortaleza de protección.
En el río, cuando el bote da vueltas y vueltas, el guía grita instrucciones para nuestra seguridad: “¡Espera! ¡Mantén tus brazos y piernas adentro! ¡Quédate en el bote!”.
En nuestro viaje personal por el río, cuando las cosas se descontrolan a nuestro alrededor y nada parece tener sentido, es tentador simplemente saltar. Podemos sentir que esta forma de vida es poco práctica o demasiado difícil. Mantener la dieta, controlar nuestra conducta y la práctica regular diaria que nos hemos comprometido a seguir, puede parecer demasiado restrictivo, y simplemente queremos salir.
Aquí lo más importante es recordar la primera instrucción del guía: Quédate en el bote. Podemos pensar que podríamos hacerlo mejor en el agua por nuestra cuenta, pero el guía ha visto el río y los problemas que se avecinan. Si estamos solos en el agua, no hay nada que nos proteja de las rocas y las ramas de los árboles que bordean el río y pueden arrastrarnos bajo la corriente. En el barco tenemos una estructura que nos puede proteger. El maestro nos da una forma de vida que nos protege de los peligros del río salvaje en que nos encontramos.
Segundo: Mantén el bote apuntando en la dirección correcta.
Las corrientes del río pueden hacer girar el bote de lado a lado e incluso darle la vuelta. El guía tiene experiencia en esto y da instrucciones para mantener el barco apuntando en la mejor dirección. Puede gritar: “¡Lado derecho hacia adelante! ¡Lado izquierdo hacia atrás!” para mantener el barco en la corriente móvil del río.
Del mismo modo, el maestro nos aconseja mantener la vista en nuestra meta y en el propósito principal de la vida y mantener las cosas en perspectiva. Aquí es útil asistir a satsang, leer libros y estar en buena compañía. Queremos mantener nuestra mente apuntando en una buena dirección y al menos saber la dirección correcta para poder tomar buenas desiciones.
Tercero: Sigue remando.
Estamos en el bote y mantenemos nuestro objetivo a la vista, por lo que ahora depende de nosotros tomar medidas. Necesitamos seguir remando, para mantener nuestra práctica diaria de meditación. La práctica es solo eso, algo que hacemos todos los días para mantener el barco estable. El río siempre fluye y no sabemos cuándo o dónde puede haber turbulencias. Necesitamos mantener nuestro remo en el agua, para construir la buena sensación de una meditación diaria y regular. Y no perder ni un día.
Luego, a medida que avanzamos en la vida lidiando con los altibajos, mientras seguimos estas directrices, podemos darnos cuenta de que estas instrucciones también se aplican cuando nos sentamos a meditar:
Permanece en el bote: aquí el bote es el centro del ojo, donde queremos mantener nuestra atención...
Mantén el bote apuntando en la dirección correcta: aquí la dirección correcta es hacia arriba y hacia adentro. Queremos mantener nuestra atención allí y seguir trayéndola de vuelta cuando se distraiga.
Sigue remando: Simran, repetición, es la única acción que podemos hacer para mantenernos siempre en marcha hacia nuestra meta espiritual.
- Discursos espirituales, vol. 2, p. 288
- Adi Granth, M1, p. 1153