Estar quieto durante más de 3000 años - RSSB Satsangs & Composiciones

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Estar quieto durante más de 3000 años

Baba Ji cita a menudo una línea en el Salmo 46 de la Biblia que dice:

Estad quietos y conoced que yo soy Dios1.

Esta línea parte del conocimiento de que los seres humanos estamos siempre en movimiento, que nuestros cuerpos y mentes se mueven, cambian y se desplazan constantemente, mientras que Dios es el núcleo de quietud en torno al cual todo gira.

Los místicos siempre han enseñado que los seres humanos son parte ángel y parte animal. Tenemos la capacidad de elevarnos hasta el nivel espiritual más alto –incluso hasta reunirnos con Dios– o descender más bajo que los animales. Nuestra alma es la parte angelical, divina por naturaleza y siempre atraída en dirección a Dios. Nuestra mente inferior es la parte animal, que corre por el mundo, cautivada por los sentidos, hambrienta de experiencias, ansiosa de sentir, ver y saborear todo cuanto pueda, aunque nunca se ve satisfecha, generando constantemente nuevos deseos. Y eso sigue creando problemas para poder reflexionar sobre ellos y tratar de resolverlos. Deseando, anhelando, maquinando y analizando, nunca se detiene.

Y ese nunca parar, se convierte en una barrera casi infranqueable que nos separa del mundo divino que nos rodea y nos impregna. No podemos ver ni conocer ese mundo divino porque nuestra incesante actividad mental y nuestro ego lo ocultan.

Esto no es nada nuevo. Durante miles y miles de años, hombres y mujeres han tenido hambre de conocer a Dios, pero han sido bloqueados por sus mentes. Y durante miles y miles de años, los místicos –aquellos que han alcanzado el conocimiento directo de Dios– han enseñado a los buscadores cómo superar a la mente.

Veamos cuatro fuentes diferentes que datan de hace 3000 años y que han descrito la misma técnica para calmar y eventualmente aquietar la mente. Empezaremos con la más reciente y retrocederemos en el tiempo.

Hazur Maharaj Charan Singh instruía a sus discípulos a hacer simran, o repetición, para poder controlar la mente, la cual vaga incesantemente. Es citado en El sendero:

El asiento del alma y la mente en nuestro cuerpo se encuentra oculto detrás y entre nuestros dos ojos, en un punto que a veces es llamado el tercer ojo o el ojo único.... Nuestra atención desciende desde este punto y se esparce por el mundo a través de los nueve portales del cuerpo.

Hazur citó a Gurú Ram Das:

Cada minuto la mente vaga, perdida en la ilusión;
Nunca se establece en el til, su hogar...2.

Hazur continuó:

Aunque nos sentáramos en una habitación oscura y cerráramos la puerta con llave, nuestra mente no se quedaría encerrada en la habitación; vagaría por el mundo entero. El hábito constante de la mente de pensar en asuntos mundanos, personas y objetos es lo que los maestros llaman simran (repetición). Es un hábito natural de todos3.

Hazur concluyó:

El Señor supremo es permanente y eterno. No tiene ni nacimiento ni muerte. Aquellos que lo recuerdan y siempre piensan en él se volverán inmortales como él. Ellos terminarán el ciclo de nacimientos y muertes. Por lo tanto, debemos enfocar nuestra atención detrás de los ojos mediante el simran, como nos ha enseñado un maestro4.

Así que este simran se basa en que el discípulo repita los cinco nombres que el maestro le ha otorgado en la iniciación, mientras mantiene la atención en el centro del ojo.

En Muere para vivir, Hazur dice lo siguiente sobre cómo mantener nuestra atención y concentración:

Tu mente debe fundirse en las palabras. Tu mente debe convertirse en parte integrante de ese simran, de modo que las palabras que repitas no sean diferentes de tu mente. Solo entonces puede llegar la concentración. Si estás repitiendo esas palabras y tu mente está pensando en todos los problemas y actividades del mundo, no habrá concentración. Debe fundirse con las palabras. Debes estar en esas palabras, no en algún lugar alejado de ellas5.

Los maestros enseñan que una vez que logremos concentrar nuestra atención en el centro del ojo mediante el simran, entraremos en contacto con el sonido interno o Shabad. Y ese Shabad es el vínculo que nos conecta con el Padre, nos purifica y nos lleva de vuelta a nuestro origen divino.

Retrocedamos 800 años hasta el mundo islámico en el Medio Oriente. En The Mystics of Islam,de Reynold Nicholson, uno de los grandes traductores de Rumi, el místico persa del siglo XIII, describe la práctica de la "remembranza o recuerdo". Primero, él aclara que el buscador debe tener un maestro, porque "quien intenta atravesar el 'sendero' sin ayuda... es comparado con un árbol que sin el cuidado de un jardinero no produce nada o da frutos amargos"6.

Luego escribe:

Los sufíes tenían la costumbre de repetir el nombre de Dios o algún método religioso, ... acompañando la [repetición] con una intensa concentración de todas las facultades en la única palabra o frase...

Esto es muy parecido a lo que escribió Hazur:

Tu mente debe fundirse en las palabras y debes estar en esas palabras, no en algún lugar lejos de ellas7.

Ahora retrocedamos otros quinientos años, hasta poco después de la época de Cristo. Entonces se compuso un maravilloso poema que describe el descenso del alma desde su hogar con el Padre, hasta el mundo físico y la prisión del cuerpo, y luego su liberación de la esclavitud y su regreso a la casa del Padre. Se presenta, con un comentario muy interesante, en un libro llamado "The Robe of Glory". Veamos cómo describe la mente y el método para controlarla.

El poeta dice que su padre, el Señor, le dijo que bajara al mundo físico para encontrar y traer la única perla (el verdadero conocimiento espiritual). Y la perla está custodiada por la "serpiente que respira fuerte" (la mente). ¡Qué descripción de la mente! Capta muchas de las características de la mente:

serpiente – poderosa, peligrosa, malvada, llena de astucia y engañosa;
respiración ruidosa – fuerte y molesta, constantemente lanzando
  pensamientos y llenando nuestras cabezas

El poeta cae bajo el dominio de la mente y olvida quién es y de dónde viene. ¿Acaso no es esta nuestra condición la mayor parte del tiempo? Pero el Padre envía a un hijo para rescatarlo. (¡Una vez más, necesitamos un maestro vivo!). Y el maestro lo inicia y le enseña a dominar la mente (la serpiente que respira fuerte). Así es como el poeta dice que lo hizo:

Comencé a encantar a la terrible serpiente que respiraba fuerte. La hice dormir y la adormecí nombrando el nombre de mi Padre sobre ella, y el nombre del que nos sigue en rango y el de mi Madre, la Reina de Oriente8.

Nombra "el Nombre de su Padre sobre ella". Al repetir el Nombre del Señor, adormece a la mente. Es decir, la calma. Detiene su salida hacia el mundo y elimina sus pensamientos, antojos e intrigas. Las palabras del simran no importan. Solo importa que el maestro las dicte y que el discípulo las repita fielmente, con una gran concentración.

Luego, retrocederemos muchos siglos atrás, a la cultura judía en Tierra Santa mil años antes de Cristo. Hay una historia en la Biblia hebrea (1 Samuel) que es muy famosa en occidente, y se utiliza a menudo para enseñar a los jóvenes sobre el valor. Se trata de un joven israelita llamado David y un gigante llamado Goliat del ejército adversario filisteo. A primera vista, la historia parece tratar sobre el valor que triunfa sobre probabilidades supuestamente imposibles. Pero también parece contener otra descripción del poder del simran sobre la mente. David es, como dice la Biblia, solo un joven "con las mejillas rosadas". Por lo tanto, considerémoslo como el discípulo inocente y relativamente impotente. Goliat, por otro lado, es descrito como de 2.97 m, vistiendo una cota de malla, con armadura en la espalda y en las piernas. Y lleva una enorme lanza. Los místicos utilizan imágenes poderosas cuando describen la mente: un elefante rebelde, un caballo salvaje, una serpiente que respira fuerte. Aquí, la mente se representa como un gigante, cubierto de armadura y armado con una gran lanza. ¿Qué puede hacer el joven David de mejillas rosadas contra ella? No más de lo que nosotros podemos hacer contra nuestra propia mente, a menos que tengamos un arma especial.

La Biblia dice que David "escogió... cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en un saco de pastor que él tenía"9. Luego David toma su honda y sale al encuentro de Goliat. Y él lanza una de las piedras con su honda, golpea a Goliat en la frente y lo mata. Ahora bien, ¿dónde hay que enfrentarse a la mente y vencerla? En el centro del ojo, en medio de nuestra frente. Y entonces David toma la espada de Goliat y le corta la cabeza, un símbolo del triunfo sobre el ego. Así que es una hermosa alegoría que muestra que, a pesar de las probabilidades aparentemente imposibles, finalmente calmaremos la mente a través de nuestro simran, mientras dirigimos los nombres, esas cinco piedras lisas, en un flujo continuo contra la mente (¡aunque probablemente no con la primera piedra que lancemos!).

Lo que los maestros pueden decir hoy de forma clara y directa, no podían hacerlo en tiempos pasados, ya que a menudo eran condenados a muerte por los poderosos líderes religiosos si se desviaban del dogma de la época. Por eso, usualmente daban sus enseñanzas en parábolas e historias. A pesar de las variaciones en el enfoque, podemos ver que hay una gran similitud en estos cuatro relatos, aunque provienen de tiempos y lugares muy diferentes.

¿Qué debemos hacer con estos cuatro relatos diferentes que abarcan 3000 años? El anhelo de conocer a Dios es inherente en el ser humano. Esa atracción del Señor está presente en todos nosotros, en mayor o menor grado. Los verdaderos maestros espirituales están siempre presentes, enviados por el Padre para encontrar a sus almas marcadas y llevarlas de vuelta al Padre. Y el método que ellos enseñan no ha cambiado durante miles de años.

Veamos a continuación otro aspecto del estar quieto al que ya se ha aludido. Ese Shabad, Nam o Palabra, también conocido como la voz de Dios, corriente audible o corriente del sonido, nos llama día y noche desde nuestro interior. Resuena dentro de cada ser, dándole vida y forma. Fluye desde Dios hacia abajo a través de la creación, manteniéndolo todo unido.

Debemos estar quietos (lo que se consigue con el simran) para poder empezar a escuchar esa voz, ese Shabad, ese Nam. Es entonces cuando comienza nuestro verdadero viaje espiritual, nos dicen los maestros. Dicen que seguimos al Shabad hasta nuestro hogar, siendo llevados por su corriente. Tenemos que escucharlo, sintonizarnos con él, fundirnos en él, ser purificados y transformados por él.

El simran aquieta la mente lo suficiente como para que podamos contactar con el Shabad, pero es el poder de ese sonido interno lo que realmente aquieta la mente, alejándola de sus deseos y apegos, permitiendo entonces que el alma se separe de la mente y ascienda más allá de las regiones físicas y mentales hacia los reinos verdaderamente espirituales.

Veamos las mismas fuentes, o fuentes similares, que hemos leído anteriormente, para ver qué dicen sobre la corriente del sonido.

Comencemos con el Gran Maestro:

Una vez hayas entrado a la primera región, obtendrás todo el beneficio de la corriente del sonido. Su música te llegará clara y dulce y te llenará de alegría, y eso por sí mismo te permitirá superar todas las dificultades y debilidades que te queden. Eso es lo que te hace fuerte contra todos los enemigos y hace que tu victoria sea absolutamente segura. Con los sonidos melodiosos resonando en tus oídos, tu éxito es absolutamente seguro10.

El místico del siglo XIX Tulsi Sahib dijo:

Escucha, oh amigo, el estruendoso rugido del Shabad,
  que reverbera a través de todo el firmamento.
El agua, que se vuelve turbia al disfrutar de la tierra,
  se limpia de sus impurezas cuando se filtra.
Olas de pura dicha emanan del corazón
  cuando se elimina la basura que la cubre.

Por lo tanto, él está diciendo: ¡quédate quieto y escucha este poderoso sonido interior, que te limpiará y purificará! Luego pinta una imagen de cómo podría ser el proceso de concentración. Imagina a un arquero, de pie con su arco y flecha, de cara a su objetivo. Dice:

Sujeta la flecha, [tu atención],
quédate quieto, [calma la mente],
tensa el arco, [concentración más fuerte aún].
Fija tu puntería en el blanco, [enfócate en el centro de los ojos],
atraviesa el firmamento. [Deja que la flecha, nuestra concentración, vuele, para atravesar el blanco].

Entonces Tulsi continúa:

El mundo invisible está dentro del ojo humano,
así lo dicen y describen todas las personas con conocimiento interior. ...
El alma oirá en sunn el incesante repique del sonido,
descubrirá y conocerá la esencia del Shabad.
Solo ellos, oh Tulsi, conocerán ese estado de perfección,
quienes lo han visto y experimentado por sí mismos11.

Quinientos años atrás, Shams-i-Tabriz, el compañero espiritual de Rumi, hablaba de la corriente del sonido en términos extasiados:

Guarda silencio y escucha los cinco sonidos del cielo,
el cielo que está más allá de todos los sentidos y direcciones.
En cada momento de la vida, este maravilloso sonido
desciende desde las cortes del cielo.
Bienaventurado entre todos los hijos de los humanos
es aquel que escucha sus encantadoras melodías12.

Cuando volvemos a la primera era cristiana y a "The Robe of Glory", vemos de nuevo que el poeta describe bellamente verdades místicas profundas en su parábola. El poeta dice que había sido enviado a la creación, que había perdido su camino y olvidado su hogar. Vimos anteriormente que había aprendido del maestro a hacer simran y a aquietar la mente. Pero el Señor también envía un poder especial (ese Shabad o Palabra) para ayudarle a volver a casa. El poeta compara la Palabra con una carta:

...Y mi carta era una carta que el rey selló con su mano derecha. ...Voló a semejanza de un águila, el rey de todos los pájaros; Voló y se posó junto a mí, y se convirtió en palabra. Al oír su voz y el sonido de su susurro, me sobresalté y me desperté de mi sueño... Recordé que era hijo de reyes, y mi alma libre anheló su estado natural...13.

Aquí vemos que viene de la mano del propio rey, así como el Shabad tiene su origen en Dios. Se "convierte en palabra", es decir, es sonido y lleva un mensaje, un conocimiento especial, al igual que el Shabad. Nos despierta de nuestro sueño de la ignorancia del Señor y recordamos quiénes somos y de dónde venimos, y anhelamos volver allá.

Continúa:

Y mi carta, mi despertar, la encontré delante de mí en el camino,
y como con su voz me había despertado,
  así también con su luz, me guiaba,
brillando ante mí en una prenda resplandeciente,
  centelleando como una seda real.
Y con su voz y su guía,
  también me animaba a avanzar,
y con su amor me estaba atrayendo14.

El Shabad se percibe en el interior como luz y como sonido. Y así vemos que este poema describe al Shabad como lo hicieron las otras fuentes: atrayendo al discípulo de vuelta a su hogar, purificándolo, guiándolo, transformándolo.

Finalmente, volviendo al Salmo 46, la fuente de nuestro tema ("Estad quietos y sabed que yo soy Dios"), encontramos una hermosa línea que parece describir ese poder interior, ese Shabad o corriente de sonido:

Hay un río, cuyas corrientes alegrarán la ciudad de Dios...

El Shabad es a menudo referido como un río o corriente, o corriente audible, y los maestros frecuentemente llaman al cuerpo humano el templo del dios vivo. Así que el autor de esta línea parece estar diciendo: "Hay un río divino dentro de este cuerpo humano, dentro de este templo de Dios, que nos traerá alegría". Esto es como lo que el Gran Maestro había dicho sobre el Shabad: "…su música te llenará de alegría"15.

Por muy interesante que nos resulte observar estos patrones comunes a toda la literatura mística, deberíamos estar extremadamente agradecidos por haber sido bendecidos al encontrarnos con un maestro que nos da la comprensión para reconocer esos patrones y saber lo que significan. Hay una gran cantidad de literatura generada a través de los años que describe las experiencias espirituales de los buscadores, las técnicas que utilizaron, etc. Algunos escritos se basan en las enseñanzas de místicos reales, mientras que otros no. El camino interior es largo, complejo y está lleno de trampas y engaños puestos por la mente. Una persona que entra en contacto con un maestro verdadero vivo que conoce el camino de principio a fin, y que puede explicarlo y guiarnos a lo largo de él, es inmensamente bendecido.

En conclusión, comenzamos con la línea de la Biblia que dice:

Estad quietos y conoced que yo soy Dios.

El simran y el Shabad son nuestro camino hacia esa quietud interior.

Hazur Maharaj Ji habla sobre esta conexión:

La concentración es aquietar la mente en el centro del ojo. La verdadera concentración es estar aquí en el centro del ojo porque este es el asiento donde el alma y la mente están anudadas. Desde aquí nuestra conciencia se extiende al mundo a través de las nueve aperturas. Retirar la atención al centro del ojo, aquietar la mente, eso es concentración. La verdadera concentración solo puede conseguirse cuando se está aquí, en el tercer ojo. Quédate quieto, aquieta tu mente y permanece con Dios16.

  1. La Biblia, Salmo 46
  2. AG, p. 1179; citado en El sendero de Maharaj Charan Singh, p. 61
  3. Ibíd, p. 57
  4. Ibíd, p. 58
  5. Maharaj Charan Singh, Muere para vivir, P #149
  6. Nicholson, The Mystics of Islam, p. 33
  7. Ibíd, p. 45
  8. John Davidson, The Robe of Glory, p. 16
  9. La Biblia, 1 Samuel, 17:40–50
  10. Maharaj Sawan Singh, Joyas espirituales, # 152
  11. Tulsi Sahib, el santo de Hathras, p. 93-94
  12. Julian Johnson, El sendero de los maestros, p. 428
  13. Davidson, The Robe of Glory, p. 16
  14. Ibíd, p. 17
  15. La Biblia, Salmo 46
  16. Spiritual Perspectives, Vol. II, P #222