Una inmensa alegría
Pregunta a cualquier persona qué quiere de la vida y obtendrás una gran variedad de respuestas. Luego pregúntales por qué quieren esas cosas y el campo se reduce considerablemente, escarba un poco más y los principales motivos que nos impulsan son la seguridad, el amor y la felicidad. ¿Por qué la felicidad es tan importante?
Incluso Baba Ji ha dejado claro que todo lo que quiere de nosotros es que seamos buenos seres humanos y que seamos felices.
La inmensa mayoría de la gente busca la satisfacción. La mayoría de la gente busca la felicidad y logran un poco, pero siempre desaparece después de algún tiempo. ¿Por qué pasa esto?
Dos razones principales: en primer lugar, es importante dónde buscamos nuestra felicidad (más de esto en un instante) y en segundo lugar, esta región del vasto universo, la región del espacio-tiempo, está siempre cambiando. Nada aquí es permanente, ni los planetas ni las estrellas, ni el tamaño del universo ni nuestra situación en el tiempo, ni nuestros débiles cuerpos humanos. Heráclito, el antiguo filósofo griego, es citado por Platón:
Heráclito dice, en alguna parte, que todas las cosas están en proceso y nada permanece quieto. Y comparando las cosas existentes con la corriente de un río, dice que no pisarías nunca dos veces el mismo agua1.
Tal vez seamos tontos por pensar que podemos ser felices a largo plazo –y hay mucha gente para respaldar este concepto–, pero tal vez en realidad sea posible y solo necesitamos saber cómo. Y ahora, necesitamos ser felices para hacer feliz a Baba Ji, así que tiene que ser posible.
Por lo tanto, volvamos a hablar de la importancia de dónde buscamos nuestra felicidad. De nuevo tenemos dos puntos de vista principales: el mundano y el espiritual. ¿Qué nos dice el mundo, es más, qué nos grita? Para ser felices se necesitan cosas: la marca adecuada de té o café, la ropa más bonita, una casa grande, mucho dinero en el banco, un coche ostentoso. ¿Todavía no eres feliz? Tal vez necesitas entonces unas vacaciones, hacer más ejercicio, apuntarte a un club de golf, empezar una nueva relación. ¿Sigues sin ser feliz? Entonces está claro que no te estás esforzando lo suficiente: cambia tu dieta, cambia tu trabajo, cambia de ciudad, cambia tu nariz, consigue un trasero más grande o uno más pequeño. Sigue mirando a tu alrededor, ¡tiene que estar por aquí, en alguna parte!
Es demasiado fácil subirse a este particular tiovivo, tan tentador y ruidoso que siempre está presente. Pero todos sabemos en nuestro corazón que nunca va a funcionar. Si no ha funcionado hasta ahora, más de lo mismo no va funcionar mejor.
Por lo tanto, examinemos la otra opción: el enfoque espiritual. En Luz sobre San Juan, Hazur Maharaj Charan Singh dijo:
Para encontrar la paz tenemos que investigar en nuestro interior. Debemos tener una perspectiva espiritual. Una perspectiva política, económica o social nunca podrá darnos la paz. Mejorarán nuestro entorno físico, mejorarán nuestro nivel de vida, pero quizás a la larga estas cosas nos hagan aun más infelices y frustrados.
La verdadera paz y felicidad solo la podemos conseguir dentro de nosotros mismos. A menos que hagamos un esfuerzo interior por buscar esa paz real, nunca podremos conseguirla. Cuanto más cerca estemos de nuestro hogar, de nuestro destino, del Señor, mayor será la paz y la felicidad que encontraremos en nuestro interior. Cuanto más nos alejemos de él más frustrados e infelices seremos cada día2.
Es interesante que, en este pasaje, Hazur equipare la felicidad con la paz; si lo pensamos bien, nuestros momentos más felices están asociados con una sensación de paz y satisfacción, mientras que desde el punto de vista mundano nos hacen creer que la estimulación y la novedad se requieren para ser felices. Se dice que cuanto más afuera y alejado, más cerca de la felicidad. Hay un nuevo concepto, FOMO, que significa “Fear of Missing Out” (“Miedo a perderse algo”), que es el sentimiento y la ansiedad de creer que los demás se divierten más, viven mejor, o que experimentan cosas mejores que tú. Este sentimiento suele verse exacerbado por las redes sociales. Es esa creencia de que “ahí fuera” es donde tenemos que poner nuestra atención para hallar la felicidad.
En completo contraste, Hazur nos aconseja que buscar nuestra felicidad en el exterior es mirar en la dirección errónea. En vez de dar vueltas en las agitadas aguas de la superficie del océano de la existencia, dice que la paz y la felicidad se encuentran sumergiéndonos en las profundidades, donde las agitaciones de las aguas de la superficie no nos afectan. ¿Cómo podemos hacer esto? Por su puesto, ¡se trata finalmente de la meditación!
Estamos hechos de tres partes distintas, cuerpo, mente y alma. Si queremos buscar la felicidad, satisfacción y paz verdaderas, estas tres partes deben estar en equilibrio. El cuerpo necesita descanso, alimentarse, mantenerse activo y limpio. La mente necesita estar calmada y disciplinada, y el alma necesita al Señor.
El problema es que estamos muy familiarizados con el cuerpo y la mayoría de nuestros esfuerzos diarios son para mantenerlo vestido, alimentado etc. Estamos bastante familiarizados con la mente, especialmente cuando se agita, se altera o incluso se enferma, y sabemos, en cierta medida, cómo ayudarla. Sin embargo, el alma recibe un trato muy duro, porque nos hemos olvidado completamente de ella. Mucha gente ni siquiera cree que el alma existe, o dudan profundamente, y los que lo creen generalmente confunden el alma con la mente y solo muy raramente las personas están familiarizadas con su alma; de hecho, los que tienen experiencias del alma son practicantes avanzados, santos o maestros.
La mayor parte de nuestra conciencia se siente a través de la mente, pero la fuente de esa misma conciencia es el alma, por lo que satisfacer los impulsos, deseos, o necesidades de la mente nunca podrán darnos paz hasta que las necesidades del alma se hayan atendido.
En nuestras numerosas y variadas exploraciones del plano físico, a través de muchas encarnaciones y especies, originalmente estuvimos operando desde la conciencia del alma, a través de la mente y el cuerpo, pero gradualmente nos hemos resbalado hasta permitir que la mente tome el control y el alma ha sido silenciosamente olvidada, escondida en un oscuro y tranquilo rincón fuera del camino, para que la mente pueda seguir con sus travesuras sin obstáculos. El alma no está siendo alimentada, no está recibiendo tiempo con su familia –el Señor–, por lo tanto, se encuentra débil y completamente miserable. ¿Cómo podemos esperar encontrar felicidad duradera en ese estado?
La meditación es nuestro único medio para satisfacer al alma, calmar las agitaciones de la mente con el simran (repetición de cinco nombres sagrados dados en el momento de la iniciación), y contactar con la energía creativa de Dios en el interior a través del bhajan. Esto puede manifestarse como sonido, luz, o simplemente un sentimiento de paz interior. Así es como alimentamos el alma, permitiéndole encontrar satisfacción y paz, y se puede encontrar una gran alegría en esta práctica. El Gran Maestro escribe en Joyas espirituales:
En este mundo es difícil encontrar a una persona feliz. Una cosa u otra siempre va mal, y el ser humano se siente abatido y agobiado por las preocupaciones. Solamente, quien ha llevado su atención al interior y escucha el claro sonido de la campana está libre de los pesares y preocupaciones de este mundo. El ser humano nace aquí y trae con él su destino. Este destino no puede cambiarse. El ser humano tiene que sufrirlo. El destino lo ha creado él mismo. Lo que ha sembrado antes, lo recoge ahora. Por ello, el sabio sufre su destino con paciencia y fortaleza, mientras que el necio lo tiene que sufrir de todos modos, pero insatisfecho y con preocupación.
La paz y la felicidad duraderas están en nuestro interior. La paz y la felicidad derivadas de los objetos y las compañías mundanas son transitorias, porque no son duraderas. Cambian y con el tiempo desaparecen. Su apego deja cicatrices que desfiguran la vida. Por ello, mientras trabajamos para permitirnos una forma de vivir decente y confortable, no debemos perder de vista el objetivo de la vida: la paz permanente. Por la propia naturaleza de las cosas, la paz permanente no se obtiene en las regiones material y mental, porque estas son cambiantes. A medida que entramos y nos elevamos, nos vamos independizando de las cosas que cambian, y encontramos la paz en las regiones espirituales. La paz es excelente, pero se consigue con el esfuerzo3.
Si uno busca entre las charlas de las conferencias TED sobre la felicidad, hay muchas charlas inspiradoras: una de mis favoritas nos habla de cómo podemos elegir ser felices y otra nos habla de cómo cometemos un gran error cuando permitimos que las circunstancias externas dicten nuestros sentimientos. El Gran Maestro coincide con ellos cuando nos advierte de que nuestro destino de vida siempre va a darnos altibajos. Aunque no nos guste, no podemos protestar, porque las circunstancias las hemos generado nosotros mismos en vidas pasadas. Simplemente tiene que ocurrir, como una medicina amarga que nos cure de alguna enfermedad.
Pero no debemos permitir que estas cosas nos alejen de la búsqueda de la felicidad interior y duradera; más bien deberíamos usarlas como lecciones para nuestra madurez mental y como motivación para ayudarnos a encontrar la paz interior. Nos recomienda pasar la vida con paciencia y fortaleza. El Gran Maestro nos solía decir que no podemos barrer de nuestro camino todas las espinas, para caminar descalzos, ya que mañana esos pinchos saldrán de nuevo, sino preferentemente ponernos botas resistentes para que los pinchos no nos puedan hacer daño.
Al elegir meditar, nos ponemos las botas más resistentes, pues nuestra experiencia de la tranquilidad y la satisfacción cuando encontramos la concentración en la meditación nos permite ver los acontecimientos y dramas externos como lo que realmente son: un espectáculo y una farsa.
Chokha Mela, un santo de Maharastra, aconsejó:
Estando en el mundo, no estés en él.
Deja que tu mente acepte este consejo.
Incluso unos pocos minutos,
no los dejes sin la compañía de los místicos
y de gozar del Nombre.
Aleja tus pasiones como a perros callejeros,
entonces la felicidad vendrá por sí sola a tu casa.
Si dejas las pasiones que se queden, dice Chokha,
serás ridiculizado y miserable
y tu vida se convertirá en nada4.
Los acontecimientos de tu vida van a ocurrir, tanto si los aprobamos como si no, y no son la fuente de nuestra felicidad, satisfacción o paz, pues conocemos a muchas personas cuyas circunstancias vitales son muy favorables en sus vidas, pero están insatisfechas o incluso francamente desgraciadas. Mucho más escasos son aquellos cuyas vidas son difíciles, que tienen pocas ventajas materiales, pero están contentos con lo que tienen.
Chokha Mela está explicando que el secreto de la felicidad está en limpiar la mente del veneno de las pasiones y se refiere a aquellos hábitos negativos que hemos desarrollado por habernos hecho nativos de este sótano oscuro de la creación, que son la codicia, la lujuria, el egoísmo, el apego y la ira. Nos hemos acostumbrado a reaccionar ante las circunstancias que nos rodean con uno o varios de estos hábitos negativos, tanto que cambiar esta tendencia nos va a suponer un esfuerzo considerable. De hecho, no podemos hacerlo solos. Podemos empezar con el apoyo de la buena conducta general, o con las prescripciones de las religiones, pero para estar verdadera y permanentemente libres de estas pasiones necesitamos tener el apoyo de los santos y el contacto con el Nombre interior.
¿Qué es el Nombre? No se refiere a una palabra específica o nombre en un lenguaje humano, sino a un poder que emana de Dios, Dios en acción, también conocido como Shabad, Nam, Tao, Nombre Santo, Palabra de Dios, Espíritu Santo, Ism-e-azam y muchos nombres más, dependiendo de la cultura que lo describe. Es la energía creativa consciente que sustenta todo lo que vemos aquí, todo lo que ha existido y todo lo que existirá, los ladrillos del universo.
El Nombre es la fuente original de la energía que produce los quarks, bosones y gluones que se combinan para crear los átomos, que se combinan para crear las moléculas, que constituyen el mundo físico. Pero no solo este mundo físico, sino los innumerables mundos sutiles más espirituales a los que accedemos cuando nos sintonizamos con las vibraciones de esta energía. San Juan lo expresa de esta forma:
En el principio era la Palabra,
y la palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
Lo mismo ocurría al principio con Dios.
Todas las cosas fueron hechas por él; y sin él
no se hizo nada de lo que se hizo.
En él estaba la vida; y la vida era la luz de los hombres5.
Este Nombre o Palabra viene directamente de Dios y es la interfaz a la que nos conectamos cuando enfocamos nuestra atención durante la meditación. Para limpiarnos adecuadamente de las pasiones, tenemos que bañarnos regularmente en la luz y el sonido de esta fuerza creativa.
Choka Mela también habla de mantener la compañía de los santos y místicos cada minuto de cada día. ¡Probablemente esta es una noción idealista y totalmente impracticable! Bueno, en realidad es posible, aunque no en este plano físico. Estamos tan acostumbrados a pensar en el cuerpo/físico que inmediatamente pensamos que se refiere a que nos mudemos a Dera y sigamos a Baba Ji todo el día. ¡Claro que no es así!
Para tener la compañía de los místicos a cada momento, tenemos que pensar espiritualmente. La forma verdadera del santo es el mismo Nombre de Dios. Del mismo modo, la forma verdadera del discípulo es el alma, de modo que para estar en su compañía todo el tiempo, necesitamos conectar el alma con el Nombre y morar en la conciencia de esa conexión. Y si tenemos esta conexión particular abierta todo el tiempo, ¿cómo podríamos enfadarnos, ser egoístas, codiciosos o lujuriosos? Todos los apegos tóxicos a lo físico, se disolverían también, pues estamos saturados de algo mucho más satisfactorio. Y eso nos traerá satisfacción, paz y gran alegría.
Hazur Maharaj Ji lo expresó muy bien en una respuesta a una pregunta que se encuentra en Muere para vivir:
El simran parece seco, pero con la sola concentración que te proporciona el simran, puedes alcanzar paz, bienaventuranza y felicidad. Mientras más concentrada está tu mente, más feliz eres; cuanto más dispersa está tu mente, más frustrado estás. En tanto la mente esté por debajo del centro del ojo, hacia los sentidos, no puedes ser feliz jamás, no hay nada sino frustración y agonía. Pero cuando eres capaz de retirar tu conciencia hasta el centro del ojo y fijar tu mente, sientes la bendición, el contento y la felicidad. Y el simran es el único modo de que puedas retirar tu conciencia hasta el centro del ojo6.
Si tenemos acceso al simran, tenemos la llave de la felicidad ahí mismo, solo tenemos que esforzarnos por aprender a usarla. Es realmente una cuestión muy sencilla. Aquí estoy, sintiéndome infeliz, frustrado, ansioso o lo que sea, pero tengo la respuesta a mis problemas justo aquí, en mi interior: simran con enfoque y devoción. Ahora depende de mí decidir si usar o no esta llave, pero en realidad, ¿por qué no molestarse?
Es como tener un paquete de mezcla para un increíble pastel de chocolate y esperar que con solo mirar la caja se satisfagan nuestros antojos de chocolate. Tenemos que hacer el esfuerzo de encender el horno, sacar el bol de mezclar y ponernos a remover, y antes de que nos demos cuenta, tenemos un precioso pastel que podremos disfrutar y difundir la alegría compartiéndolo con nuestros amigos o familiares.
Baba Ji ha hecho todo el trabajo duro por nosotros al conectarnos con el Shabad o Nombre, dándonos los códigos de acceso y entrenándonos para usarlos. No es de extrañar que se frustre, lo único que tenemos que hacer es seguir sus instrucciones y la tranquilidad, la paz, la dicha y la felicidad estarán listas para servirnos. El santo de Maharastra Eknath escribió:
Oh, mente, no sigas yendo de puerta en puerta,
Has sufrido demasiado yendo y viniendo.
Abandona tus fantasías y ven a los místicos,
todo es felicidad cerca de ellos.
La angustia y el apego se disuelven con el darshan de tu maestro;
El pecado, la pasión y el miedo a Kal huyen.
Haz tu devoción y ve lo cerca que está.
Mira en tu interior y encuentra una inmensa alegría, dice Eknath7.
Una vez más, Eknath nos dice que vagando de “puerta en puerta” –buscando la felicidad y plenitud ahí fuera– es inútil, incluso perjudicial. Lo único que hacemos es incrementar nuestra deuda kármica, enterrando más el alma y manteniéndonos lejos de nuestros orígenes divinos y de la felicidad que hemos estado buscando durante tanto tiempo. Eknath menciona “yendo y viniendo” refiriéndose al constante deambular del alma por diferentes y diversos cuerpos.
Hemos tomado la forma de pájaros, animales, plantas, microbios, incluso ángeles, demonios y dioses a través de los inimaginables periodos de tiempo en que hemos habitado los reinos físico y mental. Los físicos han calculado que el universo que conocemos ha existido desde hace unos 13 700 millones de años y aún está en su infancia, pero nuestras almas no han estado confinadas solo a este universo, así que, quién sabe cuánto tiempo llevamos en total. ¡Tantas vidas, tantas experiencias, tantos restos kármicos que limpiar!
No es de extrañar que se necesite mucho esfuerzo para limpiar y aquietar la mente. ¿Por cuánto tiempo hemos buscado el placer, la experiencia, la novedad ahí fuera? Los viejos hábitos son difíciles de erradicar, pero aquí tenemos una oportunidad de oro para rechazar los viejos hábitos y construir otros nuevos, pero que van a contracorriente, no solo en nuestro interior, sino que todo lo que vemos a nuestro alrededor también tira hacia fuera.
Sin embargo, podemos consolarnos con el hecho de que no estaríamos aquí si nuestras almas no se hubieran colmado de paciencia con la mente y su terrible comportamiento. Después de habernos hundido tanto en el fango, finalmente hemos llegado al fondo, sentido un suelo duro y hemos pateado contra él para volver a la superficie. Nuestras luchas desesperadas han captado la atención del Señor, quien ha enviado al socorrista espiritual para ayudarnos. Mientras confiemos en él y aceptemos su ayuda, sigamos sus instrucciones y nos dediquemos a encontrar un camino mejor, nos sacará del fango lo más rápido posible.
Eknath dice que el darshan del maestro tiene una cualidad curativa, pero no está hablando aquí del darshan físico. Ver al maestro en una reunión, o incluso fuera de ella durante el seva, es encantador, no hay duda, pero es un reflejo de una sombra de lo real que solo se puede obtener en el interior. Solo trabajando en mejorar nuestra concentración y devoción, y limpiando la mente de los malos hábitos con la práctica diaria regular podemos tener el darshan interior.
Para ayudarnos a lograrlo, el maestro recomienda cuatro sencillas reglas de vida. La primera minimiza la creación de nuevo karma –ya que tenemos bastante con lo que hemos acumulado ya– y consiste en ser lacto vegetariano, dejando de lado la carne, el pescado y los huevos, o sus derivados. No hay ninguna razón médica de consumir alimentos derivados de animales; de hecho, ser vegetarianos es mejor para nuestra salud y la del planeta, y por supuesto, no queremos estar causando sufrimiento innecesario. En segundo lugar, nos aconsejan evitar el alcohol, las drogas que alteran la mente y las sustancias adictivas, ya que nos meten en problemas innecesarios y se convierten en una ayuda artificial para los tiempos difíciles. Además, dificultan mucho el poder aquietar y concentrar la mente, lo cual es ya una enorme tarea en sí misma.
La tercera regla es ser un buen ser humano: en la medida de lo posible vivir honestamente, respetar y ayudar a los demás, ganarse la vida por sí mismo; es decir, ¡ser una buena persona! Intentamos limpiar la mente de todas las impurezas, por lo que debemos llevar una vida virtuosa. Nunca seremos perfectos, pero por lo menos podemos intentar ser buenos. Estas tres reglas nos ayudan a preparar la cuarta: la de la meditación diaria durante dos horas y media. Es la décima parte de nuestro tiempo que debemos dedicar al único proyecto importante de nuestra vida, así que yo diría que es una ganga. Por supuesto, si podemos disponer de más tiempo, todo ayuda. ¡Sé que el maestro no se quejaría!
Así que, con estos buenos hábitos, podemos empezar a deshacer parte del daño que nos hemos hecho con nuestros antiguos malos hábitos. Paso a paso, con pequeños incrementos, avanzamos hacia nuestro objetivo. Y, ¿a quién encontramos allí? Eknath nos dice: nada menos que a nuestro maestro.
“Haz tu devoción y ve lo cerca que está, guárdale en tu interior y encuentra una inmensa alegría” –la forma interior o espiritual no es otra cosa que el Shabad, Nombre, Palabra de Dios, y es de lo que estamos hechos– es nuestra propia vida. Así de cerca está, todo es cuestión de darse cuenta, entonces no solo seremos felices, sino que encontraremos una inmensa alegría. Saber que está aquí nos da tal confianza que ninguno de los altibajos de la vida nos puede tocar. Eknath dice: “El pecado, la pasión y el miedo a Kal huyen”, entonces seremos realmente puros y felices.
Una vez que encontremos nuestro camino hacia él en nuestro interior, él nos guiará personalmente desde allí a través de las numerosas etapas mentales y espirituales que finalmente nos llevan de vuelta a nuestro hogar original con el Señor. Sin él no podemos completar nuestra búsqueda, ya que hay insuperables barreras para los que no están preparados. En el ciclo de himnos persas “Angad Roshnan”, de la tradición maniquea, como se cita en El evangelio de Jesús, encontramos:
Te enseñaré a la Madre de los seres de luz:
por siempre te regocijarás en la felicidad alabada.
Te revelaré a los santos hermanos,
los nobles… que están llenos de felicidad.
Por siempre te regocijarás en la alegría entre todos ellos,
junto a todas las joyas y los venerables dioses.
El miedo y la muerte no os alcanzarán más,
ni los estragos, la angustia y la desdicha.
El descanso será tuyo en el lugar de la salvación,
en la compañía de todos los dioses
y de los que habitan en paz8.
Los tesoros que debemos heredar, una vez que superemos la barrera de la mente, son inmensos e inimaginables. Si nos abstenemos de sumergirnos en la devoción, nos estamos privando de mucho. El escritor describe la “Madre de los seres de luz” como otra referencia al Nombre Sagrado, ya que esta nos devuelve a nuestro estado original como seres de luz. Vamos a llegar a ser uno de los santos hermanos y al final encontraremos el descanso de todas las luchas y miedos a los que nos enfrentamos en este rincón de la creación.
Así que, cuando Baba Ji dijo que solo quería que fuéramos felices, quiso decir que solo quiere que nos presentemos y reclamemos nuestro derecho de nacimiento espiritual. Para volver a poner las cosas como deberían ser; esta es la normalidad, no esos terribles problemas a los que nos hemos acostumbrado tanto.
Si se nos ha dado la iniciación, tenemos los medios para hallar este maravilloso tesoro, nuestra paz interior e inmensa alegría. Ahora solo tenemos que poner nuestro granito de arena y acudir a la meditación.
- Plato, Cratylus 402A, in The Presocratic Philosophers, by GS Kirk, JE Raven, M Schofield, Cambridge Univ. Press 1983; p. 195
- Maharaj Charan Singh, Luz sobre San Juan, p. 150
- Joyas espirituales, carta 67
- Many Voices, One Song, p. 150
- Biblia, Juan 1:1-4
- Muere para vivir, P. 176
- Many Voices, One Song, p. 216
- “Angad Roshnan,” in The Gospel of Jesus, by JDavidson, p. 454