El abandono del yo - RSSB Satsangs & Composiciones

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El abandono del yo

El principal obstáculo en el sendero de la autorrealización y la realización de Dios, es nuestro “yo” o ego. Se interpone en el camino de un conocimiento más profundo de la verdad, oscureciendo una visión más amplia de lo que realmente es la vida. Pierde la visión de la totalidad, limitándose al mundo físico, ya que el mundo físico es simplemente una etapa pasajera en el viaje espiritual que hemos emprendido. Solo cuando la espiritualidad se convierta en nuestra principal preocupación, el yo aflojará poco a poco su control sobre nosotros.

Recorrer el sendero espiritual requiere un compromiso constante con una filosofía de vida evolutiva, que es completamente opuesta a lo que nos han hecho creer desde las primeras etapas de nuestra infancia. En lugar de fortalecer el ego con su sentido del `yo` y del mío, la espiritualidad nos pone en un camino en la vida durante el cual el yo comienza a derrumbarse. Es una tremenda transformación, que tiene sus raíces en nuestras acciones del pasado y en nuestro anhelo por el Divino. Esto está explicado de una manera maravillosa por Maharaj Sawan Singh, el Gran Maestro, en Basic Principles of Sant Mat, Vol. I, cuando escribe (refiriéndose al Adi Granth):

Nadie puede alcanzar la unión con el Señor si no está escrito en su destino divino.

El Gran Maestro prosigue citando un pasaje de Guru Arjan Dev:

Cuando las semillas de las acciones pasadas germinaron,
conocí al Señor; él es ambos, el que disfruta y el renunciante.
Mi oscuridad se disipó cuando conocí al Señor.
Oh Nanak, después de haber dormido durante incontables encarnaciones,
me he despertado1.

Conocer a nuestro guía espiritual y maestro marcó el comienzo de nuestro despertar espiritual. Al poner en práctica las enseñanzas espirituales después de haber sido concedido el método de la meditación en el momento de la iniciación, la puerta se abre a un modo de vida completamente nuevo. Nuestro enfoque se desplaza hacia la dimensión espiritual interior, mientras que nuestra atención se aleja gradualmente del aferramiento a hábitos profundamente arraigados. De una vida autoorientada, se nos guía hacía una vida orientada al Divino, una vida en la que la meditación es el combustible espiritual que quema no solo las impresiones del pasado sino también los pensamientos negativos emergentes. Una conciencia cada vez mayor del Divino automáticamente comienza a crecer, una vez que nos damos cuenta de la urgencia de realizar nuestro deber verdadero.

Las enseñanzas de un maestro espiritual recalcan la máxima de que “las acciones hablan más alto que las palabras”. La transformación de nuestra vida no va a ocurrir leyendo o discutiendo sobre literatura espiritual. Más que nada, es el trabajo espiritual el que marcará la diferencia. La práctica constante, diaria de la meditación deja un profundo surco en la mente del practicante. ¡Realmente funciona de maravilla! A largo plazo, un esfuerzo constante en la meditación tendrá sus efectos. Lo que parecía difícil al principio se transforma en fácil una vez que el hábito de sentarnos se convierta en lo más natural del mundo, al igual que comer y dormir. ¡Así es el poder de los hábitos!

El abandono del yo se experimenta hasta cierto grado cuando el simran profundamente concentrado se apodera de nuestro proceso de pensamiento. Hay una cierta dulzura y alegría en esta clase de simran que se genera cuando el practicante siente el poder del maestro interior detrás de las palabras. En ese momento realmente disfrutamos de nuestra meditación. Estamos absortos en lo que Baba Ji suele llamar la desprogramación y descongestión de nuestras mentes. En este estado mental no existe anhelo por los objetos mundanos. Al contrario, una clase de añoranza por el Divino se apodera de nosotros.

En A Treasury of Mystic Terms hay un artículo inspirador sobre la rendición del ego. Hablando de la esencia de la espiritualidad, Jean-Pierre de Caussade (1675–1751), el autor citado en este artículo, llega al fondo de lo que significa abandonar el `yo`. Una vez más, se nos recuerda lo que el actual maestro de Beas, Baba Ji, comenta en sus sesiones de preguntas y respuestas, cuando dice que deberíamos abandonar todos los deseos, incluso el de alcanzar la realización de Dios. En la misma línea, a menudo revela lo relajada que sería nuestra vida si al menos fuéramos capaces de vivir según el precepto bíblico que dice “hágase su voluntad”2.

La esencia de la espiritualidad se encuentra en esta frase: “el abandono completo y absoluto a la voluntad de Dios”. Con eso quiero decir que jamás deberíamos pensar en nosotros mismos, sino estar continuamente ocupados en amarle y obedecerle. Debemos dejar a un lado todos esos temores, pensamientos incómodos, remordimientos de conciencia, y esas inquietudes que puedan surgir del deseo que sentimos por alcanzar la divinidad y nuestra salvación. Ya que Dios desea encargarse de todos nuestros asuntos, dejémoslo todo en sus manos, para poder concentrar toda nuestra atención en él3.

Concentrar “toda nuestra atención en él”; en ello consiste nuestro esfuerzo, siempre intensificando nuestra concentración. Aparentemente es poco lo que podemos hacer, pero el efecto de nuestros pequeños y humildes actos de devoción es inmensamente gratificante. Nada es más bello que llevar a cabo las instrucciones del maestro. Complace al maestro y cumple el propósito por el cual se nos ha otorgado este nacimiento humano.

Al abandonar el yo, al acercarnos a nuestro ser verdadero, las cosas más corrientes y comunes nos revelan su significado. Se produce una frescura en nuestra percepción, y comenzamos a mirar las cosas bajo una luz diferente. Aunque el proceso de limpieza nunca se acaba, nos damos cuenta de que soltar nuestro yo, nos conduce a una mayor tranquilidad y contento. La vida se vuelve mucho más enriquecedora. Como escribe el autor citado anteriormente:

La esencia del estado del abandono de uno mismo consiste en que, aunque el alma así abandonada lleva siempre una vida secreta, recibe sin embargo de Dios los más extraordinarios dones por medio de las cosas más corrientes, y por medio de acontecimientos que parecen muy naturales y simples hechos casuales, de sucesos que parecen ser parte normal de la vida humana. Por ejemplo, los discursos más simples, las conversaciones más corrientes, y los libros más banales se pueden convertir, por la gracia de Dios, en fuentes de conocimiento y sabiduría4.

En definitiva, la meditación no es más que una manifestación de nuestra gratitud hacía el Divino. Cumplir con este deber sagrado trae consigo una mente tranquila y satisfecha. Se nos devuelve nuestro derecho de nacimiento espiritual, al que no renunciaremos por nada de este mundo.


  1. Basic Principles of Sant Mat, Vol. I (2021), p. 60
  2. Biblia, Mateo 6:10
  3. A Treasury of Mystic Terms, Parte III, Vol. 11, p. 5
  4. A Treasury of Mystic Terms, Parte III, Vol. 11, p. 5