El misterio del esfuerzo - RSSB Satsangs & Composiciones

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El misterio del esfuerzo

El Gran Maestro y Huzur Maharaj Ji hablaban continuamente de lo necesario que es que hagamos nuestra meditación con regularidad. Huzur solía decir que solo tenía una respuesta para todas nuestras preguntas, y era la meditación.

Baba Ji, por supuesto, tiene el mismo mensaje. No hay duda de que nuestra meditación es la piedra angular de nuestros esfuerzos en el camino, siendo esta la práctica esencial para cualquiera que intente seguir el camino interior.

Sin embargo, los maestros también dicen que nuestra meditación por sí misma no logra nada. Como dice Huzur Maharaj Ji:

Si pensamos que con nuestro esfuerzo seremos capaces de lograr algo, es imposible. ...Solo con la meditación, con su esfuerzo, no creo que nadie pueda llegar a él1.

Y en otro lugar dijo:

Si alguien dice: “Puedo volver al Padre con mi esfuerzo, con mi meditación, se equivoca”2.

En otra ocasión, le preguntaron a Huzur:

¿No es verdad que nada podemos hacer por nosotros mismos, que dependemos totalmente de la gracia?

Y Huzur respondió:

Eso es correcto3.

Todos los maestros nos preguntan: ¿Qué logrará tu insignificante meditación?

Del Sheikh Abol-Hassan de Kharaqan: “Se le preguntó a Abu-Yazid si la lucha del individuo significa algo en este camino. Dijo: 'No, pero tampoco puede faltar”. Lo que significa que nuestros esfuerzos en el camino, incluida la meditación, probablemente no logran nada, pero son absolutamente esenciales4.

¿No parece esto extraño? ¿Qué es este misterio del esfuerzo? ¿Por qué se nos pide que nos esforcemos tanto en una tarea tan difícil, cuando nuestros esfuerzos no logran nada?

El filósofo contemporáneo Jacob Needleman cita a San Ignacio (fundador de la orden de los jesuitas): “...no está en nuestro poder adquirir y alcanzar una gran devoción, un amor intenso, lágrimas o cualquier otro consuelo espiritual; todo esto es el don y la gracia de Dios nuestro Señor”5.

A continuación, Needleman expone el problema de forma muy clara cuando habla de una persona en un camino espiritual, escribe: “Obviamente, ...hay algo que el individuo tiene que hacer…”6. [¿Por qué dice “obviamente”? Porque en toda disciplina espiritual se requiere que el discípulo haga algún tipo de práctica].

Continúa: “No podemos ser totalmente pasivos en la ilusión de que la gracia simplemente vendrá a nosotros”7. Por lo tanto, no podemos decir: “He sido iniciado; ahora el maestro lo hará todo. No necesito hacer nada”. [Debemos hacer nuestra práctica espiritual, en esta vida o en otra. Tenemos que hacerla].

Así que Needleman dice que no podemos sentarnos y esperar a que la gracia lo haga todo, pero después añade: “Tampoco podemos ser activos de la forma en que estamos acostumbrados”8. Lo que quiere decir es que en nuestra vida mundana trabajamos todo el día y completamos un proyecto para nuestra empresa. O conducimos seis horas y llegamos a otra ciudad. Nuestras acciones conducen directa e inmediatamente a resultados visibles. Él dice que la espiritualidad no es así. Nada ocurre sin la gracia del Señor, y solo ocurre cuando él quiere. Por lo tanto, no podemos sentarnos y progresar espiritualmente a nuestra voluntad.

Needleman continúa: “Es la misma cuestión que plantea San Pablo [en la Biblia]: somos impotentes y débiles; no hay nada que podamos hacer. Sin embargo, hay algo que debemos hacer. ¿Qué es exactamente lo que está en nuestra mano?”9.

El autor responde con la palabra “disposición”, que significa “inclinación consciente”, indicando que al menos podemos estar “dispuestos” o “conscientemente inclinados” hacia las enseñanzas que intentamos seguir. Huzur Maharaj Ji solía utilizar la palabra “alineación”, diciendo que tenemos que alinearnos con las enseñanzas. Eso puede ser todo lo que realmente podemos hacer. Pero los maestros nos piden que hagamos algo más que pretender que estamos alineados; nos piden que lo demostremos con la acción, con el esfuerzo.

Huzur nos dijo –y Baba Ji también nos dice, de muchas maneras– “Solo inténtalo”. Los maestros no nos hacen responsables de los resultados. Nos dicen que los ignoremos. Pero dicen que tenemos que intentarlo.

Sí, pero si nuestros esfuerzos no logran nada, ¿por qué son necesarios?

Porque son una expresión de entrega y amor desinteresado.

Por muy inútiles que nos parezcan, el maestro sigue valorándolos. Una noche en la casa de huéspedes de Dera, un joven se levantó ante el micrófono y explicó con gran detalle lo mala, lo absolutamente inútil y sin mérito, que era su meditación. Baba Ji respondió con algo así como: “Yo la acepto”.

Baba Ji nos dice a menudo que no hacemos nuestra meditación para lograr experiencias espirituales, sino porque él nos lo pide y como una expresión de amor. Annie Besant, una autora y teósofa inglesa que escribió sobre asuntos espirituales dijo que, si él nos da experiencias espirituales a cambio de nuestra meditación, nuestra meditación se convierte en “una transacción comercial: tanta adoración a cambio de tanta dicha”. Y luego, con mucha fuerza, añadió “Donde no hay gratuidad no hay lugar para Dios”10.

Nuestra meditación, entonces, es el regalo para nuestro maestro, en forma de tiempo y atención (dos componentes clave del amor), dados libremente, sin ataduras, solo porque él nos pide que lo hagamos.

Tal vez por eso Baba Ji nos dice que nos sentemos, comencemos nuestro simran y nos dejemos llevar. ¿Dejando ir qué? Dejando ir las expectativas, los deseos, las esperanzas de tener éxito en el simran. Dejando ir todo excepto los cinco nombres dirigidos al maestro. Nuestro regalo para él, entregado libremente.


  1. Spiritual Perspectives, Vol. II, Pregunta 466
  2. Muere para vivir, Pregunta 366
  3. Spiritual Perspectives, Vol. II, Pregunta 477
  4. Vraje Abramian, The Soul and a Loaf of Bread, p. 65
  5. Jacob Needleman, Lost Christianity, p. 147
  6. Ibíd
  7. Ibíd
  8. Ibíd
  9. Ibíd
  10. Annie Besant, The Three Paths and Dharma, p. 67