Su guía interior
Hay momentos en nuestra vida en los que realmente no sabemos qué hacer. Pero si nos sentamos y escuchamos con atención, descubriremos que tenemos una voz interior que nos dice qué hacer. Para estar seguros, nos preguntamos: ¿Me favorecerá espiritualmente esta acción concreta o perderé mi paz interior?
Puede que nuestra voz no sea muy fuerte, pero siempre está ahí. Solo tenemos que estar atentos y escuchar. Esta voz interior nos advertirá si lo que planeamos hacer sería perjudicial para nosotros mismos o para los demás.
La meditación nos ayuda a ser receptivos a nuestra voz interior. De hecho, nos sentimos inquietos, con un desasosiego interior si nuestras acciones no siguen el camino. A medida que nuestra voz interior se hace más fuerte mediante la meditación, ya no queremos hacer nada que nos quite la tranquilidad.
Una vez le preguntaron a Maharaj Charan Singh:
Cuando queremos orientación desde el interior, pero no somos capaces de contactar con la forma radiante, ¿cómo recibimos esta orientación? Puede que sintamos que estamos recibiendo una respuesta, pero ¿es esto la mente? ¿Cómo sabemos que el maestro interior nos está guiando?1
Y el maestro respondió:
Solo debes hacer tu meditación. El resto de la guía vendrá automáticamente del interior. La mente automáticamente se moldeará en consecuencia; pensarás en consecuencia; actuarás en consecuencia; todo tu enfoque y actitud cambiarán automáticamente. No tienes que hacer nada en absoluto.
El interlocutor continuó:
¿Dijiste que el discípulo es siempre consciente de la guía del maestro?2
Y Maharaj Ji respondió:
Una persona puede no ser consciente, pero aun así la guía puede estar allí de una manera indirecta. La mano de ayuda siempre está allí. Por ejemplo, para un discípulo que aún no ha llegado al camino, la mano que guía siempre está allí, sin embargo, él aún no es consciente de la existencia del maestro3.
En Muere para vivir Maharaj Ji explicó:
Cada vez que tomamos una decisión, debemos tener en cuenta las enseñanzas y a nuestro maestro; y mediante la meditación nuestro nivel de conciencia también se desarrolla hasta el punto de tomar la decisión. Aun así, puede ocurrir lo contrario, pero entonces también tenemos que pasar por nuestro karma de destino. Así que debemos intentar hacerlo lo mejor posible4.
Si estamos abiertos, si estamos atentos, sabremos lo que nos beneficia. Sabremos lo que favorece nuestro crecimiento espiritual. Poco a poco, a medida que aprendemos a dejar ir lo que es espiritualmente insano para nosotros, encontraremos una especie de serenidad que no puede ser sacudida por el viento de las circunstancias. Entonces nada puede causar ira o ansiedad, o cualquier otro sentimiento negativo.
Con la meditación ganamos fortaleza interior. Esta fuerza nos ayuda a desarrollar un “sistema inmunológico espiritual” saludable que nos protege de los sentimientos negativos que normalmente nos abrumarían. Entonces somos capaces de ver el lado positivo. Empezamos a ver una bendición en todo. Empezamos a desarrollar gratitud por todo. Y simplemente empezamos a valorar todo… mucho más.
Maharaj Charan Singh dice:
Cuando eres feliz en tu interior, entonces encuentras amor y alegría incluso en cualquier cosa que tengas; a cada paso que das, simplemente bailas de felicidad5.
Estas son palabras maravillosas. Maharaj Ji está diciendo que nuestra felicidad no depende de nada del exterior. La verdadera felicidad y el contento vienen del interior y nada puede perturbar nuestra calma interior, nuestra tranquilidad o nuestro equilibrio mental.
En Vida honesta leemos:
A medida que construyamos a nuestro alrededor la atmósfera que necesitamos para afianzar nuestra meditación, descubriremos que los altibajos de la fortuna no nos perturban tanto. Conforme nos volvemos más felices, el contento y el desapego llenan las velas de nuestro barco y nos llevan sin esfuerzo en la dirección que deseamos. ...Una vez que nos relajamos y dejamos que nuestro destino siga su curso, descubrimos que la vida se vuelve inmediatamente más fácil y agradable6.
Cuando navegamos con el viento del contento y el desapego, sentimos una ecuanimidad que contrarresta todos los sentimientos negativos y nos ayuda a sentir lo divino en todo. Esto es exactamente lo que queremos cultivar.
En nuestra vida diaria, puede ser útil ser un poco más conscientes de las cosas que perturban nuestro sentimiento de contento. Todos sabemos que la vida no siempre es como la planeamos y que la gente no siempre se comporta como esperamos. Cuando esto sucede, ¿somos realmente capaces de mantener la calma, o nos enfadamos y nos alteramos? El simple hecho de ser conscientes de que la ira es muy perjudicial para nosotros es un gran paso en la dirección correcta.
Como aconseja Maharaj Charan Singh en Luz divina:
No hay que alterarse ni emocionarse por nada, sea grande o pequeño. Ni siquiera las cosas importantes deberían tener el poder de alterarnos o hacernos perder el equilibrio. Si uno se diera cuenta del daño que un solo ataque de ira hace a la salud física y espiritual, consideraría que ninguna situación o pérdida merece la pena7.
Esto es muy importante. Como continúa explicando en otra carta en Luz divina:
La ira es una emoción perjudicial. Nos enfadamos innecesariamente con nosotros mismos y con los demás. En esos momentos, lleva tu pensamiento a la repetición de los nombres sagrados, con total atención. Por medio de la repetición podrás dominar gradualmente esta debilidad. Si supieras el daño tan grande que un momento de ira hace a tu hígado y a todo tu cuerpo, y el veneno que crea en el sistema, nunca te enfadarías por nada, por muy molesta que sea la situación8.
Es muy importante recordar esto. De lo contrario, cuando las cosas no suceden según nuestra voluntad, simplemente reaccionamos, perdemos los estribos y acabamos bailando al son de nuestros sentimientos negativos.
Cuando nos sentimos enfadados, en lugar de reaccionar negativamente, deberíamos detenernos un momento e intentar descubrir la verdadera razón de nuestro enfado. A menudo, se debe a que una situación no ha salido como habíamos planeado o a que no se han cumplido nuestras expectativas. Si lo entendemos de verdad, podemos empezar a ver la situación de otra manera. Esta nueva perspectiva nos ayuda a desarrollar el sentido de la compasión. Y esta compasión nos ayuda a cultivar el perdón.
Jesús dijo:
Y cuando estéis rezando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras ofensas9.
Nadie es perfecto, así que cuando el Señor nos perdona tantas “ofensas”, ¿no deberíamos buscar la manera de fomentar también el perdón hacia los demás? Entonces nos sentiríamos mucho más ligeros, relajados y felices. De lo contrario, hay una pesada carga en nuestra mente y esto perturba nuestra meditación.
Sin embargo, a medida que nuestro nivel de conciencia aumenta, descubrimos que reaccionamos cada vez menos. Comenzamos a actuar de forma más positiva. Nos resulta más fácil aceptar las situaciones que no van de acuerdo con lo que planeamos, y sin darnos cuenta empezamos a vivir en su voluntad. A medida que desarrollamos la aceptación y aprendemos a vivir en su voluntad, automáticamente nos volvemos más felices. Hazur dice:
Abandona el hábito de preocuparte y de perder los estribos. Es fácil ser feliz y reírse… Dios no quiere que seamos infelices. Es un pecado preocuparse. Ten fe en su bondad y gracia e intenta mantener el simran en tus labios en todo momento10.
Cuando repetimos los nombres, empezamos a sentirnos desapegados y operamos en un nivel completamente diferente. También podemos mantener este nivel de desapego si no nos involucramos tanto en los asuntos mundanos, como dice Hazur:
Tienes mucha razón al decir que la meditación se ve afectada si uno presta atención a cosas mundanas innecesarias y se entrega a conversaciones inútiles con otras personas. Es natural que un satsangui busque la soledad, ya que su ámbito de acción está en el interior. Debemos atender nuestros deberes mundanos y las relaciones sociales por obligación, pero no debemos enredarnos en ellas11.
De ser posible, debemos ocupar nuestra mente en el simran, como enfatiza Hazur:
Para una concentración adecuada e ir hacia el interior, es necesaria la repetición de los nombres sagrados con la atención en el centro de los ojos. Además, uno puede y debe hacer simran... en todo momento, ya sea caminando, sentado, esperando, viajando y demás12. La solución a todos tus problemas está en la repetición de los cinco nombres sagrados en el momento de la meditación y también en otros momentos del día13.
Y en Meditación viva leemos:
El simran constante nos llevará a sentir lo divino en nuestra vida. Esto mismo se convierte en nuestra práctica. La repetición amorosa de los nombres nos hará naturalmente conscientes de la presencia constante del maestro. ...Sentiremos la presencia del maestro como un cálido consuelo dentro y alrededor de nosotros. La presencia del maestro en nuestras actividades diarias cambiará nuestra relación con él. Dejará de ser el maestro que está lejos de nosotros en Dera para convertirse en nuestro compañero del día a día y amigo íntimo. Será el amigo íntimo que comparte nuestras risas y penas, nuestras alegrías y tristezas, nuestros problemas y éxitos. Al profundizar en nuestra práctica regular de meditación y con el hábito de recordarlo en nuestras actividades diarias, nuestra comprensión del camino se fortalecerá y sabremos sin duda que siempre ha estado con nosotros. Está con nosotros ahora y estará siempre14.
El mero hecho de ser conscientes de la presencia de la divinidad en nuestras vidas nos permite ver su mano en todo. Nuestra inquietud interior se convierte en paz, nuestro descontento en contento, y nuestra visión limitada en una visión más amplia. Comenzamos a ver el panorama general en lugar de una sola perspectiva.
El teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer escribió sobre este sentimiento de la presencia divina en nuestra vida:
Por las fuerzas amorosas que rodean silenciosamente,
me siento bastante calmado, seguro y lleno de gracia…
Por las fuerzas amorosas maravillosamente cobijadas,
esperamos sin miedo lo que viene.
Dios está con nosotros al anochecer y al amanecer
y con toda seguridad en cada nuevo día15.
Y el Gran Maestro dijo esto sobre la presencia de lo divino en nuestra vida:
El Padre está siempre contigo. Vives, te mueves y tienes tu ser en él. Siempre te está ayudando en todo tipo de tarea que realices. Cuanto más te acerques a él, más intensamente sentirás su presencia y te darás cuenta de su ayuda16.
Si somos conscientes de lo divino en nuestra vida, podemos superar nuestra inquietud interna y encontrar la paz interior. La presencia de lo divino es la presencia del amor. Y este amor no nos juzga. Este amor nos sostiene y nos acepta tal como somos. Por lo tanto, no debemos juzgar constantemente nuestras propias debilidades, sino enfocarnos en volver nuestro rostro hacia la luz.
En Vida honesta leemos:
Aunque es bueno ser autoconsciente, juzgarnos con demasiada dureza es peligroso y contraproducente. Con la misma generosidad de espíritu y tolerancia que mostramos a los demás, debemos ser también compasivos y caritativos con nosotros mismos17.
Sí, debemos ser conscientes de nuestros defectos y tratar de reducirlos. Pero también debemos aceptar nuestras imperfecciones. Si no fuéramos imperfectos, no estaríamos aquí. Si cometemos un error, debemos aprender de él y luego olvidarlo. No dejes que se convierta en una carga para ti.
A menudo se cita al filósofo jesuita español Baltasar Gracián (1601-1658):
Busca el bien en todo. Nada hay que no contenga algo bueno si lo buscamos... Sé aquel que, entre miles de males, da con el único bien18.
Si tenemos una actitud negativa, aunque lo tengamos todo, siempre faltará algo en nuestra vida. Si tenemos una actitud positiva, veremos una bendición en todo.
Y al final, refirámonos de nuevo a las palabras de Hazur Maharaj Ji:
Por favor, dedica el tiempo completo a tu meditación cada día. Además de esto, trata siempre de mantener tu mente en el simran cuando no estés ocupado en asuntos importantes, como cuando estás caminando, bañándote, comiendo, esperando o viajando, etc.19
- Spiritual Perspectives, Vol. III, P. 61
- Ibíd, P. 62
- Ibíd
- Muere para vivir, P. 234
- Perspectivas espirituales, Vol. I, P. 441
- Vida honesta, p. 48
- Luz divina, carta 207
- Ibíd, carta 386
- Biblia, Marcos 11:25
- Luz divina, carta 180
- Ibíd, carta 205
- Ibíd, carta 93
- Ibíd, carta 23
- Meditación viva, pp. 113–114
- Widerstand und Ergebung, Dietrich Bonhoeffer Werke Band 8, Gütersloh 1998, S. 608 (German Edition)
- El amanecer de la luz, carta 2
- Vida honesta, p. 40
- Ibíd, pp. 59-60
- Luz divina, carta 46