Date la vuelta
Durante las sesiones de preguntas y respuestas, Baba Ji suele aconsejar a los discípulos que canalicen su atención en la dirección correcta para superar las dificultades a las que se enfrentan. Nos recuerda que cuando le miramos de frente, podemos verle. Sin embargo, si nos damos la vuelta y miramos en la dirección opuesta, no podremos verle, aunque él siga estando ahí.
Los santos nos aconsejan retirar nuestra atención del falso espectáculo que ofrece el mundo y enfocarla hacia el Shabad interior, nuestro verdadero maestro. Soami Ji escribe:
Vuélvete y escucha
la gran resonancia del Shabad,
¡oh surat, amada de tu maestro!
¿Qué razón puede haber para llevar esas pesadas cargas sobre tu cabeza
cuando tu estancia en la tierra es tan efímera?
El maestro te ruega una y otra vez
que acrecientes tu amor por la melodía del Shabad1.
Soami Ji nos está recordando que cuando nuestra atención se dispersa lejos del centro del ojo hacia el mundo, saboreamos solo amargura y veneno. Sin embargo, si invertimos la atención de nuestra conciencia y escuchamos la melodía en el centro del ojo, entonces el Shabad se convierte en nuestro sustento para el viaje.
Cuando los místicos hablan de nuestro viaje en esta creación, señalan que nuestros problemas y dificultades provienen de nuestra falsa creencia de que estamos separados del Señor. Aunque, en realidad, nuestra alma es una partícula del Señor supremo y el Señor habita en nuestra alma, hemos caído en la ilusión de que estamos separados del Señor y nos perdemos en esta creación2.
En su libro El sendero de los maestros, el Dr. Julian Johnson analiza nuestra condición actual, habiendo sido mantenidos en cautiverio y perdidos en esta creación. Él dice:
En verdad, el mundo está perdido... Todo ser humano no solo está enfermo, sino también perdido en una densa selva, un bosque enmarañado, sin sendero ni brújula, sin sol ni estrellas, porque está ciego. Más aún, está sufriendo el peor caso de amnesia que se conoce. No recuerda nada de su hogar de origen o herencia, y en esta condición deplorable, vaga año tras año. Además de este lastimoso estado mental y espiritual, muchos sufren padecimientos físicos; están desolados, cansados y abrumados3.
Hazur Maharaj Ji utilizó la analogía de alguien que se ha perdido en un paseo nocturno, y cómo los sonidos y las luces pueden guiarle de vuelta a su destino. Él dijo:
Puede que salgas a dar un paseo al atardecer y acabes junto al río, lejos de Dera. Cae la noche y está muy oscuro, así que ¿qué haces? Escuchas atentamente para ver si oyes algún sonido procedente de Dera. En cuanto oyes el sonido de la sirena o de la campana, sabes inmediatamente la dirección hacia Dera: si está delante o detrás de ti, a tu derecha o a tu izquierda. Como la noche es oscura y hay arbustos y agua, necesitas una linterna o un farol para iluminar tu camino. Una vez que sabes la dirección hacia Dera, aunque hayas olvidado la ruta, puedes usar la luz para guiarte en el camino de regreso. Si preguntamos qué nos ayudó a encontrar el camino a casa, fue el sonido y la luz. Del mismo modo, estamos separados del Señor. Estamos perdidos lejos del hogar del Señor, y para guiarnos de regreso a él ha guardado el sonido y la luz en cada uno de nosotros, por eso todo místico nos habla de la luz y el sonido interiores4.
Cuando practicamos las enseñanzas del maestro y dirigimos nuestra conciencia hacia el centro del ojo, nuestro ojo y oído internos se abren, permitiéndonos ver la luz y oír el sonido. Esta luz y este sonido limpian el alma de sus impurezas, la arrastran gradualmente a las regiones espirituales superiores y, finalmente, llevan nuestra alma a la morada del Señor.
Nuestro amor por el maestro interior o Shabad debería ser el mismo que el que siente el pájaro de lluvia por la gota de lluvia. Se dice que un día, Kabir Sahib caminaba por la orilla del río Ganges cuando vio a un pájaro de lluvia desmayarse por falta de agua y caer al río. Cuenta la leyenda que un pájaro de lluvia, por mucha agua que haya, prefiere morir antes que beber nada que no sean gotas de lluvia. Kabir observó atentamente al pobre pájaro, para ver qué podía hacer. Pero aunque era un caluroso día de verano y el pájaro se estaba muriendo de sed, no quiso beber el agua del Ganges. Kabir dijo:
¡Ah!, si los discípulos sintiesen por Dios el intenso amor y devoción que ese pajarillo siente por las gotas puras de agua de lluvia, llegarían antes a las regiones puras del alma. Entonces sus almas se fundirían en el océano del amor de Dios, del que vinieron5.
Maharaj Jagat Singh habló de cómo podemos inculcar este intenso amor y devoción por el Señor. Dijo que el secreto del éxito en el camino del Shabad es:
¡Bhajan, más bhajan, y aún más bhajan! Con solo tres horas de bhajan, la balanza siempre pesará más del lado mundano. Debes convertirte total y exclusivamente en una mente de Dios. Durante todo el día, no importa en qué ocupación estés involucrado, el alma y la mente deben mirar constantemente hacia él en el centro del ojo. Durante las 24 horas del día, debe haber un anhelo de encontrar al Señor, y un dolor continuo por la separación. Mejor dicho, en todo momento, ya sea comiendo, bebiendo, caminando, despierto o dormido, debes tener su nombre en tus labios y su forma ante tus ojos6.
Cuando el maestro nos aconseja apartar nuestra atención dispersa del mundo y dirigirla hacia el centro del ojo, está enfatizando que la solución a todos nuestros problemas, a todas nuestras dificultades, reside en contactar con el Shabad en el centro del ojo. Hazur Maharaj Ji habla del éxtasis y la alegría que experimentamos cuando desviamos nuestra atención de la creación hacia el centro del ojo. Él dice:
Tu felicidad no conocerá límites cuando me encuentres dentro de ti. Entonces olvidarás absolutamente todas tus tribulaciones y penas. Estarás tan lleno de amor, alegría y felicidad indescriptible que no habrá lugar para nada más. Ni siquiera recordarás que alguna vez estuviste triste. Cuando te fundas en mi forma espiritual, el Espíritu Santo, todas tus dudas se desvanecerán porque todo estará claro para ti. Y el Padre te concederá todo lo que desees. Cuando nos fundimos en el Padre, nuestros deseos están más que cumplidos y no hay absolutamente nada más que desear o esperar. Cualquier cosa que pidamos ya se nos ha concedido, y no solo eso, sino mucho más de lo que jamás podríamos esperar7.
- Sar Bachan poesía, Bachan 20, Shabad 12, p. 231
- Discursos espirituales, Vol.2, p. 10
- El sendero de los maestros, p. 39
- Discursos espirituales, Vol.2, p. 137
- Cuentos del Oriente místico, 8ª ed., cuento 98, p. 94, “El pájaro de la lluvia”
- In the Footsteps of the Master, p. 82
- Luz sobre San Juan, pp. 266, 267