Todavía loco después de todos estos años - RSSB Satsangs & Composiciones

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Todavía loco después de todos estos años

Los místicos nos recuerdan que no nos podemos escapar de este mundo; no podemos desenredarnos de la maraña de nuestro karma y no podemos vencer a la mente solo por el mérito de nuestros esfuerzos.

Y nosotros lo sabemos, ¿verdad? En realidad, se trata de una experiencia “espiritual”, lo comprendemos. Si hemos intentado meditar, sabemos que no somos capaces de hacerlo con nuestra propia fuerza, nuestro propio intelecto y nuestra propia fuerza de voluntad. Muchos de nosotros no podemos dar sentido al camino espiritual por nosotros mismos, y aunque sabemos que la meditación es la piedra angular del camino espiritual, parece ser una tarea imposible. Sabemos que tenemos que hacerlo. Intentamos hacerlo. Lo intentamos una y otra vez. Y, sin embargo, parece que no podemos hacerlo.

Después de algún tiempo en el camino, puede resultar chocante que no hayamos hecho ningún progreso tangible en la meditación, y que no seamos mejores en ella que cuando nos iniciamos. Es muy difícil cuando nos damos cuenta de que no podemos meditar y que nuestra mente es un completo desastre. Incluso después de muchos años de seguir los votos, ir a satsang, hacer seva, ir a Dera, y ver al maestro cuando viene a nuestro país, la mayoría de nosotros sentimos que no ha pasado nada. Incluso podemos sentirnos en peor situación que antes de empezar a seguir este camino.

El maestro budista, Bhante Henepola Gunaratana, dice:

En algún momento de este proceso, te encontrarás cara a cara con la repentina y chocante comprensión de que estás completamente loco. Tu mente es un manicomio chillón y parlanchín sobre ruedas que se precipita a toda velocidad colina abajo, totalmente fuera de control e indefenso1.

¡Menuda imagen de la mente! Un manicomio fuera de control sobre ruedas rodando colina abajo. En la canción Still Crazy After All These Years, el popular músico estadounidense, Paul Simon, dice,

Parece que me apoyo en viejos caminos conocidos.
Y no me engañan las canciones de amor
que susurran en mis oídos.
Todavía loco después de todos estos años,
oh, todavía loco después de todos estos años2.

Tenemos nuestras viejas formas familiares de entender el sendero espiritual, esperamos contra toda esperanza escuchar la canción de amor del Shabad susurrando en nuestros oídos, y sin embargo, en algún momento, nos damos cuenta de que seguimos completamente locos después de todos estos años.

¿Qué debemos hacer con esta conciencia todavía loca? Si nuestro esfuerzo por meditar no da fruto; si no tenemos la fuerza o el intelecto para hacer lo único que el maestro nos ha pedido que hagamos… ¿ahora qué?

Soami Ji aborda este mismo problema en el Sar Bachan Poesía. Él dice: “…en todo momento me invade la pena…

Hay un pensamiento que me consume cada día:
que mi situación empeore por momentos, oh amigo,
  y no haya nadie para ayudarme…

…y a pesar de que lo intento
no puedo seguir el camino que me lleva a él.
Oscuro, temible y cuesta arriba es el sendero,
y no hay nadie que oiga mis lamentos de dolor.
No sé qué más hacer; estoy desmoralizado,
pues no puedo conquistar el corazón de mi amado…

Qué desdichado soy,
¡no he escuchado la melodía del Shabad!
La lujuria, la ira y maya me tienen atrapado.
Ni siquiera puedo practicar el sendero del Surat Shabad
que me fue concedido…3.

Este es un pasaje desgarrador, pero los místicos describen estas experiencias por compasión hacia nosotros. Saben con lo que luchamos y lo difícil que nos resulta comprender el camino espiritual. Soami Ji, escribiendo desde la perspectiva del discípulo, dice que las cosas empeoran por momentos y se siente como si nadie estuviera allí para ayudar. Dice que, aunque se nos ha concedido el camino del Surat Shabad, no podemos practicarlo. Nos sentimos desmoralizados y sentimos que no podemos ganarnos el corazón del maestro. Es como si sintiéramos que el maestro no nos quiere.

¿Cuántos de nosotros no se ha sentido así en algún momento de nuestro camino? Desmoralizados, derrotados, solos, fracasados, no amados. ¿Cuántas veces aparece esto en las preguntas que le hacemos al maestro?

En otro shabad, Soami Ji dice,

¿Por qué no escuchas mis gritos?
No puedo entender cómo actúa tu voluntad…
Ni me proteges ni me salvas,
a pesar de que siempre he vivido en tu compañía.

No puedo explicármelo, estoy profundamente confundido;
  todos me dicen que no hay más protector que el maestro.
Y me pregunto qué malas acciones habré cometido
para tener que pasar por esta interminable desdicha4.

A veces nos sentimos realmente abandonados y solos. No entendemos el sendero, ni al maestro, ni las enseñanzas. Intentamos meditar, pero sin éxito perceptible. Pedimos ayuda al maestro, esperando secretamente que cuando le pedimos ayuda, él lo haga por nosotros. Pero el maestro, conociendo nuestras necesidades más profundas, nos dice que tenemos que encontrar nuestra propia motivación intrínseca. Tenemos que conocernos a nosotros mismos y saber cuánto necesitamos la meditación. Cuando sepamos cuánto la necesitamos, meditaremos automáticamente. Maharaj Charan Singh dice:

Se te ha dado la técnica de la meditación. Tienes que ayudarte a ti mismo. Tienes que hacer que tu propia fuerza de voluntad sea fuerte para atravesar todo tu karma de destino. El maestro te ayuda hasta cierto punto, pero tienes que ayudarte principalmente a ti mismo mediante la meditación5.

Esto pone a la mente en el frustrante estado de disonancia cognitiva. ¿Cómo podemos usar nuestra propia fuerza de voluntad y motivarnos para hacer algo que sabemos –realmente creemos desde nuestra propia experiencia– que no podemos hacer? Y aunque creemos que no podemos hacerlo, se nos dice una y otra vez que sigamos haciéndolo de todos modos, día tras día, año tras año, sin éxito, sin aparente estímulo, sin progreso tangible.

¡Qué dilema! Qué enigma. Qué aprieto. Nos hemos comprometido en este camino y, sin embargo, estamos en el limbo. No sentimos que avanzamos. Queremos permanecer en el sendero, pero no sentimos que el sendero vaya a ninguna parte. No podemos ver una salida clara de la niebla.

Tal vez, piensa la mente, que deberíamos practicar mindfulness, o hacer yoga, o ir a la iglesia, o al gurdwara, o a la mezquita, o tal vez necesitemos terapia. Todas estas cosas pueden ser beneficiosas y útiles, pero aún nos queda nuestro voto de hacer bhajan y simran. La mente empieza a divagar y a plantearse... ¡Tal vez este no sea el camino para mí! ¡Tal vez no pueda hacerlo en esta vida! ¡Tal vez solo se suponía que debía conocer el sendero esta vez, y tal vez estaré en mejores condiciones para meditar en mi próxima vida! ¡Tal vez haya otro sendero, uno más fácil! ¡Tal vez haya otro maestro que me ayude más, que trabaje conmigo más estrechamente, que me proporcione más experiencias espirituales! ¡Tal vez, tal vez, tal vez! No hay una salida clara de la niebla, ni otra solución viable.

Y sin embargo, los místicos nos ofrecen un camino, el camino de la gracia. Se trata de un camino delicado y desconocido para el intelecto y la voluntad personal. Es un lugar de vulnerabilidad, de sentirse expuesto e indefenso. Pero Maharaj Charan Singh explica que solo podemos seguir este sendero por la gracia del Señor:

Podemos escapar de este reino solo por la gracia del Señor. Si dices que podemos escapar por nuestro esfuerzo, por nuestro intelecto, es imposible. Podemos hacerlo solo por la gracia6.

En una respuesta a otra pregunta, Hazur Maharaj Ji explica:

Solo podemos adorar al Padre por su gracia… Nadie puede adorarlo sin su gracia, sin su atracción desde dentro. Así que, incluso cuando meditamos, no es nada; no es tanto nuestro esfuerzo, sino solo su gracia lo que nos lleva a meditar7.

Y explica que no podemos conseguir nada, que nada en absoluto puede suceder en el camino espiritual si no es por gracia:

Todo se hace por la gracia del Padre en este mundo. Un buscador no logra nada sin su gracia. Sin su gracia, un buscador ni siquiera sabría del Padre, qué decir de llegar al Padre, qué decir de llegar a su destino… Todo sucede por gracia. Sin su gracia, nada puede suceder. Si él no lo desea, nadie puede llegar a él. Todos somos ciegos, buscando a tientas en la oscuridad. Él es el único que puede mostrarnos la luz para salir de esta oscuridad. Y tiene sus propios caminos y medios para mostrarnos esa luz. Nadie puede lograr nada sin su gracia8.

Así que, por un lado Maharaj Ji dice que tenemos que ayudarnos a nosotros mismos en la meditación y usar nuestra propia fuerza de voluntad, y por otro lado nos dice que no podemos hacer nada excepto por gracia, que nuestro esfuerzo y atención en la meditación no es nada. De nuevo, la mente conceptual empieza a preguntarse… ¿De qué se trata? ¿Es gracia o es esfuerzo? ¿Podemos meditar o no? ¿Está todo en manos del Señor o depende de nosotros? Solo queremos saber, queremos la respuesta de una manera simple y directa. Por favor, maestro, ¿no puedes explicármelo claramente?

Pero los místicos no siempre complacen a la mente conceptual que quiere respuestas concretas. Ajahn Chaa, un maestro budista contemporáneo de la tradición del bosque tailandés, decía a menudo cosas contradictorias a sus alumnos. Uno de sus discípulos estadounidenses describe una conversación con Ajahn Chaa.

Alguien se le acercó quejándose de todos los consejos contradictorios que daba a sus alumnos. A veces sugería una cosa y más tarde la contraria. Ajahn Chaa respondió: Es así. Si veo a alguien caminando por una carretera y está a punto de caer en una zanja a la izquierda, le grito: ‘Ve a la derecha’. Más tarde, si la misma persona, u otra, está caminando por la carretera y está a punto de caer en una zanja a la derecha, le digo: ‘¡A la izquierda! Ve a la izquierda’. Siempre se trata de mantenerse en el camino9.

El maestro a veces dice cosas que parecen contradecir nuestras “viejas costumbres”, nuestra comprensión de las enseñanzas y nuestros conceptos erróneos. Pero dice estas cosas para mantenernos en el verdadero camino espiritual y para ayudarnos a madurar. A veces tenemos que “ir a la derecha”, hay que esforzarse. A veces tenemos que “ir a la izquierda”, tenemos que apoyarnos en la gracia. En el sendero espiritual, tenemos que hacer ambos porque es el ir a la derecha y el ir a la izquierda lo que empieza a equilibrarnos. Crea humildad. Pero a veces la mente no puede soportar la ambigüedad y se frustra con todo el proceso. Dice: “Maestro, me dijiste que fuera a la izquierda, así que he ido a la izquierda. Ahora me dices que vaya a la derecha. ¿Cómo puedes hacerme esto?”. La mente realmente se enoja.

Cuando el maestro budista, Bhante Henepola Gunaratana, describió la mente como un “manicomio chillón y parlanchín sobre ruedas que se precipita a toda velocidad colina abajo, totalmente fuera de control e indefenso”, continuó diciendo:

No hay problema. No estás más loco de lo que estabas ayer. Siempre ha sido así y nunca te has dado cuenta. Tampoco estás más loco que todos los demás. La única diferencia real es que tú te has enfrentado con la situación; ellos, no. Por eso se sienten relativamente confortables. Eso no significa que estén mejor. La ignorancia puede ser una dicha, pero no conduce a la liberación. Así que no dejes que esta toma de conciencia te inquiete. En realidad es un logro, un signo de progreso real. El mero hecho de que hayas mirado al problema directamente a los ojos significa que estás en camino de salir de él10.

Aunque después de tantos años nos parezca que seguimos locos, que no hemos avanzado nada y que estamos peor que cuando nos iniciamos, en realidad hemos recorrido un largo camino. Esta conciencia de que estamos locos es un logro. Al aceptar nuestra incapacidad para meditar, al darnos cuenta de que estamos completamente locos, de la ineficacia de nuestra intelectualización y esfuerzo, hemos hecho un progreso real. Estamos mirando al problema directamente a los ojos. ¿Cómo podíamos saber que no podíamos meditar hasta que lo intentamos con todas nuestras fuerzas y fracasamos?

Soami Ji dice:

“Estoy tendido ante tu puerta, cansado y derrotado,
  preguntándome: ¿quién sino tú me protegerá?”11.

Después de luchar, sentirse desmoralizado, perplejo y no entender la voluntad del maestro, Soami Ji dice que el discípulo llega a la puerta del maestro cansado y derrotado. La clave es que el discípulo finalmente ha llegado a la puerta del maestro con humildad, pidiendo la ayuda que realmente necesita. El discípulo se ha vuelto auténtico y real, pidiendo ayuda desde lo más profundo de su ser. Se ha dado cuenta de que la ambigüedad del proceso meditativo le beneficia, y ha aceptado que el maestro sabe mejor que él cuáles son sus verdaderas necesidades.

¿Nos condena el maestro cuando luchamos y fracasamos? ¿Le disgusta nuestra incapacidad para meditar? No, nunca.

Él nunca juzga, siempre ama. Conoce nuestras luchas. Sabe que no podemos hacerlo, que lo tenemos difícil, que aún estamos locos; que estamos liados confusos y desconcertados. Pero sigue amándonos, animándonos, tendiéndonos la mano y apoyándonos.

Maharaj Charan Singh Ji dice:

Te aseguro que nunca lo disgustamos. ¿Cómo podemos disgustarle? Solo podemos disgustar a una persona cuando hacemos algo que no esperaba. Cuando él sabe lo indefensos que somos, lo víctimas que somos de nuestra mente, que a cada paso estamos llenos de fracasos, no hay nada nuevo que él daba saber sobre nosotros; él ya nos conoce… la cuestión de desagradar al maestro no se plantea en absoluto, pero definitivamente podemos agradar al maestro siguiendo el modo de vida de Sant Mat, atendiendo a nuestra meditación. Esto definitivamente le complace, pero nada le desagrada12.

Baba Ji explica a menudo que la vida es un proceso de aprendizaje y que necesitamos sentirnos cómodos con nosotros mismos. Parte de sentirnos cómodos con nosotros mismos es darnos cuenta de que no sabemos lo que estamos haciendo, que realmente sabemos muy poco sobre cómo llevar una vida equilibrada y pacífica, que no sabemos cómo amar, y que no sabemos nada sobre el sendero. Esto es una sorpresa para nosotros, pero no es una sorpresa para él.

Hazur Maharaj Ji dice:

Él viene a crear amor, a fortalecer el amor, a ayudarlo a crecer y a que el discípulo asimile desde su interior… no hay nada que temer porque él nunca se sienta a juzgar. Él no juzga a nadie. ¿Qué hay que juzgar? Él nos conoce. Todos somos almas en lucha, llenas de debilidades. ¿Qué hay que juzgar? Todos somos imperfectos. Por eso estamos aquí13.

Cuando el discípulo finalmente llega a la puerta del maestro cansado y derrotado, pidiendo protección, Soami Ji explica la respuesta del Señor:

Entonces habló el Señor y dijo:
Acepta mi voluntad y mantente en calma.
Ten paciencia, ten fe;
yo haré que se cumpla el deseo de tu corazón14.

A medida que nos sentimos cómodos con nosotros mismos, nos sentamos a meditar, empezamos nuestro simran y nos dejamos llevar, confiando en que el Señor hará realidad nuestros anhelos espirituales más profundos. Aceptamos la voluntad del Señor, con una comprensión madura de que el viaje espiritual no se va a desarrollar de acuerdo con nuestra comprensión intelectual. Pero, de hecho, se desarrollará. Aprendemos a tener paciencia y fe. Vamos a la derecha, vamos a la izquierda y volvemos al equilibrio una y otra vez. Aprendemos a mantener la calma. Abandonamos nuestras viejas costumbres, aceptamos compasivamente nuestra locura y nos inclinamos hacia el amor y la gracia.


  1. Bhante Henepola Gunaratana, Mindfulness in Plain English, p. 75
  2. www.paulsimon.com/track/still-crazy-after-all-these-years/
  3. Soami Ji, Bachan 33, Shabad 1, Sar Bachan Poesía, p. 161
  4. Soami Ji, Bachan 33, Shabad 8, Sar Bachan Poesía, p. 167
  5. Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, volumen II, P #458
  6. Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, volumen II, P #467
  7. Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, volumen II, P #49
  8. Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, volumen II, P #463
  9. Goldstein, Joseph, Mindfulness: A Practical Guide to Awakening, p. 51
  10. Bhante Henepola Gunaratana, Mindfulness in Plain English, p. 75–76
  11. Soami Ji, Bachan 33, Shabad 1, Sar Bachan Poesía, p. 162
  12. Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, volumen III, P #15
  13. Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, volumen III, P #18
  14. Soami Ji, Bachan 33, Shabad 1, Sar Bachan Poesía, p. 162