Refugiándose
Soami Ji Maharaj aconseja: "Refúgiate en el maestro, ¡oh alma anhelante!"1. A primera vista, podríamos pensar que este consejo es para alguien que comienza en el camino espiritual, pero con un escrutinio más minucioso, nos damos cuenta de la necesidad de prestarle atención cada día y en cada momento de nuestras vidas.
Cuando nos sentimos atraídos hacia la órbita de un maestro espiritual verdadero, recibimos un regalo muy valioso, la llave de un lugar de refugio permanente. San Namdev dice: "Se me ha concedido el refugio de la misericordia eterna"2. Cuando nosotros, como discípulos, entramos en el camino de Sant Mat, quedamos automáticamente bajo la protección de nuestro maestro. Él se responsabiliza de nuestro bienestar espiritual y promete poner fin a nuestro ir y venir a este mundo. Nos promete llevarnos de vuelta a Dios. El maestro se convierte en nuestro amigo ahora y para siempre. Cristo dijo a sus discípulos:
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí... y hallaréis descanso para vuestras almas3.
Cristo dice a sus discípulos que vengan a él y encuentren descanso. Esto no significa que podemos recostarnos y dejar que todo suceda. Desempeñamos el papel dinámico de refugiarnos en el maestro, es un proceso activo. Aprendemos activamente a sentarnos quietos en meditación y activamente a soltar nuestro apego al mundo material. Este es un proceso que evoluciona constantemente a medida que avanzamos en el camino.
¿Qué es un refugio? Es un lugar al que uno se retira para escapar del peligro, la violencia, lo desagradable y los vaivenes del tiempo, es un lugar seguro. Es un lugar que ofrece protección y una sensación de paz. Para los buscadores espirituales, la protección no es tan necesaria contra las tormentas y la violencia del mundo exterior como contra las ahogantes aguas de la negatividad, el ardiente fuego del deseo, el agobiante peso del karma y la oscuridad de la ignorancia.
Al principio, refugiarse en el maestro no es más que un proceso externo. Nos refugiamos en sus enseñanzas, en sus mandamientos. Antes de la iniciación, nos hacemos vegetarianos, nos alejamos de las drogas y el alcohol y llevamos una vida moral. Estos principios forman parte del proceso de búsqueda de refugio en un modo de vida compasivo y honesto. También encontramos refugio asistiendo al satsang y participando en el seva físico. Cristo dijo:
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor4.
Al seguir las enseñanzas y poner honestidad, sinceridad, bondad y compasión en nuestras relaciones con nuestros semejantes en el planeta, vivimos en el amor del maestro como él mora en el amor de Dios.
Sin embargo, el verdadero refugio está en nuestro interior. El proceso de encontrarlo comienza al enfocar nuestra atención en el centro del ojo, la puerta de entrada a los reinos superiores de conciencia. Maharaj Charan Singh escribe:
Considera el centro del ojo como tu lugar de refugio y fortaleza, y refúgiate siempre en él por seguridad, como una paloma perseguida por un halcón busca refugio inmediatamente5.
Todos los místicos han compartido el mismo mensaje, que Dios se encuentra en lo más profundo de nuestro ser. Esto queda bellamente expresado en una historia del místico español del siglo XVI, San Juan de la Cruz. Una humilde hermana laica le preguntó por qué las ranas del jardín saltaban al agua cada vez que se acercaba. Él la respondió que era en la profundidad del agua donde se sentían a salvo, seguras y protegidas, y luego añadió: "eso es lo que debes hacer, huir de las criaturas y esconderte en Dios"6.
Esto es lo que intentamos hacer cuando nos sentamos a meditar y concentramos nuestra atención en el centro del ojo mientras hacemos el simran. El centro del ojo es donde encontramos el verdadero bienestar en la presencia de nuestro maestro en el interior. Nuestro verdadero vínculo con el maestro es nuestra práctica espiritual, nuestro simran y bhajan. Esta es la única forma de acercarse a él y permanecer cerca. Es un hermoso lugar de refugio que se vuelve más pacífico y más dichoso a medida que pasa el tiempo. Es un jardín secreto en el que entramos repitiendo los nombres que el maestro nos dio. Cada vez que invocamos el nombre de Dios a través del simran, expresamos nuestro deseo de volver a la fuente divina, la fuente del sentido que está en cada uno de nosotros. Es un lugar de refugio donde él derrama su bálsamo refrescante y curativo sobre nuestras heridas. Es un sitio de refugio donde nos envuelve en el calor y la dulzura de su amor, y donde podemos dejarnos llevar como un niño en el regazo de su madre.
En la lengua india, la palabra para alberge o refugio es sharan, que tiene muchos significados, incluido el de rendirse. Hazur dice:
Al rendirnos queremos decir que debemos cumplir con nuestro deber y esforzarnos según nuestra capacidad y en armonía con los principios de Sant Mat. Luego dejar el resultado al maestro o Shabad, sin preocuparnos de lo que pase. La entrega implica rendirse al Shabad, que es el maestro o gurú verdadero, y no a ninguna forma física. Mediante la práctica constante, no solo debemos entrar en contacto con el sonido, sino fundirnos en él para que este se ocupe de nosotros por completo, en cada situación y en cada aspecto7.
En definitiva, refugiarse en el maestro es una etapa elevada de conciencia. Implica perder nuestra identidad, elevarse por encima de la esfera de la mente y permitir que el espíritu se funda nuevamente en este refugio real: el Shabad, la Palabra de Dios. Este es el refugio de la misericordia eterna.
- Sar Bachan Poesía, Bachan 19, Shabad 8
- Sant Namdev, p. 93
- Biblia, versión Reina Valera, Mateo 11:28-29
- Ibíd, Juan 15:10
- Luz Divina (1991), carta 283
- Las obras completas de San Juan de la Cruz (1991), p. 2
- Luz sobre Sant Mat (1985), carta 349