La maquinaria del amor
Los escritos de los santos maduran a medida que lo hacemos nosotros: con el paso de los años, los mismos pasajes que hemos leído muchas veces nos revelan significados diferentes. Comprendemos las enseñanzas por etapas. Maharaj Sawan Singh escribió en El amanecer de la luz:
En cuanto a tu visita a la India, tienes razón, pues el progreso espiritual no tiene nada que ver con ninguna determinada localidad… El maestro sagrado mantiene a cada uno de nosotros en el lugar más adecuado para nuestro bien espiritual1.
Cada uno de nosotros, ahora mismo, está en el lugar exacto –física e incluso mentalmente– más adecuado para nuestro beneficio espiritual. Así, en todos los vastos universos, los miles de millones de galaxias y momentos del tiempo, el maestro ha dispuesto nuestros karmas para que podamos estar en este escenario, y en este siglo. ¡Donde estamos ahora es el mejor lugar y el mejor momento para nuestro crecimiento espiritual y nuestro bienestar!
Es asombroso. Pero los santos quieren empujarnos más allá de nuestro pensamiento limitado. Quieren que nos despojemos de la estrecha concepción que tenemos del Shabad y de ser discípulos. No somos tan limitados como pensamos. Tenemos más capacidad de la que creemos. Quieren que abandonemos las minucias del análisis y nos dejemos llevar por la visión de conjunto. Y esa visión de conjunto es el amor. El Gran Maestro dijo:
Nuestro Padre es amor, y nosotros somos pequeñas gotas de ese océano de amor. Esta colosal máquina del universo funciona por el principio eterno del amor. Así que procura ponerte en armonía con este principio del amor2.
A menudo la gente le dice a Baba Ji que se sienten celosos de otros discípulos que reciben su amor o atención externos. Baba Ji nos recuerda que el amor no es limitado; es expansivo. Debido a que percibimos la vida desde una perspectiva física, sentimos que si el maestro ama a alguien más, no puede amarnos a nosotros. Pero él siempre nos recuerda que el amor de Dios es tan inmenso que todos podemos experimentarlo. Hay suficiente para todos.
En nuestro yo físico, experimentamos el cuerpo como un contenedor cerrado, de pensamiento y función física. Nos consideramos separados e individuales, pero la física nos dice que no hay división en la materia. Solo pensamos que estamos separados, divididos y limitados. Recuerda, somos seres espirituales teniendo una experiencia física. Como seres espirituales, nuestro núcleo, nuestra alma, es una pieza de la vasta maquinaria de amor expansivo. Esta maquinaria expande literalmente nuestra conciencia de lo divino. Cuando olvidamos esto, nos contraemos. Nos encogemos en la densidad y la actitud defensiva –en nuestra psique temerosa– y olvidamos que el amor supera todas las barreras. Cuando nos protegemos con instintos de lucha o huida, nuestra conciencia se colapsa.
El místico sufí conocido como Shaykh Ibn Ata-illah habla sobre esta tendencia a limitarnos:
Si te unieras a élEn nuestro nivel, experimentamos el amor del maestro con el simran. Cuando alguien preguntó a Maharaj Charan Singh si los nombres del señor (simran) eran lo mismo que el Señor mismo, Hazur respondió con una palabra: “Sí”4. De manera muy práctica, simran es la semilla que se expande en amor ilimitado. Baba Ji ha dicho que es lo único que podemos hacer. Dhyan y escuchar el sonido no está en nuestras manos. El simran es lo que nos permitirá concentrarnos en el centro del ojo. El Gran Maestro escribió:
solo después de la supresión de tus vicios
y la eliminación de tus pretensiones,
nunca te unirías a él.
En cambio, cuando él quiere unirte a sí mismo,
él cubre tu atributo (wasf) con su atributo
y oculta tu cualidad (na’t) con su cualidad.
Y así te une a sí mismo
En virtud de lo que viene de él hacia ti,
no en virtud de lo que va de ti hacia él3.
Cada vez que repites atentamente un Nombre, estás intentando elevarte, y más pronto o más tarde el centro entre los ojos será el asiento de tu atención5.
Nos gustaría que fuera más pronto que tarde, pero mientras tanto, el Gran Maestro nos dice qué hacer:
Deben tener confianza de que… algún día verán y conocerán aquello por lo que suspiran… Mientras tanto, sigue robusteciendo tu fe en su misericordia6.
Podemos robustecer nuestra confianza en su misericordia recordando que el Señor aligera nuestra carga kármica de maneras que no siempre podemos comprender. El Gran Maestro dijo: “Si al principio teníamos que pagar una tonelada, ahora quedamos libres pagando solamente una libra”7. Y para añadir a ese pensamiento, Maharaj Charan Singh señaló: “Él reduce al mínimo la mayor parte de nuestras tribulaciones. Nosotros vemos únicamente lo que tenemos que pasar, pero no lo que se nos ha perdonado”8.
Podemos reforzar nuestra confianza aceptando dónde nos encontramos en este sendero. El maestro no está aquí para juzgarnos, para restregarnos nuestras debilidades. No nos desaprueba. Sabe que lo hacemos lo mejor que podemos y no nos juzga. Tendemos a creer que lo mejor de nosotros no es suficiente. Él nos empujará hacia un mayor esfuerzo en el momento oportuno. Él sabe el ritmo.
Hay muchas maneras de vivir este sendero como discípulos. Cada uno de nosotros es diferente. Cada uno de nosotros tiene altibajos. Pero cada uno de nosotros está viviendo una vida perfectamente calculada para hacernos avanzar a través de nuestra cuenta kármica de la manera mas rápida y mejor posible, bajo su guía. Como dijo el Gran Maestro: “El maestro sagrado mantiene a cada uno de nosotros en el lugar más adecuado para nuestro bien espiritual”9.
Él nos tiene bien vigilados. Donde estamos, lo que hacemos y, sí, incluso lo que pensamos forman parte de su guion. Solo tenemos que seguir las instrucciones y seguir desempeñando nuestro papel. Con el tiempo, nos daremos cuenta de que solo somos marionetas en su espectáculo. Podemos relajarnos y dejar que él mueva los hilos. Él dirige todo el espectáculo a la perfección.
- El amanecer de la luz, carta 23.
- Ibíd, carta 4.
- Shaykh Ibn Atta-illah al-Iskandari, Kitab al Hikam (Libro de la sabiduría), p. 42.
- Perspectivas espirituales, Vol. II, #234.
- El amanecer de la luz, carta 66.
- Ibíd, carta 23.
- Ibíd, carta 4.
- Luz sobre Sant Mat, carta 64.
- El amanecer de la luz, carta 23.