El papel del maestro vivo
Se nos dice que debemos centrarnos en las enseñanzas de los santos, no en los santos en sí. Pero la relación con nuestro maestro es fundamental para la práctica de las enseñanzas. Aunque nuestro verdadero maestro es el Shabad, Maharaj Charan Singh dice que “a menos que encontremos a alguien en quien more el Verbo y conecte nuestra alma con el Verbo, no podremos contactar con ese Verbo en nuestro interior”1.
Hazur siempre utilizaba una bella metáfora para describir la relación entre el maestro y sus discípulos: “Los místicos vienen precisamente como pastores”2. Y continúa diciendo:
Las almas están marcadas por el Padre. Los santos vienen y silban, entonces todas las almas asignadas a ellos se reúnen automáticamente a su alrededor con una u otra excusa. No tienen que ir a buscarlas. La marca que llevan se realiza a un nivel diferente. El pastor reconoce a sus ovejas.
Muchos de nosotros hemos experimentado lo maravilloso que es estar cerca del maestro en persona. Sabemos, en teoría, que su forma verdadera es el Shabad, pero cuando estamos cerca de él físicamente, suele ser una experiencia cautivadora. Queremos ser como él: tan felices, tan relajados, tan amorosos. Nos inspira el deseo de meditar. Nos hace creer que podemos hacerlo: tiene más fe en nosotros que nosotros mismos. Así es como debe ser. El trabajo del pastor es llevar a sus ovejas a casa. Nos llamó con un silbido y vinimos corriendo.
Para los que estamos iniciados, nuestra vida ahora está dedicada a enamorarnos de él. Por que, en última instancia, nuestro amor por la forma del maestro culminará en amor por su forma verdadera, que es Shabad. Eso es lo que Hazur deseó para nosotros, como se cita en la última página del libro Legado de amor. “Que vuestro amor por la forma culmine en amor por el que no tiene forma”, dice en una nota manuscrita.
Hazur explica:
Los místicos, con la ayuda del Shabad o Nam, nos desapegan de toda la creación y nos apegan interiormente al Shabad, al Padre divino para siempre. Esta es la ley divina, la ley cósmica que él ha creado y diseñado, mediante la cual nos atrae a su nivel desde esta creación. Solo él puede llevarnos de vuelta a su propio nivel… “Él se adora a sí mismo a través nuestro y nos lleva hacia él”3.
Para ello, el maestro burla nuestras defensas por todos los medios. Utiliza el encanto, las bromas, las historias, la franqueza, el amor, la sinceridad… cualquier cosa que nos convenza de que vale la pena hacer lo que nos comprometimos a hacer en la iniciación: 2 ½ horas de simran y bhajan todos los días; ser vegetarianos; abstenernos del alcohol, drogas, y productos del tabaco; y llevar una vida moral y ética.
Maharaj Sawan Singh, en Philosophy of the Masters, Vol. I, cita al santo Maulana Rum: “Los deseos de la mente nunca morirán / sin las manos perfeccionadoras del maestro”4. El maestro nos moldea, desde el momento de nuestro nacimiento. Y luego nuestra meditación nos ablanda para que seamos más maleable en sus manos.
Maharaj Charan Singh assures us that, in the beginning, what matters most is the sincerity of our effort in meditation. He once said to someone who asked him about our “low effort” compared to our high goal:
Esforcémonos al menos un poco. Entonces, automáticamente acabará convirtiéndose en un gran esfuerzo. Al meditar con sinceridad y honestidad, la calidad de la meditación aumenta. No es la cantidad lo que más importa, sino la calidad de la meditación. Con nuestro esfuerzo, por poco que sea, la calidad de la meditación irá mejorando y se irá purificando5.
El maestro ayuda al alma en su desarrollo espiritual, pero no desde el punto de vista material y mundano. Tendemos a pensar en la gracia en términos de satisfacer nuestros deseos y ambiciones mundanas, pero el trabajo del maestro no es encontrarnos plazas de aparcamiento o buenos trabajos. Nos protegerá tanto como se lo permitan nuestros karmas, pero se preocupa por nuestro desarrollo espiritual, no por hacernos felices o darnos lo que creemos que queremos. Hazur escribe, “Él le proporciona fuerza para que se fortalezca espiritualmente en el interior, a fin de que pueda alcanzar el nivel del Padre y se libere de la mente y, por consiguiente, del ciclo de nacimiento y muerte”6.
Hazur dijo una vez sobre nuestra necesidad de un maestro vivo:
Estamos tan influenciados por la mente, por los sentidos, que a menos que venga alguien que nos desarraigue de aquí para llevarnos de regreso a él, nunca podremos alcanzarlo. Estamos inmersos en un sueño muy, muy profundo. Estamos todos muertos. Necesitamos a alguien que nos insufle vida. Necesitamos a alguien que nos proporcione el ojo con el que podamos ver en nuestro interior; necesitamos a alguien que nos dé el oído con el que tenemos que oír, alguien que nos dé el agua viva con la que volver desde la muerte a la vida7.
El trabajo del maestro es despertarnos, devolvernos la vida. El Señor le ha encomendado que se ponga a nuestro nivel y nos dé las enseñanzas para que podamos entenderlas, y luego nos ayude a practicarlas. Por supuesto, hace mucho más por nosotros en nuestro interior, de lo que rara vez somos conscientes hasta que nos damos cuenta de su presencia. En cualquier caso, lo que hace por nosotros “en el interior” no nos concierne. Hazur dijo una vez que: “Su maestro lo hará todo por el discípulo. Lo que ocurra en el interior es algo que no debe preocupar al discípulo lo más mínimo”8.
Esta es una de las razones por las que Baba Ji nos dice que no analicemos ni calculemos, que simplemente sigamos la corriente y disfrutemos de lo que se nos presente. Cuando miramos un reloj, no necesitamos saber cómo funcionan todos los engranajes o chips debajo de la esfera, solo necesitamos saber qué hora es.
Como Baba Ji nos recuerda, nuestra parte del trato es permanecer en su voluntad. Él dice que nos sentemos; nosotros nos sentamos. Lo que necesitamos ver, lo que necesitamos oír, lo que necesitamos saber – no tenemos que preocuparnos de todo eso. No podemos entender el funcionamiento interno de lo que está sucediendo, así que ¿para qué entrar en eso? Nos dice que no nos preocupemos, que no analicemos ni calculemos; simplemente que disfrutemos de la vida y seamos positivos. Nos dice que de todo sale algo bueno. Todo lo que hace el Señor tiene un propósito, y si aprendemos a permanecer en su voluntad, veremos que automáticamente las cosas empiezan a encajar.
Todo lo que tenemos que hacer es atender nuestro simran y bhajan, porque eso es todo lo que realmente podemos hacer; el resto de este sendero es literalmente insondable; nuestra mente no puede entender lo que el maestro hace por nosotros, no puede entender cómo estamos siendo arrastrados, o empujados, de la ilusión hacia la iluminación.
El maestro nos enamora para que queramos hacer lo que nos pide. Es literalmente adorable: lleno de vida y travesuras, rebosante de vitalidad, y siempre diciéndonos lo que necesitamos oír en ese momento. A menudo dice que su trabajo es confundirnos. Y lo hace. Recuerda lo que dijo Hazur: que los maestros vienen a sacudirnos desde nuestras raíces, a despertarnos porque estamos en un sueño profundo. Aquí, ahora, el maestro nos sacude, para despertarnos, para hacernos ver las cosas de forma diferente, para llevarnos más allá de nuestro nivel de confort, de nuestra forma habitual de pensar y reaccionar, para llevarnos más allá de los meros conceptos de espiritualidad y adentrarnos en su realidad, en sus mismas entrañas.
Las enseñanzas no son una antigua filosofía muerta; están vivas y son vitales. Pero para que esas descargas de verdad que recibimos del maestro arraiguen y surtan efecto, debemos poner en práctica el sendero. Los santos nos dicen que todo lo que un discípulo ha de recibir de su maestro y todo lo que el maestro ha de dar es a través de la meditación. No basta con suplicar la gracia.
Hazur nos dice:
Sin la meditación no puedes crear amor ni siquiera por el cuerpo físico del maestro. La meditación te ayuda a desarrollarlo; te ayuda a hacerlo crecer. Si dices que amas al maestro sin meditación, te estás engañando a ti mismo. Es solo un engaño emocional. En el verdadero amor, sentimos una experiencia, y entonces esto nos vuelve hacia el interior, al nivel del maestro-Shabad interior. Entonces también sentimos más amor por el maestro exterior. Y ese amor es real. De lo contrario, hoy sentimos amor, mañana nos sentimos absolutamente áridos y vacíos. Intentamos convencernos de que estamos enamorados, pero probablemente no lo estemos. La experiencia interior le da profundidad a tu amor9.
Y luego dice algo muy contundente: “La meditación hunde muy profundamente nuestras raíces en el amor; entonces nadie puede sacudirnos”10.
Los maestros no nos piden que finjamos nada. Hazur nos dice que su maestro (el Gran Maestro) solía decir que cuando amas al maestro como a un hermano, como a un amigo, entonces te das cuenta de que él está dentro. Ten tanta fe en él como en un hermano y como en un amigo, y entonces, en tu práctica, te darás cuenta de cuál es la situación real”11.
Baba Ji ha hablado mucho sobre el agradecimiento. Normalmente ponemos todo en rangos de bueno o malo, porque no entendemos que todo lo que el Señor hace por nosotros tiene un propósito. Más tarde, tal vez nos demos cuenta de cuál era ese propósito. Así es como podemos vivir en la voluntad del Señor: apreciando todo lo que hay en nuestra vida, sin importar lo que nos aparezca en ese momento. Si admitimos que el Señor sabe lo que es mejor para nosotros, entonces todo tiene un lugar; incluso el dolor y las dificultades se convierten en parte de nuestro aprendizaje, de nuestro crecimiento espiritual.
El maestro es un eslabón crucial en la cadena de nuestra evolución espiritual. Es él quien nos ayuda, a través de nuestra meditación, a conectar con la presencia de lo divino. En Sar bachan poesía, Soami Ji explica la verdad a un discípulo impaciente por ver la verdadera forma del maestro interior:
Única y maravillosa es mi verdadera forma,
la que nadie puede percibir hasta que yo le ayude.
Practica la meditación y domina a la mente…
Ten paciencia, permanece en compañía de los santos
y, mediante mi gracia, te purificaré.
No descansaré hasta mostrarte esa forma;
¿por qué tienes tanta prisa?
Llevo tus cargas en mi corazón
para que puedas sentirte libre de preocupaciones
y desarrollar amor hacia mí en tu corazón.
Yo mismo te ayudaré a realizar el esfuerzo,
yo mismo te llevaré a tu morada final.
Escucha lo que Radha Soami tiene que decirte:
todo se solucionará
como y cuando la voluntad suprema así lo ordene12.
- Perspectivas espirituales, Vol. I, #498, p. 459.
- Ibíd., #449 - 451, pp. 417 - 418.
- Perspectivas espirituales, Vol. I, #523, p 482.
- Philosophy of the Masters, Vol. I, p 119.
- Perspectivas espirituales, Vol. II, #466.
- Perspectivas espirituales, Vol. I, #537, p. 504.
- Ibíd., #527, p. 487.
- Ibíd., #511, p. 471.
- Spiritual Perspectives, Vol. III, #35.
- Ibíd., #36.
- Ibíd., #30.
- Sar Bachan Poesía, Bachan 33, shabad 16, pp. 171 - 172.