Al finalizar el día
¿En qué punto nos encontramos al final del día? ¿Cuál es nuestra situación después de toda una vida en presencia del maestro interior? Se nos han presentado muchas oportunidades de seva, y poco a poco hemos comprendido su valor. A pesar de nuestros fracasos, hay una inmensa gratitud por todos sus regalos y por la mano que siempre nos ha estado guiando. Intentamos poner en práctica sus enseñanzas, estudiándolas, asimilándolas y finalmente viviéndolas. La gratitud y el reconocimiento por lo que se nos ha dado, se ha convertido en la fuerza motriz de nuestro proceder en el sendero. Al principio, tras la euforia de encontrar el sendero y ser iniciados, el sentido del deber nos mantenía en el buen camino. También una clase de obediencia estaba siendo sustituida poco a poco por una forma más elevada de obediencia el deseo de complacer al maestro haciendo lo que él nos pide que hagamos.
En el Nuevo Testamento hay algunas parábolas que se refieren al momento final. En estas parábolas Cristo habla de la cosecha como el momento del juicio final. En la Biblia, Romanos 2:6, el apóstol Pablo también nos recuerda que, “Dios juzgará a cada persona según sus obras”. En Luz sobre San Mateo Hazur Maharaj Ji explica de una forma muy bella la parábola “...con el reino de los cielos sucede lo que con un hombre que siembra buena semilla en su campo”1. Dice: “La semilla debe ser muy buena y la tierra muy fértil”2.
Hazur comentó este párrafo: “Dice que un granjero se fue al campo. El campo era bueno, era fértil, es decir el hombre era receptivo a las enseñanzas del Padre, del místico. Y la semilla era buena, también el maestro era del tipo correcto e inició adecuadamente al discípulo”3. El discípulo se dará cuenta poco a poco, al madurar, de lo excepcional que es la iniciación de un maestro vivo, y la valorará más que cualquier otra cosa. La semilla de la iniciación crecerá, el pequeño brote se convertirá en un gran árbol que producirá frutos de amor. Ese es el esfuerzo por nuestra parte, lo único que nos pide que hagamos. Entregando lo mejor del día a nuestra actividad espiritual; priorizando la meditación, no conformándonos con dar las sobras del día, nos volvemos “receptivos a las enseñanzas del Padre”. ¡Cuánto amor al Padre se expresa en esta breve frase! Los maestros se han fundido en el Padre, por lo que solo pueden compartir su amor por él.
Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
Mateo 13:25
Hazur comenta además: “[el enemigo] también sembró cizaña entre el trigo… Entonces dice, Kal o Satanás también se volvió muy activo en el momento en que el alma fue iniciada y la engañó con las riquezas del mundo, el amor terrenal o cosas materiales... Así que, el discípulo progresaba al meditar, pero, al mismo tiempo, era seducido por los placeres mundanos. Su mente aún permanecía en el mundo”4. Vencer, dominar la mente es una lucha de por vida. Al principio, incluso puede llevar décadas, la balanza se inclinará hacía el lado de la mente. Pero a medida que se progresa, el poder de la mente disminuye y el alma gana poco a poco la partida. Es un proceso interior sutil, que tiene lugar en un nivel en el que experimentas atrayéndote el poder interior del maestro. Todo tiene que ver con nuestra receptividad, nuestra capacidad de asimilarlo. Se derrama un torrente de Shabad cada vez que nos invaden sentimientos de amor por el maestro y lo Divino. Ciertamente, el amor por la forma física culmina en amor por el sin forma. Ambos van de la mano.
Resulta reconfortante que Hazur explique la parábola del sembrador. Aunque se sienta atraído por influencias negativas, el discípulo no debe desanimarse. “Dejad que crezcan juntos ambos hasta el tiempo de la siega”5. “[…]Esperaré hasta la siega; lo que significa hasta el final de su vida”6. Por eso los maestros dicen que necesitamos meditar. Estaríamos completamente perdidos sin la meditación, víctimas indefensas en manos del destino.
Y en el tiempo de la siega diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
Mateo 13:30
Al finalizar el día, “Lo que significa, que a la hora de la muerte, todos los karmas malos que un discípulo haya realizado durante su vida, serán recogidos y puestos en un lado. Y todas las cosas buenas que haya hecho, el tiempo que haya dedicado a la meditación, el servicio que haya realizado en nombre del Padre, y toda la vida que haya vivido en amor y devoción al Padre, todo eso, será recogido y puesto en otro lado”7. El tesoro espiritual que hayamos construido a lo largo de toda la vida eliminará todos los karmas negativos. Un tesoro inestimable que consiste en la suma total de nuestra meditación, nuestro seva, amor y devoción – en resumen, todos sus regalos.
Cuando la vejez empiece a llamar a la puerta – y llega más rápido de lo que jamás podríamos imaginar – deberíamos estar preparados para la partida definitiva del plano físico. Desconocemos cuánto tiempo valioso nos queda. Lo que las enseñanzas nos dicen es que la deuda kármica se salda con más facilidad en el plano físico que en el más allá. Como el Gran Maestro afirma en una carta de Joyas espirituales, “Intenta someter tu voluntad a la suya, para que en el momento en que él te llame, te encuentres preparado para ir con él”8.
- Mateo 13:24
- Luz sobre San Mateo, p. 179
- Luz sobre San Mateo, p. 180
- Luz sobre San Mateo, p. 180
- Mateo 13:30
- Luz sobre San Mateo, p. 182
- Luz sobre San Mateo, p. 182
- Joyas espirituales, carta 195