El envejecimiento
Sant Tukaram says:
La vejez es una advertencia.
Tu cita con la muerte está cerca1.
En los años 60, alguien le preguntó a Hazur Maharaj Ji cuándo deberíamos tomarnos en serio este sendero. Él dijo que nos enviaría una señal: la primera cana es nuestra primera señal. Ahora, la mayoría ya hemos recibido unas cuantas señales.
Ha llegado la hora de tomárselo en serio, no con caras largas, sino poniéndolo en práctica. Aferrándonos al sendero como nuestro pilar en la vida. Las canas, arrugas y la falta de memoria, son señales, avisos, incluso invitaciones al otro mundo.
Darse cuenta de que la muerte se acerca es una gran bendición. Nos da la oportunidad de prepararnos para nuestra cita, que traducido literalmente significa presentarnos. Y eso es lo que haremos todos en la hora final.
No vamos a vivir aquí para siempre. ¿No hemos visto morir a nuestros abuelos? Luego a nuestros padres. Ahora son nuestros hermanos y amigos. Nuestro turno se acerca.
El Gran Maestro escribió que no es nuestro deseo permanecer en este plano de lucha e inquietud un minuto más de lo necesario. Tenemos que irnos un día. Así que tenemos que amoldarnos para cumplir con nuestros deberes aquí lo mejor que sepamos, e ir directamente con el 'Mensajero' cuando nos entregue el mensaje y nos lleve a nuestra morada2.
Los santos siempre nos aconsejan vivir una vida sencilla, feliz y relajada. Por esa razón nos hablan de la muerte.
¿No es cierto que, cuando tenemos miedo de algo, tratamos de encontrar a alguien que nos libere de ese miedo? ¡Y ese alguien es nuestro maestro! Tukaram dijo:
Despierta, mente mía, ¡presta toda tu atención!3
Frecuentemente se utiliza esa analogía de la vigilia y el sueño. Nos preguntamos, ¿por qué dicen los santos que hay que despertar? ¿No tenemos los ojos abiertos? ¿No vivimos nuestras vidas despiertos? Soami Ji dice que no.
Estás rodeado de malhechores y te hallas profundamente dormido4.
Todos y todas las cosas que distraen nuestra atención son ladrones, así como todos los apegos que nos adormecen en la inconsciencia. Soami Ji continúa, diciéndonos no sólo que despertemos y nos enfrentemos al mundo, sino también:
Despierta al amor
de la compañía de los santos…
Propiedades y riquezas no te ayudarán,
pues de un solo golpe tendrás que dejarlo todo atrás5.
Si nos pasamos toda la vida engalanando el cuerpo, acumulando posesiones, perfeccionando el intelecto, dependiendo de los demás para ser felices, ¿qué sucederá al final? Que todo nos será arrebatado. ¡Se nos dicen que esa no es una conclusión lógica de la vida!
Es solo en ese momento final que nos damos cuenta de que no prestamos atención a lo que estaba pasando y a lo que era permanente. En contraste, el Gran Maestro nos dice:
Si somos discípulos llenos de amor y obedientes, y hemos realizado los preparativos apropiados durante la vida, el alma espiritualmente desarrollada se marcha feliz, más feliz que un novio el día de su boda6.
Esa es la conclusión lógica a una vida dedicada a meditar. La muerte es lo único seguro en esta vida. Nos corresponde afrontarla, incluso abrazarla.
Como Hazur escribe:
Un satsangui debe dar la bienvenida a la muerte porque es la puerta a través de la cual llegaremos a nuestro hogar y nos encontraremos con nuestro amado7.
¿Y qué hace falta para atravesar esta puerta, para recoger nuestra atención? Yasutani Roshi, un maestro zen, describe así el momento de la meditación:
La mente debe estar tranquila, pero al mismo tiempo
firmemente asentada…
también debe estar alerta… y desde luego, nunca vacilante.
Ese es el estado mental de alguien que se enfrenta a la muerte8.
Así es como nos preparamos, con una atención concentrada. Tukaram dice:
Esfuérzate por alcanzar el objetivo de tu vida9.
Por una razón se nos dio este nacimiento humano. ¿Acaso todas las especies no consiguen comida, crean hogares, se aparean y cuidan de sus crías?
¿Cuál es nuestro objetivo específico? Conocer a Dios.
Muchas veces escuchamos al maestro preguntarnos por nuestro objetivo en la vida. Y tenemos que cuestionarnos si estamos bien encaminados o nos estamos desviando. En su época, Bulleh Shah preguntó:
¿Sobre qué has apoyado tus pies?10.
En otras palabras, ¿cuál es nuestra base en la vida, nuestros cimientos? ¿Dónde nos apoyamos? El santo Namdev nos da la respuesta,
Medita en el Señor, oh, amigo,
y abandona toda esperanza en los demás.
Son los santos, tiernos, puros y valientes, los que se apoyan en el Señor11.
Ellos vienen como ejemplo. ¿Sobre qué hemos apoyado nuestros pies? Si solo es en lo transitorio, Bulleh Shah nos dice:
No durará más que un instante fugaz.
Solo un abrir y cerrar de ojos durará esta feria;
Haz algo, tu tiempo es corto12.
Tukaram escribe:
Esfuérzate por alcanzar el objetivo de tu vida,
no sea que resbales en el último momento y lo pierdas todo13.
Ninguno de nosotros quiere resbalar en el último momento. ¿Quién sabe hasta dónde podemos caer, víctimas de los malos hábitos o de la negligencia? Los santos nos ruegan que aprovechemos esta oportunidad. Nos dicen que podemos disfrutar de la vida y afrontar la muerte con calma, en paz. Practicando su recuerdo y dejándonos llevar. Hemos oído que si vivimos la vida plenamente, cuando llegue la muerte, como un ladrón en la noche, no le quedará nada que robar.
Ya nos habremos dejado llevar; siguiendo los tres pasos esenciales de la meditación: sentarse, empezar el simran y dejarse llevar. Entonces, solo quedará nuestra alma, esperando a su amado.
Hazur nos asegura:
El alma del satsangui nunca abandona el cuerpo a la hora de la muerte a menos que el maestro venga a llevársela14.
¡Qué gran promesa del maestro! ¿Y la nuestra a él? El Santo Dadu Dayal lo expresa bellamente:
Ya sea que muera por veneno o por heridas
y dondequiera que muera,
ya sea con dolor corporal o por lenta agonía,
o llorando por los dolores de la separación,
estoy decidido a morir invocándote15.
Nuestro día se acerca y la muerte marca el final de esta oportunidad.
Este es el momento de alcanzar tu objetivo16.
Los santos saben cuándo llegará nuestro momento final. Y puede ser muy, muy pronto. Por eso nos dicen que este presente es muy valioso. Thomas de Kempis escribió:
“Estos son los días de la salvación; ahora es el momento propicio. Qué triste es que no aproveches de mejor manera el tiempo, en el que podrías comprar la vida eterna. Llegará el momento en que desearás un solo día, una sola hora para enmendarte, y ¿sabes si lo conseguirás?”17.
En ese momento el de la muerte, nos veremos obligados a marcharnos. Nadie nos dará otra opción. ¿Pero ahora, en este momento? Podemos elegir practicar el morir a diario. En el libro Grace in Dying, un especialista en centros de cuidados paliativos señala:
Por difícil que sea el camino de regreso, los afortunados son quienes empiezan a experimentar y a vivir en estados de conciencia expandida mucho antes de que se les llame al proceso de la muerte18.
¡Esto es lo que el maestro tanto desea para nosotros! A cada uno de nosotros se nos ha dado todo lo que necesitamos para ser uno de esos afortunados.
Da importancia a cada instante que pasa19.
¿No es increíble que podamos hacer algo para dar más valor a nuestros momentos? Simplemente viviendo para morir, en vez de dejar que la mente divague. Tukaram nos dice que podemos dar a nuestras vidas un valor real. A menudo oímos citar a Gurú Ravidas:
Durante muchas vidas he estado separado
de ti, oh, Señor;
esta vida te la dedico a ti20.
Esta dedicación la mostramos mediante el simran, conscientemente en nuestra meditación y en la medida de lo posible cada día. ¡Toma la mano amiga del maestro! Soami Ji escribe:
Tu aliento es como el redoble del tambor
anunciando constantemente la salida de la caravana de la vida.
Radha Soami ha anclado su barca;
sube a bordo y atraviesa gratuitamente el océano21.
Aceptamos su ofrecimiento recordándolo. Hazur nos dice:
Cualquier momento en que pensemos en el Padre, o pensemos en el maestro o en el Señor, es un momento bendito. Eso hace que valga la pena vivir en esta creación22.
¿Y el resto? Todo y todos los demás van y vienen. Nuestro objetivo es mantenernos en la meta, dando valor a esta preciosa vida humana.
Mantente firme en el sendero que conduce a él23.
Se nos dice que abracemos el sendero con toda la fuerza de que seamos capaces de reunir y que sostengamos las riendas de esta vida ligeramente. Deja que llegue y deja que se marche. Debemos suplicar al Señor que nos conceda la sabiduría necesaria para aferrarnos a este sendero inaccesible e insondable. Sin la gracia del maestro no podríamos ni imaginar el sendero, no podríamos hallarlo y no podríamos recorrerlo. El Gran Maestro escribe:
Un viajero con un largo viaje ante sí continúa avanzando en el camino. El viaje espiritual es un sendero largo, así que avanza y no te detengas24.
Tukaram concluye:
Imperturbable al mundo, aférrate al sonido divino25.
Sí, el simran concentra nuestra atención y nos prepara para el bhajan. Es un medio. La escucha de su voz es el paso esencial siguiente. Tukaram utiliza la palabra «aferrarse». Aferrarnos a cualquier sonido que escuchemos porque es ese Shabad el que nos llevará a casa.
En cuanto a este mundo, ¿no nos estamos volviendo todos débiles y hastiados en nuestra búsqueda? Intentamos encontrar la felicidad de todas las maneras posibles en este mundo, y nos estamos dando cuenta de que no hay nada más que este mundo exhausto pueda ofrecer. Es como un árbol muerto y seco que ya no puede darnos sombra. El Gran Maestro nos comprende y dice:
Muchas almas se han quejado de las dificultades del viaje espiritual; pero al no encontrar consuelo en los placeres de este mundo, vuelven a retomar su difícil tarea porque no encuentran nada más elevado26.
Así, todos los días nos sentamos y simplemente estamos con él. Todos los días. Y un día descubriremos que somos inmunes a este mundo. Esas gotas de néctar espiritual han surtido efecto en nosotros: todo el tiempo que pasamos en meditación, satsang, seva, simran. Ahora nos damos cuenta de que el mundo ya no nos influye, persuade o afecta. Ya no ejerce su encanto. Solo él lo hace.
Empezamos con el mensaje de que nuestra cita con la muerte está cerca. Y concluimos con Hakim Sanai diciéndonos cómo prepararnos para nuestra entrega.
Arregla las cosas para que cuando la muerte llame
encuentre tu alma esperando en la calle.
Abandona esta casa de vagabundos:
si estás ante la puerta de Dios, quédate allí;
si no, dirígete allí ahora27.
- Tukaram, Saint of Maharashtra, p. 82.
- Joyas espirituales, p. 355 - 356.
- Tukaram, Saint of Maharashtra, p. 82.
- Sar Bachan Poesía, p. 135.
- Ibíd, p. 135.
- Joyas espirituales, p. 284.
- Divine Light, p. 227.
- The Grace in Dying, p. 122-123.
- Tukaram, Saint of Maharashtra, p. 82.
- Bulleh Shah, p. 406.
- Saint Namdev, Second edition, 1978 p. 120.
- Bulleh Shah, p. 406.
- Tukaram, Saint of Maharashtra, p. 82.
- En busca de la luz, p. 99.
- Dadu Dayal, cnación 127.
- Tukaram, Saint of Maharashtra, p. 82.
- Imitation of Christ, p. 24.
- The Grace in Dying, p. 53.
- Tukaram, Saint of Maharashtra, p. 82.
- Voice of the Heart, p. 55.
- Sar Bachan Poesía, p. 197.
- Perspectivas espirituales, Vol 3, p. 87.
- Tukaram, Saint of Maharashtra, p. 82.
- Joyas espirituales, p. 315.
- Tukaram, Saint of Maharashtra, p. 82.
- El amanecer de la luz, p. 126.
- The Walled Garden of Truth.