No adores lo físico
¿Cuál es el propósito de un maestro? ¿Por qué necesitamos un maestro físico, uno que esté vivo ahora, en forma carnal? ¿Por qué no podemos simplemente leer un libro, como la Biblia –o cualquier libro de Sant Mat–, seguir sus instrucciones y fundirnos en Dios? En diciembre de 1988, se grabó un hermoso intercambio entre una discípula y Hazur Maharaj Charan Singh, que profundiza sobre el papel del Maestro en la realización de Dios: La discípula preguntó:
¿Cómo puede un maestro vivo establecer una conexión con un discípulo que nunca lo ha visto y que no está lo suficientemente avanzado para poder ver algo en su interior? ¿Cómo beneficia al discípulo la relación con el maestro cuando el maestro está tan lejos que es muy difícil visitarle o comunicarse con él?
Huzur respondió: Hermana, cuando esperamos que maestros del pasado nos ayuden, aquellos de los cuales solo hemos oído hablar –ni siquiera existen en carne– ¿qué problema hay en que alguien en este mundo, con una forma física, nos ayude?1.
Es complicado para muchas personas aceptar el hecho de que una encarnación viva de Dios pueda existir en este mundo. Sea por la razón que sea, a muchos les parece más fácil creer que los maestros espirituales existieron solo en el pasado. Aquí Hazur cuestiona este supuesto: si tales seres existieron en el pasado, ¿por qué no pueden existir ahora, y ser capaces de ayudarnos? El que hace la pregunta persiste:
Pero si no podemos encontrarnos con esa persona, y nosotros mismos estamos limitados a lo físico, ¿cómo puede contactar con nosotros mejor que alguien que no está en una forma física, ya que no podemos hablar con ninguno de ellos?
Hazur: Lo sé. El maestro es el Shabad y no el cuerpo. Se proyecta del Shabad, porque está en la forma física. Y por ello puede estar en cualquier sitio a través del Shabad. Una vez que abandona el cuerpo, no puede ayudarnos. Únicamente ayuda a aquellos discípulos a los que ha encaminado en el Sendero –también a través de Shabad– y no a los demás. Mientras está en el cuerpo físico, puede estar en cualquier sitio. El maestro verdadero es el Shabad2.
Este es el aspecto más importante de Sant Mat sobre la realización de Dios: “El maestro es Shabad y no el cuerpo físico”. El Padre, o el Señor, es incomprensible para la mente humana. Dios es un mero concepto para nosotros. La mente es tan limitada que no puede comprender al Creador. La mente puede únicamente entender su propio mundo, el físico. Y por tanto, el Señor envía a un embajador al mundo físico –el Hijo en la trinidad cristiana, “Padre, Hijo y el Espíritu Santo”– para darle a nuestra mente una representación de Dios que pueda comprender. Aun así, Hazur nos dice, “El maestro es el Shabad, y no el cuerpo”. El maestro verdadero no es el maestro en su forma física sino es el Espíritu Santo, el espíritu de Dios que mora dentro de todos los seres y de todo lo creado. El maestro físico se proyecta desde el Shabad, y por tanto, “puede estar en cualquier lugar a través del Shabad”.
En otras palabras, aunque nunca nos hayamos encontrado con el maestro en su forma física, o quizá le hayamos visto únicamente desde muy lejos y nunca hayamos hablado con él, si hemos sido iniciados, el maestro está más cerca de nosotros que nuestro propio aliento, ya que él y el Shabad son uno. Y el Shabad es nuestra misma esencia, impregna cada átomo de nuestro ser.
Hazur explica en este párrafo, que una vez que el maestro espiritual ha abandonado el cuerpo físico, no puede ayudar a un buscador. “Ayuda únicamente a aquellos discípulos que haya encaminado en el sendero –y lo hace a través del Shabad– y no a los demás”. Los maestros del pasado se han ido. Se han fundido en el océano de Dios y ya no se proyectan desde el Shabad. Los maestros del pasado pueden ayudar únicamente a aquellos a los que iniciaron, y a nadie más. Sin embargo, los maestros que están vivos ahora, pueden ayudar a cualquier buscador en cualquier lugar porque el maestro ha sido proyectado desde el Shabad, que está en todas partes.
¿Por qué no puede uno meramente leer de un libro sobre el Shabad y fundirse en él sin la ayuda de un maestro vivo? Si el Shabad está dentro de todos, ¿por qué no pueden todos simplemente interiorizarse y fundirse con el Shabad por sí mismos, sin un intermediario, por así decirlo?
En el libro Spiritual Perspectives, Hazur escribió:
Incluso otras personas a veces escuchan el sonido en el interior, pero no saben lo que es. Muchas de las personas que han empezado el sendero han dicho que habían estado escuchando el sonido y viendo la luz durante mucho tiempo, incluso quince o veinte años antes de haber sido iniciados, pero no entendieron su valor. De vez en cuando, incluso se asustaban y lo consultaban con médicos. No querían sentarse en la oscuridad o cerrar los ojos ante el temor de esa luz.…
Es decir, no significa que personas no iniciadas no escuchen el sonido, sino que el sonido que escuchan no podrá elevarlos hasta ese nivel, ya que no han sido puestas en contacto con él por un maestro vivo durante esta vida. Cualquier persona que asista a los satsangs y escuche hablar sobre el sonido y la luz puede intentar escucharlo, pero no elevará su alma hasta ese nivel de conciencia al que tenemos que ir en última instancia3.
Entonces, aunque el maestro verdadero es el Shabad, es únicamente a través de un maestro en forma física y vivo que uno puede ponerse en contacto con el Shabad y ser elevado hasta el nivel más alto de conciencia en el interior. Baba Gurinder Singh recalca este punto repetidamente. Únicamente la devoción hacia el maestro físico sin realizar esfuerzo para fusionarse con el Shabad en el interior, no nos acercará a la meta de la realización de Dios.
La mente comprende con facilidad al maestro físico. Se asemeja a nosotros, camina como nosotros, habla como nosotros. Pero, en definitiva, la devoción hacía la forma física del maestro, es, únicamente, otro apego mundano. Y como cualquier otro apego de este mundo, es temporal, efímero. Los maestros en su forma física vienen al mundo, dirigen a las almas marcadas por el Padre hacia Dios a través del Shabad interior, y se van del mundo. Por tanto, el apego solo hacia la forma física del maestro, sin apego al Shabad, es infructuoso, porque como todo lo perteneciente al mundo físico, el maestro, en su forma física, también morirá.
Obviamente, nos apegamos al maestro en su forma física. Esa atracción es una manifestación de que el Señor nos ha marcado. Pero esa atracción debe llevarnos a buscar al maestro verdadero en nuestro interior: el Shabad. El amor y la devoción por el maestro en su forma física no es sustitutiva del amor y la devoción hacia el Shabad. Nuestra devoción hacia el maestro en su forma física, como cualquier otra atracción mundana de la mente, es variable y transitoria. Pero el apego hacia el Shabad o Espíritu Santo, según la Trinidad cristiana, vive más allá de la mente, más allá de este mundo. Es verdadero y permanente y es la única forma de adorar y fundirnos con el Señor. Por lo tanto, depende de nosotros hacer que la devoción hacia el Shabad sea nuestra máxima prioridad. El maestro físico nos ha llevado hacia el Shabad, y nos sentimos muy agradecidos por ello. Pero en última instancia, el maestro es solo un medio hacia el fin, un medio hacia el Padre por vía del Shabad.
Por eso los lapsus en la devoción al maestro físico son finalmente intrascendentes. Pero nuestra devoción al Shabad –nuestra meditación– debe de ser inquebrantable ya que solo a través de la atención al Shabad realizaremos a Dios. En la Biblia, Cristo dice:
A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este mundo ni en el venidero4.
Hazur explica:
Dice Cristo: Incluso si nos volvemos contra el maestro se nos perdonará, debido a que en este mundo, tanto nosotros como él, estamos en un cuerpo humano. Esto significa que si no tenemos fe en el maestro, si no nos damos cuenta de quién es él, y ni siquiera pensamos que ha venido del Padre, entonces nuestro pecado contra él se podrá perdonar, siempre y cuando dediquemos tiempo a la luz y sonido a los que nuestro maestro nos ha apegado, y cumplamos con nuestra meditación [y enfatizando]. Porque entonces nosotros mismos nos daremos cuenta de quién es el maestro en realidad5.
Hazur continua:
Por tanto, él [Cristo] dice que no le demos la espalda al Espíritu Santo, aunque no tengamos fe en el maestro o a veces dudemos de él. No nos preocupemos por eso, porque cuando nos apegamos al Espíritu Santo interiormente, ese Espíritu Santo nos llenará de fe hacia él. En otro pasaje, dice que, como el maestro está a nuestro nivel, tenemos dudas de todo tipo, sin embargo, “cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre” (Juan 8:28): es decir, cuando hayamos elevado nuestra conciencia hasta el Hijo del Hombre, entonces ya no tendremos dudas sobre el maestro. “Entonces sabréis que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí” (Juan 14:11), y que yo y el Padre somos uno” (Juan 10:30).
Los maestros verdaderos son humildes servidores del Padre. No están interesados en ser deificados o venerados. Su único objetivo es llevar a sus almas marcadas de regreso al Padre. Hazur escribe que, aunque le des la espalda al maestro, puedes ser perdonado porque tú y el maestro, ambos, estáis “en este cuerpo… en este mundo”. Estando en el mundo físico, él es imperfecto. Comete errores. Está desempeñando el rol de un ser humano corriente. El propósito del maestro físico no es ser un reverenciado hombre-dios, sino unir a sus almas marcadas al maestro verdadero, al Shabad.
Una vez iniciado, el discípulo debe dedicarse al Shabad, debe realizar su simran y bhajan, a pesar de su oscilante fe en el maestro físico. Una vez dirigidos por el sonido y la luz del Shabad hacia el interior y hacia arriba, más allá de la mente, solo entonces, entenderemos quien es el maestro en su forma física. Pero hasta entonces, nuestro deber moral, nuestro cometido, es dedicarnos al Shabad independientemente de nuestra fe tambaleante.
Hazur ha dicho:
No se tiene siempre el mismo anhelo. El anhelo es unas veces menor, y otras mayor. Pero tenemos que entrenar a nuestra mente en sentarnos a meditar todos los días, independientemente del anhelo que sintamos. Voluntariamente a veces y a veces sin quererlo. Pero tenemos que sentarnos a meditar. Un soldado tiene que salir a desfilar por la mañana, contento unas veces y descontento otras, pero independientemente de ello, tiene que hacerlo. Es parte de la disciplina que debe realizar. Por tanto, todo lo que hagamos, no lo tenemos que hacer gozosamente. De vez en cuando se nos entrena a hacerlo por obligación, forzar a nuestra mente a sentarnos a meditar. Tenemos que luchar contra nuestra mente6.
A los soldados se les entrena a tener disciplina, deben cumplir con su deber. Puede que haga un día bonito y soleado, perfecto para la marcha. Puede que haga frío y lluvia, un día malo para la marcha. No importa, el soldado debe desfilar. Hazur nos dice que debemos tener disciplina para obligar a nuestra mente a atender al Shabad todos los días, independientemente de la fe que sintamos un día en particular. Y es exactamente a lo que Cristo se refiere cuando nos dice que el pecado contra el Espíritu Santo no puede perdonarse: debemos de atender al Shabad, todos los días. Perseguir la forma física del maestro no nos llevará a ninguna parte.
De hecho, deificar al maestro, concentrándonos en él como en el fin y no como en el medio hacia la realización de Dios, puede obstaculizar nuestro progreso espiritual. Si estamos únicamente apegados al maestro en su forma física, hasta el punto en que no intentamos buscar al maestro verdadero, el Shabad interior, no progresaremos espiritualmente. Por ello, algunos maestros físicos, incluso ‘obligarán’ a sus discípulos a buscar al maestro verdadero en el interior. Cristo dijo:
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Confortador; pero si me voy, os lo enviaré7.
Hazur explica, parafraseando a Cristo:
Es conveniente para ti que me vaya. Al escuchar esto, el discípulo se sorprende. ¿Cómo puede ser conveniente para el discípulo que el maestro le abandone físicamente? Cristo explica: ahora corres detrás de mí, día y noche. Estás loco de amor y no dedicas tu tiempo al Espíritu interior. Pero si no te apegas al Confortador, el Espíritu Santo, nunca podrás volver al Padre. Así que, cuando te deje físicamente, como no me encontrarás en ningún lugar exterior, no tendrás más opción que buscarme interiormente. Entonces estarás en contacto con el Confortador, que te elevará hasta mi nivel, el nivel del Padre8.
Los maestros toman la responsabilidad de asegurarse de que sus discípulos regresen al Padre. No vienen a convertir nuestras vidas en este mundo físico en un paraíso. No quieren que nos apeguemos aun más a este plano físico. Toman todas las medidas necesarias para conducir a sus almas marcadas hacia el interior para que se fundan en el Shabad, y de vez en cuando distanciándose o dejando físicamente a sus discípulos por completo, para obligarles a buscar el “consuelo” en el Shabad interior. El Confortador es un nombre muy bello para el Shabad.
Hazur nos ha dicho que la definición de gracia es cualquier cosa que nos acerca a Dios. Las desgracias mundanas como la de la quiebra de un negocio, humillación pública, enfermedad, una muerte en la familia, e incluso la muerte del maestro, puede crear tanta angustia que nos vemos obligados a buscar el consuelo en el interior, en el Shabad.
¿Pero cómo podemos llegar hasta el Confortador? Baba Ji, reiteradamente, hace hincapié en que tenemos que responsabilizarnos de nuestro propio crecimiento espiritual, de buscar al Confortador en nuestro interior. Tenemos que cumplir con nuestra parte. No podemos depender del maestro físico para que lo haga por nosotros.
Durante su reciente visita a Haynes Park en Inglaterra, Baba Ji se centró en este tema de la excesiva dependencia del maestro en su forma física. Utilizó los términos ‘dependencia excesiva’ y ‘codependencia’, que son términos que se suelen emplear a menudo para describir la relación entre los adictos y sus facilitadores. Por ejemplo, los que son adictos al alcohol y a los opiáceos se sienten como esclavos impotentes ante sus adicciones. Los adictos buscan consuelo en las drogas. Y cuando consumen las drogas, experimentan, de hecho, un consuelo transitorio. Pero debido a que el efecto de las drogas es temporal, como todo lo demás en el mundo, dejan al adicto aun más desolado una vez que su efecto desaparece.
Baba Ji parecía apuntar a que estamos buscando consuelo en el lugar equivocado, en la adicción hacia la forma física del maestro, en lugar del maestro que ha transcendido toda forma, el Shabad interior.
Luego, Baba Ji dijo algo sorprendente, algo así como: vuestra dependencia de la forma física del maestro le llevará a dejar el mundo. Suena como Cristo diciendo, “Pero en verdad os digo: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Confortador; pero si me voy, os lo enviaré”.
¿Está advirtiéndonos Baba Ji de que pronto dejará este mundo? ¿Quién sabe? Pero el contexto de esta afirmación es casi el mismo que el de Cristo: que nos equivocamos con nuestro amor loco por la forma física del maestro en lugar de por el Espíritu interior. Ambos, Cristo y Baba Ji parece que nos indican que necesitamos una intervención extrema para romper con nuestro apego por el maestro físico, y obligarnos a apegarnos al maestro verdadero en el interior.
En la misma línea, en Haynes Park, Baba Ji dijo algo así: En algún momento tendrás que matar al maestro. ¡Dios! Suena como el dicho Zen, “Si te encuentras con el Buda en el camino, ¡mátale! De nuevo, la cuestión es no venerar la forma física, no apegarse a la forma externa del maestro, o a nuestros conceptos del maestro, sino buscar al maestro verdadero en el interior, aquel que no tiene forma.
Como satsanguis, estamos buscando la realización de Dios, no la realización del maestro físico. En algún momento, tendremos que cambiar nuestra atención de lo físico hacia lo espiritual. Eso sí, ‘matar’ es una palabra fuerte. Baba Ji está intentando despertarnos a base de bofetadas. Esto es un toque de atención, una intervención. Nos hemos convertido en dependientes, enganchados a una adicción malsana con la que tenemos que romper. El maestro hará todo lo que haga falta para que volvamos hacia la divinidad interior verdadera, pero nosotros debemos cumplir nuestra parte.
Él solo quiere que hagamos nuestra meditación todos los días. Independientemente de que nuestra atención esté enfocada en el centro del ojo o no, que estemos llenos de amor y devoción o no, no es asunto nuestro.
Hazur nos ha dicho que pecar contra el Espíritu Santo significa no atender a nuestra meditación en absoluto. Solo tenemos un tiempo corto en la forma humana para arrepentirnos, para acabar con nuestra carga kármica prestando atención al Shabad. Debemos de sacarle provecho a este regalo increíble de la forma humana y de la iniciación del maestro. Hazur explica:
Mira, no realizar la meditación es, además, pecar contra nuestro propio ser. La oportunidad brindada para salir de esta creación, y estamos malgastando nuestro tiempo. Cristo dijo que pecar contra el Espíritu Santo nunca se perdonará. Pecamos contra nosotros mismos. Una oportunidad que estamos intentando perder. Debemos intentar usar esta oportunidad de la mejor manera posible. Ya que si cometemos otros tipos de pecados, pueden ser perdonados por la meditación. Pero si ni siquiera realizamos nuestra meditación, ¿cómo podremos ser perdonados por los karmas, o por cualquier pecado?9.
- Radha Soami Satsang Beas Audio CD, 3 de diciemdre, 1988, pista 4
- Ibíd.
- Maharaj Charan Singh, Spiritual Perspectives, Vol. II, #262
- Biblia Mateo 12:32
- Maharaj Charan Singh, Luz sobre San Mateo, 2º ed., pág. 160
- RSSB Audio CD, #15, pista 23
- Biblia Juan 16:7
- Maharaj Charan Singh, Luz sobre San Juan, 2º ed., p. 237
- RSSB Audio CD, 29 de noviembre, 1987, pista 27