Duda - RSSB Satsangs & Composiciones

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Duda

Puede resultar extraño que en un satsang se trate el tema de la duda; generalmente acudimos al satsang para revitalizar y renovar nuestra fe. Sin embargo, la duda puede ser una fase productiva en el sendero espiritual. Baba Ji nos anima a mantener nuestros pensamientos positivos, pero a veces tenemos dudas, y nos preocupa que albergar dudas sea lo opuesto al pensamiento positivo. Sin embargo, podemos ser una persona muy positiva y aun así tener dudas; podemos albergar dudas en nuestras mentes y al mismo tiempo tener pensamientos positivos.

De hecho, los tres fundamentos del budismo zen son: gran fe, gran duda y gran determinación. Se consideran las tres patas de un taburete porque las tres son necesarias para mantener nuestro equilibrio mientras llevamos una vida espiritual. En este marco, la duda no es lo opuesto a la fe, sino más bien un complemento de la fe. La escritora estadounidense Anne Lamott dijo:

Lo opuesto a la fe no es la duda: es la certeza. La certeza es no entender la cuestión en absoluto. La fe incluye darse cuenta del desorden, del vacío y de la incomodidad, y dejar que siga allí hasta que vuelva a haber luz1.

Esta cita ilustra que a menudo nuestro problema no es la duda, sino la certeza. En el libro Mente zen, mente de principiante, Suzuki Roshi dijo: “A la mente del principiante se le presentan muchas posibilidades; a la del experto, pocas”2. Los períodos de duda pueden servir para volver a nuestra mente de principiante para que reexaminemos nuestra comprensión de las enseñanzas de Sant Mat y, al hacerlo, nos enfrentemos a nuestras ideas equivocadas, ilusiones y supersticiones.

La duda forma parte natural del sendero espiritual. No necesitamos reprimirla, y nunca se nos ha pedido tener una fe ciega en las enseñanzas. En el libro A Wake Up Call, los autores dicen: “Sant Mat es un camino espiritual y no precisa apoyarse en las muletas de la fe ciega”3. Sin embargo, cuando los vientos de la duda soplan en nuestras vidas, nos tenemos que mantener arraigados en la meditación para perseverar. De esta manera, la duda queda respaldada por la fe y la determinación. Lo que nos podemos encontrar, si seguimos haciendo nuestra meditación, es que una vez que ha pasado un periodo de duda, nuestra fe se profundiza y nuestra determinación se fortalece.

Los místicos escriben sobre la duda porque saben que es algo que experimentamos cuando intentamos seguir el sendero espiritual. Cuando Rumi se dio cuenta de que su amado amigo, Shams-e Tabrizi, se había ido y que nunca volvería, escribió:

Soy esa noche negra, enojada con la luna.
Soy ese mendigo desnudo, enojado con el rey.

La gracia de ese ser inigualable
me estaba llamando para regresar a casa,
pero me ingenié una excusa, enojado con el sendero4.

Puede haber momentos en que nos sentimos “enojados con el sendero”, pero es importante recordar que después de este período en su vida, Rumi continuó escribiendo algunas de las más profundas y hermosas poesías espirituales jamás escritas. En Sar Bachan Poesía, Soami Ji escribía a veces desde la perspectiva del discípulo hablando con el maestro o del alma hablando con el Señor. En un poema, dijo:

Te llamo día y noche,
¿por qué no escuchas mis gritos?
No puedo entender cómo actúa tu voluntad…
Ni me proteges ni me salvas,
a pesar de que siempre he vivido en tu compañía5.

En otro poema, escribió:

... y a pesar de que lo intento
no puedo seguir el camino que me lleva a él (mi amado).
Oscuro, temible y cuesta arriba es el sendero,
y no hay nadie que oiga mis lamentos de dolor.
No sé qué más hacer;
estoy desmoralizado,
pues no puedo conquistar el corazón de mi amado...
Ni siquiera puedo practicar el sendero del Surat Shabad
que se me concedió6.

En estos poemas, Soami Ji muestra una profunda compasión por el discípulo que se encuentra sumido en la duda, perplejo por la voluntad del maestro, que siente que es imposible seguir el sendero, y está desmoralizado por el fracaso en la práctica de la meditación.

Uno de los beneficios de la duda es que nos ayuda a desprendernos de la carga de estar apegados a ideas y conceptos sobre los cuales en realidad no sabemos nada. ¡Y Baba Ji ha dicho que no sabemos nada sobre Sant Mat! Nuestras dudas a menudo son acerca de nuestros conceptos erróneos y supersticiones, más que acerca de las enseñanzas en sí. ¿Acaso no es bueno que dudemos de nuestros conceptos erróneos y supersticiones? ¿Acaso no ayuda esto a profundizar nuestra comprensión de la verdadera naturaleza de Sant Mat? En el libro From self to Shabd, el autor escribió: “Cuidado con las creencias que pueden convertir a un sendero espiritual verdadero en una religión de superstición”7.

Joseph Goldstein, un conocido profesor budista estadounidense, pasó siete años en la India a finales de los años 60 y principios de los 70, estudiando el budismo theravada. Una figura clave en estas enseñanzas fue Sariputra, el principal discípulo de Buda. Se le consideraba un ser totalmente iluminado que no se volvería a reencarnar en este mundo. Cuando Goldstein regresó a Estados Unidos después de su periodo en la India, estaba dando clase en el Instituto Naropa en Boulder, Colorado. Allí vio un cartel en la pared sobre una charla que iba a dar un Rinpoché tibetano conocido por ser un gran ser iluminado y que también era aparentemente, según el cartel, la encarnación de Sariputra. Goldstein escribió que cuando vio esto, su mente se paralizó. Se preguntó: ¿Cómo puede ser esto? Según las enseñanzas a las que se había dedicado, Sariputra definitivamente no se iba a reencarnar. En el libro One Dharma, escribió:

Mientras luchaba con este dilema, tuve una cierta epifanía. Me di cuenta de que no tenía idea de si Rinpoché era o no la encarnación de Sariputra y, como no lo sabía, no tenía necesidad de opinar al respecto. Fue un alivio asombroso e inmediato, y comprendí la tremenda carga que supone estar apegado a opiniones y puntos de vista que no eran parte de mi experiencia directa8.

En el libro Cuando todo se derrumba, la autora Pema Chödrön, una monja budista estadounidense, explica lo que puede ocurrir cuando se derrumba el marco conceptual que tenemos sobre nuestro sendero espiritual. Denomina esta experiencia, esta fase de duda, como “estar apretados”.

Siempre nos encontramos en este mismo aprieto. Es ese lugar donde buscamos alternativas al hecho de estar simplemente presentes. Es un lugar incómodo y vergonzante donde a menudo la gente como nosotros se rinde. Nos gusta la meditación y las enseñanzas cuando nos sentimos inspirados y en contacto con nosotros mismos, en el camino correcto. ¿Pero qué pasa cuando comenzamos a sentirlas como una carga y empezamos a pensar que hemos hecho una elección desacertada que no cumple en absoluto con nuestras expectativas? Las personas con las que practicamos no nos resultan ya del todo cuerdas. De hecho, parecen bastante confusas. La forma de llevar el lugar no es la adecuada. Incluso el profesor es cuestionable9.

Cuántas veces nos ha preguntado Baba Ji: ¿Cómo sabes que no soy un impostor? Chödrön continúa diciendo que este es el lugar donde más aprendemos:

Este lugar de aprieto es precisamente el punto tanto de la meditación como de nuestras vidas en el que realmente podemos aprender algo…Ese es el lugar en el que empezamos a aprender el significado que hay tras los conceptos y las palabras10.

¿No es esto lo que Baba Ji ha estado intentando que hagamos? ¿Aprender el significado “tras los conceptos y las palabras?”. ¿Ir más allá de nuestros conceptos hacia una experiencia más profunda del camino espiritual?

Kabir habla de lo mismo a través de la poesía y el lenguaje metafórico. En este poema parece mantener una conversación consigo mismo, refiriéndose a sí mismo como una “criatura deseosa”. Y esto es lo que somos: criaturas deseosas.

Le dije a la criatura deseosa dentro de mí:
¿Qué es este río que quieres cruzar?

En otras palabras, ¿cuál es tu idea de iluminación? Parece que pensamos que la iluminación está allí, al otro lado del río, y queremos cruzar el río para experimentarla. Pero continúa diciendo:

No hay viajeros en el camino del río,
  y no hay camino.
¿Ves a alguien moviéndose en esa orilla,
  o descansando?
No hay ningún río, ni barco, ni barquero.
Tampoco hay cuerda de remolque, ni nadie que tire de ella.
¡No hay tierra, ni cielo, ni tiempo, ni orilla, ni vado!
¡Y no hay cuerpo ni mente! …
Desecha todos los pensamientos de cosas imaginarias,
  y mantente firme en lo que eres11.

En este poema, encontramos los tres fundamentos de la gran fe, la gran duda y la gran determinación. La gran fe es querer cruzar el río, querer alcanzar la iluminación. Si hemos embarcado en un camino espiritual, tenemos esta fe. La gran duda es darse cuenta de que no hay un río, de que tenemos que deshacernos de nuestro marco conceptual por el cual creemos que la iluminación está al otro lado del río, en algún lugar externo y ajeno. La gran determinación es mantenerse firme en lo que somos realmente. ¿Y qué somos? Baba Ji dice que nuestra identidad es el Nam.

En definitiva, somos seres de amor. Todo este camino que intentamos recorrer trata del corazón y del espíritu, de que nuestra atención se vuelva hacia el interior y hacia el amor, abriéndose al amor. Pero por alguna razón, tenemos grandes dificultades con esto; para nosotros es difícil volvernos hacia el amor, aunque, como dice Baba Ji, el amor es el núcleo de nuestro ser.

La experiencia de la duda puede servirnos para “desechar todos los pensamientos de cosas imaginarias”, como dice Kabir, dejar de aferrarnos a lo que creemos saber y dirigir nuestra atención hacia nuestro ser verdadero, nuestro hogar verdadero. Como dijo Soami Ji: “Volvamos a casa, amigo mío; ¿por qué permanecer en esta tierra extraña?”12.

La escritora americana, Annie Dillard, escribió:

Estamos profundamente dormidos ante el cambio, sobre todo cuando creemos que tenemos bajo nuestro control cualquier cambio. Dormimos al ritmo del tiempo; despertamos, si es que alguna vez despertamos, al silencio de Dios. Y luego, cuando despertamos a las profundas orillas de la luz no creada, cuando la deslumbrante oscuridad rompe sobre las lejanas laderas del tiempo, entonces es hora de desechar las cosas, como nuestra razón y nuestra voluntad; es hora de esforzarnos para volver a casa.

No hay eventos sino pensamientos y un punto de inflexión duro para el corazón, el corazón aprende lentamente dónde y a quién amar. El resto son meras habladurías, y fábulas para otros tiempos13.

Y Baba Ji ha dicho: “Lo único que importa es ir al interior. Todo lo demás son historias”14.

Baba Ji parece disfrutar su papel de ‘confundidor en jefe’. Lo lleva a cabo con mucho humor, pero lo que hace es muy importante: está socavando un marco conceptual que nos frena: nuestros conceptos erróneos, ilusiones y supersticiones. Nos está apretando, como diría Pema Chödrön, y cuando este marco se derrumba, él se encuentra ahí con los brazos abiertos para recogernos en un extenso océano de amor.

En el poema “Entrégate”, Rumi escribió:

El amado no te dejará permanecer
leal o desleal,
en la aceptación o en la negación.

Dondequiera que pongas tu corazón,
Tirará de él con desaprobación,
así pues, no te coloques en ningún sitio, oh corazón...
y no insistas…

Oh hermano, ¿acaso no sabes
con quién estás tratando?15.

  1. Anne Lamott, Plan B: Further Thoughts on Faith, p. 257
  2. Shunryu Suzuki, Mente Zen, Mente de Principiante: Conversaciones informales sobre meditación y práctica zen, Prólogo, p. 2
  3. Radha Soami Satsang Beas, A Wake Up Call, p. 9
  4. Radha Soami Satsang Beas, Jalal al-Din Rumi, p. 279
  5. Soami Ji, Sar Bachan Poesía, p. 167
  6. Ibíd., p. 161
  7. Radha Soami Satsang Beas, From self to Shabd, p. 102
  8. Joseph Goldstein, One Dharma: The Emerging Western Buddhism, HarperOne, 2003, p. 136-37
  9. Pema Chödrön, Cuando todo se derrumba– Palabras sabias para momentos difíciles, p. 168
  10. Ibíd., p. 169
  11. Robert Bly, ed., The Kabir Book: Forty-Four of the Ecstatic Poems of Kabir, Poem #14
  12. Soami Ji, Sar Bachan Poesía, p. 116
  13. Annie Dillard, Holy the Firm, p. 62
  14. Radha Soami Satsang Beas, Sant Mat esencial, p. 11
  15. Radha Soami Satsang Beas, Jalal al-Din Rumi, p. 219