Amor - Bhakti
En Sar Bachan Poesía, Soami Ji Maharaj escribe:
Escucha, amigo mío, mientas te hablo
de la grandeza del bhakti
tal y como la explican los santos.
Comprende que este es el verdadero sendero de los maestros,
y que todos los demás son falsos y engañosos.
Sin el bhakti, todos están vacíos y sin esencia,
como una cáscara sin semilla.
Únete con fuerza al bhakti, ¡oh ignorante!,
y abandona todas tus ‘sabias’ búsquedas.
Llámala devoción, adoración o amor:
Los tres difieren en nombre, aunque no en su forma o esencia. Comprende que Gurumat significa amor y bhakti,
los demás senderos
son enredos de la mente.1
En este poema Soami Ji nos recuerda que el bhakti – amor y devoción – es la base del sendero de los maestros. Maharaj Charan Singh también dice: “No hay bhajan (práctica espiritual) más sublime que el amor, y no hay meta más allá del amor… En el amor, el amante se funde y se convierte en uno con el amado”.2 Y Sardar Bahadur Jagat Singh señala:
Si tienes amor, ¡está bien! Si no, sigue igualmente y actúa siguiendo sus instrucciones. A medida que sigas practicando, el amor continuará creciendo. … Cuanto más cultives su amor, más le querrás, y más seguirá creciendo este amor.3
Dice que “el amor continuará creciendo”. El amor no es limitado. Es como una fuerza magnética que atrae nuestra atención hacia el Señor. Esta fuerza que experimentamos nos permite mantener nuestra atención correctamente dirigida hacia nuestra meta: la autorrealización y finalmente la realización de Dios. Cuando nos iniciamos, le prometimos al maestro dedicar el diez por ciento de nuestro tiempo a la meditación. Pero resulta que los maestros no quieren el diez por ciento, quieren un cien por cien. ¿Cómo podemos limitar el amor a un porcentaje de nuestro corazón o a un porcentaje de nuestro tiempo? El amor no es limitado.
Así que la relación de un maestro y un discípulo se basa en el amor. Los maestros expresan su amor creando en nosotros un sentido de urgencia para que nos entreguemos a ellos. ¿Y cómo podemos hacerlo? A través de nuestra práctica de la meditación. Dándoles nuestra atención concentrada con amor y devoción durante nuestra meditación, les demostramos cómo de comprometidos estamos con nuestra promesa. Cuando nos sentamos a meditar todos los días, demostramos nuestra urgencia y compromiso.
En la vida del místico Eknath, hay una historia sobre cómo su maestro creó en él la urgencia de meditar.
Eknath aprendió una lección… de su gurú, Janardhan. Un día Janardhan le pidió que intentara encontrar un descuadre en los libros contables de un ‘pie’ (la unidad fraccionaria más pequeña de la moneda de esa época). Eknath analizó el libro día y noche, y finalmente, antes del amanecer, encontró el descuadre. Estaba eufórico. Sintiéndose bastante orgulloso de sí mismo, le mostró a su gurú victoriosamente sus resultados. Janardhan le dijo a Eknath: “¡Cuánto esfuerzo y concentración has empleado para buscar este error trivial! ¿Te imaginas cuánto más te costará encontrar a Dios? Estabas entusiasmado por haber encontrado este error. ¿Te imaginas la felicidad que sentirás cuando encuentres a Dios?”. Al escuchar esto, Eknath se dio cuenta de que sus débiles esfuerzos en la meditación habían sido hasta ahora insignificantes. Después de eso, dedicó gran parte de su vida a la meditación profunda y la introspección.4
Fue un importante punto de inflexión en la vida de Eknath. Pero ¿por qué los maestros están tan decididos a animarnos a practicar la meditación? Es porque “de la práctica, surgirá el amor. Del amor, surgirá el Shabad”.5 Y es el Shabad el que nos ayudará a alcanzar nuestro objetivo final en la vida: regresar a nuestro hogar en el Padre. Si estamos apegados al Shabad o Nam, el Shabad o Nam nos llevará de regreso al nivel del Padre. Aquellos que se apegan al Shabad, a través de su práctica de la meditación, se intoxican de amor y devoción. Como lo estamos ahora, enamorados de esta creación. Pero con el tiempo, el amor por esta creación nos llevará a enamorarnos de quien la ha creado. Una vez apegados al Shabad en el interior, todas las cubiertas de la creación desaparecerán, y veremos solo al Señor en todo lo que existe. El amor verdadero permanecerá y los otros tipos de amor se desvanecerán.
En la siguiente parte del poema de Soami Ji, nos explica la forma que adopta el amor verdadero:
El amor es la esencia de Dios y del alma,
y el verdadero Nombre es la forma real del bhakti.
El Señor y el bhakti son uno mismo,
y el verdadero maestro es la forma real del amor.
De hecho, tu verdadera forma también es amor,
por lo que deberás aceptar
que todo ser es de la misma esencia.
Pero podrás apreciar diferencias:
mientras unos son gotas,
otros son olas de ese amor.
En algunos se muestra como un mar de luz,
y en otros se conoce como el origen del amor.6
Si leemos sobre la vida de cualquier místico, son solo historias de amor: el amor que sienten por su propio maestro y el amor que sienten por sus discípulos, cómo les inspiran y animan a elevarse a un nivel de consciencia superior. El Shabad es el maestro verdadero, pero contactar con un maestro en este nivel puede elevarnos y ayudarnos a crear este sentimiento de amor y anhelo.
En The Spiritual Guide, leemos cómo un maestro (en el judaísmo, llamado tsadik) puede influir en los que le rodean:
Al igual que una escalera, los pies del tsadik se apoyan firmemente en el suelo mientras participa en la vida cotidiana de la comunidad, aunque su consciencia espiritual está en los planos celestiales. Es un vínculo entre aquellos que viven en su época y la realidad celestial. A través del tsadik, la gracia de Dios desciende sobre aquellos que están en la tierra. Por medio de él, aquellos que anhelan la realización espiritual pueden escalar hacia niveles más altos de consciencia.7
Por lo tanto, los maestros nos enseñan al actuar de enlace o escalera hacia una realidad más elevada. Nos muestran el camino al ser luz e inspiración para todos. Únicamente su amor es el que brilla a través de todo lo que dicen y hacen. Pero los maestros aman con un desapego humilde. Su único propósito es devolver al Padre todas esas almas marcadas para su regreso. La única ley universal a la que sirve el maestro es la ley universal del amor.
Los maestros vienen a ayudarnos a comprender que todos somos de la misma esencia, la del amor. No hay nadie mejor o peor que el resto. Todos somos hermanos y hermanas del mismo Padre. De esta manera, los místicos vienen al mundo para unirnos, y no para dividirnos. Soami Ji continúa hablando sobre los obstáculos del sendero en la próxima estrofa. Dice:
El deseo derrota a unos,
mientras que maya (la ilusión) domina a otros.
Pero llegará el momento en que la ilusión será vencida,
disolviéndose en el océano y purificándose por la gracia.
En el origen maya no existe,
allí tan solo prevalece el amor y nada más que el amor,
Es el arca del tesoro del amor
que carece de principio y final.
Nadie accede a él, salvo un santo,
pues solo un verdadero maestro, hace de él su hogar.8
Es fácil quejarse de los problemas de la vida o de los obstaculos del sendero, pero tal vez estos problemas tengan su propia función. Los maestros nos enseñan con su comportamiento cómo debemos vivir. Nos muestran cómo ser felices y despreocupados en la vida con independencia de nuestras circunstancias. Nos enseñan a mantener el equilibrio correcto, en el que podemos tomarnos la vida con suavidad, mientras nos tomamos en serio nuestro compromiso con la meditación. Si todo en nuestras vidas fuera perfecto, quizá nunca pensaríamos en Dios ni trataríamos de buscar un maestro o un sendero espiritual. También nos dicen los maestros que lograr el amor y la devoción es su obsequio. No podemos merecerlo ni ganarlo. Es simplemente un obsequio. Este obsequio de amor nos transforma, y entonces nuestra vida nos lleva por un camino diferente, por haber entrado en contacto con un maestro.
El poeta Kahlil Gibran habla del poder del amor, que puede cambiar el rumbo de nuestras vidas, cuando afirma: “Y no creas que podrás controlar los caminos del amor, pues el amor es quien decide lo que mereces y será él quien guíe tu corazón”.9
En conclusion, “Soami Ji dice que lo esencial para todos [nosotros]… es que aumentemos [nuestro] amor y lleguemos de forma paulatina a aquel lugar donde el único pensamiento que exista sea el del maestro. Hasta que el maestro no se convierta en el único objeto de [nuestro] amor, [nuestro] trabajo no se completará”.10
- Soami Ji Maharaj, Sar Bachan Poesía, p. 57
- Maharaj Charan Singh, Luz divina, #436
- Sardar Bahadur Jagat Singh, Discourses on Sant Mat, Vol. II, p. 130-131
- Radha Soami Satsang Beas, The Spiritual Guide, Vol. I, p. 67
- Sardar Bahadur Jagat Singh, Discourses on Sant Mat, Vol. II, p. 120
- Soami Ji Maharaj, Sar Bachan Poesía, p. 57
- Radha Soami Satsang Beas, The Spiritual Guide, Vol. I, p. 173-174
- Soami Ji Maharaj, Sar Bachan Poesía, p. 57
- Kahlil Gibran, El profeta, p. 8
- Sardar Bahadur Jagat Singh, Discourses on Sant Mat, Vol. II, p. 131