Rumi sobre la meditación - RSSB Satsangs & Composiciones

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Rumi sobre la meditación

Podríamos pensar que Rumi nos imparte instrucciones claras sobre cómo vivir y nos dice, al igual que Baba Ji, cómo ser buenos seres humanos, y de hecho lo hace. En cambio, podríamos pensar que sus instrucciones sobre la meditación se dieron solo en privado. Sin embargo, algunos de los poemas de Rumi nos revelan algo más.

No solo tenemos el largo y extemporáneo poema de Rumi, el Masnavi, y sus encantadores fantasmas, sino que también tenemos sus cuartetos. Estos – cada uno de cuatro líneas – son de una intensidad sumamente precisa. Los usa para darnos lecciones importantes, no solo sobre su propio sheikh, Shams-e Tabrizi, sobre las vidas de maestro y discípulo, sobre la disciplina personal, sobre el amor y sobre Dios, sino también sobre la meditación.

En el siguiente cuarteto, habla de la meditación:

¡Deprisa! Es hora de la bebida matutina,
  entre la noche y el día.
Enciende una lámpara que sea diferente a la de la luna o el sol.
Trae una llama del fuego puro,
  ponla en los cimientos de la preocupación,
  ¡y quémala por completo!1

Comienza diciendo:

¡Deprisa! Es hora de la bebida matutina,
  entre la noche y el día.

En sus ghazales, Rumi a menudo habla del vino de la mañana. La bebida de la mañana es la misma imagen. Otros, llaman al tiempo “entre la noche y el día” la hora del elixir, la hora antes del amanecer.

No es ese su propósito, pero el día va mejor cuando estamos centrados en la mañana, cuando hemos bebido ese “trago de la mañana” cuidadosamente, con amor, con toda la atención. Más importante aún, la siguiente meditación irá mejor cuando prestemos atención constante a lo que estamos haciendo. Por lo tanto, una clave para seguir poniendo la atención en la meditación es recordar mañana por la mañana lo que hemos aprendido esta madrugada. Si él derrama su gracia y lo hacemos correctamente, podremos permanecer cercanos a nuestra meditación todo el día, y eso es lo que Huzur nos dice en Muere para vivir:

La meditación es una forma de vivir. No se trata de que te encierres en una habitación durante unas cuantas horas y luego olvides la meditación durante el resto del día. Debe adoptar una forma práctica, reflejándose en toda acción diaria y en toda tu rutina. En sí mismo, eso es un efecto de la meditación. Vivir las enseñanzas, vivir en esa atmósfera, es de por sí una meditación. Estás creando esa atmósfera a cada momento para tu meditación diaria. Todo cuanto hagas debe prepararte conscientemente para la próxima meditación.2

La mayoría de los ghazales de Rumi llevan el nombre de Shams como firma; él canalizaba las enseñanzas de Shams en gloriosos versos, aunque lo que tenemos de Shams es prosa. Sin embargo, a veces Rumi solía firmar: “Khāmūsh!” – “Silencio”, y no siempre se entiende exactamente lo que quiere decir: tal vez con “eso es todo lo que voy a decir”, nos dice que las palabras no transmiten la verdad interior, o que quizá se está exhortando a sí mismo al silencio.

Pero Rumi también nos dice que el silencio es un estado que debemos buscar:

¿Por qué te apagas y te aburres del silencio?
Acostúmbrate al silencio, porque es una de las cosas esenciales.3

Lo esencial de la meditación: silencio, quietud y atención enfocada. No hay promesas de “progreso”; solo un recordatorio sobre lo esencial de la práctica.

En otra parte, afirma:

Todos conocen la intención de un vendedor de bonitas palabras,
  pero yo soy devoto admirador de aquel
  que conoce el silencio.4

El mundo está lleno de gente con bonitas palabras, aunque parezca que incluso a pocos les importa si sus palabras son bonitas; simplemente gritan más fuerte y más alto que nadie. Pero, “no”, dice Rumi – silencio – “Yo soy devoto admirador de aquel que conoce el silencio”.

Rumi, lejos de mantener oculta la importancia de la meditación, habla de ella todo el tiempo. En el Masnavi5, se adentra en un largo riff [frase de 2 a 4 compases que se repite continuamente a lo largo de una canción-estribillo] sobre la meditación y la escucha del Shabad:

En la orilla del arroyo, había un alto muro y,
  en la parte superior del muro, un hombre muy sediento.
El muro le impedía llegar al agua;
  estaba muy necesitado de agua, cual pez.
De repente, arrojó un ladrillo al agua:
  el ruido del agua llegó a su oído,
  como palabras habladas,
  como palabras pronunciadas por un dulce y encantador amigo:
  el ruido del agua lo emborrachó.

El hombre comienza a lanzar ladrillos, uno tras otro, al agua, y el agua se queja. Pero el hombre sediento dice que recibe dos ventajas por tirar los ladrillos y no piensa parar: en primer lugar, puede oír el ruido del agua, tan melodioso como un rebec – o como una trompeta, devolviéndole la vida al que estaba muerto, o como el mensaje de liberación a un prisionero.

Entonces el hombre sediento continúa:

La otra ventaja es que, con cada ladrillo que arranco
  de este muro, me acerco al agua de la corriente,
  porque el alto muro se vuelve más bajo
  cada vez que se retira un ladrillo.
La destrucción del muro se convierte en …
  el remedio que provoca la unión con el agua.

Al dejar claro que no todas las parábolas deben estar sujetas a debate, en la siguiente línea, Rumi afirma:

El destrozo de los ladrillos firmemente unidos
  es como la postración en la oración:
  es la causa de la cercanía a Dios.

La repetición es nuestra llamada; el Shabad es la respuesta de Dios. Lanzar los ladrillos uno a uno es la repetición, y la salpicadura como respuesta es el Shabad, el agua de la vida. ¿Cómo llegamos al punto en que podemos escuchar la salpicadura del agua de la vida? En el Sar Bachan Poesía, Soami Ji dice:

Hermano, después de un minucioso examen, acepta a tu gurú,
  pues sin él nadie puede encontrar el camino…
El maestro transporta a través del océano
  a todos los devotos que contemplan sus pies
  y buscan su protección.6

Los santos nos recuerdan que no somos nosotros los que buscamos. Estamos tan estrechamente involucrados con las cosas del mundo que nos acomodamos con las distracciones: lujuria, ira, el disfrute de los oídos y ojos físicos, del olfato, el gusto y el tacto. ¿Cómo podríamos entonces conocer a un gurú? Lo mejor que podemos hacer es darnos cuenta de nuestra horrible situación, enraizada aquí en el mundo físico, enredada en nuestra propia mente, concienciarnos y llorar ante nuestra indefensión y anhelo. Él vendrá. No puede ignorarnos; la naturaleza del amor, el “vino” del que Rumi habla tan a menudo, le obliga a venir a rescatarnos.

Cuando él nos encuentre, nos dirá lo que tenemos que hacer: simran y bhajan. Haremos lo que podamos para cortar las raíces que hemos plantado en el mundo, y lo haremos con nuestro simran. Debemos cumplir los votos y mantener la compañía de los santos para reducir nuestra capacidad de plantar nuevas raíces. Tenemos que aprender a concentrarnos en el centro del ojo. Allí, escucharemos el Shabad, la salpicadura del agua de la vida, del que hemos estado apartados durante tanto tiempo en nuestra sempiterna búsqueda de placer, dominio y propiedad.

El Gran Maestro dice:

El simran de los objetos del mundo debe ser remplazado por el simran de Dios, y los pensamientos del mundo por la contemplación del maestro que es Dios encarnado…

Donde antes prevalecían las olas del mundo, se producirá ahora el recuerdo del Señor y la contemplación del maestro. El devoto comienza a olvidar el mundo y sus formas fantasmagóricas... Cualquier tendencia a divagar que quede se eliminará al escuchar la corriente del sonido…7

Kabir dice:

La mente debe estar quieta, el cuerpo debe estar inmóvil,
  la lengua debe estar en silencio.8

Absorbamos lo que nos enseña el gurú y consideremos qué otros deberes tenemos en nuestras vidas. Establezcamos el momento adecuado para nosotros y comprometámonos de forma regular y puntual. A muchos de nosotros nos gusta la hora del elixir, la madrugada, pero, como ha dicho el Gran Maestro, cualquier momento que nos permita enfocarnos y concentrarnos plenamente es el momento adecuado. Shams dice:

Los corazones de aquellos que se dan cuenta del valor de la noche
  se vuelven tan brillantes como el sol de mediodía.9

Con todo esto en la mano, nos centraremos en nuestra meditación: simran, dhyan y bhajan. Se nos recuerda hacer simran durante las 24 horas: sentados, de pie, caminando, hablando, despiertos o dormidos. Esto nos aportará el precioso regalo de levantarnos del sueño, despertarnos y sentarnos en meditación, con la mente menos dispersa y más capaz de concentrarse. Lentamente, aprenderemos a apagar al intruso, al parlanchín, al comentarista y al narrador.

Muy recientemente, Baba Ji nos recordó el único mandato en todo el Adi Granth: meditar en el Nam. En uno de los últimos y hermosos satsangs de Huzur, escuchamos:

Nuestra mente se volverá pura cuando mantengamos nuestra atención fija en el Verbo a lo largo de todo el día, sea cual sea el lugar donde estemos y lo que estemos haciendo, y permanezcamos completamente absortos en él... Esta es la verdadera adoración al Señor. Esta es la devoción que nos llevará a nuestro hogar ancestral. Es este don de la gracia del maestro, la meditación en la Palabra, lo que suelta el nudo que mantiene atada el alma a la mente, limpia al alma y purifica a la mente..10

La liberación del nudo que ata el alma a la mente es la recompensa última por la meditación y por vivir en su atmósfera.

En la segunda línea del cuarteto original, Rumi dice:

Enciende una lámpara que sea diferente a la de la luna o el sol.

Aquí podemos apreciar tanto el significado exterior como el interior. La lámpara interior no es la misma luz que la del sol y la luna que vemos fuera, pero tampoco es como la del sol y la luna interiores. Rumi se refiere frecuentemente a las luces interiores, y a viajar más allá de ellas. También habló del viaje nocturno de Mahoma, que significa ir al interior, más allá del sol y la luna interiores, hacia lo que el Corán llama “la mezquita más lejana”, la morada de Dios.

En otro lugar, Rumi dice sobre Dios:

Oh tú, cuando se trata de generosidad y magnificencia
  y la dispersión de la luz,
el sol, la luna y las estrellas son tus siervos.11

Así, bajo la instrucción del gurú, encendemos la lámpara interior: la luz es débil al principio, parpadeando y desvaneciéndose mientras nuestra atención vaga, brillando y estabilizándose a medida que nos enfocamos mejor. Finalmente, llegaremos a la presencia de la forma radiante.

En la tercera línea Rumi dice:

Trae una llama del fuego puro,

El fuego puro de la forma radiante nos dará esa llama. En otra parte, Rumi nos recuerda de nuevo la meditación, cuando dice:

Camina de noche, porque la noche es tu guía hacia los secretos,
Porque los secretos de la noche están ocultos
  de los ojos de los extraños.
El corazón está teñido por el amor y los ojos por el sueño,
  pero la belleza del Amigo
  es nuestra preocupación hasta el amanecer.12

La belleza del Amigo, el fuego puro, la forma radiante: estas palabras nos proporcionan solo un esbozo de lo que nos espera; pero todas ellas nos impulsan, nos recuerdan los votos, nos recuerdan nuestro compromiso con el gurú y el camino, nos recuerdan la necesidad de meditar todos los días.

En un humor alegre y desenfadado, Rumi nos da esto:

Tu amor entró en mi corazón y se fue de nuevo felizmente.
Regresó más tarde, depositó un poco de equipaje de amor,
  y se fue.
Dije, como mera formalidad de bienvenida,
  “Quédate aquí por dos o tres días”.
Así que se acomodó, y ahora se ha olvidado de irse.
  to leave.13

Es eso a lo que estamos aspirando. Cuando recuperemos la llama del fuego puro, habremos limpiado la cámara de nuestro corazón, y él estará dispuesto a morar en ella.

En la última línea, Rumi dice sobre esa llama:

Ponla en los cimientos de la preocupación,
  ¡y quémala por completo!

¿De qué tenemos que preocuparnos? ¿Es que hay gente más bendecida que nosotros? Sabemos, en lo profundo de nuestro ser, que hemos estado aquí demasiado tiempo. Sabemos, en lo profundo de nuestro ser, que estamos en el camino de ser rescatados. Él ha lanzado su cuerda en el pozo, solo tenemos que aferrarla. Su mano nos está alcanzando, solo tenemos que tomarla y caminar, con él, fuera de la feria del mundo. ¿Preocupación? Rumi nos dice que tomemos la llama que hemos traído del fuego puro, que la pongamos en la base de la preocupación y la quememos completamente.

Huzur dice en Muere para vivir:

Vivir en esa atmósfera es vivir una vida simple, feliz y relajada. El efecto de esa paz y bendición de la meditación te permite ajustarte a las vicisitudes de la vida mientras conservas tu ecuanimidad y equilibrio. Encaras tus karmas felizmente, tanto buenos como malos, ajustándote continuamente a su patrón siempre cambiante.14

Namdev dice (como encantador contrapunto a Rumi):

Mi mente inconstante e inquieta se ha vuelto quieta
  e inmóvil.
Se ha absorbido en la revelación del Señor.
¿Qué debo hacer, se ha perdido mi corazón?
Fue a verle y ahora se niega a volver….
“¿Cómo es él?”, pregunta Nama.
Él es como el agua que rebosa en cada recipiente.15

La copa de Namdev está al derecho y rebosa del agua de la vida. Como también dice el salmista:

Mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán
  todos los días de mi vida,
Y en la casa del Señor moraré para siempre.16

  1. Gamard, I. and Farhadi, R. (translators). The Quatrains of Rumi. San Rafael; Sufi Dari Books. 2008. F-957, p. 548
  2. Maharaj Charan Singh. Muere para vivir. Primera edición. Beas; RSSB. 1994. p. 246
  3. Gamard, I. and Farhadi, R. (translators). The Quatrains of Rumi. San Rafael; Sufi Dari Books. 2008. F-1096, p. 545
  4. Gamard, I. and Farhadi, R. (translators). The Quatrains of Rumi. San Rafael; Sufi Dari Books. 2008. F-642, p. 546
  5. Nicholson, R.A. (translator). The Mathnawi of Jalaluddin Rumi. Book 2, 1926. Reprinted 1982. Cambridge; EJW Gibb Memorial Trust. Lines 1192-1209, p. 282-3
  6. Soami Shiv Dayal Singh, Sar Bachan Poesía (Selecciones). Beas; RSSB. 2017, p. 96
  7. Huzur Maharaj Sawan Singh Ji. Philosophy of the Masters, Series One. Beas; RSSB. 1963. Second Edition 1971. p. 48
  8. Huzur Maharaj Sawan Singh Ji. Philosophy of the Masters, Series One. Beas; RSSB. 1963. Second Edition 1971. p. 62
  9. Huzur Maharaj Sawan Singh Ji. Philosophy of the Masters, Series One. Beas; RSSB. 1963. Second Edition 1971. p. 38
  10. Maharaj Charan Singh. Discursos espirituales, Volumen 2. Beas; RSSB. Primera edición 2003. p. 76
  11. Gamard, I. and Farhadi, R. (translators). The Quatrains of Rumi. San Rafael; Sufi Dari Books. 2008. F-1351, p. 480
  12. Gamard, I. and Farhadi, R. (translators). The Quatrains of Rumi. San Rafael; Sufi Dari Books. 2008. F-201, p. 532
  13. Gamard, I. and Farhadi, R. (translators). The Quatrains of Rumi. San Rafael; Sufi Dari Books. 2008. F-406, p. 496
  14. Maharaj Charan Singh. Muere para vivir. Primera edición. Beas; RSSB. 1994, p. 246
  15. Puri, J.R. and Sethi, V.K. Saint Namdev. Beas; RSSB. 1977. 3rd Edition (revised). 2001. p. 123
  16. The Holy Bible (KJB). Psalm 23:5-6.