El amor reina por encima de todo
Los telediarios siguen informando sobre cifras de nuevos contagios que se incrementan en millones por todo el mundo, debido a la pandemia del coronavirus. Cada caso representa un hermano o una hermana de nuestra familia global. Para muchos de nosotros, nuestra conmoción e incredulidad iniciales se han convertido ahora en un lamento silencioso.
Deberíamos aceptar que el duelo es algo natural, es una reacción que surge como consecuencia del sufrimiento o la pérdida de un ser querido. Ahondando en nuestra fe y en nuestro espíritu humano, podemos ser capaces de identificar la naturaleza de nuestro amor y la consiguiente pena. El hecho de ir más allá del amor propio y afligirnos por amor y compasión al “prójimo” nos define como seres espirituales. Contiene en su interior la semilla que impulsa a nuestro corazón a amar a toda la humanidad, que es la esencia del amor divino y universal. La compasión hacia los demás nos hace humanos. Es lo que somos.
Y a pesar de ello un hombre sabio dijo:
Te lamentas porque el mundo se desvanece; mantente despierto
Y no te lamentes, porque Dios nunca falla.
Con él reside todo lo que es digno de amor,
Y eso se transforma en un nuevo fulgor:
Sí, la melodía más profunda de toda la belleza.
Y conoced: todo lo bueno que acaba
Está hecho para surgir de nuevo1.
Si observamos todas las experiencias humanas a través de la lente de un “viajero espiritual” nos percatamos de que el dolor y el sufrimiento –al igual que la alegría y la felicidad– forman parte del viaje transitorio del alma y de la experiencia como seres humanos en esta creación física. En tiempos desafiantes, cuando perdemos nuestro enfoque podemos recurrir a nuestra fe en busca de esperanza y respuestas, recordando las palabras de nuestro amado maestro Baba Ji: “El amor es la esencia”. Podemos encontrar alivio y consuelo en su mensaje eterno, que es compartido por todos los místicos verdaderos: que toda la creación, y todos sus seres, son expresiones del amor de Dios. Podemos percibir esta verdad directamente una vez hayamos experimentado el Shabad, la voz de Dios, la presencia divina que se encuentra en lo más profundo de nuestro ser. Por lo tanto, se nos recuerda que, como seres espirituales, estamos unidos intrínsecamente unos a otros por el mismo vínculo de amor que nos une a todos con nuestro maestro y el Señor.
Desde una perspectiva espiritual, esta vida es una escala en nuestro largo viaje hacia nuestra morada verdadera “donde el amor reina por encima de todo”. Nuestro viaje nos lleva a través de etapas físicas, mentales y espirituales, cada una de ellas con sus altibajos, dificultades y aflicciones, a medida que ascendemos en el camino, experimentando una dicha indescriptible cada vez mayor. Si bien todas las experiencias humanas en esta creación acabarán un día, el vínculo del amor que alimentamos por el maestro vivo y el Señor, nunca acabará, no se puede perder ni romper. El maestro nos revela el método mediante el cual las emociones humanas se subliman en la experiencia de la oración interna o la meditación en el amor de Dios en el interior. A través de nuestra meditación sintonizamos nuestra alma, en devoción amorosa, con el maestro interior, el Shabad, la melodía divina que emana del Ser supremo, el océano que es todo amor, misericordia y dicha.
En las últimas semanas, una vez más hemos sido testigos del ilimitado amor-en-acción y la interminable misericordia de Baba Ji, mientras dirigía e inspiraba a miles de voluntarios / sevadares para proporcionar alojamiento, alimentos, asistencia médica y consuelo a tantos de nuestros vulnerables hermanos y hermanas de la India. Al mostrarnos el ejemplo dado por estos sevadares maravillosos, él se acerca a nosotros y nos inspira para superar nuestro propio dolor y pena en estos tiempos, y echar una mano para ayudar a otros en nuestras comunidades y asistir a aquellos que sabemos que son vulnerables. Al hacer esto, nos anima a redescubrir nuestra propia fuerza interior, amor, compasión y humanidad.
No podemos elegir las tragedias y los desafíos que se nos presentan, pero podemos elegir cómo reaccionamos. Pronto, en un período de tiempo relativamente corto, recordaremos estas experiencias recientes con una perspectiva diferente. Y si a pesar de todo, fuimos capaces de echar una mano, realizar un acto de generosidad hacia un necesitado, mientras nos manteníamos enfocados en nuestra “tarea verdadera”, habremos complacido mucho a nuestro maestro. Si afrontamos el futuro con esperanza y con fe en su amor por nosotros, podemos “elevarnos a ese nivel donde podamos estar siempre con nuestro maestro”2.
El maestro nos está agarrando de la mano. Su amor nos ayudará a sobrellevar esta situación. Como dijo Hazur Maharaj Ji:
Cuanto más enfocada está la mente en el centro del ojo, más felices somos. Cuanto más se dispersa en el exterior, más infelices somos. Así que tenemos que asegurarnos de que nuestra mente no se disperse por el mundo. Cuanto más se concentre en el centro del ojo, más felicidad y dicha sentirás. Independientemente de la situación por la que estés pasando, sentirás esa dicha y felicidad en tu interior3.
- Frithjof Schuon, Songs for a Spiritual Traveler (Selected Poems) p. 143
- Spiritual Perspectives Vol. III, # 547
- Spiritual Perspectives Vol. III, # 545