No hay un momento mejor
La mayoría de los senderos espirituales giran alrededor de un mismo tema: queremos regresar a casa. Al principio, puede que tengamos solo una vaga noción de dónde está nuestro hogar. Sin embargo, de alguna manera, todavía sentimos un tirón. El autor Beldon Lane escribe: “El anhelo del alma, agudizado por la ausencia de lo que ama... encuentra en la oscuridad a un amado que llega sin avisar”1. Se dice que Dios está presente en todas partes, pero parece que no logramos descubrirlo en lo más profundo de nuestro propio interior.
Generalmente no podemos percibir con nuestros sentidos a nuestro verdadero ser o al verdadero amado, y no podemos escaparnos de nuestras vidas, nuestros karmas, o del caos del mundo tal como existe. A menudo los tiempos de adversidad y prosperidad atrapan a nuestras mentes, sentidos y emociones, y cambian la forma en que vivimos nuestras vidas actuales. Sin embargo, sentimos de alguna manera que cada momento de nuestra vida es un momento en el tiempo en que se nos pide que tomemos una decisión crítica: elegir entre lo que nos acercará a la luz y el amor, o a la oscuridad. Y por eso buscamos. Rumi dice en Jalal al-Din Rumi:
He venido para arrastrarte hasta mí tirándote de la oreja.
Para que te sientes en mi corazón y en mi alma,
para hacer que pierdas tu corazón y tu yo2.
¿Es posible que esta búsqueda nos lleve a encontrar lo que siempre ha estado ahí durante todo el tiempo? A ese lugar que está más allá del velo de la oscuridad, más allá de nuestros sentidos y de la experiencia de nuestros karmas, a ese lugar donde conocemos nuestra verdadera naturaleza, donde comprendemos que él siempre está presente. Un lugar en el que estamos unidos por el amor y tenemos un hermoso y bondadoso amigo con el que podemos hacer el viaje.
Este amigo, el maestro, es quien ayuda a que se creen las condiciones que nos permiten madurar espiritualmente, y quien hace ese viaje con nosotros. A veces esas condiciones se presentan en forma de adversidad. La adversidad nos llega a todos en distintos momentos de nuestras vidas, y sin embargo causa un impacto inmensamente práctico y esencial en nuestro crecimiento y transformación espiritual. Veréis, tenemos que pagar todas nuestras deudas antes de volver a casa, porque no podemos viajar por el sendero interior con un equipaje muy pesado. El viaje de regreso a casa es muy puro y lleno de luz y amor, y si no estamos preparados, y no podemos mantener un estado de equilibrio, tendremos dificultades para realizar el viaje interior.
Entonces, ¿cómo podemos mantener un estado de equilibrio frente a todas las distracciones de nuestros karmas? Maharaj Sawan Singh en Discursos sobre Sant Mat nos da este consejo:
El satsang del satgurú y asociarse con él reorientan la mente y la dirigen hacia Dios. La repetición de los nombres sagrados la ayuda a retirarse al centro del ojo. La contemplación de la forma del maestro le permite permanecer allí y contactar con la melodía divina... que lo lleva a su lugar de origen... Igual que un imán atrae hacia él las limaduras de hierro con una fuerza irresistible, la palabra de Dios también atrae la mente y el alma hacia sí misma3.
Es nuestro maestro quien nos inspira para que seamos mejores personas, y centrarnos en él nos ayuda a conectarnos con el amor y el apoyo que necesitamos para afrontar los acontecimientos de nuestra vida. Contemplarlo cambia nuestro enfoque y nos recuerda nuestra meta. Él ya ha viajado a donde nosotros queremos ir. Vivir en la presencia del maestro es un estado de entrega y nos ayuda a descubrir que todo proviene de él.
La repetición de los nombres sagrados es un aspecto muy importante y esencial de los consejos del Gran Maestro. Podemos usar nuestro simran y bhajan para experimentar el plan divino en nuestras vidas. La amorosa repetición de los nombres nos hará ser conscientes de la presencia constante del maestro. A través de profundizar en nuestro simran, bhajan, y estar enfocados en el maestro en todo lo que hacemos, nuestra comprensión del papel que juegan nuestros karmas en la purificación de nuestra conciencia aumentará, y nos volveremos más equilibrados y fuertes espiritualmente. Sin duda, anhelamos experimentar que él siempre ha estado con nosotros y nos guía hacia la puerta de la eternidad, a nuestro verdadero hogar. En Meditación viva, se dice: “Cada vez que abandonamos nuestros pensamientos y volvemos al simran, obtenemos una victoria heroica. Estamos... volviendo a casa, a nuestro origen”4. Cuando atravesamos sin miedo nuestros karmas enfocados en nuestro amado y con nuestras mentes llenas de simran, no nos desanimamos. El propósito de la meditación es crear ese amor y devoción por el Padre interior, porque la relación entre el alma y el Padre es la del amor.
Y como el maestro nos dice, la esencia de nuestra alma es el amor. El verdadero amor no puede conseguirse sin el maestro que nos ha enseñado el método y la receta para lograr la concentración necesaria y alcanzar ese amor dentro de uno mismo. El amor al maestro es la manifestación del amor al Señor. Y el medio principal para despertar el amor por el Señor es el amor al maestro. Él nos ha atraído hacia sí mismo, y nos recuerda que este sendero de amor y regreso a casa no es como tomarnos un té en la casa de nuestra tía; es un viaje difícil. Maharaj Charan Singh nos anima en En busca de la luz:
Cuando el Señor te ha elegido para la liberación eterna, ¿qué otro poder puede retenerte durante mucho tiempo en esta creación? Es solo cuestión de tiempo. Todos somos almas luchando y llevamos nuestra carga individual de karmas... El maestro te acompañará de regreso a casa. Así que abandona tus preocupaciones y con amor y devoción cumple con tu deber todos los días. Lentamente la mente se interesará por el interior y se alejará del exterior. El maestro siempre está contigo y su amor también5.
Así que se nos dan estos momentos para reflexionar y tal vez centrarnos o reenfocarnos en nuestro verdadero objetivo. Él nos ofrece mucho si aceptamos su oferta de simran, de bhajan, y de dirigir la mente hacia Dios.
Sultán Bahu lo resume perfectamente:
Un corazón entre corazones:
‘El corazón que es sublime más allá de toda comprensión’.
Cuando tu corazón avance en la contemplación de Dios,
comprenderá cómo en la diversidad existe la unidad.
El corazón es la esencia de la divinidad del hombre;
en forma y belleza es el símbolo de la perfección.
Cuando contemplé a mi verdadero amigo
en la privacidad de mi ser interior,
el templo de mi corazón se iluminó con su luz6.
La luz, el amor y el Shabad es lo que cura el anhelo del alma. Nos giramos hacia el interior para poder experimentar quiénes somos realmente nosotros y el maestro. La oscuridad se desvanecerá, y las barreras entre nosotros y nuestro amado se eliminarán. Entonces estaremos en casa, y lo sabemos. Como Rumi dice: “No te dejaré en el camino... Aunque he hecho que corras, yo estoy corriendo detrás de ti”7.
- Beldon Lane, The Solace of Fierce Lanscapes Exploring Desert and Mountain Spiritualityp. 73
- Rumi, Jalal al-Din Rumi, p.90
- Maharaj Sawan Singh, Discourses on Sant Mat, p. 278
- Meditación viva, p. 124
- Maharaj Charan Singh, En busca de la luz, carta 451, p. 283-284
- Sultan Bahu, p. 282
- Rumi, Jalal al-Din Rumi, p. 91