Esta gran e impecable cocina alimenta a la mayor instalación de covid-19 de Delhi
Por Sunalini Mathew
(The Hindu, Delhi, India, 11 de julio 2020) – Esta cocina que alimenta a los pacientes admitidos en el Sardar Patel Covid Centre and Hospital, que dispone de 10 000 camas, en Chhatarpur, Delhi, es una muestra de cómo las personas normales que ofrecen 'seva' pueden mantener una instalación de gran envergadura.
En un rincón de una cocina de tamaño industrial, construida para alimentar hasta 300 000 personas a la vez, cerca de 20 mujeres se sientan en el suelo y extienden los rotis (tortitas de trigo). En otro extremo del cobertizo de 5000 metros cuadrados, hay 10 mujeres troceando jaggery (azúcar de caña) para el té de la tarde. Un hombre mueve el kadhi (curry) en un utensilio con capacidad para 5000 litros, con las pakoras (buñuelos de lenteja) flotando en la superficie del líquido amarillo. Incrustada en una plataforma construida, la olla se calienta con quemadores de diésel bajo tierra, y hay 20 de estos utensilios.
La larga cocina con forma de cobertizo, con ventanales de malla a los lados, está dividida en espacios según las tareas: parrillas para tostar los rotis en pisos de loh (hierro) colocadas en una superficie de barro e iluminados por carbón o madera; calderas para el arroz y el dal (lenteja); kadhais (grandes pucheros) para verduras y poha, (copos de arroz sin cáscara); un lugar para carros de 1000 litros de capacidad preparados para ser cargados. En los dos extremos están el área de lavado y el almacén de ingredientes secos almacenados durante un mes. Todo es impecable y grande, en un recinto de edificios rojos, con vegetación, y muchas estructuras parecidas a cobertizos.
“Podemos hacer hasta 700 chapatis a la vez”, dice uno de los voluntarios de la cocina. Ella vive en Noida con su familia, pero lleva aquí 10 días, supervisando las operaciones de alimentación del Sardar Patel Covid Centre and Hospital de 10 000 camas, establecido en el centro de Chhatarpur de Radha Soami Satsang Beas (RSSB).
De hecho, a cualquiera que se ofrezca como voluntario en la cocina se le pide que resida en el lugar por lo menos una semana. La organización pone énfasis en el seva sin importarle el tipo de persona, y la conversación gira en torno al hecho de que ninguno de los voluntarios son profesionales de la industria hospitalaria, y todos provienen de diferentes ámbitos de la vida.
De la lista de unos 10 000 voluntarios registrados, hay unos 225-250 asignados a tareas de cocina. “Esto no es nada”, dice uno de los voluntarios principales que ha estado ofreciendo sus servicios desde 1989. “Durante el confinamiento, hacíamos 125 000 paquetes de comida al día”. Añade que cuando se organizan grandes satsangs, unas 80 000 personas viven en el local de 121 hectáreas y la cocina suministra al langar (legumbres, arroz, tortitas de trigo, sabzi guiso de verduras) tres veces al día.
Desde que se abrió la instalación el 5 de julio para los afectados por el covid-19, ha habido poco más de 100 pacientes y 500 empleados de la Policía Fronteriza indo-tibetana y del gobierno. Sin embargo, el trabajo comienza de madrugada, a las 3:30 a. m. y termina tarde alrededor de las 9 p. m. con un sistema de turnos establecido.
Con un menú totalmente vegetariano, una exigencia de la organización, un voluntario dice que la ITBP les ha dado un menú semanal para que lo sigan. Sorprendentemente, hay chhola-bhatura (garbanzos con pan frito) los lunes por la mañana; aaloo paratha (torta de trigo rellena de patata) los miércoles, y poori-aaloo (patata con chapati frito) los jueves, en el desayuno. También hay fruta y leche. El almuerzo es arroz con legumbres y verduras, y la cena es muy parecida. Los jueves y los sábados tienen halwa (dulce de trigo) y seviya (tallarines dulces) de postre. También preparan una dosis diaria de inmunidad que consiste en cúrcuma, miel, lima y algunos otros ingredientes.
La comida se empaqueta en contenedores plásticos desechables con ranuras, y se entregan en la entrada de la zona de covid-19. Un voluntario añade que todos los alimentos, excepto los fritos, se cocinan con desi ghee (mantequilla clarificada), y añade: “Los fondos para la comida provienen de RSSB, y todos los que trabajan aquí lo hacen de forma gratuita. Se trata de un servicio a la comunidad”.