Oscureciendo Nuestra Visión
Las drogas: puertas falsas de percepciónEl objetivo de la vida espiritual es liberarnos de la ilusión. Si consumimos sustancias, ya sean químicas o naturales, que alteran la mente, puede que experimentemos distintas realidades o diferentes estados de conciencia, pero ninguno de ellos durará para siempre, ni nos llevará más allá de la dimensión mental; están limitados. Sería maravilloso que tomándonos una pastilla pudiésemos expandir nuestra conciencia permanentemente, pero desgraciadamente este no es el caso. Con las drogas, una vez pasado su efecto, regresamos al mismo nivel en que nos encontrábamos antes de tomarlas. Las experiencias con drogas solo proporcionan estados mentales y no tienen nada que ver con la experiencia espiritual, por eso las experiencias de las personas que toman drogas difieren entre sí.
Sin embargo, las experiencias espirituales no difieren entre sí. Todos los que realizan el viaje interior ven las mismas señales, por lo que necesariamente sus experiencias tienen que ser las mismas. No se trata de un invento de la imaginación individual.
Puede que las drogas proporcionen un poco de concentración física y conduzcan a un estado de trance aparentemente feliz, pero cuando se acaba el viaje también termina la experiencia. No obstante, incluso cuando se percibe algo en un estado alterado de conciencia no se tiene control sobre ello, mientras que en la experiencia espiritual siempre se mantiene el control. Por medio de la práctica espiritual podemos elevar nuestro nivel de conciencia y viajar a través de las dimensiones espirituales cuando así lo queramos, y podemos regresar del mismo modo al nivel de conciencia corporal siempre que lo deseemos.
La experiencia espiritual desarrolla la percepción de nuestra alma y nos convierte en seres humanos más sutiles y perfectos. Dejamos de ser víctimas de nuestros sentidos, controlamos nuestra mente, y la mente empieza a controlar los sentidos. Pero consumiendo drogas, continuamos bajo la esclavitud tanto de la mente como de los sentidos. Creando más ilusiones, no nos ayudaremos a nosotros mismos a despertar de esa ilusión en la que ya vivimos.
El alcohol y la distorsión de la realidadLa necesidad de abstenerse de bebidas alcohólicas no necesita muchos argumentos. Todos sabemos el ridículo que hacemos cuando bebemos más de la cuenta, y las necedades y crímenes que se cometen bajo la influencia del alcohol. Su consumo nubla nuestra visión y distorsiona nuestra percepción de los valores, de tal modo que no podemos discernir entre el bien y el mal y somos incapaces de ver qué acciones van a dañarnos y cuáles no. Incluso ingerir moderadas cantidades de alcohol pueden impedirnos pensar con claridad. El objetivo básico de un buscador de la verdad es volverse más consciente, no menos.
La concentración es una parte esencial de la meditación. La concentración exige que estemos conscientes, sobrios y despejados. Si nos encontramos bajo la influencia de las drogas o el alcohol, podremos sentirnos bien por un rato y olvidarnos de la cruda realidad, pero una práctica espiritual seria es imposible bajo la influencia del alcohol o las drogas.