4 de septiembre de 2020 - RSSB

4 de septiembre de 2020

Queridos,

Una nota rápida de saludo. Espero que estéis todos bien y prosperando. Nosotros estamos los dos bien. Acabamos de regresar de seis semanas en Haynes Park. Fue estupendo poder estar allí. También fue extraño. Haynes esta normalmente con un montón de sevadares; ahora es un poblado fantasma. En un día tranquilo hay normalmente entre 500 y 800 sevadares; ahora hay solo 20. Hay la misma dedicación al seva, y la gente sigue con buen humor. A la vez, sin embargo, la atmósfera está más apagada. Tal vez sea mi imaginación ya que estoy acostumbrado a que haya más gente o quizá por ser difícil reconocer a las personas y conectar cuando es necesario guardar distancia de dos metros y llevar mascarillas.

El otro día alguien me saludó, no tenía ni idea de quién era. Llevaba turbante y mascarilla. Mi comentario era que no lo reconocía ya que no reconocía sus cejas, que era lo único que podía ver. Una mascarilla tiende a distanciarnos unos de otros. Cierta familiaridad se pierde, no podemos ver la risa de alguien. Una vez dicho esto, sigue habiendo calor humano. El amor sigue estando allí. Pero la distancia también. Las máscaras siempre se han usado para esconderse, desde los bandidos del Oeste Americano al Carnaval de Venecia. Justamente estaba hablando con una pareja que ambos trabajan en almacenes. Dicen que siguen los chistes y bromas en el trabajo pero no es lo mismo. Ella dijo que se había dado cuenta de que ver las risas era tan importante en el humor compartido como la risa misma. Para mí no poder bromear y reír con amigos es una de las grandes pérdidas de la pandemia. Tal vez por eso escribo estas cartas, para compartir una risa con todos vosotros.

Volar hasta y desde Haynes también ha sido una experiencia fuera de lo común. En el pasado solía volar dos o tres veces al mes, a menudo más. No había estado en un vuelo desde hacía seis meses antes de este. Antes podía hacer las maletas la noche antes, ir al aeropuerto, y pasar por la aduana estando dormido, tan a menudo volaba. Ahora había cierta aprensión. ¿Estaré a salvo, lo estará Ann? Ann lo enfocaba como una campaña militar, lista para cualquier emergencia. Era como en la escena de una película donde los héroes se ponen sus equipos de protección individual (EPI), atraviesan la cortina de plástico del área contaminada, pero caminan valientes y sin miedo, listos para enfrentarse a cualquier cosa que pusiera en el guion. Ann llevaba sus guantes, gel, spray y toallitas, lista para destruir cualquier virus que se atreviera a ponerse en su camino. Yo iba dando tumbos detrás, con mi habitual despiste, llevando nuestras maletas. Era como Laurel para su Hardy.

Pero como todos los héroes, volvimos victoriosos de nuestra aventura y ahora estamos en nuestro encantador, tranquilo, como un remanso, apartamento italiano. ¡Y tranquilo que es! Cuando nos fuimos tuvimos algunas semanas de satsang y seva. Ahora ya ha empezado otro nuevo confinamiento. Cuando hablo con amigos oigo cierto cansancio en sus voces. Puedo oír la pregunta no dicha: ¿cuándo va a terminar esto? Es obvio que no se va a acabar en una buena temporada. Ahora está claro que nos espera un largo encierro. Cómo hacer frente al miedo, al cansancio, y a la depresión son las preguntas candentes. Todos somos vulnerables a la duda. ¿Es esto lo que realmente el Señor quiere de nosotros? ¿Nos está castigando? Intelectualmente sabemos las respuestas y lo entendemos. Pero ¿estamos lo suficientemente equilibrados, lo bastante objetivos, lo bastante maduros para estar contentos viviendo en su voluntad?

Me pregunto a mí mismo qué es lo que debemos hacer para sobreponernos a nuestros miedos y preocupaciones. El seva es limitado, satsang solo online, así que nuestras actividades usuales, que nos ayudaban a tener equilibrio y a estar positivos, no se hallan a nuestra disposición. Estos son los tiempos que nos enseñan quiénes somos. Recuerdo en Haynes, Baba Ji hablando a los jóvenes y diciendo a menudo: “Cuando te levantas por la mañana y te ves en el espejo, pregúntate si te sientes contento con tu comportamiento. Si lo estás continúa como eres. Pero si estas decepcionado contigo mismo, entonces es un mensaje para cambiar”. Este es nuestro momento para cambiar. Es nuestro tiempo de caminar por el sendero de Sant Mat y no solo hablar de él. Yo no tengo la confianza en mí mismo para decir con seguridad que seré capaz de mantener una respuesta positiva hacia la vida en estos tiempos difíciles. Pero la alternativa a la confianza o al equilibrio o entusiasmo es la depresión y el miedo. No me voy a permitir a mí mismo caer en estas dudas. Me armo de fuerzas sabiendo que todos vosotros estáis librando la misma batalla, y que con nuestra fe en él estaremos bien.

Esta es la lucha de estos tiempos. Espero que todos podamos mirar atrás a los tiempos de la pandemia del covid como el mejor tiempo de nuestras vidas: el tiempo de haber tenido un reto y salir victoriosos. Me atrevo a decir, amigos míos, un tiempo de alegría.

Hay mucho confort en el simran. Tiene el poder de serenar mi mente ¡y eso es una hazaña! Estoy intentando usarlo como una herramienta para darme fuerza. Sí, es un desafío y a veces muy frustrante, pero no hay nada a nuestro alcance que tenga el mismo poder. Ok, aquí tenéis mi herejía. No me importan las regiones interiores. Lo que me importa es estar satisfecho, una mente relajada, y estar sirviéndole a él. Si un poco de amor llega de propina, será estupendo.

La otra cosa que funciona para mí, si quiero relajar mi agitada mente, es el seva. Me saca de mí mismo y es un placer. Recuerdo a alguien preguntando a Baba Ji por el seva y las tribulaciones asociadas. Dijo que para él, el seva siempre era un placer. No pude sacar esa afirmación de mi mente. ¿Cómo puede ser siempre un placer si algunas situaciones y algunas personas eran tan difíciles? Entonces me di cuenta de que eran difíciles porque yo estaba reaccionando. Cuando entendemos que el mundo no gira alrededor de nosotros mismos, puede que sea el primer paso para estar haciendo nishkam seva (seva desinteresado). Cuando me pierdo haciendo seva y fluyo con él, entonces es un placer. Pero en el segundo que tengo expectativas y quiero todo hecho a mi manera, estoy perdido y el placer ha desaparecido. Él hace seva porque su maestro se lo pidió y quiere complacer a su gurú. No existe otro motivo, solo para complacer a su gurú. Esa es mi meta. No está a mi alcance pero es una buena meta para tenerla presente.

Es demasiado fácil ponerse serio. Como de costumbre, os pido que me disculpéis por dar sermones. Haced un voto conmigo; riámonos de las preocupaciones de la vida.

Mis mejores deseos,
Bill