El Origen de Todo Cuanto Existe
No tiene nombre pero es el origen del cielo,
de la tierra y de todo cuanto existe.
Es misterioso y natural, existía antes que nada existiera.
Inmóvil e insondable, ¡ilimitado, infinito!
Es lo que es y nunca cambia.
Llena todos los lugares y nunca se agota.
Es de donde han surgido todas las cosas.
No conozco su nombre; así que le llamo Tao.
De los cap. I y XXV del Tao Te Ching
Diferentes místicos se han referido al origen de todo cuanto existe como el Tao, el Shabad, la Palabra o el Verbo. Los científicos lo llaman ‘energía creadora’ o ‘energía vibratoria’. Los científicos, igual que los místicos, nos dicen que esta energía vibratoria está en todas partes y en cada una de las partículas del universo físico. Es esa energía la que dio lugar a la poderosa fuerza (big-bang) que creó el universo. Aunque con diferentes nombres, las distintas religiones se han referido a esta misma energía consciente. Guru Amar Das, el tercer gran maestro espiritual de los sijs, dice:
Del Shabad emana toda la creación,
por el Shabad es disuelta.
y mediante el Shabad es de nuevo creada.
Adi Granth; M.3, p.117
La ciencia espiritual y la ciencia material están totalmente de acuerdo en que la creación y la conservación de nuestro universo se realizan por una fuerza o energía vibratoria omnipresente. Cristo dice:
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por Él fueron hechas todas las cosas; y sin Él no se hizo nada de cuanto existe.
Juan 1,1-3
No es coincidencia que Jesucristo llamase Verbo o Palabra a esta energía vibratoria. Como cualquier palabra, también esta Palabra o Verbo es una energía que tiene una frecuencia de vibración y emite un sonido. Sin embargo, a diferencia de una palabra común, la Palabra tiene un poder magnético intrínseco. La Palabra o el Verbo de Dios al que se refiere Cristo no es un conjunto de símbolos que se pueden hablar en cualquier idioma, porque ¿cómo este tipo de palabras podrían tener el poder de crear el universo? Tampoco es la palabra escrita de las escrituras; ya sea de la Biblia o de cualquier otro libro sagrado. Con esta Palabra se quiere indicar el poder infinito que hay detrás de todos los poderes, la misma vida y amor del Ser supremo, una energía que emana continuamente de Él. Es la fuerza de la vida misma de la creación y está presente en todo.
Joseph Leeming, en su libro El Yoga y la Biblia, explica: “Las enseñanzas de los santos se han referido a esta Palabra a lo largo de todos los siglos de historia. Hace muchos milenios fue impartida a los adeptos del rey y a los iniciados de los sacerdotes que les iniciaban en los misterios del antiguo Egipto. Más tarde, en la antigua Grecia, los Hierofantes o reveladores de conocimiento sagrado, que presidían los órficos y los misterios de Eleusis, la impartían a los aspirantes calificados. También se menciona en los Vedas, las escrituras sagradas de la India. En la antigua Persia, Zaratustra enseñó el poder y la práctica del divino sonido interior. La Palabra, llamada Logos en griego, era conocida por los más grandes filósofos griegos de la antigüedad como Pitágoras, Heráclito, Sócrates y Platón. El filósofo griego Sócrates hacía referencia a escuchar un misterioso sonido interno que en éxtasis le transportaba a mundos superiores. En la antigua China fue conocido como Tao, y fue enseñado por el filósofo Lao-Tsé”.
Jesús enseñó a sus discípulos el significado de la Palabra o Verbo y los inició en su práctica. Para una magistral explicación de las enseñanzas de Jesús sobre el Verbo, el lector interesado puede acudir a Luz Sobre San Mateo y Luz sobre San Juan, de Maharaj Charan Singh, y The Gospel of Jesus: In Search of His Original Teachings, de John Davidson. Como puede deducirse de sus escritos, el poder del Verbo fue conocido por los primeros padres de la iglesia cristiana, por los esenios y gnósticos, por el famoso filósofo egipcio Plotinio y los otros místicos y filósofos neoplatónicos de Alejandría del segundo y tercer siglo. Esta energía es también mencionada en el Corán de los musulmanes. Algún tiempo después de la muerte de Mahoma, numerosos devotos musulmanes, conocidos como sufíes, iniciaron a sus discípulos en el significado y misterios del Verbo, siendo uno de ellos el místico Rumi.
De todo esto puede deducirse que la enseñanza del Verbo no es ninguna cosa nueva. De hecho, los grandes místicos afirman que ha existido desde el principio, y con docenas de nombres diferentes ha sido impartida en todas las épocas a aquellos que estaban preparados para recibirla. Brian Hines, en el libro God’s Whisper, Creation’s Thunder: Echoes of Ultimate Reality in the New Physics, nos dice: “Cualquiera que desee hacer el viaje hacia la verdad final, debe sintonizarse con la onda sonora que se manifiesta como vibración audible: el sonido de la realidad última. Este sonido no se escucha con los oídos físicos sino por medio de una facultad del alma. El místico Maharaj Sawan Singh dice que ‘se oye con los oídos del alma… Este sonido es en realidad Dios en acción… Dios se proyecta en todas las cosas y se revela de esta forma… Es la música eterna la que resuena en el interior… Lo que escuchamos en nuestro interior es su reverberación, y cuando la percibimos la mente se inmoviliza’. A través de la concentración, la energía de nuestra conciencia se eleva hasta un nivel en el que es atraída por la fuerza magnética del Verbo. Entonces, el alma goza escuchando lo que ha sido llamado música divina o música de las esferas”.*
El sonido interiorHines continúa con las siguientes observaciones: “La vibración audible del Espíritu ha sido descrita por los científicos espirituales de muchos y diferentes países, épocas y religiones. ¿Cómo podría ser de otra manera? La esencia del Creador será percibida por todo el que sepa cómo entrar en contacto con ella. Los místicos, naturalmente, difieren en el modo de describir la música del Espíritu, ya que esto está condicionado por su cultura y otras circunstancias. Richard Rolle describió su experiencia del Verbo o Espíritu Santo:
Esta paz experimentada por el Espíritu es muy agradable. Una melodía divina y dulce desciende y lo invade a uno de gozo. La mente es arrebatada por esta música sublime y serena y canta el gozo del amor eterno… Este sonido pertenece a una melodía inaccesible a la audición normal. Nadie puede conocer o escuchar este sonido excepto el que lo percibe, quien debe mantenerse puro y apartado del mundo… Nadie que permanezca involucrado en los asuntos mundanos sabrá nada acerca de ello…
”Las siguientes palabras del místico sufí, Hazrat Inayat Khan, del siglo XX, que vivió casi 600 años más tarde al otro lado del mundo del místico inglés Rolle, nos transmiten el mismo mensaje esencial:
El sonido abstracto es llamado saut–e–sarmad por los sufíes; todo el espacio está lleno de él… Quien conozca el misterio del sonido conocerá el misterio de todo el universo (…) el sonido de lo abstracto está constantemente dentro y alrededor de todo hombre. Normalmente no lo oímos, porque nuestra conciencia está totalmente centrada en la existencia material… Los que pueden escuchar el sonido de lo abstracto y meditan en él, son aliviados de todas las preocupaciones, ansiedades, penas, miedos y enfermedades; y su alma es liberada de la esclavitud de los sentidos y del cuerpo físico. El alma del que escucha se convierte en la conciencia omnipresente.
”Los chinos taoístas pensaban que el Tao o el Espíritu podía percibirse como sonido. Livia Kohn dice que ‘en la cosmogonía mística de la filosofía taoísta, podemos imaginar al Tao como el tono de cierta longitud de onda que abarca y está presente en todo lo que existe. O como dicen los mismos taoístas: una cierta cualidad de qi (energía cósmica) que subyace y alimenta toda existencia’.
“Plotinio, un místico que llegó de Egipto y que enseñaba filosofía en Roma durante el siglo tercero, escribió que ‘la energía corre a través del universo y no hay extremidad en la que no se encuentre’. Peter Gorman menciona que ‘Plotinio a menudo habla del cosmos como una armonía, pero la verdadera morada de la música de los dioses es el mundo inteligible mas allá del cosmos tridimensional. Al describir el viaje místico a ese mundo, Plotinio urge al iniciado a que espere hasta que escuche sonidos musicales procedentes de lo inteligible’:
Si, por ejemplo, alguien estuviera esperando escuchar un sonido deseado, tendría que retirarse de otros sonidos y elevar su oído al tiempo en que se aproximara el parangón de las sensaciones auditivas; igualmente, en la tierra, debe abstenerse de escuchar sonidos perceptibles, a menos que sean estrictamente necesarios, y preservar la facultad psíquica de la captación pura y prepararse a escuchar los tonos que vienen de lo alto.
Plotinio
”Se podrían exponer muchos ejemplos más de cómo la comunión consciente con el Verbo de Dios o Espíritu, es el denominador común de toda disciplina mística y de toda religión profunda. La experiencia de la meditación contemplativa se ha repetido muchas veces, en muchos países, en muchas culturas, y los resultados referidos por investigadores serios de la verdad siempre han sido los mismos. La energía consciente y omnipresente del Verbo, Shabad, Tao, o Espíritu Santo –el nombre no importa– se percibe como vibración espiritual audible”.
Místicos cristianos como Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz describen cómo –en su meditación– tenían contacto con esa voz o sonido sonoro, que era como el sonido hecho por ríos, o como el canto de las aves, fuertes truenos, torrente vehemente, sonido de muchas arpas, música silenciosa, ruido de grandes aguas y de muchas maneras más.
Por ejemplo la mística española Santa Teresa de Ávila describe así sus experiencias interiores:
Cuando escribo esto, los ruidos en mi cabeza son tan fuertes que comienzo a preguntarme, ¿que és lo que está pasando?... Mi cabeza retumba como si estuviese llena de ríos desbordados, y como si el agua de todos esos ríos de repente se convirtiera en cascada; y muchos pajaritos parecen cantar, no en mis oídos, sino en la parte superior de la cabeza, donde se dice que se encuentra la parte más elevada del alma.
El castillo interior, 4,1
El místico español San Juan de la Cruz escribe:
La luz interiorEsta voz o sonido sonoro de estos ríos… llena todo tan abundantemente que colma al alma de cosas buenas y un poder tan fuerte se posesiona del alma que le parece a ella no tan solo como el sonido de ríos sino como truenos muy fuertes.
Pero esta voz es una voz espiritual y no va acompañada de sonidos físicos ni del dolor, ni de los problemas de estos, sino que va acompañada de grandeza, fuerza, poder, delicia y gloria. Y es como un inmenso sonido o voz interna que viste al alma de fuerza y poder.
Esta misma voz y sonido espiritual fue escuchado interiormente por los apóstoles cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos como un torrente vehemente. Debe de comprenderse que Dios es una voz infinita y que al comunicarse con el alma, produce el efecto de una inmensa voz…
El cántico espiritual. Comentarios 9-10 a las estrofas 14-15
Hines continúa: “En efecto, como la luz divina, la luz de Dios no está separada de su sonido. Maharaj Sawan Singh, dice que ‘el Verbo emite tanto luz como sonido. En este extremo, en el plano físico, la luz y el sonido se pierden en la materia burda. En los planos más finos, el sonido es audible y la luz visible. En el extremo superior, el sonido es la música más melodiosa jamás escuchada por oídos humanos; y la luz es como millones de soles y lunas en un solo rayo’. Aunque la energía del Espíritu consta de luz y sonido, con frecuencia los místicos perfectos enfatizan la manifestación audible como Dios en acción. En el Génesis (1,3) leemos: ‘Y Dios dijo: Haya luz, y hubo luz’. Esto implica que el sonido, o sea la voz de Dios, precedió a su luz. Asimismo, el sonido suele ser el primer atributo del Espíritu percibido por el principiante de la meditación contemplativa.
”Tanto el sonido como la luz acompañan al científico espiritual en su viaje por las esferas superiores de la conciencia hacia la realidad de Dios. Según los místicos perfectos, el sonido proviene de la luz, y la luz proviene del sonido. El electromagnetismo actúa de forma similar. Como los científicos Hazen y Trefil dicen, ‘la electricidad y el magnetismo son dos aspectos inseparables de un mismo fenómeno. No puede darse uno sin el otro’. Igualmente, el Espíritu se manifiesta en dos formas para guiar el alma de regreso. Maharaj Charan Singh escribe, ‘El Verbo combina luz y sonido. El sonido está indicado para determinar la dirección de la que proviene y la luz nos capacita para viajar hacia ella’.
”… Maharaj Seth Shiv Dayal Singh explica que hay cinco sonidos espirituales, correspondientes a las cinco regiones que hay en la creación: ‘Cada creación tiene su propio sonido distintivo y su propio secreto característico… Es a través del sonido de cada región como el alma puede elevarse gradualmente de una región a otra, hasta llegar a la etapa suprema”.
Entonces, la pregunta es, pues ¿por qué no podemos oír o ver el Verbo o Espíritu? Hines dice en un pasaje anterior: “El físico Nick Herbert señala que ‘existe un estrecho paralelismo entre los sentidos de la visión y la audición, porque ambos detectan frecuencias de cierta vibración’. Él dice que la visión física es ‘una apreciación subjetiva de las vibraciones electromagnéticas que poseen longitudes de onda entre 400 y 700 nanómetros [millonésimas de un metro], también conocida como ‘luz’… el oído es sensible a las frecuencias de sonido entre 20 ciclos y 20.000 ciclos por segundo’. El cuerpo humano es incapaz de percibir las vibraciones que estén más allá de estos rangos.
”El Espíritu es una vibración inmaterial de Dios en acción, y por lo tanto no se puede ver con los ojos físicos ni escuchar con los oídos, no importa lo sensibles que sean esos órganos. De hecho, la percepción de los fenómenos materiales arrastra nuestra conciencia hacia afuera y hacia abajo, alejándola del punto donde puede contactar con el Espíritu. No somos conscientes de este poder del alma porque la atención en lugar de estar concentrada, está dispersa. Del mismo modo que el combustible dentro de un tanque de gasolina sería equivalente a la super-fuerza si se pudiera concentrar en un solo protón, así es posible para nuestra conciencia unificarse en el Espíritu si puede retirarse a un solo punto. Como dijo Jesús, ‘Así que, si tu ojo es único, todo tu cuerpo estará lleno de luz’ (6,22). Y sonido.
”Maharaj Sawan Singh escribe que ‘el Verbo resuena constantemente dentro de cada átomo. No lo oímos porque no estamos en contacto con él dentro de nosotros’. ¿Qué nos impide contactar con esta energía? La falta de concentración. La felicidad perfecta, la ciencia y el amor se encuentran dentro de nosotros, no fuera. Sin embargo, virtualmente toda nuestra atención está desparramada en el exterior, en las sensaciones, imágenes, emociones y pensamientos materiales. Los reinos interiores nos resultan desconocidos. Si bien nos las arreglamos para cerrar los ojos y olvidar por un momento el mundo exterior, la conciencia de nuestro cuerpo físico permanece. Esto también nos mantiene dentro de la realidad limitada.
”Maharaj Charan Singh escribe: ‘El espíritu está incluso ahora en nuestro cuerpo. El alma es únicamente un rayo de ese Espíritu, y está extendida por todo el cuerpo (…) tenemos que retirar de nuevo esa conciencia al centro del ojo espiritual para que sea atraída por el Espíritu e impulse al alma hacia arriba. El Espíritu está en todas partes, pero hemos de retirar nuestra conciencia a ese lugar donde puede atraer al alma como un imán’.
”… La meditación contemplativa eleva al alma a un plano de conciencia donde se une con la energía consciente del Espíritu. Esto se parece mucho al lanzamiento de un vehículo espacial. Imaginemos que el alma es la nave de mando que ha de ser elevada hasta el espacio, y la mente el potente cohete en cuya cabeza descansa la nave de mando. Nuestro cuerpo es la plataforma de lanzamiento y la estructura que soporta los diversos componentes del vehículo espacial. La misión es situar a la nave de mando (que en este caso es el alma) en una ‘órbita’ elevada.
”Para que el vehículo pueda elevarse tienen que dejarse atrás la plataforma de lanzamiento y la estructura que soporta al vehículo espacial. Nosotros también debemos desapegarnos de la materialidad (incluido nuestro cuerpo), antes de que se produzca el transporte místico a los planos superiores de consciencia. La energía necesaria para ese transporte procede inicialmente de la mente, la cual hace de motor para vencer la atracción que ejercen sobre nosotros los sentidos físicos y los pensamientos mundanos.
”… En la meditación contemplativa los científicos espirituales repiten determinadas palabras asociadas con los planos inmateriales de existencia. Esto gradualmente impulsa a la mente fuera del plano más inferior de la creación, de la misma manera que, en nuestro ejemplo, el cohete espacial hace que la nave se eleve sobre la plataforma de lanzamiento: apenas moviéndose al principio y subiendo luego cada vez más rápidamente hasta desaparecer entre las nubes. La nave de mando (el alma) controla al cohete (la mente), sin embargo, la nave no puede elevarse sin el cohete…
”No obstante, una vez alcanzada cierta altura, las diferentes partes del cohete se desprenden y la nave de mando, liberada del peso del cohete, queda libre para viajar con su propia energía. De igual modo, a cierto nivel, el alma abandona a la mente y el Shabad se convierte en la fuerza motriz para el transporte místico. Esta fuerza (el Shabad) es audible como sonido y visible como luz. Es la fuerza divina que activa cada una de las partículas de la creación. Maharaj Charan Singh dice: ‘… este sonido no solo nos dirige sino que verdaderamente nos lleva hasta el Padre. Primero lo seguimos, luego, al realizar progresos internos, nos fundimos en él y ascendemos hasta nuestra casa por medio del sonido o Verbo. Como un imán, nos está atrayendo e impulsando constantemente hacia nuestro verdadero hogar”.
* Brian Hines, God’s Whisper, Creation’s Thunder, p. 291. Las citas de Hines que siguen pertenecen al capítulo “Principio 7: Espíritu aparece como vibración espiritual audible”.