2 Prioridades, actitud y esfuerzo
Busca primero el reino de Dios
Y todo lo demás te será dado por añadidura.
Mateo 6,22
¿Qué es lo que en verdad queremos?
Nuestro verdadero ser no tiene límites. Pero hemos trasladado nuestra atención desde esa naturaleza absoluta y sin límites, a la condición ordinaria, relativa y limitada de nuestras personalidades. Mientras mantengamos nuestra atención alejada de nuestra verdadera naturaleza, continuaremos viviendo en la dualidad, ignorantes del gozo interior que está a nuestro alcance. Desperdiciamos nuestras vidas distraídos por el mundo y sus objetos. Una y otra vez, caemos bajo los encantos y las ilusiones del mundo material.
El místico sufí Rumí decía que nuestra situación es parecida a la de un sirviente que es enviado por un rey a un país para desempeñar una labor determinada. El sirviente va a ese país y hace muchas cosas asombrosas y maravillosas y después vuelve con el rey. Ya de regreso en la corte, el rey le pregunta: “¿Realizaste la labor que te encomendé?”. El súbdito responde: “Su Majestad, antes de nada permítame darle las gracias. El lugar al que me envió es maravilloso. Conocí a una joven bellísima y me casé con ella. Después tuvimos hijos y con ellos mis responsabilidades aumentaron, así que abrí una tienda”. El rey lo interrumpe y le pregunta: “¿Pero que pasó con la labor que te encomendé? ¿La hiciste o no la hiciste? No te envié a que te casaras, a que tuvieras hijos, hicieras dinero o te inmiscuyeras en otros tipos de negocios”. El súbdito, avergonzado, baja su cabeza y dice: “Lo siento, mi Señor, me olvide … ”. El rey lo interrumpe: “¿Cómo te pudiste olvidar de la única cosa que te mandé hacer? Tendrás que regresar y hacerla de nuevo”. Y así es como volvemos una y otra vez a este mundo.
A medida que pasa la vida y que los años transcurren, confundimos nuestras prioridades y nos distraemos con los asuntos del mundo, alejándonos más y más de nuestro objetivo espiritual. Pronto ya no podemos distinguir entre lo que es esencial y lo que no lo es. La meditación es esencial. Si nos olvidáramos de todo lo demás y recordáramos esta única cosa esencial, entonces todo iría bien en nuestra vida. Si hiciéramos otras mil cosas maravillosas y nos olvidáramos de esta única cosa esencial, entonces, al final de nuestras vidas, no habríamos hecho absolutamente nada.
La meditación es lo que nos despierta a la realidad de nuestro ser. Esta debe ser nuestra prioridad. Podemos tener un trabajo muy importante… ¿y qué? Podemos tener el mejor coche… ¿y qué? Podemos tener muchísimo dinero… ¿y qué? Podemos tener la mejor esposa o esposo y la mejor familia… y qué? Podemos ir de retiro, a un ashram, o al Dera todos los años… ¿y qué? Podemos ver la forma física de nuestro Maestro cada día durante el resto de nuestra vida… ¿y qué? Una vez que hemos sido iniciados, ninguna de estas cosas, puede por sí misma, despertarnos a la realidad de nuestro verdadero ser. Todas estas cosas son ayudas externas y como mucho, medios para ayudarnos a alcanzar un fin. Todo lo que de valor real y duradero podamos realizar, lo obtendremos únicamente al ir al interior a través de la meditación.
Nuestras vidas reflejan nuestras prioridades. Nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras, pues todo lo que hacemos, lo hacemos de acuerdo a nuestras prioridades. La hora en que nos levantamos, lo que comemos, lo que pensamos, lo que hacemos y lo que nos abstenemos de hacer, todo proviene de nuestras prioridades. Por nuestras acciones, determinamos cuál es nuestra prioridad principal, y esto se convierte en lo más importante que queremos en la vida.
Si permitimos que nos lave el cerebro una sociedad que tan solo busca el placer, nuestras vidas pueden volverse fácilmente superficiales, con prioridades dictadas por nuestras necesidades artificiales. En el mundo mercantilista de hoy en día, lo que nos gusta o disgusta, así como nuestros miedos y alegrías pueden ser fácilmente generalizados por una sociedad obsesionada con la comodidad, y con convertirnos en máquinas de consumo con prioridades materialistas y sin ninguna conexión con nuestra vida espiritual.
Puede ser que no lo digamos o que ni siquiera lo hayamos considerado, pero ¿acaso con nuestros hechos no estamos demostrando que la adquisición de bienes materiales o de riqueza material es lo que en verdad queremos en la vida? ¿Acaso no pensamos a veces que si tan solo pudiéramos tener ese coche, ese ordenador o computadora, ese trabajo o esa casa, entonces seríamos felices para siempre y nuestras vidas sí que funcionarían correctamente? El hecho es, y lo sabemos, que una vez que se obtienen esas cosas, el día llega en que nos damos cuenta de que no nos satisfacen. La mayoría de las personas descubren en un momento u otro de sus vidas, que cuando su prioridad se centra en la adquisición de cosas materiales, esto les lleva a un cierto nivel de insatisfacción, ansiedad y depresión, aun cuando obtengan lo que buscaban inicialmente.
Solo tenemos que mirar alrededor para darnos cuenta de que el tener riqueza no equivale, necesariamente, a tener un estado de bienestar; que el ser rico o pobre tiene poco que ver con estar feliz o satisfecho. Todos sabemos de personas que a pesar de ser muy ricos, son infelices, y personas que son pobres pero felices. También sabemos de personas que son ricas y felices, y de pobres que son infelices. ¿Acaso no es el nivel de contento de una persona y su actitud en la vida, lo que importa, y no lo que tenga materialmente?
Saber que lo suficiente es suficiente, es tener siempre lo suficiente.
Tao Te Ching
Si creemos que el dinero es la respuesta a los problemas de la vida, es probable que nos matemos trabajando a costa de nuestra vida espiritual, y tal vez de nuestra salud, principios y familia. No importa lo que tengamos en términos materiales, esas posesiones no dan paz mental. Como discípulos en el camino espiritual, necesitamos llegar al punto en el que aceptemos que lo que el Shabad nos ha dado y las circunstancias en las que nos ha puesto, son la suma total de lo que necesitamos para realizar nuestro objetivo en la vida.
Por lo tanto, sabio es aquel que ha alcanzado un estado de aceptación y satisfacción y se encuentra sin deseos en serena alegría. El secreto para una vida satisfecha y feliz es aprender a aceptar en lugar de esperar. La aceptación y el estar contento con lo que se tiene son una parte fundamental de las enseñanzas de los Santos. No se llega a esta paz y contento a través de afirmaciones o deseos mentales, sino como resultado natural de una mente tranquila que se ha asentado en la meditación.
Si las prioridades mundanas encabezan nuestra lista, nunca trascenderemos nuestra condición actual, ni nuestro estado de perpetua ansiedad. Con prioridades mundanas, la meditación y la vida espiritual siempre ocuparán un segundo lugar. Con prioridades mundanas, no experimentaremos el gozo interior del que hablan los Maestros Shabad.
No pierdas el tiempo inútilmente. Preocúpate del tiempo que gastaste en vano, y lamenta que hayas desperdiciado tantas respiraciones, pues no las utilizaste en asuntos del mundo ni tampoco en la búsqueda espiritual.
Baba Jaimal Singh
Las prioridades mundanas pueden contribuir a hacer la vida más cómoda en el mundo, pero no satisfacen nuestros más profundos anhelos. No llenan nuestro vacío. No nos quitan nuestro sentimiento de soledad. Cuando nuestras prioridades son mundanas, nos escapamos para no enfrentarnos a nuestra soledad o a nosotros mismos. No nos damos cuenta de que es precisamente este sentimiento de vacío y soledad uno de los más grandes dones que nos han sido otorgados
Este sentimiento constante de soledad y de que nos falta algo es en realidad la sed escondida que no se apaga y el anhelo del alma por su Señor. Este sentimiento continuará mientras nuestra alma no regrese a su antiguo hogar original y se encuentre con su Señor. Únicamente entonces obtendrá verdadera satisfacción y paz eterna. Este sentimiento ha sido puesto a propósito en el corazón del hombre.
Maharaj Charan Singh
Sentirnos solos es el llanto del alma por su verdadero hogar. Es el llanto de nuestro verdadero Ser para tener el espacio, el entorno y la atmósfera que lo hagan sentirse en casa. No importa cuánto nos ocupemos, cuánto viajemos a otros lugares, tengamos nuevas relaciones, subamos en la escala social, o cuánto entremos en internet, vayamos al cine o de compras, ninguno de estos entretenimientos va a llenar ese sentimiento de soledad. El único remedio es darle al alma lo que tanto ansía, a través de desarrollar el hábito de sentarnos diariamente en meditación.
Todas las desgracias del hombre se derivan de una sola cosa, su incapacidad para estar relajado en un cuarto (en soledad).
Pascal
Si queremos despojarnos de nuestra soledad, ansiedad y obsesiones, necesitamos enfrentar el miedo a la soledad. Para ello podemos ayudarnos, haciéndonos algunas preguntas en firme. ¿Qué es lo que queremos en la vida? ¿Qué es lo que nos está causando el perseguir nuestras prioridades actuales? ¿Para qué exactamente estamos trabajando tan duro? ¿Estamos comprometiendo nuestros ideales? ¿Nos quedamos más horas en el trabajo para ganar más dinero? De ser así, ¿qué es lo que esperamos alcanzar? ¿Por qué gastamos tanta energía en tener una nueva relación afectiva? ¿Para qué perdemos tanto tiempo “chateando” en internet o nos quedamos tan tarde viendo la televisión? ¿Merece la pena?
Necesitamos ser racionales y objetivos. Deberíamos aplicarnos una cierta lógica y claridad de pensamiento. Es muy fácil malgastar toda nuestra vida en actividades inútiles. ¿Por qué le tenemos tanto miedo a enfrentarnos a nosotros mismos? ¿Tras de qué estamos corriendo? Trabajamos tan duro para obtener cosas que no duran. ¿Si supiéramos que un negocio estaba destinado al fracaso, invertiríamos realmente en él todo lo que tenemos? ¿Quién pondría todo su tiempo y energía en semejante empresa? Y sin embargo, eso es precisamente lo que estamos haciendo. Sería sano y de gran ayuda el que consideráramos todas estas cosas con detenimiento.
Le sacaríamos más jugo a la vida, si independientemente de nuestra posición, actividades o posesiones, cultivamos un estado de satisfacción o contento con lo que tenemos. La vida no se hizo para que la viviéramos frenéticamente corriendo de un lugar para otro sin ton ni son, llenos de tensión y estrés. Hasta los animales viven vidas más relajadas que la mayoría de nosotros. El peligro es que desde que nacemos hasta que envejecemos, gastamos todo nuestro tiempo tratando de hacer real nuestro mundo de ilusiones, pero al final, cuando nuestra burbuja revienta y nos enfrentamos con la muerte, despertamos al hecho de que todas esas prioridades que mantuvimos tan alto durante nuestra vida no nos han reportado nada.
La comprensión del engaño de este drama solo nos llega cuando despertamos -en el momento de nuestra muerte.
Maharaj Charan Singh
No está mal tener objetivos en la vida. El problema surge cuando nos olvidamos de nuestro propósito verdadero. Debe haber un equilibrio entre lo material y lo espiritual, porque el alma está alojada en el cuerpo y su energía se canaliza a través de la mente.
Nuestro problema está en que sobrevaloramos nuestros afanes y satisfacciones mundanas. Realmente, estamos obsesionados con ellas. Perdemos de vista el hecho de que el mundo material solo nos puede ofrecer un nivel de felicidad muy bajo y pasajero, y que la búsqueda material, en sí misma, nunca nos dará todo lo que esperamos de ella. Por lo tanto, es importante comprender el justo valor de las cosas, desde la perspectiva espiritual, y que actuemos en consecuencia.
Con objeto de poner nuestras prioridades en orden, imaginemos que cambiamos la orientación actual de nuestra mente. Es tan fácil ir hacia arriba como lo es ir hacia abajo. Necesitamos seguir martilleando en la mente la necesidad de que se dé la vuelta, convenciéndola de que debe cambiar el proceso de sus tendencias aparentemente naturales, mirar hacia arriba y actuar conforme a lo que le dice nuestro Maestro. Para tratar de ver nuestras prioridades objetivamente, es imprescindible que nos decidamos a vivir la vida de un discípulo verdadero. La meditación tiene que ser nuestra principal prioridad. Todas las demás consideraciones deben ocupar un segundo lugar. Si algo interfiere nuestra meditación debemos descartarlo sin siquiera pensarlo dos veces. Como señala el filosofo alemán, Goethe: “Las cosas que más importan, nunca deben estar sometidas a las cosas que menos importan”.
Necesitamos darnos cuenta de que cada vez que nos sentamos en meditación, estamos haciendo lo más importante que puede hacer un ser humano. Sin meditar, continuaremos siendo parte del ciclo de nacimientos y muertes. Una vez que hemos sido iniciados, no hay nada más importante que nuestra meditación.
Deja a un lado todas tus preocupaciones, pues no hay nada más elevado que la meditación. Día a día, aumenta la duración de tu práctica, nunca la disminuyas; mantén esto siempre en tu mente.
Baba Jaimal Singh
Actitud: la perspectiva más importante
Nada es verdad y nada es mentira, todo es según el cristal con que se mira.
Ramón de Campoamor
La actitud es el punto de vista que aplicamos a nuestra vida. Existe una conexión entre actitud y altitud. Cuanto más elevado sea nuestro punto de vista o perspectiva, más desapegados nos volvemos y mejor preparados nos encontramos para hacer nuestra meditación. La meditación ayuda a nuestra actitud al darnos la altitud o perspectiva cósmica para ver los grandes dramas de la vida como pequeños e insignificantes, más que como problemas gigantescos que no tienen solución. A su vez, nuestra actitud en la meditación es un factor determinante en la forma en que se desarrollará nuestra meditación. Cuando nos sentamos en meditación, estamos entrenándonos para funcionar desde una perspectiva de aceptación, de soltarse, de ser libres. Es una actitud de obediencia a un poder que hemos aceptado que es más grande que nuestro “yo”.
Nuestra actitud en meditación debe ser la de presentarnos al Maestro interior, desnudos de propósitos o agendas, sin esperar resultados ni visiones internas. Poniendo a un lado las preocupaciones y los deseos, dejamos ir todos nuestros conceptos o ideas preconcebidas. Con delicada y total atención en el simran o en el Sonido, nos hacemos receptivos al camino del Shabad. Con el tiempo, la paciencia, devoción, aceptación y entrega que adquirimos en la meditación será transferida a todos los aspectos de nuestra vida diaria.
El vivir en esa atmósfera es vivir una vida sencilla, alegre y relajada. El efecto de esa paz y gozo que da la meditación, te permite ajustarte al clima de la vida, manteniendo tu ecuanimidad y equilibrio. A través de estar continuamente adaptándote a los patrones siempre cambiantes de tus karmas, estarás feliz al enfrentar tanto los buenos como los malos karmas. No puedes cambiar el curso de los sucesos dictados por tu destino. Pero, obedeciendo a tu Maestro y atendiendo a la meditación, permaneces alegre y relajado a medida que atraviesas tu destino.
Maharaj Charan Singh
No podemos forzar el crecimiento de un árbol que hemos plantado. El árbol tiene su propio tiempo de crecimiento. Nuestro trabajo consiste en hacer un hoyo, plantar la semilla, cubrirla con tierra, fertilizarla, regarla, protegerla de insectos y plagas y cuidarla cada día. Ese es el alcance de nuestro esfuerzo. La velocidad a la que crece el árbol no depende de nosotros. Si nosotros tenemos esta actitud para con nuestra meditación, no estaremos obstruyendo el trabajo del Maestro, y no cabe duda de que el árbol de la espiritualidad crecerá y dará fruto en nuestra vida. Si tratamos de acelerar el crecimiento del árbol sin esperar a que enraíce debidamente, entonces puede ser arrancado y destruido por los vientos del mundo de Kal. Si nos apresuramos, tratamos de imponer nuestras expectativas o forzar visiones, entonces solo estaremos complicando el trabajo del Maestro.
Nuestra única preocupación debe ser mantener la mente en simran en el centro del ojo y ser receptivos al Sonido. De eso, y solo de eso, somos responsables. A nosotros nos corresponde seguir las instrucciones del Maestro y dejarle el resto a él. De esa manera, si los resultados llegan o no, estaremos haciendo lo correcto. Nuestra parte en la meditación es mantener nuestra atención en el esfuerzo, no en los resultados. El esfuerzo depende de nosotros. Lo resultados no.
En el Tao Te Ching leemos: “Haz tu trabajo, luego retírate. Ese es el camino del cielo”. Y en el Bhagavad Gita, el Señor Krishna le aconseja a su discípulo Arjuna que no se preocupe de los resultados, que tan solo se ocupe de las acciones. Luego le dice que los tontos se apegan a sus acciones esperando resultados, mientras que los sabios ejecutan sus acciones tan solo por el Señor, indiferentes a los resultados. Los Maestros de todas las tradiciones enfatizan el mismo punto: olvídate de los resultados; el esfuerzo está en tus manos, los resultados no. Si somos constantes en nuestra práctica de meditación, aprenderemos a estar desapegados de los resultados. Entonces, no nos alegraremos ni sufriremos cuando nos pasen cosas buenas o malas. Nos entregaremos y fluiremos en armonía con el camino del Shabad.
¡No nos preocupemos por los problemas de la vida! Esto es algo, que como discípulos de un Maestro viviente, nos podemos decir a diario. Tanto las cosas buenas como las cosas malas de la vida nos mantienen apegados a esta creación. Cuando nos sentamos en meditación con un corazón pesado, lleno de cargas y preocupaciones, es muy difícil llevar nuestra atención al centro del ojo. Cuando nos tomamos demasiado en serio y no sabemos reírnos de nosotros mismos, solo conseguimos hacer más pesada nuestra carga en la vida y más fuerte nuestro ego. Si utilizamos nuestro sentido del humor para aligerar nuestra carga y nos reímos de nuestros problemas, entonces, nos sentaremos en meditación con una actitud alegre y relajada y será más fácil recoger nuestra atención. Para un discípulo, el reto es cultivar una actitud mental que nos permita atender a las cosas del mundo como un deber y con un corazón ligero.
Si tenemos una actitud positiva, este mundo puede ser una fuente de alegría, que nos inspire a ver la voluntad divina en todo y adorar al Señor a través de su creación. Lleno de un fervor que expresaba una actitud de asombro y agradecimiento, el gran místico italiano San Francisco de Asís compuso el Cántico de las Criaturas, en alabanza al Señor y a todas las criaturas vivientes:
Altísimo, omnipotente buen Señor,
Tuyas son toda alabanza, gloria, honor y bendición.
A ti solo, Altísimo, corresponden,
y ningún hombre es digno siquiera de hacer de Ti mención.
Loado seas, mi Señor, por todas tus criaturas,
en especial por nuestro hermano Sol,
por quien nos das el día y nos alumbras.
Y es bello y radiante y con gran esplendor:
para nosotros, de Ti Altísimo, es significación.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana Luna y las estrellas,
que en el cielo las formaste claras, preciosas y bellas.
Loado seas, mi Señor, por nuestro hermano Viento,
y por el aire y la nube y el cielo sereno y por todo tiempo,
por lo cual a tus criaturas das sustento.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana Agua,
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.
Loado seas, mi Señor, por nuestro hermano Fuego,
por él nos alumbras la noche:
y es bello y alegre y robusto y fuerte.
Loado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre Tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y nos da diversos frutos con coloridas flores y hierba.
Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por Tu amor
y soportan enfermedad y tribulación.
Benditos quienes las soporten en paz,
porque de Ti, Altísimo, coronados serán.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana Muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar:
ay de aquellos que mueran en pecado mortal;
benditos los que encuentre en Tu santísima voluntad,
pues la muerte segunda no les hará mal.
Alabad y bendecid a mi Señor y gracias dad,
y servidle con gran alegría y humildad.
Una actitud positiva nos da la capacidad para aceptar nuestra situación y la inspiración para renovar nuestro compromiso con la meditación. Con la actitud correcta, buscamos lo positivo en todo y aprendemos a identificarnos con el Shabad en nuestro interior y en todas las formas de vida. Pero, lo más importante, con la actitud correcta, al hacer nuestra meditación nos enfocaremos en el esfuerzo. Entonces, pase lo que pase, mantendremos nuestro equilibrio sin que nos afecten las tormentas que son parte ineludible de la experiencia de ser humanos.
Deja que Él haga las cosas a su manera, y no del modo en que tú deseas. Trata de adaptarte a todo lo que Él hace y nunca serás infeliz..
Maharaj Jagat Singh
El esfuerzo hace la diferencia
Es el negocio y el deber de cada discípulo hacer a su mente inamovible y alcanzar el centro del ojo. El deber del Maestro es ayudar y guiar en el camino. Depende del discípulo controlar la mente y los sentidos y abrir la décima puerta (interior) … El factor esencial para tener éxito en esto, es el esfuerzo del discípulo.
Maharaj Sawan Singh
Desde el momento que somos iniciados recibimos toda la gracia necesaria para hacer nuestra meditación. De aquí en adelante lo que cuenta es nuestro esfuerzo. Como dice el Maestro Sawan Singh en la cita anterior, somos nosotros los que con nuestro esfuerzo, tenemos que controlar nuestra mente, llegar al centro del ojo y abrir la décima puerta. El Maestro no hará ese trabajo por nosotros. Solo iremos al interior cuando nos sentemos en meditación y aquietemos las ondas mentales en el centro del ojo. Eso es algo que únicamente nosotros podemos hacer.
Si queremos alcanzar niveles más elevados de espiritualidad, debemos actuar. Debemos dar los pasos que nos lleven en esa dirección. Nuestras acciones deben reflejar nuestro deseo espiritual. Si el deseo de comunión con el Shabad no se refleja en nuestras acciones, o estamos confundidos o no queremos evolucionar espiritualmente. Nuestro deseo espiritual debe expresarse en la manera en que vivimos, en la forma en que hablamos y en el modo en que pensamos y seguimos los principios espirituales. Pero sobre todo, nuestro deseo espiritual debe expresarse a través de nuestra meditación. ¿Qué pensaríamos de un niño que habiéndose atrasado para ir a la escuela, se quedara sentado en su casa y se pusiera a rezar diciendo: “¡Dios mío, ayúdame a no llegar tarde!”. ¿No sería mejor que el niño, mientras rezaba, también se apoyara en su propio esfuerzo y comenzara a caminar para no llegar tan tarde? Al igual que el niño, nosotros también debemos hacer nuestro esfuerzo, emprender la acción y hacer el mejor uso posible de nuestro tiempo. En Joyas Espirituales, el Maestro Sawan Singh dice:
El Maestro está esperando en el interior a que lleguen sus discípulos y compartan su gracia y amor. Es culpa nuestra que no alcancemos sus “pies” en el plano astral, por encima de nuestros ojos.
Una vez más, el Maestro Sawan Singh está diciendo que depende de nosotros el ir al interior, que somos nosotros los responsables de no alcanzar sus “pies” (su Forma Radiante) en los planos astrales.
Lo que estamos tratando de lograr no es fácil. Requiere un gran esfuerzo. En el siguiente texto, inspirado por Rumí, se da una descripción de lo que necesitamos para tener éxito en la vida espiritual:
Esfuérzate, avanza, lucha a brazo partido, pelea;
Nadie ganó la guerra sometiéndose cuando le temblaban las rodillas.
Continúa arañando, deshaciendo y tallando,
La pared de piedra que bloquea tu camino.
Corta, quiebra, raja, rompe, destroza y demuele hasta hacerla añicos;
No descanses ni un segundo, hasta que expires tu último aliento.
Aun el peor de los esfuerzos es mejor que quedarte dormido,
Pues el Señor ama nuestro esfuerzo, ansiedad y lucha.
Primero pon todo tu esfuerzo, luego acepta lo que él te envíe.
Ten fe en él y confía en su voluntad.
No esforzarse es como dormir entre ladrones.
Un pájaro que es encontrado durmiendo la siesta, es seguro que lo matan.
Rendirte es como dormirte, no te duermas en tu camino.
Marcha hasta que llegues a su puerta.
Cuando el Maestro ha puesto una espada en tus manos,
Ha expresado claramente su deseo.
Esto suena como mucho trabajo, y en realidad lo es. ¡Es un trabajo difícil! Usando una metáfora del Maestro Shabad Kabir, el camino espiritual no es como tomar té en la casa de nuestra tía. De hecho, lo más difícil que podemos lograr en este mundo es controlar la mente y los sentidos. Depende de nosotros que esto sea muy difícil o menos complicado. Es menos complicado si adaptamos el resto de nuestras actividades al sendero espiritual, si lo convertimos en el trabajo de nuestra vida. Entonces no hay grandes sacrificios que hacer, ni decisiones difíciles que tomar. Pero si tratamos de alguna manera de acomodar Sant Mat a un estilo de vida que no es compatible con él, entonces nos metemos en problemas. En tal caso vienen la frustración y el desaliento, pues parece que el método de los Maestros, no funciona.
Las enseñanzas de Sant Mat son muy sencillas, pero seguirlas es más difícil de lo que parece. Es una lucha constante con la mente, y se tiene que cambiar todo el modo de vida y toda la actitud ante la vida. Seguir Sant Mat requiere una completa transformación, así que no es fácil. Uno tiene que sacrificar mucho en la vida.
Maharaj Charan Singh
El Maestro Charan Singh no dice que tenemos que hacer algunos sacrificios, dice que tenemos que hacer muchos sacrificios. Si queremos realmente tener éxito, necesitamos adoptar nuestro estilo de vida a Sant Mat y no Sant Mat a nuestro estilo de vida. Necesitamos cambiar nuestro modo de vida de acuerdo con las enseñanzas, atender a nuestra meditación y concentrar nuestra atención en el centro del ojo. Ese es el esfuerzo correcto, y eso es lo que se espera que hagamos. No podemos rendirnos, creyendo que no podemos meditar o que es imposible concentrarnos. Eso es algo que no debemos permitir, no si queremos alcanzar su puerta. Si queremos experimentar el método verdadero de morir, si queremos obtener el máximo beneficio, nuestras acciones deben de reflejar ese deseo.
No vamos a llevar nuestra atención al centro del ojo, ni experimentar transporte espiritual tan solo por desearlo. Tenemos que trabajar para lograrlo. El Maestro ha expresado su deseo al poner una espada en nuestras manos. Esa espada es el simran. Tenemos que usarla contra la pereza y la falta de concentración a través de un persistente simran. Esto fortalecerá nuestro compromiso para sentarnos y concentrarnos en meditación. No podemos darnos el lujo de permitir que nos detengan el desasosiego o el dejar las cosas para después.
Como todos sabemos, una vida de meditación no es fácil. Existen periodos secos y fases de lucha. No dejemos que nos desanimen estas fases. Los sentimientos de estar espiritualmente elevados no son las únicas indicaciones de progreso espiritual. Pudiera ser que estemos haciendo mayores progresos cuando nuestra mente está inquieta, y a pesar de esas distracciones nos sentamos a meditar. Es más, si le prestamos mucha atención a nuestra flojera, falta de concentración o desasosiego, ese mismo sentimiento de incapacidad nos podría persuadir de alejarnos de nuestra práctica espiritual.
Lo mejor que podemos hacer es simplemente tener fe firme en el Maestro y en nosotros mismos de que tendremos éxito. Si no pudiéramos hacerlo, nunca nos habría iniciado. Tenemos que poner todo el esfuerzo que podamos. El Maestro Jagat Singh dijo en uno de sus satsangs: “Nuestras oraciones y súplicas son inútiles si no están apoyadas por todo nuestro esfuerzo para empujar hasta que se abra la puerta”.
Por lo tanto, lo primero y esencial es entrar en este laboratorio interno de nosotros mismos, a través de traer nuestra atención dispersa al interior del foco del ojo. Este es un proceso lento. Pero no nos justifica decir que no podemos hacerlo, o que es imposible o que es inútil. He aquí una búsqueda digna de aplicación de nuestras facultades críticas y otras… Es nuestro trabajo y debemos hacerlo; y debemos hacerlo ahora, en esta misma vida.
Maharaj Sawan Singh
Lo primero y esencial es traer nuestra atención al centro del ojo. ¿Cómo hacemos esto? Concentrándonos en las palabras que nos dio el Maestro en el momento de la iniciación. Puede que nos tome mucho tiempo alcanzar nuestro objetivo, pero necesitamos poner un esfuerzo continuo y constante, tal y como se ilustra en la fábula de la tortuga y la liebre y su moraleja: “Lento pero seguro, es como se gana la carrera”.
La tortuga y la liebre van subiendo una montaña y deciden hacer una carrera. La liebre le dice: “No me vas a ver ni el polvo”. Y sale volando. Con mucha ventaja por delante decide descansar, y al hacerlo se queda dormida. Mientras tanto la tortuga continúa moviéndose lenta y pesadamente, paso a paso sin parar, y así llega a la meta y gana la carrera.
El Maestro Sawan Singh dice: “Este es un proceso lento”. ¿Y cómo interpreta eso nuestra mente? La mente interpreta “lento” como que va a tomar mucho tiempo el que nos dispongamos a hacer el esfuerzo, pero eso no es lo que significa. Lo que es lento es el proceso, pero el esfuerzo tiene que ser tremendo y sin descanso —extremo más allá de toda medida— al igual que en la fábula de la tortuga y la liebre. La tortuga tiene que hacer un esfuerzo tremendo porque tiene que cargar toda su existencia con ella misma. El progreso es lento, pero, debido a que el esfuerzo es grande y sin respiro, al final alcanza la meta.
El Maestro Sawan Singh ha dicho que para nosotros es más valioso repetir las palabras y mantener nuestra atención en el centro del ojo que obtener cualquier otra cosa en el mundo. Pero la mente no piensa así, ni se da cuenta de lo peligroso de nuestra situación. La mente dice: “Oh, la meditación es muy difícil, pero gracias a Dios que tengo un Maestro y ya no tengo nada de que preocuparme pues ya me iniciaron y todo lo alcanzaré.” Pero esta no es ni remotamente la realidad, pues somos prisioneros y estamos atrapados en una tierra extraña. Si no cumplimos nuestra parte del trato, no hay nada que el Maestro pueda hacer.
Nuestra situación es desesperada. Estamos siendo devorados insaciablemente por nuestros deseos y estamos en peligro inminente de volver a reencarnar. ¿Y qué hacemos? Nos recostamos como borrachos perdidos pensando que todo esto es demasiado difícil. ¿Qué sentido tiene ponernos las cosas más difíciles de lo que ya están? Debemos reanudar el camino. Cuanto más pronto volvamos con toda nuestra fuerza al sendero de los Maestros, más felices seremos. ¿Para qué posponer lo inevitable? Tarde o temprano tendremos que poner nuestro esfuerzo, así que mejor hacerlo ahora mientras podemos. ¿Cómo podríamos tener éxito en cualquier cosa en este mundo sin aplicar tiempo, atención y esfuerzo? También en la meditación, tenemos que aplicar el mismo tiempo, la misma atención y el mismo esfuerzo. Solo así podremos tener éxito.
La mente vendrá y nos dirá que es una locura tratar de hacer dos horas y media de meditación diarias. Esto es tan solo un truco de la mente. Si estamos dispuestos a retarla, encontraremos que tan solo ladra pero no muerde. El Maestro nos ha exhortado a que la retemos. Tenemos que llegar al punto en que digamos: “Ya he desperdiciado suficiente tiempo de mi vida. Ya he desperdiciado mucho de este valioso tesoro. Ha llegado el momento de utilizar esta valiosa forma humana para su más importante y singular propósito”.
Es hora de seguir el consejo del Maestro y sacarle todo el provecho a la oportunidad que se nos ha dado. Ahora es cuando le damos significado a la palabra acción. . Con nuestro esfuerzo le demostramos al Maestro que sí nos importa, y nos volvemos receptivos y dignos de su gracia. Podemos poner el esfuerzo en trabajar hacia la vida interior, haciendo nuestra meditación y entregándonos de todo corazón a alcanzar la autorrealización; o podemos comprometernos a medias y alcanzar resultados medios. La elección es nuestra y solo nuestra. La gracia siempre esta ahí. Nuestro esfuerzo es el que hace la diferencia.
Si das un paso para refugiarte en el Maestro,
El Maestro corre a tu encuentro
Dando cientos de pasos.
Si te acuerdas una sola vez del Maestro,
El Maestro te recuerda una y otra vez.
Aun si tu devoción es tan pequeñita
Como un fragmento de conchita de mar,
El Maestro derrama todo cúmulo de beneficios sobre ti.
El Maestro es lo más bondadoso,
Su gloria está más allá de nuestro entendimiento;
Yo me inclino una y otra vez
Ante el único e incomprensible Maestro.
Bhai Gurdas
Un enfoque práctico para meditar dos horas y media diarias
El objetivo debe ser aumentar siempre estos periodos (de meditación) en forma gradual, hasta que puedas sentarte por dos horas y media de un tirón. No debe haber prisa en hacer esto. Es mejor consolidar el progreso.
Maharaj Jagat Singh
Si hemos sido iniciados y no hemos podido sentarnos en meditación, o comenzamos a sentarnos pero hemos dejado de hacerlo, entonces necesitamos un enfoque práctico para renovar nuestro compromiso de sentarnos en meditación. Lo importante es que comencemos con el tiempo que podamos. Después y poco a poco, pero con constancia, podemos incrementar nuestro tiempo, sin saltar de golpe a dos horas y media por uno o dos días, para luego bajar a diez minutos o enteramente no hacer nada. Ese no es el camino. Debemos caminar lenta pero de modo seguro, aumentando el tiempo gradualmente.
Tengamos en cuenta nuestras limitaciones, pero no debemos engañarnos a nosotros mismos. Sentarnos en meditación no es algo que sucederá automáticamente por sí solo. Somos nosotros mismos quienes necesitamos hacer que suceda. Y para ello debemos comenzar por darle tiempo. Tendremos que hacer algunos sacrificios, pero nada se logra sin poner tiempo y esfuerzo. Y ese tiempo y esfuerzo lo tenemos que tomar de nuestras ocupaciones diarias, de cosas que ya estamos haciendo. Probablemente tendremos que reducir el tiempo que vemos televisión o que pasamos “chateando” en internet, o tal vez tendremos que levantarnos más temprano. Lo que sea que necesitemos hacer, valdrá la pena hacerlo. Nos hace falta analizar nuestras actividades diarias, para ver cuándo vamos a sentarnos en meditación y por cuánto tiempo lo vamos a hacer. Después de sopesar nuestras responsabilidades familiares y laborales, debemos entonces establecer un horario que incluya la meditación entre nuestras actividades diarias. El Maestro Charan Singh dice:
A menos que disciplinemos nuestra mente un tanto, nuestra mente siempre encontrará excusas para no sentarnos en meditación.
Debemos ser prácticos cuando programemos nuestro tiempo para meditar. Por ejemplo, si nuestro trabajo comienza a las ocho de la mañana y queremos meditar en la mañana, ¿a qué hora tendremos que acostarnos en la noche para poder levantarnos temprano por la mañana? ¿Dormiremos lo suficiente? En ese caso, probablemente nos convenga considerar hacer nuestro periodo más largo de meditación por la noche.
Si disponemos de tiempo en la madrugada, aprovechémoslo; si es por la tarde, meditemos entonces; y si es al anochecer, entonces, meditemos al anochecer. Siempre que nos sentamos para recordar al Amado, a nuestro Amigo, sea durante un cuarto de hora, media hora, una hora o dos horas, eso nos será abonado en nuestra cuenta, y recibiremos los beneficios de acuerdo con ello.
Maharaj Charan Singh
Habrá días en que nos resultará físicamente imposible meditar según nuestro plan. En esos días, debemos por lo menos sentarnos algún tiempo. No debemos dejar que pase un solo día sin que meditemos aunque solo sea durante algunos minutos. Al día siguiente, debemos continuar normalmente con nuestro programa. De otra manera, encontraremos que podemos pasar días, semanas, meses e incluso años sin meditar en absoluto. Así que, es esencial crear el hábito. Aun cinco minutos puede establecer la diferencia de imprimir en nuestra mente el deseo de mantener nuestro compromiso. El Maestro Sawan Singh solía decir: “Si no puedes traerme tus éxitos, tráeme tus fracasos”. No debemos desanimarnos porque no podemos sentarnos durante dos horas y media. Avancemos poco a poco, fortaleciendo nuestro progreso, en lugar de sentir que debe ser todo o nada. Más vale trote que dure, que galope que canse.
Si fuerzas a tu mente a meditar y le dices: “Aun si no puedo dar el tiempo apropiado a la meditación, déjame al menos dar la mitad del tiempo, aunque esté ocupado”. Entonces obtendrás regularidad.
Maharaj Charan Singh
Consideremos la posibilidad de hacer un compromiso personal para sentarnos en meditación durante un mes, todos los días a la misma hora. Podemos comenzar con quince o veinte minutos diarios. Lo que más importa es que desarrollemos nuestra fuerza de voluntad y nos demos cuenta de que sí podemos hacerlo. Tiene una tremenda fuerza el mantener un compromiso, el saber que nuestra palabra vale. Hay un gran valor en comprometernos a meditar. Podemos poner la alarma del despertador lista para cuando nos sea más fácil mantener nuestro compromiso personal de meditar diariamente. Cuando la alarma suene, nos sentamos. De esta manera comenzaremos a caminar por el sendero. Al final del mes, podemos escoger renovar nuestro compromiso por un mes más y después por otro, hasta que hayamos hecho de la meditación un hábito para toda la vida. Después de todo, será este hábito el que nos dará la paz para conquistar nuestra ansiedad mental y nos ayudará a convertirnos en amos de nuestra mente inquieta y nuestros deseos indomables. Lo importante es trabajar en la idea de crear una rutina diaria. Después de algún tiempo veremos que la mente comienza a buscar el espacio para meditar y, si por alguna razón no lo encuentra, lo echará de menos.
Para consolidar nuestro hábito, sería mejor que después de haber alcanzado un objetivo específico nos mantuviéramos en él un cierto límite de tiempo. Por ejemplo, si comenzamos a meditar durante quince minutos al día, y hemos ido aumentando ese plazo hasta llegar a una hora de meditación diaria, podríamos decidir quedarnos en esa hora diaria al menos seis meses para lograr establecernos sólidamente en esa rutina diaria. Estudios de psicología indican que establecer un nuevo hábito lleva de tres a seis meses, así que tengamos paciencia. Pero mantengamos la idea de aumentar siempre nuestro tiempo con paciente tenacidad, hasta que logremos nuestro objetivo de llegar a meditar diariamente dos horas y media, incluso sin importar que nos lleve algunos años lograr este objetivo.
Un viaje de mil kilómetros comienza con un simple paso.
Tao Te Ching
No importa si hacemos planes que terminan siendo irreales. Hagamos nuevos planes. Debemos estar preparados para hacer una serie de ajustes basándonos en nuestros fracasos y aciertos. Al principio, lo más importante es que la meditación sea parte de nuestras actividades diarias. No es importante ni siquiera si logramos hacer una serie de simran en todo el tiempo que estuvimos sentados. Lo importante es que hemos incorporado la meditación en nuestro estilo de vida. De la cantidad saldrá la calidad.
Muchos de nosotros nos sentimos tan inquietos que no podemos sentarnos ni siquiera un minuto en meditación. Es normal que nos sintamos inquietos y ansiosos cuando queremos domar a la bestia salvaje de la mente. Pero, el hecho de que no podamos sentarnos, hace más clara nuestra necesidad de sentarnos, porque es a través de la meditación como podremos comenzar a ejercitar algún control sobre nuestra mente. Si ahora que las cosas van relativamente bien en nuestra vida, no podemos controlarnos y permanecer sentados ni siquiera por unos minutos, entonces cuando las cosas se pongan de verdad feas, o enfermemos o nos estemos muriendo, ¿cómo vamos a ejercitar el control necesario para mantener nuestra atención en el centro del ojo tanto como para ser receptivos al Maestro?
Soy consciente de que estás luchando. Tienes algunas cosas dentro de ti que tienes que superar y otras fuera de ti que debes vencer. Pero puedes hacerlo. Si tienes confianza absoluta en el Maestro interior, él siempre te ayudará. Y muchas veces, cuando los problemas parezcan insuperables y estés en la hora más oscura, aparecerá la luz y verás que eres libre. No dejes que nada te desanime. El hecho de que fueras iniciado no es poca cosa, significa más que si hubieras heredado un millón de dólares o muchos millones. Eres uno de los hijos afortunados de Sat Purush, el verdadero Señor, y él te ha escogido a ti para iniciarte y que vayas con el Maestro a Sach Khan, que es tu verdadero hogar. Debes llegar ahí. Nada te lo puede impedir. Pero tú puedes retrasar el progreso o acelerarlo, como tú quieras.
Maharaj Sawan Singh
La sinceridad de propósito y el intentarlo una y otra vez fortalecerán nuestra motivación. Aunque tengamos poca motivación, debemos comenzar por el esfuerzo. La motivación viene de lo que valoramos, y de manera natural nos quedamos con lo que es importante para nosotros. Así que el conocimiento de que estamos haciendo lo mejor para nuestra mente y nuestra alma debe animarnos a realizar el esfuerzo. Esta comprensión nos ayudará a tener la motivación para hacer el esfuerzo de sentarnos en meditación. El Maestro Charan Singh nos anima a que hagamos nuestro mejor esfuerzo con las siguientes amorosas palabras:
Haz cuanto puedas, de la mejor manera que puedas. No importa si (tu meditación) no es profunda o concentrada. Si no encuentras mucho tiempo, o si no te concentras y la mente vaga, no te desanimes.
A través de repetir una acción, nos hacemos más fuertes en lo que hacemos. Incluso una pequeña chispa de determinación reducirá a cenizas todas las limitaciones que nos hemos puesto para no sentarnos en meditación. La práctica hace al Maestro. No debemos preocuparnos si al principio no podemos concentrarnos en el simran. Lo que debe importarnos es que nos quedemos sentados durante el tiempo que habíamos programado.
Algunas veces, a la menor señal de incomodad dejamos de meditar. Debemos ser firmes y forzar al cuerpo y a la mente a que permanezcan sentados. Si mostramos determinación, entonces la mente y el cuerpo nos obedecerán. Es de esperar que el cuerpo se mueva mucho, se queje y se fastidie. Son tan solo berrinches, pero si los ignoramos y mantenemos las riendas firmes a través del simran, las cosas poco a poco se calmarán, y podremos gozar de la satisfacción que proviene de estar concentrados en el centro del ojo.
La inquietud, la impaciencia e incluso el dolor pueden ser conquistados. Hay que ver más allá de sus amenazas. Observemos cómo aparecen y desaparecen convirtiéndose en nada. Si el éxito fuera inmediato, entonces no habría necesidad de esforzarnos. Práctica significa que el proceso se tiene que repetir una y otra vez. Por eso se le llama práctica. Esa es la naturaleza de la lucha. De eso es de lo que se trata.
El esfuerzo sostenido y la gracia del Maestro nos ayudan a conquistar la mente. Es tiempo de entrar de lleno en el ciclo de esfuerzo y gracia. Cuanto más esfuerzo pongamos, más gracia será derramada por el Maestro. Él nos inició porque sabe que podemos ser conscientes de nuestro verdadero ser Shabad. Él sabe que podemos ser conscientes de quiénes somos en realidad, porque a un nivel profundo no existe diferencia entre él y nosotros. Todos somos seres Shabad pasando por una experiencia humana.
Nuestro miedo más profundo no es que seamos incapaces.
Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos
Más allá de cualquier medida.
Lo que más nos asusta no es nuestra oscuridad, es nuestra luz.
Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser tan brillante?
¿Tan magnífico, talentoso y fabuloso?
De hecho, ¿por qué no habrías de serlo?
Eres un hijo de Dios.
El que te hagas el modesto no le sirve de nada al mundo.
No hay nada iluminado en achicarse,
Para que otras personas no se sientan inseguras cuando están contigo.
Nacimos para hacer manifiesta
La gloria de Dios que está en nosotros.
No está solo en algunos de nosotros; está en todos.
Y a medida que dejamos que nuestra luz brille,
Inconscientemente le damos a los demás permiso
Para hacer lo mismo.
Marianne Williamson
Hay discípulos que no se podían sentar ni siquiera un minuto y que ahora hacen mucho más de dos horas y media diarias. Si otros lo han hecho, también nosotros podemos hacerlo. Todos tienen responsabilidades y horarios muy apretados, y a pesar de esas circunstancias, algunos encuentran el tiempo para meditar tres o cuatro horas diariamente. Y recordemos, que muchas de estas personas no podían sentarse a meditar ni siquiera un minuto. Ellos también pensaban que nunca serían capaces de sentarse, pero con paciente tenacidad, demostraron valor y determinación, y tuvieron el éxito que todos podemos llegar a tener. Porque tenían determinación y demostraron que sí les importaba, el Maestro los llevó a través de los obstáculos. Esta es la fe que necesitamos tener.
Y Jesús, mirándolos fijamente, les dijo:
Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible.
Mateo 19,26
Debemos mantener siempre nuestro objetivo frente a nosotros, recordando que meditar durante dos horas y media diariamente no es un lapso de tiempo dictado arbitrariamente por el Maestro. Este diez por ciento de nuestro tiempo diario dedicado a aquietar nuestra mente en el centro del ojo, es el tiempo mínimo que se requiere para atravesar el nivel superficial de la conciencia ordinaria y pasar a un nivel más profundo de conciencia interior. Aunque dediquemos poco tiempo a la meditación, aumentaremos nuestra fuerza de voluntad, experimentaremos relajación, un sentimiento de bienestar y una sensación creciente de fuerza para afrontar el mundo mientras nos aferramos a nuestro objetivo espiritual.
Si somos sinceros y damos el máximo tiempo que podamos dar, eso será suficiente para fortalecer nuestro corazón espiritual y encender la llama de la devoción que nos llevará, con el tiempo, a alcanzar nuestro objetivo de meditar dos horas media diarias. A fin de cuentas, todos nuestros esfuerzos nos ayudan a crecer en amor y devoción. La práctica de la meditación no es otra cosa que el verdadero camino de la devoción. No importa cuán suavemente llamemos al Maestro, él siempre está ahí por nosotros.
Tan solo pronuncia mi nombre
Y sabes que dondequiera que esté
Hasta ti vendré corriendo
Para verte otra vez.
Ya sea invierno, primavera, verano u otoño
Todo lo que tienes que hacer es llamarme
Y yo estaré contigo.
Tú tienes un amigo.
Carol King