Un estilo de vida para vivir
La devoción es un camino práctico para hacernos receptivos a las enseñanzas de los maestros. Si vemos al maestro como un profesor del intelecto y la lógica, entonces, obtendremos palabras y explicaciones. Si tratamos de conocer al maestro como en verdad es, sin el obstáculo del intelecto, entonces, llegaremos a conocerlo como la encarnación consciente del Shabad. Para aquellos que son intelectuales por naturaleza esto es muy difícil de hacer, pero tenemos que comenzar por alguna parte. Muchos crecimos en un ambiente de materialismo científico y no importa cuán artificiales y duros de corazón nos hayamos vuelto, también anhelamos tener esos sentimientos de nostalgia, asombro y amor como los que narran los amantes del Shabad.
El amor llegó y de mí mismo me vació,
cada vena y cada poro,
convertidos en un recipiente
para ser llenados por el Amado.
De mí, tan solo un nombre queda,
el resto eres tú mi Amigo, mi Amado.
Shaikh Abu-Saeed Abil-Kheir
El camino de la devoción o bhakti puede comenzar por el simple reconocimiento de la amabilidad del maestro, por no darlo por hecho. La chispa del anhelo y de la receptividad a su amor puede encenderse con la gratitud, con el agradecimiento al maestro por habernos concedido la iniciación, por enseñarnos a meditar, por enseñarnos qué hacer con nuestra mente y cómo vivir nuestras vidas; gratitud por ponernos en el camino correcto, por darle dirección y propósito a nuestras vidas, por enseñarnos, con su ejemplo, cómo amar más allá de uno mismo, sin esperar recompensa.
Llegará el día en que veremos a nuestro maestro como algo más que un simple ser humano. Cuando a través nuestro podamos ver al maestro como la encarnación del Shabad, entonces, seremos receptivos a todo el poder purificador y transformador de sus enseñanzas. Esta receptividad la obtendremos únicamente de la meditación. Sin la meditación solo percibiremos una fracción de una fracción de su amor y de su sabiduría. Por eso es tan importante que tratemos de desarrollar la más elevada clase de devoción a través de la meditación, sin confundir la emoción con la devoción.
(…) ¿Podría ser que queramos creer que correr tras la forma física del maestro nos dará el beneficio espiritual que compensará nuestra falta de esfuerzo en la meditación? ¿Podría ser que no queramos hacer el esfuerzo que se requiere para que vayamos más allá del nivel físico para descubrir la verdad Queremos la recompensa sin esfuerzo. Pero el hecho es que no importa cuantas veces veamos la forma física del maestro, eso no compensará nuestra falta de meditación. Y cuando ponemos al maestro en un pedestal y lo adoramos en su forma física, ¿acaso no lo estamos tratando como a un ídolo, o a una imagen de lo que ya es una imagen de la Verdad? Tomando una analogía que a menudo solía usar el maestro Charan Singh, es como si el sol se reflejara en el agua para luego reflejarse en la pared. En lugar de contentarnos con el reflejo en la pared o en el agua, ¿no haríamos mejor en tratar de ver al sol mismo?
Meditación viva