Los maestros del sonido divino
Soami Ji fue el fundador del sistema de ciencia espiritual denominado Sant Mat o Surat Shabad Yoga, y comenzó a dar satsangs en 1861 después de haber meditado 17 años en una habitación oscura. Su enseñanza recopilada en el libro Sar bachan prosa, empieza así:
Este mundo es perecedero, y también lo son todas las cosas mundanas. El hombre sabio es el que comprende la naturaleza transitoria e ilusoria de este mundo y de todas las cosas que forman parte de él, y hace el mejor uso posible de este cuerpo adorando al Ser supremo a través del bhajan y el simran. Así es como conseguirá el beneficio de todo lo que el Creador, por su gracia, ha depositado en el cuerpo, y como llevará esa joya de valor incalculable, la esencia de todo, el surat (el alma), a su verdadera morada.
Pocas palabras para definir un sendero espiritual, pero definitivamente clarificadoras para todo buscador. ¿Queremos hacer el mejor uso de este cuerpo humano? Si es así, Sant Mat nos ofrece el método adecuado para unirnos con el Señor.
Soami Ji, a través de su experiencia, aportó un sistema de meditación que nos habla del bhajan y el simran para que el alma regrese con el Creador. ¿Qué es el bhajan y el simran? Literalmente bhajan es adoración o culto con música y canto, y simran es recuerdo o repetición, pero el maestro aquí se refiere a la práctica de la meditación en general y específicamente a la práctica de la audición del sonido interior o Shabad.
Baba Jaimal Singh fue, desde muy joven, un gran buscador de las cinco melodías interiores que se citan en el Granth Sahib, y a la edad de 17 años encontró el sendero para experimentarlas mediante la iniciación que le otorgó Soami Ji Maharaj. Las amorosas cartas, llenas de dulzura y profunda espiritualidad, que le escribió a su amado discípulo Maharaj Sawan Singh, nos han legado su profundísimo mensaje. En la carta primera del libro Cartas espirituales, (escrita el 18 de agosto de 1896), le dice cariñosamente a su discípulo:
Ha llegado tu carta y disfruto leyéndola. Dices que no oyes ningún sonido claramente. No te preocupes, hijo mío. Cuando escuches el sonido, concéntrate en el que es semejante al de la campana: primero viene el sonido chirriante agudo como de grillo, luego vendrá un sonido profundo y pleno parecido al de una caracola o concha. (…) El sonido viene únicamente para elevar al alma consigo. El alma de quienquiera que encuentre a un satgurú (…) y aprenda de él su completo misterio, irá con certeza ascendiendo a medida que gradualmente se vaya haciendo pura. No tengas prisa, hijo mío.
Una carta directa, íntima, de maestro a discípulo, donde se pone de manifiesto que, una vez conseguida la técnica de la práctica en el Shabad, tenemos que dedicarnos a alcanzar el sonido verdadero; esa divina melodía que es imprescindible para que el alma ascienda a las regiones más elevadas y finalmente regrese a Sach Khand (la región verdadera).
Maharaj Sawan Singh fue conocido popularmente como “el Gran Maestro”, y al suceder a su maestro Baba Jaimal Singh (a partir de 1903) continuó enseñando el método del Surat Shabad en Dera. Aunque existen muchos libros sobre sus enseñanzas queremos resaltar aquí Joyas espirituales, unas cartas (enviadas entre 1919 y 1948) que proporcionan luz a todos los buscadores y fortaleza a los iniciados en este sendero, pues responden a muchas cuestiones que se presentan durante la práctica de la meditación. Por ejemplo, la carta nº 63 nos dice:
A medida que vayas avanzando en la concentración, empezarás a percibir tanto la luz como el sonido. Mientras repites los nombres, no tienes que tratar de atrapar el sonido, que viene por la concentración. Por favor, dedica tres cuartas partes del tiempo a la repetición, y la otra cuarta parte a oír el sonido; pero mientras estés escuchándolo, no trates de hacer la repetición. No obstante, mantén tu atención fija todo el tiempo en el centro del ojo. No necesitas tratar de visualizar nada durante la repetición. Por favor, no esperes rápidos resultados. Mi consejo es que deberías dedicar más tiempo a la meditación e intentar ir al interior.
Y el consejo en particular de esta carta del Gran Maestro a un discípulo de su tiempo lo podemos hacer nuestro en la actualidad, o sea, dedicar más tiempo a la meditación y esforzarnos por llegar al centro del ojo. Tanto los recién iniciados como los que llevan muchos años, no debemos olvidar que el simran tiene la misión de conducirnos al sonido. No deberíamos acostumbrarnos a dejar los pensamientos sueltos, sino que tenemos que conseguir que nuestro proceso mental descanse tanto como sea posible en el simran, lejos del continuo alboroto de la mente. Durante la primera parte de la meditación diaria ha de lograrse una repetición pausada, hecha con esmero y cariño, envuelta en una tranquila oscuridad pero centrada entre los dos ojos de manera continuada…, porque si bajamos la guardia y la atención cae, el sueño automáticamente se apoderará de nosotros.
Respecto a la audición interior, deberíamos escuchar con entusiasmo cualquier sonido que proceda del centro del ojo. Hay que enfocarse, de manera audaz, en escuchar el sonido. Aunque no logre elevar nuestra atención todavía, escucharlo sirve para purificarnos, tiene un efecto interior beneficioso. Tenemos que practicar la audición del sonido con más intensidad, y sobre todo acostumbrarnos a escucharlo, porque nuestro destino al fin y al cabo es fundirnos en ese sonido o Shabad.
Maharaj Jagat Singh, conocido como Sardar Bahadur, fue un perfecto discípulo del Gran Maestro. Su vida fue ejemplar, y totalmente desapegada de los deseos materiales. Su Ramillete espiritual, que forma parte del libro La ciencia del alma, da muestra de su sabiduría y profunda espiritualidad. Se le conocía por su disciplinada e intensa práctica de meditación. Hoy podemos aprovechar sus sabios consejos.
Conociendo nuestros mayores problemas a la hora de la práctica, cuando “un satsangui se lamentó de haberse quedado dormido durante la meditación”, el maestro le comentó:
Un practicante (sadhak) debe aprovechar el tiempo cuando le sobreviene el sueño. En ese momento, la tendencia de la mente y los sentidos está orientada de manera natural hacia el centro del ojo. Así que bienvenida sea esa sensación de sueño; pero no hay que dejarse vencer por ella.
Puede que durante la meditación se tenga somnolencia, pero hay que evitar el sueño. Hay que mantenerse despierto y plenamente consciente. A esa hora, hay que aprovechar esa tendencia natural de la mente y los sentidos y asentarse en el foco del ojo. Esa condición de “velar dormido” es un estado feliz. Si lo practicamos durante unos días, veremos cuánto ayuda a nuestro ascenso interior. Pero se ha de tener cuidado de no dormirse ni tampoco despertarse totalmente. En ese estado, con frecuencia la mente se hace una con la mente universal y percibe muchas visiones y escenas. No hay que dormir durante el bhajan ni inmediatamente después de él.
Estas palabras son una maravillosa ayuda para todos porque, antes o después, los discípulos tenemos que enfrentarnos al problema del sueño durante la práctica. Sin embargo, Sardar Bahadur como buen meditador que fue nos dice lo mismo que ahora nos recuerda Baba Ji. Él dice también que no nos sintamos culpables, que esa tendencia es natural y significa que la mente, siempre inquieta, por fin puede descansar en la oscuridad sin que ningún pensamiento la atormente. Y eso está bien: no tenemos que sentirnos mal cuando el sueño aparece después de un rato de práctica de simran… Sencillamente es el signo de que la concentración es débil todavía. Por tanto, ¡solo tenemos que seguir meditando! Ahora bien, ¿con qué actitud nos enfrentamos a este problema? Una cosa es saber que forma parte del proceso de concentración hasta conseguir llegar al centro del ojo, y otra muy distinta es quedarnos en este estadio todo el tiempo.
“Velar dormido…”, decía Sardar Bahadur… ¡Qué expresión tan sugerente! Usemos este consejo tan especial que nos da, y vigilemos para que en el momento en el que aparece el sueño, nuestra conciencia o atención esté más atenta que nunca al simran. Porque si al producirse la retirada de la atención, en ese estado de tranquilidad mental sucumbimos al sueño sin hacer nada para evitarlo, después nos sentiremos frustrados y culpables todo el tiempo. Así que aunque a veces nos durmamos en nuestra práctica, no permitamos que esto se convierta en un hábito. Sigamos el consejo de Sardar Bahadur: intentemos meditar con más fuerza, con más ganas, y rompamos ese círculo vicioso. Para eso hay que prestar más atención al simran durante la primera parte de la meditación, y más atención también a la audición del sonido después. Si así lo hacemos y combatimos el sueño, nos sentiremos más vivos y satisfechos con nosotros mismos. Rumi aconseja:
Si buscas el camino hacia Dios, permanece despierto, vigilante. Sacude el letargo de tu interior y mantente despierto.
Nada que añadir: depende de nosotros ganarle esta batalla a la mente. La clave está en salir del letargo, de la indiferencia, y estar muy alertas y conscientes de nuestro viaje espiritual manteniendo vivo nuestro amor al maestro todo el tiempo. No es suficiente llorar por añorar su forma física, tenemos que suspirar y desear ardientemente el encuentro interior con él.
Maharaj Charan Singh ha sido otro gran maestro de esta línea espiritual mucho más cercano en el tiempo, y llamado cariñosamente Hazur Maharaj Ji. Él ha dejado un legado extraordinario de sus enseñanzas en forma de satsangs y preguntas y respuestas, que sus discípulos llevan como un tesoro en su corazón. De manera sobresaliente, hizo hincapié en que la práctica de la meditación debía constituir la prioridad de todo iniciado, lo que se refleja especialmente en un libro: Muere para vivir. Las respuestas que el maestro da en este libro, siempre que las asimilemos y nos esforcemos por ponerlas en práctica, nos ayudan a mantener vivo nuestro anhelo por regresar a Dios.
Respecto a una duda que tiene un discípulo sobre la audición del sonido, Hazur Maharaj Ji responde en Muere para vivir:
Escucha cualquier sonido que oigas. (…) No intentes diferenciar un sonido de otro. En tal caso te perderás en la decisión de qué sonido deberías de oír y cuál no, y tu mente se extraviará, dado que se hace muy difícil para ti discriminar un sonido de otro. Es siempre mejor y más práctico limitarte a prestar tu atención al sonido, sea cual sea el que oigas. Con ayuda del simran, el sonido verdadero se hará más distinto y claro y desaparecerán los demás sonidos. Automáticamente entrarás en contacto con el sonido auténtico.
Todos los maestros verdaderos nos dicen: “Muere para vivir y vive para siempre”. Sin embargo, nosotros nos empeñamos en morir espiritualmente para vivir en este cuerpo de manera temporal. Pero es hora ya de que despertemos y purifiquemos a nuestra alma, incrementando la dedicación a la escucha del sonido divino. Hazur Maharaj Ji dice en otra respuesta del mismo libro:
Cualquier sonido que oigas al principio tiene siempre un efecto de purificación del alma. Incluso el eco del sonido tiene un efecto de purificación sobre el alma. Cualquier sonido interior de cualquier nivel tiene un efecto purificador sobre el alma.
Dentro de nosotros vibra el sonido divino, y es un estado muy dichoso llegar a purificarnos y disfrutar de este maravilloso regalo interior. Cualquier sonido interior que escuchemos nos da el aliento necesario para intensificar nuestra meditación diaria.
Baba Ji, el maestro actual, se define a sí mismo como un sevadar, y da buena muestra de ello sirviendo en todo momento a su sangat que no para de crecer, tanto en Dera como en el resto del mundo. Su enseñanza, la misma de Soami Ji y la del resto de maestros de Sant Mat, no está contenida en libros sino que se prodiga de manera fresca y natural con su ejemplo: él es pura enseñanza, y cada uno de sus actos lo demuestra. Además, sus satsangs y respuestas a discípulos y buscadores dan fe de su sabiduría y su profunda espiritualidad. Es el ejemplo de un verdadero sevadar. Solo hay que recordar lo que dijo el 10 de junio de 1990 en Dera cuando, ya como maestro, se dirigió por primera vez al sangat. Él dijo:
… Maharaj Ji ha estado imprimiendo siempre en nosotros, durante los cuarenta años de su magisterio, que no hay salvación sin la práctica del Nam, y que este método del Surat Shabad Yoga es el medio para obtener la realización de Dios. Todos nosotros deberíamos con fe plena en las nobles y elevadas enseñanzas de Hazur Maharaj Ji, tomar inspiración del ideal por él establecido durante toda su vida, y a través de su propio ejemplo intentar vivir la vida de unos buenos satsanguis, atendiendo a la meditación con amor y devoción.
¿Queremos atender nuestra meditación con amor y devoción y no como una rutina más de nuestro día a día? En definitiva, ¿queremos ser buenos satsanguis y realizar a Dios en esta misma vida? Bien, antes pensemos honradamente, ¿sentimos la necesidad del unirnos al maestro interior? El sendero nos es una cosa más en nuestra vida, ¡es la vida misma! Realizar a Dios dentro de nosotros debe ser la aspiración prioritaria de nuestro destino. Un destino que tenemos que cumplir con agradecimiento y positividad, porque por fin tenemos la oportunidad de practicar la meditación en el Shabad y regresar al Padre.
Una vez le dijeron a Baba Ji que seguramente estaría muy contento por las construcciones de los centros de satsangs que se están realizando en todo el mundo, pero él respondió que solo son edificios. Con una gran sonrisa añadió que un profesor solo es feliz cuando sus estudiantes se gradúan, pero que si no se gradúan, ¿de qué sirve el edificio, de qué sirve la escuela?
Baba Ji es nuestro maestro espiritual, por eso tendríamos que ser buenos discípulos y graduarnos en esta misma vida. ¡Podemos hacerlo! Meditemos más y mejor. Despertemos el amor del alma, y durmamos las exigencias de la mente para regresar con el Señor. Todos los iniciados sabemos lo que tenemos que hacer, solo se trata de hacerlo, ¡nada más!