El maestro responde
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Mateo 7:21
P. Maestro, si antes de meditar le pides al maestro que haga lo que esté en su mano, si es su voluntad, ¿es incorrecto?
R. Es correcto. Desde luego todos somos mendigos. ¿Qué es la gracia? La gracia es lo que nos desapega del mundo y nos hace volver al Señor, a nuestro auténtico ser; eso es gracia. La gracia no significa pedirle al Señor que cumpla nuestros deseos o ambiciones mundanas. Eso no es gracia. Si el Señor nos da cosas mundanas, riquezas mundanas, o si nos apegamos a estas cosas, y el apego a esos objetos nos mantiene alejados del Padre, eso no es gracia.
En realidad, es muy difícil aceptar la gracia del Padre. Su gracia es lo que nos desapega de los demás, lo que nos desprende de los objetos del mundo, de las caras mundanas y nos apega a él. Pero nuestro concepto de la gracia es cuando nos da riqueza, una buena esposa, bonitas casas, un buen trabajo y ambiente para vivir. Creemos que esa es su gracia, pero esas cosas pueden hacer que lo olvidemos. Puede que estas cosas no sean su gracia en absoluto.
Su gracia es lo que nos hace volver a él, lo que mantiene su recuerdo siempre en nuestra mente, lo que crea amor y devoción por él en nuestro corazón; eso es su gracia. Su gracia es lo que llamamos una bendición disfrazada. Por ejemplo, puede que estemos apegados a cierta persona y de repente nos demos cuenta de la realidad, y entonces intentemos desapegarnos de esa persona. Esto podría ser su gracia. Desde un punto de vista mundano, sentimos la separación, nos afligimos y no la aceptamos como su gracia. Pero en realidad es su gracia, porque entonces nos acordamos del Señor, nos damos cuenta de la realidad del mundo, nos desapegamos de las personas y objetos mundanos e intentamos encontrarle, apoyarnos en él y no en el mundo. Esto es su gracia.
Pero nuestro concepto de gracia es siempre lo que nos parece agradable en el mundo. Y sin duda es bueno pensar en lo favorable, pero puede que eso no sea su gracia. Todo lo que aleja nuestra mente del mundo y crea en nuestro corazón amor, devoción y anhelo por volver a él, es su gracia. Aunque puede que esto no sean situaciones y circunstancias placenteras.
P. ¿Debería un ser humano dejarlo todo al destino y no trabajar? Por ejemplo, si alguien está destinado a ser médico o ingeniero, o está escrito en su destino que va a cometer un asesinato y piensa que va a hacerlo; si está escrito en su destino, ¿puede convertirse en un médico, aunque no trabaje para conseguirlo?
R. Cuando está escrito en su destino que será médico, automáticamente, se esforzará para llegar a ser médico; de lo contrario, nunca lo será. Hemos de hacer, desde nuestra inteligencia limitada, lo que creemos que será lo mejor; pero solo pasará lo que tenga que pasar. No podemos pensar por qué debemos hacer algo si ya está escrito en nuestro destino y lo vamos a conseguir de todos modos. Si hay algo para lo que estemos destinados, nuestra forma de pensar nos llevará a seguir ese camino. Siempre hemos de hacer lo mejor bajo cualquier circunstancia y, luego, como es natural, ocurrirá solo aquello que él quiera que ocurra. Sin embargo, nosotros no podemos excusarnos y no hacer nada refugiándonos en el Señor y dejando que se haga lo que él quiera, porque esto es simplemente otra trampa de la mente. Para ser capaz de actuar de acuerdo con la voluntad de Dios hay que ser receptivo, entregarse a él. Y esto no podemos hacerlo hasta que hayamos controlado nuestra mente y nos pertenezca; no podemos entregar algo que no nos pertenece. Mientras que exista el ego, el ‘yo’ y el ‘mío’, tenemos que estar vigilantes y esforzarnos. Pero solo ocurrirá lo que él quiera que ocurra.
Todos somos como marionetas que bailan, y él tira de los hilos según nuestros karmas. Tanto las almas realizadas como las no realizadas bailan de la misma manera. La única diferencia es que las almas realizadas saben que él está manejando los hilos y las almas no realizadas piensan que bailan gracias a sus propios esfuerzos. Así que tenemos que actuar en este mundo desapegados de nuestro papel en la vida, sabiendo que él está tirando de los hilos y que pasará lo que tenga que pasar; pero, de todos modos, tenemos que hacer lo mejor bajo cualquier circunstancia. De esta forma nos hacemos receptivos y nos convertimos en buenas marionetas en sus manos.
M. Charan Singh. Spiritual Perspectives, vol. I