¿Qué es ambiente de meditación?
Simplemente cambia tu modo de vida de acuerdo con las enseñanzas y atiende a la meditación. Eso es todo lo que se precisa. De la meditación vendrá el amor, la sumisión y la humildad. Todo vendrá.
M. Charan Singh. Muere para vivir
El ambiente de meditación es el entorno de amor y devoción que creamos en nuestro interior a través de la meditación y en el que, a partir de ese momento, permanecemos siempre. Continuamente recordamos el entorno de Sant Mat y lo mantenemos a nuestro alrededor, en nuestro trato diario con la gente, al mezclarnos con la gente día a día. No se trata solo de sentarnos a meditar dos o tres horas en una habitación y que cuando salgamos fuera, seamos incluso peores que los animales. Esa no es la cuestión. Esa atmósfera, las cualidades que adquirimos mediante la meditación, la paz que compartimos con la meditación, tenemos que compartirla también con los demás en nuestros asuntos diarios, al relacionarnos con la gente, en nuestros quehaceres durante todo el día. Esa atmósfera de meditación siempre debería estar guiándonos y debería estar siempre presente.
(…) La meditación no es el simran, ni el dhyan, ni siquiera escuchar el sonido. La meditación es vivir la vida de Sant Mat. La vida entera es una meditación, haciendo pura a la mente, eso es meditación.
Debido a que los karmas tienen asociación con la mente, cuando la mente se purifica y el alma se libera de la mente, todos estos karmas ya no son eficaces. No pueden arrastrar a la mente hacia abajo. Podrán permanecer en la mente, pero el alma es la que está siendo castigada debido a este karma. Cuando el alma consigue liberarse de la mente, todos estos karmas se hacen ineficaces y no pueden hacer que el alma regrese. De modo que se puede decir que los karmas se han quemado, los karmas han sido destruidos.
Así pues, todo lo que purifique a la mente es meditación. Porque cuando la mente se vuelve pura, solo entonces podrá el alma liberarse de la mente. De modo que todo lo que purifique nuestra mente es meditación, vivir correctamente, vivir con rectitud, vivir según las enseñanzas, mantener buenas relaciones con todo el mundo, tener un carácter compasivo, y también dedicar tiempo a la meditación. Todo esto es meditación.
La meditación no consiste en encerrarse en una habitación durante un par de horas para luego olvidar donde está Dios y donde estamos nosotros. Eso no es meditación en absoluto. Tenemos que vivir en meditación día y noche. Esa es la verdadera meditación.
(…) No tenemos que olvidarnos de la meditación al comenzar nuestras actividades mundanas durante el día. Su efecto debería permanecer con nosotros. Nos llena de algunas ideas nobles, pensamientos nobles, principios nobles, y no debemos empezar transigiendo con estas cosas en nuestras actividades del día a día. Nuestra meditación debe reflejarse en todas nuestras actividades en la vida. Automáticamente nos hace más bondadosos, más humildes, más cariñosos, más generosos. No intentamos engañar a nadie, no intentamos hacerle trampas a nadie, y no queremos hacerle daño a nadie. Tiene que reflejarse en nuestras actividades diarias que este es nuestro modo de vida.
Tenemos que intentar afrontar los problemas del día a día recordando nuestro objetivo final, recordando el sendero. Nuestros problemas los creamos nosotros. Puede que no los estemos creando en este momento, pero los hemos creado en el pasado. Hemos plantado las semillas y ahora estamos aquí para enfrentarnos al resultado de esa siembra. Ya que los creamos, tenemos que intentar afrontarlos con amor y alegría.
Si meditamos, creamos un entorno a nuestro alrededor, un entorno de felicidad, dicha y alegría. Entonces somos capaces de afrontar los altibajos del mundo sin perder nuestro equilibrio. Pero si ese entorno de meditación no lo llevamos con nosotros, es natural que nos sintamos confusos. Por eso los santos nos aconsejan que intentemos meditar por la mañana. La mañana no es el único momento en el que meditar. Se puede meditar en cualquier momento, aunque la mañana tiene ciertas ventajas. La ventaja principal es la atmósfera que construimos al meditar, que nos ayuda a enfrentarnos a los altibajos de todo el día. Luego, en general, no perdemos el equilibrio porque llevamos con nosotros esa atmósfera de dicha y de gozo que nosotros mismos hemos edificado durante las horas de la mañana. Así pues, si estamos rodeados de esa atmósfera, no nos será difícil afrontar estos problemas.
M. Charan Singh. Spiritual Perspectives, vol. III
Hay en este mundo, ¡oh Tulsi!,
cinco joyas del más preciado valor:
La asociación con los iluminados,
la incondicional rendición al maestro verdadero,
hacer el bien a los demás,
la compasión, y la humildad.
M. Charan Singh. Citado en Luz divina