Del amor físico al permanente
Cada iniciado tiene que esforzarse en elevarse lo mejor que pueda para alcanzar el centro del ojo y encontrar la forma radiante; para volverse firme como una roca, indiferente a los vientos y tempestades de las pasiones.
M. Charan Singh. Spiritual Perspectives, vol. II
M. Maestro, ¿sentimos inclinación por apegarnos a la forma física, y entonces no intentamos alcanzar la forma radiante?
R. Al final el afecto o el amor y la devoción por la forma física, nos llevarán hasta la forma radiante interior. Al final, sucederá eso, porque ambos, el maestro y el discípulo, abandonarán sus formas físicas. Las formas físicas no pueden ir más allá de este mundo. La asociación que el alma crea con el Shabad, la luz y el sonido, que es nuestro verdadero maestro, es permanente. Sin embargo, el alma no podrá ponerse en contacto con ese Shabad a menos que ambos, el maestro y el discípulo, se encuentren en la forma física en el momento en que el discípulo es iniciado.
Por eso se dice que el verdadero santo, nuestro verdadero maestro, es el Shabad. Pero puesto que solo podemos estar apegados al Shabad a través de la forma física, mostramos respeto y amor por la forma física. Sin ella, jamás hubiéramos sido puestos en contacto con el Shabad, la forma radiante del maestro dentro de nosotros. Sin embargo, al final, el amor y la devoción por la forma física nos conducirán hasta la verdadera forma del maestro, que es el Shabad.
Cristo también dijo: “Dentro de poco ya no me veréis; y dentro de otro poco, me volveréis a ver” (Juan 16:16). Esto quiere decir que ‘ahora él está en el cuerpo, está con nosotros, pero tiene que dejarnos. Sin embargo, se nos manifestará otra vez en la forma de Shabad. No nos va a abandonar’. A continuación, también dice que es en nuestro propio beneficio el que nos deje ahora (Juan 16:7), porque el amor que hemos desarrollado por él mientras estaba en la forma física, dirigirá nuestra atención hacia su forma radiante, su forma de Shabad en nuestro interior.
Dice: “Ahora tenéis muchas dudas y preguntas, pero cuando veáis mi forma interior, ya no tendréis dudas ni ninguna pregunta que hacer” (Juan 16:22-23). Él deja muy claro en San Juan, que está refiriéndose a la forma radiante.
Esto significa que el discípulo, estando en el cuerpo físico, se llena de amor y devoción por el maestro. Y luego, cuando el maestro abandona este cuerpo físico y mortal, el discípulo no puede encontrarlo en el mundo exterior. Sin embargo, dice: “Conocéis el camino, conocéis la verdad, y sabéis adónde voy” (Juan 14:4). El discípulo sabe dónde buscar al verdadero maestro, y su amor por la forma física del maestro le obliga ahora a dirigir su atención hacia el interior para encontrar al verdadero maestro. Esto quiere decir que entonces nos concentraremos y veremos la forma radiante del maestro en el interior.
Es así como el amor exterior nos ha ayudado a ir al interior. Es por esto por lo que dijo: “Os conviene que yo me vaya” (Juan 16:7).
M. Charan Singh. Luz sobre San Mateo