¿Hasta qué punto somos libres?
La vida es como un juego de cartas.
La mano que te dan es determinismo,
la forma en que juegas es libre albedrío.
Jawaharlal Nehru
Diálogos que el Gran Maestro mantuvo con un grupo de discípulos sobre el tema del libre albedrío, publicado en el libro La llamada del Gran Maestro:
Discípulo: “Hay una cuestión que siempre me ha desconcertado. ¿Está todo predestinado, o tenemos algún libre albedrío?”.
“Ni está todo predestinado, ni tenemos en todo libre albedrío”, dijo el Gran Maestro. “Hubo un tiempo en el que tuvimos libre albedrío. Podíamos actuar según nuestro deseo. Actuamos, y ese acto produjo un cierto resultado, ese ‘resultado’ se convirtió en nuestro destino. No pudimos escapar de él. Actuamos de nuevo. Esta vez nuestro libre albedrío llevaba con él la experiencia de nuestra primera acción y estaba condicionado y limitándonos hasta ese punto. Esta acción de nuevo produjo resultados, y de nuevo estos resultados restringieron nuestra libertad original. Ahora que hemos estado actuando y produciendo resultados durante millones de eras, estas acciones y sus reacciones actúan sobre nosotros como nuestro inevitable destino.
Nuestro cuerpo, mente, intelecto y raciocinio están modelados por ellos, y nos hacen elegir un determinado curso. Nuestras acciones previas determinan nuestra vida presente, y nuestras acciones presentes determinarán nuestro futuro.
Ahora cosechamos lo que hemos sembrado en nacimientos anteriores, y en el futuro cosecharemos lo que sembramos ahora.
(…) Ahora puedes juzgar por ti mismo hasta qué punto somos libres, y hasta qué punto estamos atados al ‘destino’.
Lo que nosotros llamamos nuestro destino, no es otra cosa que el resultado o reacción de nuestras propias acciones realizadas anteriormente. Nosotros hemos ‘creado’ nuestro destino, y actualmente estamos continuamente ocupados en crear nuestro destino futuro.
Realizamos acciones con ciertos deseos. Estos deseos forjan las cadenas de nuestra esclavitud futura. Por tanto, el único medio de liberarse es realizar acciones sin deseo. Cumple con tus obligaciones de forma desapegada, sin ningún pensamiento respecto al resultado de tus acciones. Considera todas las cosas, tu cuerpo, tu mente, tus posesiones, tus hijos, etc., como cosas que el Señor te confía, y mírate a ti mismo como a su agente y albacea. Toda la responsabilidad de las acciones del agente se transfiere al principal. El agente no es responsable ni de las pérdidas ni de las ganancias. El problema solo se plantea cuando nosotros tratamos de apropiarnos de los bienes que nos han sido confiados”.
Discípulo: “Realizar acciones sin ningún deseo es imposible sin la gracia del satgurú”.
“A cada paso se necesita de la gracia del satgurú”, contestó el Gran Maestro. “Pero no te preocupes. La semilla del Nam sembrada en el corazón de un discípulo debe crecer un día. Ningún poder sobre la tierra puede destruirla. Un alma iniciada por un verdadero maestro debe, sin falta, llegar un día a sach khand”.
Discípulo: “¿No es signo de debilidad, más aún, de cobardía, buscar la ayuda del gurú? Una persona debe luchar sus propias batallas”.
El Gran Maestro rio a carcajadas y dijo: “Al contrario, requiere de una gran fortaleza subordinar la propia mente, voluntad e intelecto a la de otro.
Tú puedes emprender el viaje interior solo; pero quienes han visto las dificultades del camino son de otra opinión: En nuestros empeños mundanos, ¿no buscamos la ayuda de los demás? No podemos dar un solo paso ‘interior’ sin la ayuda de un guía. Puedes no llamarle gurú, si no te gusta la palabra. Llámale ‘amigo’, o incluso ‘siervo’ si deseas. Pero quien quiera ir al interior para encontrar a Dios necesitará un guía, y aquel a quien no le importe ir al interior puede mantener cualquier opinión que desee. Nadie cuestionará su decisión”.
La llamada del Gran Maestro