La mente le habló al alma
La mente le habló al alma diciendo:
Soy incapaz de superar mi afición a los placeres sensuales.
¿Qué puedo hacer?, ¿cómo puedo seguir tu consejo?
Mi esclavitud a los sentidos no es poca.
He perdido todo vigor, he abandonado todo esfuerzo,
ya no puedo ejercer mi voluntad.
Verdaderamente quiero abandonar los placeres de los sentidos,
pero cuando me enfrento a ellos flaqueo en mi determinación.
Tanto antes como después me arrepiento profundamente,
pero llegado el momento
no dejo pasar la oportunidad de complacerme.
(…) Propongo que pidamos la ayuda del maestro.
Juntémonos para buscar refugio en él
y fortalezcamos nuestra fe escuchando su satsang.
Cuando el maestro derrame su gracia sobre nosotras,
me mantendrá bajo control.
Con mis medios jamás lo conseguiré;
debo encontrar al maestro, el libertador de los prisioneros.
Al escuchar esto, el alma se llenó de alegría:
¡Ven rápido y deja que el maestro corte nuestras cadenas!
Ambas fueron al satsang y se sometieron.
Llenaron sus copas hasta el borde
y bebieron néctar hasta saciarse.
Cogidas de la mano se elevaron hacia al cielo interior;
avanzando de Shabad en Shabad,
con avidez saciaron su sed del néctar.
Radha Soami derramó su misericordia sobre ellas
y recogieron diamantes, perlas y rubíes.
Radha Soami manifestó su voluntad
y derrotó al temible Kal.
Bachan 32, shabad 2