Cuestión de necesidad
Como seres humanos tenemos la opción de escoger a cada instante qué dirección tomar: ¿Este camino o aquel? ¿Hacia la libertad o la esclavitud? ¿El espíritu o los sentidos? ¿Compasión o dureza de corazón? Decide cuidadosamente qué rumbo quieres tomar. Y entonces avanza…, jubiloso.
La vida es justa
Baba Ji suele explicarnos que solo nos movemos por necesidad. Que todo en la vida es cuestión de necesidad. Según el diccionario de la lengua española, la necesidad es “el impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido”. También “la necesidad es aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir”. Si miramos lo que hemos priorizado en nuestra vida, así como los pasos importantes que hemos dado, seguramente veremos que han sido movidos por la necesidad.
A veces nos gustaría hacer cosas; desde cambiar de trabajo, casarnos, pedir la iniciación, etc. Queremos hacerlo, porque mentalmente entendemos que es bueno para nosotros, pero nos falta la fuerza, el empuje para llevarlo a cabo. Eso ocurre, tal como explica el maestro, porque todavía no nos mueve la necesidad. Cuando sintamos la necesidad, entonces desde nuestro interior saldrá un impulso irresistible que nos capacitará para llevarlo a cabo.
‘Necesitar’ es un verbo fuerte, poderoso. Cuando alguien quiere mucho algo dice que lo necesita, dice: necesito vivir esta experiencia o necesito hacer esto, y cuando esta palabra aparece, poco más hay que decir, porque una necesidad es importante, y sobre todo, una necesidad es imparable. Igualmente, puede ocurrir que algo que nos gustaría hacer no sea tan necesario ni apropiado como nos parece, sin embargo, si surge interiormente el impulso irresistible de llevarlo a cabo, será difícil reprimirlo.
Las necesidades se pueden clasificar en primarias, secundarias o espirituales en función de si satisfacen al cuerpo, a la mente o al espíritu. Las necesidades primarias están relacionadas con el cuerpo. Son imprescindibles para la supervivencia; son lo que llamamos necesidades vitales: alimentarse, dormir, beber agua, respirar, protegerse del frío y el calor… Cuando tenemos hambre sentimos un impulso irresistible que nos hace movilizarnos para conseguir comida. Pero el bienestar humano no consiste solamente en la mera supervivencia. Por eso, también sentimos las necesidades secundarias que están relacionadas con la mente. Su satisfacción aumenta nuestro bienestar personal: la necesidad de sentirse querido, la necesidad de pertenencia, de relacionarse, de crear, de comunicarse…
La necesidad espiritual es inherente al ser humano. Se puede manifestar de formas diferentes: algunos sienten alto y claro la llamada del espíritu en su interior e irremediablemente tienen que seguirla; en otros, esa llamada latente se disfraza de vacío interior, un vacío que se intenta llenar de muchas maneras: buscando el éxito, la riqueza, la fama, formando familia, ayudando a los demás… Puede llevar tiempo reconocer que ese vacío no se llena con nada de este mundo y que solo se alivia cuando miramos hacia nuestro interior. Cada uno tiene su momento y su forma de vivir la espiritualidad. Pero lo que sí está claro es que solo cuando el ser humano escucha y atiende a esa necesidad puede desarrollarse plenamente.
Una vez definidos los tipos de necesidades que como seres humanos tenemos, ahora podemos empezar a profundizar en ellos desde la perspectiva de Sant Mat. Y Maharaj Charan Singh, en relación con las necesidades primarias solía explicar en sus satsangs que necesitamos alimento, descanso, ropa y un techo donde cobijarnos, pero añadía que solo podemos dormir en una cama, vivir en una casa y ponernos un conjunto de ropa a la vez. Hay una gran diferencia entre una necesidad, una apetencia y un capricho. Las necesidades son imprescindibles, los caprichos, las apetencias son optativos y cuando algo es optativo significa que se puede escoger. Precisamente estamos dotados con la capacidad de discernir para poder tomar decisiones y escoger en consecuencia.
Nos corresponde revisar nuestra escala de necesidades y el concepto que tenemos de esa palabra. Más allá de lo que está escrito, cada uno tiene su propia idea, y ante la pregunta: ¿es necesario ‘esto’ o ‘aquello’?, dos personas pueden tener respuestas distintas. Conocer la diferencia entre necesario e innecesario es el primer paso. Por supuesto, lo que es necesario tiene prioridad. Esto no significa que tengamos que excluir de nuestra vida todo lo innecesario, solo significa que tenemos que valorar si nos lo podemos permitir, y en el caso de que sea así, decidir si estamos dispuestos a pagar el precio por esa determinada cosa o acción. Si conseguirla, implica hipotecar nuestra vida actual o la siguiente, si crea un karma nuevo o nos desorienta de nuestra finalidad en la vida, entonces no podemos permitírnosla o no deberíamos permitírnosla.
Nadie puede negar las necesidades primarias, no es algo cuestionable, pero por poner un ejemplo, no es lo mismo hablar de hambre que hablar de comida. Evidentemente es necesario satisfacer el hambre, pero hay muchas maneras de hacerlo. En torno a la comida hay un mundo de posibilidades. Diversos tipos de alimentos, maneras de prepararlos, ingredientes locales, ingredientes selectos, así como restaurantes y lugares donde comer… Está claro que hay que alimentarse, pero si la decisión es comerse un bistec de ternera, la decisión nos saldrá demasiado cara para poder asumirla. El precio que pagaremos a nivel kármico es demasiado alto. En este contexto, a la pregunta: ¿Por qué el vegetarianismo es una necesidad y por qué está mal comer carne si no hemos matado nosotros al animal?, en la Guía del buscador leemos:
Las enseñanzas explican que, así como no tenemos el poder de dar la vida, tampoco tenemos el derecho a quitarla. Se nos aconseja no matar o ser la causa para matar, directa o indirectamente, para evitar aumentar nuestra carga de karmas. Sant Mat nos aconseja vivir en base a una dieta lactovegetariana, ya que comer alimentos no vegetarianos nos involucra en la violencia de matar y aumenta nuestros karmas.
El precio por comer animales es demasiado alto. Si lo que queremos es comernos un estofado de lentejas, entonces estamos partiendo de una base más asumible para nosotros, y tenemos un abanico de posibilidades para escoger, desde la más sencilla hasta la más caprichosa. Podemos escoger preparar esas lentejas en casa con productos básicos, optar por una receta más elaborada con ingredientes selectos. Podemos escoger tomárnoslo en el bar de la esquina o en el restaurante más exclusivo de la zona… Somos libres de vivir tan sencilla o caprichosamente como nos apetezca, siempre que tengamos presente lo que es importante para nosotros y si podemos asumir el precio.
No tan relacionado con el alimento, pero sí con lo que tomamos, está el tema de las sustancias intoxicantes, que como la propia palabra indica, no son recomendables para el cuerpo: ¡intoxican! Son sustancias que generan adicción, crean una falsa necesidad. Sant Mat insiste en la necesidad de no consumir este tipo de sustancias: no consumir bebidas alcohólicas ni drogas que alteran la mente incluido el tabaco y los cigarrillos electrónicos y todos los productos cannabinoides como el CBD según el libro Sant Mat esencial, donde también podemos leer:
Bajo la influencia de las drogas y el alcohol perdemos el sentido común y realizamos acciones sin sentido, que pueden ser desastrosas para nosotros y para los demás. Una vez más, estas sustancias pueden perjudicar significativamente nuestra capacidad de aquietar y enfocar la mente.
La necesidad de tener un techo donde cobijarnos también es un mundo: una cueva o una barraca de cuatro paredes satisfacen esta necesidad. Un chalé de tres plantas al lado del mar o un palacio también satisfacen esta necesidad. A nosotros nos corresponde valorarlo.
En cuanto a las necesidades secundarias, somos seres sociales, nos relacionamos, necesitamos hacerlo. Interactuamos los unos con los otros y con el medio en el que vivimos. Nos comunicamos, tenemos inquietudes intelectuales que satisfacer y es bueno que nos ocupemos de estas necesidades teniendo siempre presente dónde estamos y adónde vamos.
Desde esta perspectiva, Sant Mat habla de la necesidad de llevar una vida moral. Que nos relacionemos, que nos cultivemos, que tengamos proyectos y todo lo que creamos conveniente, pero sin perjudicar a nadie. En el libro Así habló el maestro leemos:
Una vida moral buena y sencilla no es suficiente para devolverte al Padre. Es fundamental para llevar una vida espiritual, pero esta es algo distinto de seguir una vida moral.
Vivir de forma honesta, al igual que alimentarse sin matar animales y no tomar sustancias intoxicantes son requisitos imprescindibles, pero en sí mismos no conforman la vida espiritual. La vida espiritual tiene que contemplar inevitablemente la relación con el espíritu. En el libro Sant Mat esencial leemos:
Vive tu propia vida. Mientras estos cuatro principios –la dieta vegetariana, no tomar alcohol y drogas, vivir una vida moral limpia y practicar la meditación diaria– se cumplan, los discípulos de todo el mundo viven, se visten y hacen lo que desean. El maestro no tiene nada en contra del canto, la danza, la vida familiar, la moda, los deportes, el trabajo y los negocios, la caridad, las vacaciones, la música rock, el estudio y la investigación, ir al cine o pertenecer a una religión. Solo nos pide que tengamos en cuenta el objetivo primordial de la vida humana para que nunca comprometamos nuestros principios y jamás descuidemos nuestra meditación diaria.
Y en la Guía del buscador también leemos:
¿Podemos ser ambiciosos y seguir siendo espirituales? Estar en un sendero espiritual no significa renunciar al mundo. Vivir el modo de vida de Sant Mat es disfrutar de cada aspecto del trabajo, ocio, familia y amigos mientras nos mantenemos dentro de los parámetros de los votos.
Es nuestra responsabilidad velar por nuestro bienestar físico y emocional y hacerlo de la manera que creamos más conveniente. La cita anterior nos lleva a reflexionar sobre la mejor manera de velar por nosotros, dando prioridad al aspecto espiritual. Podemos hacer todo lo que nos apetezca y creamos importante para nuestro bienestar, pero siempre poniendo por delante el aspecto espiritual.
La idea básica es que mientras vivimos una vida normal, debemos minimizar el daño que nos hacemos a nosotros mismos y a los demás, y al mismo tiempo crear una base sólida, que es necesaria para desarrollarnos plenamente como seres espirituales. Maharaj Charan Singh, hace la siguiente reflexión en Luz divina:
Uno puede aumentar los deseos tanto como quiera, y también puede reducirlos a un mínimo. La persona más rica es la que no tiene deseos.
La espiritualidad es un bien de primera necesidad. Ciertamente para poder vivir, primero hay que ser capaz de sobrevivir. Tener cubiertas nuestras necesidades básicas nos garantiza la supervivencia. Pero la vida, entendida en toda su plenitud, solo se puede vivir cuando satisfacemos nuestras necesidades primarias y secundarias teniendo siempre presente nuestra necesidad espiritual. Porque el objetivo de la práctica espiritual es alcanzar el potencial más elevado del ser humano, fusionando nuestra conciencia con la energía creativa o poder divino que está presente en todo ser humano y en todo el cosmos. ¡Es aquí donde tenemos que mirar todo el tiempo! ¡Es aquí donde tenemos que acabar llegando! Cuando ponemos por delante este objetivo, cuando ponemos por delante nuestra necesidad espiritual podemos estar seguros de que nuestro cuerpo y nuestra mente estarán bien atendidos.
Recordemos que una necesidad es aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir. Esto también se aplica al ámbito espiritual. El camino espiritual es solo para aquellos que sienten la necesidad irremediable de seguirlo, que no pueden prescindir de él, que no pueden resistirse.
Desde el punto de vista de Sant Mat las necesidades básicas en el ámbito espiritual son: la necesidad de un maestro vivo, la necesidad de meditar, y la necesidad de satsang y seva.
En cuanto al maestro vivo, en el libro Así habló el maestro, leemos:
¿Cuándo es preciso un maestro? Siempre necesitamos un maestro vivo, y ¿por qué necesitamos un maestro? Porque Dios no está a nuestro nivel y el maestro sí lo está. Alguien que esté a nuestro nivel puede guiarnos en el camino de regreso al nivel del Señor. Los maestros del pasado fueron grandes en su propia época. Pero regresaron al Padre y se han convertido en el Padre. Así que si acudimos a ellos para que nos ayuden es lo mismo que pretender contactar directamente con el Señor, porque están al nivel del Señor, no al nuestro. El único que puede auxiliarnos es el que está a nuestro propio nivel. Por esta razón siempre hay necesidad de un maestro vivo.
El gran problema de la espiritualidad es que es inmaterial. Que no se ve a simple vista y por ese motivo se cuestiona. Un maestro que todavía esté en el cuerpo es indiscutible. Es tangible, es inspirador y se puede seguir su ejemplo. Llegado el momento, el discípulo siente una atracción irremediable por su maestro, y el deseo de pedir la iniciación y meditar se convierte en necesidad.
La meditación es la práctica espiritual por excelencia. Baba Ji suele comparar a menudo la práctica de la meditación con el comer: cada día puntualmente sentimos la necesidad de alimentar el cuerpo; la meditación es el alimento del alma y también hay que nutrirla puntualmente, cada día. La meditación es el camino hacia Dios. La necesidad más grande de todas es conectar con el espíritu, reconocer por nosotros mismos la divinidad que hay en nuestro interior, y eso se consigue a través de la meditación. Rumi, en el libro Jalal al-Din Rumi, expresa bellamente cómo la necesidad de Dios atendida con la meditación nos lleva a la unión:
Estar separado de Dios es como un pozo. Recordarle como la cuerda. Vuélvete silencioso, y en el silencio dirígete hacia la no existencia, y cuando seas no existente, serás todo alabanza.