Incondicionales a su voluntad
Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios;
tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.
Salmos 143:10
Los santos nunca vienen a este mundo para hacer de él un cielo o un paraíso. Solo vienen a sacarnos de este lugar de adversidad, a liberarnos de este lugar de lo bueno y lo malo, que está lleno de altibajos, de ricos y pobres, y cosas por el estilo. La única finalidad de su venida es llevarnos de regreso con el Señor.
Si nos propusiéramos resolver nuestros problemas en el mundo, jamás lo conseguiríamos. Sin embargo, los santos nos ofrecen un método de meditación con el que podemos remontar esos problemas. Si quisiéramos arrancar todas las espinas del mundo, no lo conseguiríamos. Pero calzando unas resistentes botas, esas espinas no nos lastimarán los pies. Los santos nos arman con la meditación (las botas resistentes), así que no nos inquietarán los altibajos de la vida. Alcanzamos ese estado, ese nivel, en el que las situaciones mundanas no nos hacen felices ni desdichados.
La verdadera felicidad solo podremos tenerla cuando nos unamos nuevamente con el Señor. Por tanto, mientras estamos en este mundo hemos de amoldarnos a los vaivenes de la vida. Unas veces somos ricos, otras pobres. Ahora somos felices, después nos sentimos desgraciados. Pero no debemos perder el equilibrio. Mantengamos continuamente nuestros pensamientos en la meditación. Por eso los santos nos aconsejan que permanezcamos en su voluntad.
¿Cuál es su voluntad? Que aceptemos los karmas de buen grado, manteniendo nuestra atención en la meditación. Eso es vivir en su voluntad. ¿Por qué es tan importante permanecer en su voluntad? Si debido a nuestros karmas buenos, nos entregamos a los placeres sensuales y a las ambiciones mundanas, nos olvidaremos del Señor. Si por causa de nuestras adversidades, de nuestros malos karmas, nos inquietamos, lloramos, gritamos y nos quejamos de nuestros males, en este caso también nuestros pensamientos se dispersan por el mundo, y así nunca podremos meditar. Entonces, ¿cuándo vamos a meditar, si lo bueno y lo malo estarán siempre aquí mientras vivamos en este cuerpo? De ahí que los santos nos aconsejen que mantengamos constantemente nuestra atención en el Señor, tanto si estamos cosechando los frutos de los karmas buenos, como si nos hallamos sufriendo los resultados de los karmas malos. Tenemos que permanecer en su voluntad. Tenemos que entregarnos incondicionalmente a su voluntad.
Sea cual sea nuestro karma de destino, bueno o malo, hemos de pasar por él. Pero puedo asegurar que por medio de la meditación nuestra voluntad se fortalece tanto, que los karmas buenos y malos no nos afectan. Nos elevamos por encima de los efectos de los karmas buenos y malos, y gozosa y fácilmente saldamos todas esas deudas kármicas con la ayuda de la meditación. Y a veces el Señor, por su amor y con su gracia, nos ayuda a reducir esta carga de karmas, o más bien a despejar nuestros karmas sin tenerlos en cuenta. Así que no perdamos nuestra calma cuando hemos de afrontar adversidades, cuando tenemos que soportar las consecuencias de nuestros karmas malos. Por el contrario, este es el momento en que debemos dedicar más tiempo a la meditación. Conviene que destinemos más tiempo a la devoción, a nuestros ejercicios espirituales, para que se disipen los efectos de esos karmas y estemos de nuevo en pie. M. Charan Singh. Spiritual Perspectives, vol. III