Estoy agradecido
Poco importa si físicamente estoy distanciado;
mi maestro nunca está lejos de mi corazón.
Puede haberse ido a vivir a miles de millas
de distancia; siempre lo encuentro presente
en mi corazón.
Sultán Bahu, bait 1
¡Qué buena suerte si tenemos la posibilidad de ver al maestro y estar en su compañía! Pero lo más importante es llevarlo en nuestro corazón: recordarlo constantemente, no olvidarlo nunca y agradecerle con cada fibra de nuestro ser que haya entrado en nuestras vidas.
Como iniciados, hemos sido elegidos por el Señor para volver a casa en compañía del maestro, a quien ha enviado en su forma física para ponernos en contacto con su forma espiritual Shabad. Si reflexionamos sobre esto, parece casi inconcebible. Y, sin embargo, eso es lo que ha ocurrido. Tenemos un maestro, que nos ama más de lo que podemos imaginar y que ha venido a salvarnos. En el libro Muere para vivir leemos:
Lo debemos todo a la inconmensurable gracia del maestro. Él derrama sus bendiciones sobre nosotros uniéndonos con el Shabad y el Nam, alejando todas nuestras dudas y sacándonos de este laberinto de ilusión. Es nuestro maestro el que nos coloca en el sendero correcto y despierta nuestra mente mediante el amor y la devoción al Señor. Bendecidos con su gracia infinita, a través de la meditación, buscamos la puerta, la encontramos y le llamamos mediante la meditación.
El maestro lo es todo para nosotros. Él es el alfa y el omega de nuestra vida. El principio y el fin. Por lo tanto, si queremos aprovechar esta bendición enormemente significativa y ser capaces de concentrarnos en nuestra meditación, que es nuestro principal objetivo en la vida, tenemos que mantener al maestro en nuestro corazón. Tenemos que seguir recordándolo. El simran –la repetición de los cinco nombres sagrados impartidos en el momento de la iniciación– es, por supuesto, la forma recomendada de recordar al maestro, porque el simran es el recuerdo del maestro. Si hacemos el simran, recordamos al que nos lo dio. Nosotros pertenecemos al maestro y él nos pertenece a nosotros. Pensar en él, recordar el tiempo que pasamos con él cuando lo hemos visto en Dera u otro lugar, hablarle con nuestro simran es “practicar la presencia del maestro” y la manera de mantenerle en nuestro corazón. Maharaj Charan Singh dice en el libro En busca de la luz:
El maestro está siempre contigo para ayudarte y guiarte en todo momento. Simplemente vuélvete hacia él y sé consciente de su constante presencia.
El maestro está constantemente con nosotros. No solo lo está cuando lo vemos físicamente sino siempre. Nuestro maestro personal, el maestro que nos pertenece y al que pertenecemos ha estado con nosotros siempre, aquí en el centro de los ojos, desde que se hizo cargo de nuestras vidas. Él ha estado aquí, esperando que nos volviéramos a nuestro interior, porque el verdadero maestro es el Shabad –el Espíritu Santo, el poder de Dios que es sonido y luz dentro de cada ser vivo–. Por lo tanto, como dice Hazur, solo hay que volverse hacia él y ser conscientes de su constante presencia.
Consideremos cómo podemos imbuirnos de su presencia, tenerle cerca más allá de las dos horas y media de meditación que ya forman parte de nuestra vida diaria. Teniendo en cuenta las palabras de los maestros, podemos practicar la presencia del maestro centrándonos en las cosas positivas de nuestra vida.
Hay una bonita historia sobre el Mulá Nasrudín contada por Idries Shah, un maestro sufí del siglo XX. Mulá Nasrudín, es una figura sufí satírica, que se cree que vivió durante la Edad Media, alrededor del siglo XIII.
En la historia, Mulá Nasrudín se cruza con un viajero que está sentado a un lado del camino portando una bolsa con sus pertenencias. Nasrudín lo observa y se da cuenta de que tiene un aspecto muy miserable. Se detiene y le pregunta cuál es su problema, y el hombre le dice: “No hay nada de interés en la vida, hermano. Tengo suficiente capital para no trabajar, y viajo solo para buscar algo más interesante que la vida que tengo en casa, pero hasta ahora no lo he encontrado”.
Al oír estas palabras, Nasrudín cogió la bolsa del viajero y salió corriendo con ella, perseguido por el viajero. Como Nasrudín conocía la zona, fue capaz de superar al viajero que corría detrás de él. Corrió por los campos y los bosques y, finalmente, volvió al camino, donde colocó la bolsa en el suelo y se escondió. Cuando el viajero encontró por fin su bolsa robada, gritó de alegría y corrió hacia ella. Y así termina la historia.
En otras palabras, el hombre no se dio cuenta del valor de lo que tenía hasta que casi lo perdió. ¿Apreciamos lo que tenemos? ¿Tenemos que llegar a perderlo para darnos cuenta de su valor? El contento y la paz mental son regalos por seguir el camino y enfocarnos en la generosidad del maestro. Pero la satisfacción y la paz mental pueden desaparecer en un instante si nos centramos en las carencias de nuestra vida en lugar de en la abundancia. Y si nos centramos en las carencias, no estamos recordando a nuestro maestro.
Si miramos a nuestro alrededor y comparamos nuestra vida con las de otros, podemos ver muchas cosas que ellos tienen y que nosotros no tenemos: casas más grandes y bonitas, coches más lujosos, aparentemente podemos pensar que son más felices que nosotros o que sus hijos están mejor educados que los nuestros, etc. Cuando nos centramos en lo que no tenemos, puede aparecer el deseo de adquirir o tener lo que otros tienen.
En esos momentos, haríamos bien en recordar las palabras: “Más posesiones más poseídos”. Vivir una vida sencilla con pocas posesiones puede ser muy liberador. Cada vez que perdemos ese contento y tranquilidad, cada vez que olvidamos la generosidad del maestro, tenemos que hacer un esfuerzo consciente para centrarnos en todo lo bueno que tenemos en nuestra vida. Hacer una lista de agradecimiento puede ser muy revelador. Cuando hacemos nuestra lista de gratitud, vemos cómo nos cuida el maestro y todo lo que está haciendo por nosotros, y lo valoramos en nuestro corazón.
Así que a continuación se detalla una pequeña lista de gratitud, con seis afirmaciones a las que le siguen algunas reflexiones, que podría escribirla cualquier seguidor del sendero: basta con que sea sincero y agradecido. Está expresada en primera persona:
1. Estoy agradecido por este valioso cuerpo humano, porque solo en la forma humana puedo conocer a un maestro, aprender de él cómo meditar, quemar los karmas que me mantienen atado a esta creación física, y alcanzar la realización de Dios.
Maharaj Charan Singh dice en el libro Luz divina:
Lo único que no se puede alcanzar en ninguna otra forma de vida es la realización de Dios. Este privilegio y capacidad se le ha dado exclusivamente a la especie humana. Una vez que dejamos pasar esta oportunidad, no se sabe cuándo volveremos a tenerla o si la tendremos.
Y más adelante dice también:
El cuerpo humano es un regalo inestimable. Lo hemos obtenido por la gracia del Señor. Viviendo en él, debemos practicar la devoción al Nombre para liquidar todas nuestras deudas kármicas.
Así que estoy agradecido por tener un cuerpo humano en el que he podido conocer a mi maestro, y practicar la meditación en el Surat Shabad Yoga bajo su guía para volver a mi hogar verdadero. Y porque estoy agradecido, dedico mi vida a este objetivo, haciendo que sea mi prioridad y el eje sobre el que giren el resto de las tareas que desempeño. ¡Gracias, maestro!
2. También estoy agradecido porque esta existencia humana, ‘esta llamada vida’, nunca ha sido suficiente para mí, hasta el punto de que mi insatisfacción me ha llevado a buscar algo mejor, no en las cosas materiales, sino en las espirituales. Te agradezco ese anhelo disfrazado en forma de insatisfacción que me ha impulsado a buscarte.
Maharaj Sawan Singh dice en el libro El amanecer de la luz:
Realmente son afortunadas aquellas personas que se han dado cuenta de la inutilidad de este mundo con sus seductoras fascinaciones, y tienen el anhelo de alcanzar al Padre, y el hambre y la sed de la rectitud, que es la verdadera riqueza por adquirir.
Muchos de los que seguimos este camino llegamos a él por sentirnos inadaptados en el mundo e intuir que tiene que haber algo más significativo en lo que centrar nuestra vida. Ese sentimiento de vacío o soledad que tratamos de llenar con cosas materiales es el hambre del alma por su fuente, y las cosas de este mundo nunca podrán satisfacerla.
Maharaj Charan Singh dice en el libro Luz divina que esa soledad que sentimos “… es el resultado de la sed del alma por su Señor, y debe ser bienvenida. Si se emplea correctamente, guiará nuestros pasos hacia el palacio del Señor”.
3. Así que después de agradecerte que me hayas motivado a buscarte, mi siguiente declaración de gratitud es: Estoy agradecido porque mi maestro me ha encontrado y me ha puesto en el sendero.
En el libro En busca de la luz leemos:
Si empleamos correctamente ese sentimiento de vacío, buscando la espiritualidad, él conducirá nuestros pasos al palacio del Señor, y el primer paso es el encuentro con el maestro.
También el Dr. Julian Johnson escribe en el libro El sendero de los maestros:
Si estás buscando al maestro, él se está acercando a ti y debes encontrarlo. Solo es cuestión de prepararse para ese gran acontecimiento.
Efectivamente, nuestro maestro nos ha encontrado. El maestro es el camino y el camino es el maestro. Sin el maestro no hay manera de volver a casa. Maharaj Sawan Singh dice en el libro Philosophy of the Masters, vol. V:
Aquel que ha realizado al Ser verdadero es un maestro verdadero o gurú (…) Tiene el poder de llevar a otros a la región más elevada. Solo permaneciendo en la compañía de tales santos podemos ser redimidos.
“Solo permaneciendo en la compañía de tales santos podemos ser redimidos”. En otras palabras, debemos tener un maestro para seguir este camino. Y tiene que ser un maestro verdadero que haya alcanzado la realización de Dios en esta misma vida. Solo él tiene el poder de llevarnos hasta el final.
4. Y como estoy agradecido de estar en compañía de tal maestro, la siguiente declaración de gratitud es lógicamente: Estoy agradecido por haber recibido la iniciación de mi maestro.
Maharaj Charan Singh dice en Luz sobre San Juan:
Cuando un místico nos inicia en un nuevo nacimiento, nos da la técnica de retirar nuestra corriente del alma al centro del ojo, donde podemos oír el Espíritu o el sonido, y ver la luz. Es por medio del sonido y la luz que viajamos en el camino espiritual de regreso a la casa del Padre. Así que el día de nuestra iniciación en el camino espiritual es el comienzo del proceso de crecimiento espiritual.
La iniciación significa el comienzo de una nueva vida, marca un punto de inflexión tras una larga búsqueda. Ahora, empezamos a alejarnos del mundo, a cortar definitivamente las cadenas que nos atan repetidamente al ciclo de nacer y morir y nos dirigimos al interior con la guía del maestro para alcanzar la libertad eterna. Así que estoy agradecido por mi iniciación porque ahora estoy en mi camino a casa.
Pero no nos quedemos solo con las palabras, que son muy fáciles de pronunciar, y vayamos al compromiso y a la muestra del verdadero agradecimiento: Si estoy agradecido por mi iniciación, tengo que poner en práctica lo que me han dicho. Tengo que meditar. Conozco la técnica, es simple, solo tengo que sentarme, cerrar los ojos y repetir las palabras una y otra vez. Y puedo meditar cómodamente porque mi maestro me ha dado unas condiciones de vida y un entorno en el que es posible meditar.
5. Asimismo estoy agradecido por las condiciones de vida que mi maestro me ha dado y que me permiten meditar con comodidad. Solo tengo que dejar de justificarme con excusas y hacer un esfuerzo decidido, pues mi maestro se ha asegurado de que tenga un ambiente favorable.
Siguiendo con la lista de gratitud, no me olvido de expresar mi agradecimiento por poder asistir a satsang. Hablando de satsang, el maestro Charan Singh en un discurso dado en Londres, Inglaterra, en 1967, dijo:
El satsang es una escuela donde se imparten lecciones prácticas de espiritualidad. Es un taller donde se enderezan los enredos de la mente con el constante martilleo de los discursos. El satsang es un seguro para la gracia interna derramada por el maestro. El satsang es un cercado para proteger la cosecha del bhajan y simran…
Baba Ji ha expresado que las reuniones que tenemos en nuestros países son como un grupo de apoyo. Fuera en el mundo es demasiado fácil olvidar cuál es nuestra verdadera meta, así que vamos a escuchar los satsangs o discursos para recordárnosla. Sin embargo, el único satsang real es el que escuchamos cuando el maestro da un discurso, porque habla desde la experiencia. Aun así, los discursos que escuchamos en nuestros sangats locales proporcionan ese cerco alrededor del cultivo de la meditación, y por tanto, siempre podemos recordar las palabras de los maestros y escuchar unas enseñanzas espirituales que nos ayudan y que se graban en nuestra mente durante días.
6. Así que estoy muy agradecido de poder asistir a satsang.
Y en los lugares donde es posible tener un centro de satsang, un centro de la ciencia del alma, también debemos estar agradecidos porque podemos asistir y sentirnos como si estuviéramos en Dera.
Los maestros han dicho que Dera no es un edificio hecho de ladrillos y cemento. Dera es un ambiente espiritual, una atmósfera de devoción. Así que en esos centros se desarrolla la misma atmósfera, porque todos los que acuden van a satsang y además pueden realizar seva para sentirse cerca del maestro. Todos tienen al maestro como su foco. Todos hacen simran mientras trabajan en armonía. Es más, todos los que están allí anhelan que el maestro venga en su forma física: lo esperan siempre. De esta manera, el seva es algo vivo en nuestra vida común y contribuye a crear la misma atmósfera de amor y devoción que se respira en Dera.
La atmósfera física es muy importante y valiosa: es la forma de proteger la atmósfera interior. Una muestra de esta afirmación es la respuesta que se recoge en el libro Muere para vivir cuando le preguntan a Hazur Maharaj Ji sobre qué hacer al volver a la rutina de nuestra vida diaria tras una estancia en Dera.
Y su invariable consejo es:
Vive en esta atmósfera que has construido dentro de ti. Esa lucha con la mente está siempre presente en todos. Y debemos luchar. Debemos tener la valentía de luchar para tratar de mantener esa atmósfera en la que tenemos que vivir. Debemos construir esa atmósfera de amor y devoción y vivir en ella. Tenemos que luchar para vivir en ese ambiente. No es fácil. Es difícil, lo sé.
Así que Hazur Maharaj Ji está diciendo que el beneficio de estar en Dera es aprender a construir una atmósfera de amor y devoción a nuestro alrededor que nos ayude a ir al interior, y que cuando volvemos a casa tenemos que luchar para mantenerla. Esa es la belleza de tener un sangat del maestro (un centro de satsang) dondequiera que vivamos. Está ahí para que vayamos a recargar siempre esa atmósfera de amor y devoción al maestro.
¡Somos muy afortunados! ¡Recordar lo afortunados que somos y que esa bendición viene directamente del maestro nos mantiene centrados en el logro de nuestra meta espiritual!