Noble herencia
Tendremos que renunciar a nuestro cuerpo físico, a nuestra envoltura astral y también a nuestro cuerpo causal. Cuando esto ocurra, ¿cuál será entonces el valor del mundo, de sus relaciones y de sus placeres?
M. Sawan Singh. Joyas espirituales
“Todos los seres humanos nacen con una herencia que supera los más fabulosos sueños que su fantasía pueda imaginar”, afirma el Dr. Johnson en el libro El sendero de los maestros. El ser humano posee la capacidad de realizar a Dios, sea o no consciente de ella, y esta es la herencia divina a la que se refiere. El problema es que no somos conscientes de este hecho. Más adelante, explica la sombría realidad de nuestras vidas sin la iluminación:
Los maestros comparan algunas veces al alma con una hermosa reina que vaga lejos de su palacio, cuya mente se nubla, se despoja de sus atavíos reales, se viste de harapos y busca la compañía de lo más bajo de lo bajo. Esta es la imagen correcta de la situación con respecto a todas las almas, excepto aquellas que han sido iluminadas por el contacto con un maestro.
Los que han conocido a un maestro y se han iluminado conocen la verdad de lo que son: la realeza. Pero todas las demás almas de la creación ignoran su origen, y a ellas se refiere en el siguiente texto:
Todas han descendido de su hogar original en el reino de la luz. Son hijas del Rey de Reyes, pero han perdido todo conocimiento de su origen y de su noble herencia. La oscuridad de sus mentes ha aumentado, sus percepciones se han apagado y ahora no tienen la menor idea de sus innatos poderes y posibilidades. Al deambular en esta baja región de maya durante edades, arrastran una miserable existencia rodeadas de suciedad y oscuridad.
Un alma no iluminada –descrita por el Dr. Johnson como: “mayormente materia, débilmente mente e imperceptiblemente alma”–, vive en este mundo rodeada de suciedad y oscuridad. ¿Suciedad y oscuridad? ¿No es esto una exageración? ¿No hay belleza en este mundo? ¿No hay alegría en este mundo? ¿No nos divertimos aquí? Sí, pero no en comparación con las regiones espirituales interiores. En el libro, Con un Gran Maestro en la India, el Dr. Johnson cuenta una historia sobre su maestro, M. Sawan Singh Ji:
Un día el maestro parecía un poco triste, y yo le pregunté si no se sentía bien. Él dijo que estaba muy bien. Y luego se puso a hablar de las regiones superiores, y de cómo al alma le disgustaba mucho regresar aquí abajo a ponerse mugrientos harapos, cuando estaba acostumbrada a llevar las ropas más finas en los palacios del reino del Padre. Dijo: “Es duro permanecer aquí en el cuerpo”. (…) La misma atmósfera parece envenenada y muy oscura en comparación con las hermosas tierras de arriba. Así que incluso para el abnegado maestro resulta difícil permanecer lejos de casa y vivir en este bajo país de sombra y suciedad. Únicamente le retiene aquí su gran amor a las almas humanas, que tanto necesitan de su ayuda. Pero hay una gran compensación, que él tiene incluso ahora. Él puede visitar diariamente esas espléndidas mansiones de arriba (…) El gozo de eso le sostiene luego a lo largo de todo su arduo trabajo de aquí. Sabe que es solo cuestión de tiempo el terminar su servicio aquí, y tomar luego posesión de su residencia permanente de allí.
El maestro experimenta la oscuridad de este mundo cuando permanece en el cuerpo, pero cuando se eleva hacia el interior, experimenta la verdadera alegría y la dicha de las regiones interiores. Nosotros, igualmente, si meditamos también podemos tener esta experiencia. Entonces comprenderemos que cuando nos resistimos a seguir las enseñanzas del maestro, estamos perdiendo la rara oportunidad de sumergirnos en la alegría y la dicha puras. La felicidad que sentimos aquí no es nada. Si recordamos el momento más feliz que hayamos experimentado en nuestra vida, creamos verdaderamente que es una fracción de una fracción de una fracción de la felicidad que sentiremos en la primera región espiritual; ¿podemos imaginar la dicha cuando volvamos a sach khand, a la quinta región?
El hecho es que no podemos imaginar ese nivel de alegría. ¡No hay que imaginarlo, hay que experimentarlo! Todo depende de que seamos capaces de aquietar la mente, hasta el punto de que permanezca firme, tranquila, pacífica, positiva en todo momento, porque entonces nuestro maestro Shabad interior penetrará en nuestra mente con su luz. Esta luz cortará la resistencia de la mente y la llenará de luz hasta que se absorba en el amor. El Gran Maestro nos aconseja en el libro Joyas espirituales:
Nuestros corazones deben estar llenos de amor al maestro a todas horas, y nuestra mente debería estar tan serena que no se afectara incluso si se le concediera el reino del mundo, ni tampoco si se le arrebatara. Cuando la mente haya llegado a tal estado, el maestro penetrará en ella con su verdadera luz.
Nuestro amor por el maestro nos lleva hacia arriba, nuestra indulgencia con las pasiones nos lleva hacia abajo. ¿En qué dirección queremos ir? La respuesta a esa pregunta nos guiará para tomar las acciones necesarias para lograr nuestro objetivo de unirnos con el Creador.