Tu fragancia perdura en mí
Concédeme, oh Dios de dioses,
la compañía del santo,
el sabor de sus discursos
y el amor por él.
Un regalo más te imploro:
la gema de la devoción
que satisface todos los deseos.
Y que a los mundanos y pecadores, ni los vea.¿Con qué tipo de devoción
puedo alcanzar a mi Amado,
el Señor de mi vida?
Es en la compañía de los santos
donde el estado más elevado
se puede hacer realidad.
Sin la compañía de los santos,
el amor divino no puede brotar.
Y sin amor,
la devoción a ti es imposible.Tú eres el sándalo fragante;
yo soy una pobre planta de ricino,
pero vivo en tu vecindad.
De humilde arbusto
me he convertido en valioso árbol,
pues ahora tu fragancia perdura en mí.
Gurú Ravidas, la piedra filosofal